Me han pedido por email que acuse recibo de un texto crítico del delfín negro Juan Freddy Armando y aquí acuso. Y por la tardanza meo culpa.
Acuso recibo, todos los recibos recibidos. Por email y por Facebook.
El texto crítico del delfín negro Juan Freddy Armando está a la altura de la poesía y del poeta, exactamente a la misma altura del poeta y su poesía. Definitivamente a la altura de la poesía y del poeta
Casimente igual a la altura de los textos criticos que cometieron con anterioridad Plinio Chaín y José Mármol.
Congratulaciones.
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Me propongo aquí tratar sobre los versos de este bardo de la generación de post-guerra, ganador del Premio Nacional de Literatura 2010. Ensayista, cuentista, novelista, articulista, gestor cultural, pero sobre todo poeta. Caballero a carta cabal a la manera inglesa. Andar de pelotero retirado, habla tímida de obrero, ojos de buena gente y manos siempre prestas a dar la palmada estimulante al joven aspirante a escritor que se le acerque.
Cuando recién surge la “aurora de rosáceos dedos”(Homero) o “se fatiga la luz” (Borges) al declinar la tarde, marchan sus libras y amplia cintura, conducidas por sus piernas de viejo caminante en ejercicios de salud, pasa frente a mi casa y saluda desde la distancia.
Voz ronca, como si acabara de despertar de un sueño, y quizás sea así: de un sueño poético. Ojos negros y grandes. Nariz ancha y pequeña, adherida al rostro redondo como una media nuez. Labios carnosos, cuello breve, manos de cortos dedos. Piel de raza negra inglesa, dirían los tórtolos que llamamos cocolos que de las islas que vinieron como su padre jamaiquino trayendo el guavaverry, dumpling con bacalao, béisbol y el teatro danzante de los guloyas.
Mateo Constantino Morrison Fortunato nació el 14 de abril del “año de gracia” (Ezra Pound) 47 del siglo XX. Hijo de Efigenia, una sencilla mujer dominicana que amaba nuestro folclor, y Herbert Cleveland, un viejo profesor de inglés y francés que daba clases –narraTony Raful- en el mismo patio donde Mateo tomaba y repartía el maná de la poesía universal y nacional con otros futuros vates.
Nació en Villa Duarte (antiguo Ensanche Pajarito, donde se fundó originalmente la ciudad de Santo Domingo, primada de América), al Este de la capital dominicana, y tres meses después, la familia se traslada a la casa número 19 de la calle Carretera Mella, kilometro 5 y medio, sector Cruz de Mendoza.
Morrison, “una idea cultural en constante movimiento’’ según José Mármol, ha dictado innumerables conferencias, ponencias en seminarios, talleres; y participado en encuentros literarios y coloquios, en su país y el extranjero. Ha escrito numerosos libros traducidos en parte a varias lenguas, que dansólido sustento a su personalidad literaria.
SEIS SEÑALES DISTINTIVAS DE SU POESÍA
Primera: Coloquial y sencilla. Basada en el hablar simple del hombre y la mujer del pueblo, cumple con el agudo aserto del intelectual francés André Maurois, cuando afirma que los grandes escritores “demuestran que con palabras de todo el mundo saben construir un estilo’’.
Segunda: Profunda y precisa. Son piezas exactas, estructuradas a la manera del profesional que trabaja pacientemente con bloques, cemento, arena, varillas, vigas y travesaños hasta darnos el hermoso edificio; el conjunto poético armonioso. Así va diseñando el poema, hasta lograr seducir al lector con su edificio verbal en versos cortos e ideas hondas.
