viernes, 17 de enero de 2020

sábado, 11 de enero de 2020

Irreverencias y profanaciones de Mark Twain: La pequeña Bessie (8)

Pedro Conde Sturla
10 enero, 2020
“La pequeña Bessie” forma parte de los llamados textos malditos que escribiera casi clandestinamente Mark Twain durante los últimos y amargos años de su vida. Textos blasfemos o por lo menos irreverentes, que no se dieron a conocer hasta mucho tiempo después de su muerte y que todavía hoy no gozan de la estimación de muchos lectores y editores. Textos que todavía sufren una especie de censura estructural y son como quien dice mantenidos en el banco del castigo, en un rincón oscuro y apartado de la vista de los curiosos, allí donde se conservan y preservan las vergüenzas familiares.

sábado, 4 de enero de 2020

El banquete de Trimalción

Pedro Conde Sturla
12 de octubre de 2015 

[Sólo dos libros y algunos fragmentos se han salvado de los veinte que componían “El Satiricón”, que se atribuye a Cayo o Tito Petronio Árbitro (o simplemente Petronio). Lo que queda es, sin embargo, suficiente para acreditarlo como uno de los textos más originales de la historia, la despiadada y risueña sátira del mundo romano en el primer siglo de nuestra era, durante el reinado de Nerón.
“Frente a las novelas griegas, ajenas a los acontecimientos políticos y sociales, ‘El Satiricón’ arremete contra los defectos de una sociedad opulenta y depravada que se basa en la hipocresía: la educación de los jóvenes en una retórica hueca y en las doctrinas de filósofos embaucadores y el contraste entre la miseria del pueblo llano frente a la frivolidad y el sibaritismo de los ricos”.
Es una obra considerada licenciosa, libertina, que muchas veces tuvo que circular clandestinamente a pesar de la admiración que le tributaban los más conspicuos hombres de letras y a pesar de ser modelo del más afinado latín de su época.
El banquete

Irreverencias y profanaciones de Mark Twain: La pequeña Bessie (7)

Pedro Conde Sturla
3 enero, 2020
La pequeña Bessie es uno de los personajes más incómodos de Mark Twain. Su historia no fue publicada en vida del autor, y ni siquiera en vida de Clara, la única hija que lo sobrevivió. Apareció apenas en 1972, diez años después de la muerte de ésta, que no permitió su publicación mientras vivió, y a los sesenta y dos de la muerte de Twain.
La pequeña Bessie tenía apenas tres años en la descripción que hace de ella el autor. Y era, sin lugar a dudas, una buena niña, no era “superficial, ni frívola, sino más bien meditativa y reflexiva, y muy entregada a pensar en las razones de las cosas” y a tratar de armonizarlas en un contexto racional. Pero tenía un defecto incorregible. Era una niña preguntona. Incorregiblemente preguntona. Y además imprudente y decía cosas por las que mucha gente habría sufrido castigos terribles en otra época.