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viernes, 24 de marzo de 2023

Los argumentos del Chez Checo

Pedro Conde Stirla

24 marzo, 2023

Mukien Adriana Sang Ben ejerció su derecho, su insoslayable deber. Cuestionó el nombramiento de un oscuro personaje en la Academia Dominicana de la Historia. No cualquier oscuro. Un oscuro ilustrado que pretende ser escultor, un oscuro historiador. Un oscuro con una pátina de cultura, cultísimo si se quiere, pero igualmente oscuro. Mukien ni nadie cuestionan su nombramiento por ser escultor-historiador. Lo que se cuestiona es su tenebroso historial. Su condición oscúrica:

sábado, 13 de noviembre de 2021

Meditaciones morales (2 de 2)

Pedro Conde Sturla

12 noviembre, 2021

“Meditaciones morales” (el libro de la españolita como todos le decían porque era blanca y bonita), se convirtió en un best seller, un verdadero éxito de venta. Las numerosas ediciones se sucedían unas tras otras sin que el interés del público diera señales de desfallecer. No sólo los intelectuales, sino también los empleados públicos mostraban un interés inusitado. Era el libro de moda, el que nadie quería quedarse sin leer, el libro que todos compraban y todos llegaron a tener, el libro con el que muchos se paseaban orgullosamente bajo el brazo. El libro del que todos hablaban. De hecho, los comentarios y reseñas que aparecían en los periódicos ocupaban páginas y más páginas, y la radio también se hacía eco del fenómeno.

sábado, 6 de noviembre de 2021

Meditaciones morales (1)

Pedro Conde Sturla

5 noviembre, 2021


En aquellos años felices en que el país se convertía en la Meca de miles de refugiados, no sólo repuntó la economía, no fue sólo una época de progreso material sino también espiritual, cultural, intelectual, literario. Una verdadera especie de renacimiento. La literatura y las artes plásticas florecieron como nunca habían florecido en el país. Los poetas cantaban a Trujillo, las poetisas cantaban a Trujillo, los estudiantes dedicaban sus tesis a Trujillo. Todos querían a Trujillo. Todos se turnaban para mostrar su lealtad y su amor a Trujillo.

sábado, 30 de octubre de 2021

Los inmigrantes

Pedro Conde Sturla

29 octubre, 2021

Mis hermanas y yo —las hijas del conocido general Bonilla— no podíamos estar más contentas. El querido Jefe había vuelto a ocupar la presidencia de la República, que nunca debió abandonar, y permanecería en el cargo durante diez años inolvidables, entre 1942 y 1952. Hubiera podido retirarse después y disfrutar de su merecido reposo de guerrero, pero su sentido de responsabilidad y su amor a la patria iban más allá del deber cumplido, más allá de lo que nadie podía suponer. En consecuencia, para que el destino de la nación no volviera a torcer su rumbo, como lo había hecho tantas veces en nuestra historia, encauzó a su hermano Héctor por los senderos de la política y no descansó, no tuvo reposo hasta no verlo instalado, mediante elecciones libres, en la llamada silla de alfileres. La primera magistratura de la nación.

sábado, 21 de agosto de 2021

La rueda de la fortuna (1-4)

La rueda de la fortuna (1)

Pedro Conde Sturla

30 julio, 2021

La firma del tratado Trujillo-Hull se convirtió de la noche a la mañana —por órdenes de la bestia— en el hecho histórico más transcendente de la historia dominicana, con excepción, quizás, del día del nacimiento de la bestia, la llegada al poder de la bestia, el cumpleaños de la mamá de la bestia... La pluma, con la que había firmado, el 24 de septiembre de 1940, se convirtió o quiso ser convertida por el congreso en un símbolo patrio, y el Padre de la Patria Nueva y Benefactor de la patria se convirtió ademas en Restaurador de la Independencia Financiera.