Tercera: Comprometida ética y socialmente. Ha dicho Camilo José Cela que la buena literatura siempre está al servicio de algo que trascienda la palabra. Porque ella, per se no es válida sino como vehículo que conduce a la idea. Y esta sólo adquiere sentido cuando trasciende el mero hecho de producir placer comunicacional, la belleza de una historia o situación. La gran obra poética, con capacidad para permanecer por encima de lenguas, culturas y siglos únicamente puede lograrse cuando esos cuatro elementos -palabra, idea, belleza y creatividad- sirven como instrumentos para transformar valores, remover culpas o pasiones, sueños y propósitos en el sujeto receptáculo de la obra.
Así, en nuestro poeta siempre hay un norte ético, moral, una visión de la sociedad y sus luchas de clases, razas, por alcanzar conquistas para la humanidad. Muestra de ese modo lo que aprendió de Vallejo, Neruda, Whitman, Moreno Jimenes, Mir, Carmen Natalia Martínez, Mieses Burgos, Hérnández Franco y otros grandes que sin descuidar la excelsitud lírica fueron capaces de hacernos ver las espaldas física y espiritualmente desangradas de los pueblos expoliados por los aviesos hombres que los vilipendian y roban su presente y futuro; hacernos oír y sufrir, sin perder placer estético, las cadenas y cadenazos al esclavo, el hambre aleve o el disparo criminal por manos de la perfidia.
DEL METAFORISMO ESPAÑOL AL VERSO DRAMÁTICO ANGLOAMERICANO
Cuarta: De herencia inglesa y norteamericana. Acogiendo el teorema del genio Jorge Luis Borges de que “no nos debemos a una sola tradición; afortunadamente podemos aspirar a todas’’, nuestro vate rompe el esquema poético habitual en español, cuyo valor se mide en función de la cantidad y calidad de los tropos.
Dramático y estremecedor, hace acopio de la economía de palabras y fuerza expresiva en imágenes que vienen de la portentosa tradición inglesa que probablemente asimiló de su padre, quien puso en sus manos a Milton, Shelley, Byron, Coleridge, Blake, Donne, Keats.
El autor apuesta a los estupores que provoca el retrato descarnado y doloroso de una niña que expone su cuerpo a los disparos represivos -Amelia Ricart Calventi-, o esclavos cuya sangre corre en rojinegros cuajarones desde 1492 hasta nuestros días –Aniversario del Dolor- emulando también a los escritores norteamericanos cuya poesía, directa y descarnada, en muchos casos no contiene tropos o adornos retóricos, o apenas si los sugiere –Emily Dickinson, Edgar Lee Masters, Charles Bukowski, William Carlos Williams, Robert Frost, Allens Ginsberg-, porque su gran metáfora está en el estremecimiento de los crudos cuadros emocionales con que nos traslada casi en vivo al territorio mental de la ignominia o felicidad, únicas e imborrables, cuya vivencia nos transmiten sus versos.
TRATAMIENTO DE LA MUJER EN MORRISON
Quinta:Diversas visiones de la mujer. A)La expresión del amor romántico, sencillo y dulce, lindando con formas sentimentales,comedidas y un realismo sublime. B) Indignado ante la mujer golpeada por el machismo, transmite al lector su dolor y conmoción. C) Enfoque de un erotismo tan sobrio y apasionado al mismo tiempo que semeja un rito sagrado, de adoración espiritual y material. Penetra en esas excelsas imágenes e instantes en que la mujer es el templo donde el hombre ora con sus manos, reza con besos y eleva la plegaria del placer de cuerpos envueltos y revueltos subiendo a los montes del amor, adorando a esa diosa que es la mujer amada.
Sexta: Combina protesta y erotism oen una misma pieza. Realiza el experimento verbal de comunicar su inconformidad ante las injusticias mezclada con momentos de matiz erótico. Lo encontramos en su libro Dorothy Dandridge, sobre la destacadísima cantante y actriz norteamericana del mismo nombre, aludiendo a su atractiva belleza y al brutal racismo que sufrió. También en su reciente libro Tormenta de un silencio se notan esta y otras señales de estilo mencionadas.
Los invito a degustar la poesía de Mateo Morrison.
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