La rueda de la fortuna (4 de 4)

Pedro Conde Sturla

20 agosto, 2021

Fermín Cabral y el coronel Veras Fernández pasarían unas semanas amargas en chirola, unas inesperadas vacaciones carcelarias, sin sospechar siquiera el motivo por el que habían sido agraciados con tan ingrata distinción. Sólo sabían, en principio, que sobre ellos pendían “graves acusaciones”. Pero por más que se devanaban la sesera no recordaban haber cometido en el ejercicio de sus funciones ninguna falta que justificara el trato, las múltiples desconsideraciones que habían recibido. Nada, absolutamente nada los hacia acreedores a tan indigna y bochornosa retribución. La naturaleza de las gravísimas acusaciones saldría muy pronto a relucir y no parecía, por desgracia, que fueran a ser desestimadas.

sábado, 14 de agosto de 2021

La rueda de la fortuna (3)

Pedro Conde Sturla

13 agosto, 2021

Mario Fermín Cabral y otros

La bestia estaba de buen humor en esa época. Había superado el ántrax y la septicemia y había viajado a la patria de sus amos para firmar el tratado más importante de la bolita del mundo y a su regreso había encerrado en prisión a un cancerbero que hasta la fecha había sido uno de sus más fieles y cercanos colaboradores, lo había hecho acusar públicamente de un crimen horrendo que él mismo había ordenado y había convertido el país en un circo mediático donde las mismas fieras que estaban a su servicio eran objeto de escarnio. Con su buen humor específicamente macabro y retorcido, nombraba y metía en la cárcel alternativamente a los más encopetados y confiados funcionarios de su régimen, hacía y deshacía a su antojo todo lo que le daba la gana y se afianzaba cada día más en el poder. Además le había cogido el gusto a los viajes y viajaba por motivos de estado, por motivo de negocios, por motivos de salud, por cualquier motivo. Durante un crucero de placer encontraría amigos afables entre los banqueros y especuladores de Wall Street e incluso entre los miembros de la realeza británica. De hecho, visitó en la isla de Nasáu al Duque de Windsor y se reunió eventualmente en Cabo Haitiano con el presidente Elie Lescot. En esos días felices su inseparable compañero de viajes era el Coronel McLaughlin, un oficial que había venido al país en 1916 con las tropas de ocupación y se había quedado al servicio de la familia de la bestia y al servicio más o menos disimulado del imperio. Un colaborador y un informante del más alto nivel.

sábado, 7 de agosto de 2021

La rueda de la fortuna (2)

Pedro Conde Stur6 agosto, 2021

José Estrella y Trujillo

El 16 de octubre de 1940, el general José Estrella —el hombre al que la bestia solía llamar tío José— cayó sorpresivamente en desgracia. Fue destituido como gobernador de Santiago y de todos los demás puestos que ocupaba. Su flamante cargo de Comisionado especial para el norte, en el que se desempeñaba con brutal autonomía, fue simplemente abolido. Apenas un mes más tarde, el día 16 de noviembre, ingresó como prisionero en la fortaleza San Luis de Santiago.

sábado, 31 de julio de 2021

La rueda de la fortuna (1)

Pedro Conde Sturla

30 julio, 2021

La firma del tratado Trujillo-Hull se convirtió de la noche a la mañana —por órdenes de la bestia— en el hecho histórico más transcendente de la historia dominicana, con excepción, quizás, del día del nacimiento de la bestia, la llegada al poder de la bestia, el cumpleaños de la mamá de la bestia... La pluma, con la que había firmado, el 24 de septiembre de 1940, se convirtió o quiso ser convertida por el congreso en un símbolo patrio, y el Padre de la Patria Nueva y Benefactor de la patria se convirtió ademas en Restaurador de la Independencia Financiera.

sábado, 24 de julio de 2021

La redención de la deuda

Pedro Conde Sturla

23 julio, 2021

Firma del tratado Trujillo-Hull

Cuatro meses después de haber resucitado de entre los muertos, la bestia se encontraba en Washington. La operación de ántrax había sido un éxito, aunque el paciente había estado a punto de morir, y ahora se encontraba en la capital del imperio, firmando el tratado Trujillo—Hull. La misma bestia se había nombrado Embajador extraordinario en misión especial, un cargo que le daba potestad para firmar el documento, y asistió puntualmente a la ceremonia, que se efectuó el 24 de septiembre de 1940. Para estar presente había hecho un esfuerzo sobrehumano, o mejor dicho bestial. Dice Crassweller que todavía no estaba físicamente recuperado y que bajo su camisa de cuello alto se disimulaba el vendaje que cubría la herida. Había sufrido, recientemente uno de sus recurrentes ataques de malaria y bajo cualesquiera otras circunstancias no habría abandonado su cama y que su debilidad era visible en la inusual firma que estampó en el documento. Ese fue —dice Crassweler— probablemente el cenit de su carrera, el punto más alto que llegara alguna vez a alcanzar como estadista.

sábado, 17 de julio de 2021

La resurrección de la bestia

Pedro Conde Sturla

16 julio, 2021

Foto de Trujillo después de la operación de ántrax

A la muerte de Jacinto Bienvenido Peynado y Peynado en 1940 —a mitad de su período como presidente títere de la República—, ocupó la presidencia otro títere de nombres y apellidos igualmente rimbombantes: Manuel de Jesús María Ulpiano Troncoso de la Concha.

sábado, 9 de enero de 2021

Las vacaciones del sátrapa (3 de 3)

Las vacaciones del sátrapa (3 de 3)

Las clases serían suspendidas y los estudiantes acudirían a recibir al padre de la patria. Sus cortesanos lo recibirían con todos los bombos y todos los platillos. Por si fuera poco, sus aliados imperiales le habían proporcionado a la bestia como escolta un poderoso destructor de la marina norteamericana, un acorazado intrépido, como el del poema de Pedro Mir.

sábado, 19 de diciembre de 2020

Las vacaciones del sátrapa (2)

Las vacaciones del sátrapa (2)

Por lo demás, la estadía de Trujillo en Francia pasó prácticamente desapercibida. Ni la prensa ni el gobierno se dieron realmente por enterados, no hubo recepciones ni agasajos oficiales, ni ceremonias conmemorativas.

sábado, 12 de diciembre de 2020

Las vacaciones del sátrapa (1)

Las vacaciones del sátrapa

Pero faltaba más, mucho más. El viaje de vacaciones, las primeras vacaciones que se tomaba en mucho tiempo, resultó ser una caja de sorpresa para la bestia. En el momento más elevado de su carrera fue invitado a la Casa Blanca a tomar té a las cinco.

sábado, 9 de noviembre de 2019

La hermandad de las bestias (10 de 10)

Pedro Conde Sturla
8 noviembre, 2019
Fausto Caamaño y Aníbal Trujillo. 


Los verdaderos enfrentamientos entre la bestia y Aníbal se produjeron en su finca de Mango Fresco, un latifundio que Aníbal había adquirido en los alrededores de Manoguayabo, a poca distancia de Ciudad Trujillo. La enorme propiedad no le había caído del cielo en las manos. La había conseguido, la había armado como un rompecabezas, pedazo a pedazo, con la sangre, el sudor y lágrimas ajenas, con los métodos expeditos que empleaban todos sus hermanos. Apropiándose primero de una parcela, incorporando luego tierras aledañas mediante el despojo, el asesinato, el terror que infundían en sus dueños por cualquier medio.

sábado, 2 de noviembre de 2019

La hermandad de las bestias (9 de 10)

Pedro Conde Sturla
1 noviembre, 2019



Aníbal Trujillo en dos etapas de su vida

Quizás alguna vez Aníbal Trujillo oyó hablar de Julio César o Napoleón y quiso ser emperador. Era, en este sentido, el más idealista de la familia, el que tenía, sin duda, más grandes aspiraciones. Quería ser emperador desde pequeño. No se conformaba con menos. Algo en su interior le decía que podía ser emperador y logró convertirse en emperador varias veces. Mentalmente emperador.

sábado, 26 de octubre de 2019

La hermandad de las bestias (8)

Pedro Conde Sturla
25 octubre, 2019
Negro Trujillo era el hermano favorito de la bestia, el menor de todos, el servil y complaciente Negro, el único en el que la bestia depositó hasta cierto punto, si acaso depositó, su confianza.
Dicen que era un tipo opaco, blandengue y apagado, relativamente apacible, que carecía de las pintorescas cualidades perversas que eran tan evidentes y chocantes en sus hermanos. Alguien que superficialmente podía parecer buena persona y no lo era. Cometió crímenes, quizás en menor medida que sus hermanos, con cierta moderación aparente, sólo aparente. Crímenes de bajo perfil que pasaron desapercibidos durante la era gloriosa.

sábado, 19 de octubre de 2019

La hermandad de las bestias (7)

Pedro Conde Sturla

18 octubre, 2019


Pedro Vetilio Trujillo Molina y su escolta

Don Pipí y Pedrito, cariñosamente Pedrito, eran sin lugar a dudas los dos hermanos menos ilustres de la bestia, las bestezuelas más ordinarias. O, quizás, mejor dicho, las alimañas más insignificantes, aunque no menos  ponzoñosas, de la familia. Habían salido del mismo molde y sólo se diferenciaban superficialmente. Lo único que puede decirse a su favor es que una era peor que la otra. 

lunes, 14 de octubre de 2019

La hermandad de las bestias (1-10)

Pedro Conde Sturla
(1)

9 de septiembre de 2019 

Los hermanos varones de la bestia eran unas encantadoras bestezuelas. Se trataban cordialmente entre ellas,  generalmente a zarpazos y dentelladas, en el típico modo en que ciertas bestias juegan y manifiestan su cariño y su fuerza. Y además, durante sus años mozos, los mayores a veces planificaban y ejecutaban en grupo o en pareja sus fechorías, pero carecían del instinto básico de la manada, el instinto solidario que la une y da cohesión. La
manada requiere que todos sus miembros anden juntos, obedezcan a un macho alfa o tomen decisiones colectivas. Entre la bestia y las bestezuelas predominaba, sin embargo, el más feroz individualismo. Varios de ellos querían ser a la  vez el macho alfa. Los peores eran agresivos, posesivos, se  disputaban permanentemente la supremacía, prevalecía  entre ellos la rivalidad y muy difícilmente confiaba el uno en  el otro. Los más sumisos o aparentemente sumisos bajaban  el lomo, se conformaban o fingían conformarse con lo que  recibían, mantenían una real o engañosa mansedumbre,  pero nunca estuvieron libres de sospechas. A todas las  bestezuelas las mantenía de una u otra manera la bestia a  soga corta.

sábado, 12 de octubre de 2019

La hermandad de las bestias (6)

Pedro Conde Sturla
11 octubre, 2019
Trujillo y Petán en compañia de Luis Guzmán Taveras y Mario Abréu Penzon. 

Petán era un pendenciero vocacional. Un individuo conflictivo, además de intrigante y conspirador, un facineroso que congregaba a su alrededor una atmósfera mefítica, irrespirable. Era el tipo de persona que encontraba siempre la forma de meterse en líos o, preferentemente, enliar a los demás. De hecho, tenía la extraña virtud de irritar a su poderoso hermano, de provocarle a veces rabietas histéricas o simplemente sacarlo de quicio de una manera como quien dice natural, espontánea. Algo que se le chispoteaba. Morder la mano que lo alimentaba era un hábito, un lisio con el que había nacido.
Dicen que en una ocasión se llevó del despacho de Chapita un maletín lleno de dinero que encontró providencialmente sobre el escritorio. El pobre hombre no sabía resistirse al dinero ajeno y realizó la fechoría inocentemente quizás, sin pensar en las consecuencias, que no se hicieron esperar.
Dicen que alguna vez, por alguna razón que resulta inexplicable, se le otorgó confianza para encabezar una misión del Banco Central con destino a Canadá, la cual tenía por encargo  la emisión de la muy considerable suma de cinco millones de pesos en moneda nacional, que no se imprimía en el país. La misión fue un éxito. Petán cumplió con su cometido y a su regreso entregó el dinero al Banco Central sin que faltara un centavo. Pero de alguna manera se las ingenió para hacer que algún conocido le sacara copia a los jugosos billetes, para que emitiera duplicados, dinero falso que empezó a circular al poco tiempo en el país. Para peor, los billetes eran, según parece, de muy buena calidad, muy similares a los originales y difíciles de distinguir.
Al enterarse, el gobernador del Banco Central pegaría un grito al cielo, enfermaría seguramente de diarrea, informó de inmediato al generalísimo, se ordenó una investigación. Naturalmente, todas las sospechas y todos los resultados de la investigación señalaban a Petán. Naturalmente Petán.
Chapita echaría fuego por la boca, botaría humo por la orejas, pronunciaría palabras impublicables. No hay razones para dudar de que hiciera lo que se cuenta que hizo. Lo mandó a buscar vivo o muerto a Petán, quizás preferiblemente muerto. El encargado de cumplir la ingrata orden fue, según se dice, el general Felipe Ciprián, alias Larguito. El general Larguito. Otros dicen que el agraciado fue el coronel Almanzar o el general Federico Fiallo.
Quizás simplemente fue algo que con toda probabilidad tuvo lugar más de una vez, con la participaron de distintos personajes.
Entonces sucedió lo que también había sucedido y sucedería en otros casos. El general visitaría a Mamá Julia, visitaría a la excelsa matrona o se encargaría de hacerle saber de alguna manera lo que estaba pasando para evitar cumplir la ingrata orden, el ingrato deber que le habían encomendado. La excelsa matrona daría aviso de inmediato a Petán. El general Larguito, o cualquier otro oficial en su lugar, partiría rumbo a Bonao, fingiría que el vehículo en que andaba se había descompuesto a mitad de camino, seguramente abrió el bonete, hizo creer que estaban tratando de reparar el motor y demoraría un tiempo prudente en el lugar, a la vista de todos los pasantes. En cierto momento vio que un bólido, una especie de meteoro se acercaba en dirección contraria, pasó a su lado a velocidad supersónica o por lo menos temeraria y desapareció en un santiamén como una especie de alucinación. La velocidad del automóvil era proporcional al miedo de un mulato cara pálida que iba a bordo, un general del cual apenas pudo ver o adivinar el celaje, una especie de sola sombra pálida con el semblante demudado por el miedo. Allí viajaba Petán hacia la capital, a refugiarse en casa de su madre con el rabo entre las piernas. Entonces, solo entonces, el vehículo en que viajaba el general Larguito, o cualquier otro oficial en su lugar, se arregló como quien dice de milagro y el general Larguito o cualquier otro en su lugar reemprendió la marcha hacia Bonao en busca de un fugitivo que ya se había puesto a salvo. Respiraría con alivio. Como no había respirado en varias horas. Nadie podía acusarlo de negligencia en el cumplimiento de su deber. Había servido a la bestia sin ofender a la bestezuela, y cuando al poco tiempo hicieran las paces, nada tendría que temer.
Petán se tragaría durante toda la vida su orgullo y su rabia y probablemente su odio frente al hermano, un hermano al que envidiaba y detestaba y temía cordialmente. Dice Crassweller que cuando lo mataron, Petán se presentó en su oficina mientras su cuerpo aún estaba en el palacio de gobierno, y en presencia de alguien dijo que lo había querido mucho, pero que era una gran cosa que estuviera muerto porque era demasiado terco, obstinado, cabeza dura o algo parecido.
Quizás Petán pensaba en esos momentos que las puertas del verdadero poder finalmente se abrían para él. No cabía duda. El monarca de Bonao quería ser el monarca absoluto del país. La banda presidencial -quizás pensaba-, el bicornio emplumado y el traje con hilos de oro de Chapita estaban a la vuelta de la esquina esperando por él, sólo por él.
(Historia criminal del trujillato [43]. Cuarta parte).
BIBLIOGRAFÍA:
Robert D. Crassweller, “The life and times of a caribbean dictator”.
Dr. Lino Romero, “Trujillo, el hombre y su personalidad”
José C. novas, “Inventario moral # 2, Petán Trujillo y sus excesos’ (https://almomento.net/opinion-inventario-moral-2-petan-trujillo-y-sus-excesos/).



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