sábado, 26 de agosto de 2017

La utilidad de lo inutil


        LA UTILIDAD DE LO INÚTIL
        Pedro Conde Sturla
 
Borges decía que “toda novedad no es sino olvido”. Otra manera de decir lo mismo es que “no hay nada nuevo bajo el sol”. Parece, en definitiva, que todo ha sido escrito y olvidado, aunque también parece que a Borges se le olvidaban aposta ciertas cosas. El mundo de las ideas es en gran parte una repetición de repeticiones como se puede comprobar al leer los clásicos y, sobre todo, los clásicos chinos anteriores a nuestra era.
Durante más de dos mil años en China prevalecieron dos grandes corrientes filosóficas, confucionismo y taoísmo. Confucio y Mencio, por un lado, Lao Tse y Zhuangzi por otro. Es algo que luce muy ajeno a nuestra realidad, cosa con la que no tenemos en apariencia nada en común. Sin embargo, basta leer un breve resumen de las ideas de estos pensadores para ejercitar nuestra capacidad de asombro y de gozo ante la frescura y modernidad que traducen sus escritos:
“Zigong preguntó: “¿hay alguna frase que pueda servirme hasta el fin de la vida?’. Confucio dijo: ‘El perdón de los demás. Lo que no quieras que te hagan a ti no se lo hagas tú a los otros.”’
Abundan los temas recurrentes en una y otra doctrina, las mismas preocupaciones existenciales que hoy día nos agobian.
El objetivo último de las obras confucionistas es la mejora moral y política. La sabiduría que predican no es una sabiduría especulativa que se pierda en disputas metafísicas o teológicas, sino que es una sabiduría ético-práctica. El hombre vulgar busca una felicidad inmediata y material en el placer, el poder, el lujo… el hombre que se tenga por superior no debe rechazar los placeres al modo de un anacoreta, pero sí postergarlos por actividades que le permitan adquirir una felicidad diferente a la que busca cualquier patán o los animales irracionales”. (http://www. lasangredelleonverde.com/el- confucianismo-en-las- analectas-y-el-libro-de- mencio/).
Confucio era un conservador, tenía en general una opinión inmejorable sobre los gobernantes, a los que había sin embargo que educar o reeducar en el arte del buen gobierno. Creía en el poder de la virtud, en la fuerza del ejemplo:
“El hombre que posee las virtudes humanitarias en su más alto grado, al querer afirmarse él mismo, afirma a los demás y, al querer ensancharse él mismo, ensancha a los demás.”
Para Mencio los ciudadanos eran más importantes que los gobernantes, era un ultraizquierdista que propuso una teoría de socialismo agrario primitivo, sostenía la necesidad de deponer e incluso borrar del mapa a los tiranos y que no existía guerra justa:
“Mencio dijo: “Hay hombres que dicen: “Soy magnífico en la disposición de las tropas, soy excelente en la batalla”. Estos son grandes criminales. Un soberano que ama la benevolencia no tiene enemigos bajo el cielo.”
Una diferencia y afinidad parecida existe entre Lao Tse y Zhuangzi, también llamado Chuang Tse o Chuang Tzu. Zhuangzi era “un sabio modesto y burlón”, coetáneo de Mencio, seguidor de Lao Tse hasta un cierto punto y crítico de Confucio y su escuela. Contra ambos “dirigió los más agudos ataques (…) en un estilo lleno de donaire, de irrisión y de irresistible sarcasmo, pero, al mismo tiempo, de una extremada belleza expresiva”.
La moral de Chuang Tse es una moral idealista, evasiva. Recomienda la flexibilidad, el abandono, la confianza total en la naturaleza. Confucio explica la duración del Imperio; Chuang Tse explica la poesía y el humor chino. Uno ha salvado al Estado; el otro ha hecho perdurar la lozanía. Uno encarna el orden; el otro la fantasía”.
“Chuang Tse deseaba sencillamente hacerse olvidar y desconocer; fundirse en la naturaleza y en lo que le rodea, como esos insectos que se vuelven semejantes a la rama muerta o a la hoja verde en la que se refugian”. (http://www. concienciasinfronteras.com/ PAGINAS/CONCIENCIA/ chuangtsemariposa.html).
Lao Tse (si acaso existió) es el autor o supuesto autor de un libro titulado “Tao Te Ching, tratado sobre la Virtud del Tao”. A Zhuang Zi o Chuang Tse se le atribuye en parte una obra que lleva su nombre:
Si bien esta última es bastante más voluminosa que la de su padre doctrinario, quizás no es sino debido al desarrollo literario del que carece el epigramático 'Tao Te Ching'. No obstante, abundan en Chuang Tse los mismos temas recurrentes sobre los cuales machacó tres siglos antes que él Lao Tse: la preservación de la vida siguiendo al Tao; la simplicidad y la quietud; la fuerza de la debilidad; la no-violencia; la sabiduría de parecer tonto". La utilidad de lo inútil.(http://www. concienciasinfronteras.com/ PAGINAS/CONCIENCIA/ chuangtsemariposa.html).
Para los pragmáticos, el valor de una cosa lo determina su utilidad práctica en términos de beneficios preferiblemente económicos (algo que deja muy malparada a la poesía, a la filosofía, a la novela y casi todas las disciplinas humanistas). El maestro Zhuang, en cambio, se rebela desde la remota antigüedad contra ese criterio. Explica de manera muy convincente la utilidad de ciertas cosas inútiles:
Acerca de la “inutilidad” de la sabiduría, Chuang Tse dijo: “Hay un gran árbol; su tronco es tan grueso que sería muy difícil cortarlo. Ahí sigue al borde del camino. Los carpinteros que pasan por allí ni se dignan mirarle, pero muchos viajeros se cobijan bajo su enorme sombra. Así es el Sabio: de tan grande deviene en inútil, pero muchos se cobijan bajo sus palabras. ¿Por qué, entonces, va a ser perjudicial y malo no servir para nada?”
 
pcs viernes 25 de agosto de 20017

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viernes, 25 de agosto de 2017

La lectura es una inmortalidad hacia atrás




En cierta ocasión, Umberto Eco dijo: “El que no lee, a los 70 años habrá vivido solo una vida. Quien lee habrá vivido 5.000 años. La lectura es una inmortalidad hacia atrás”.


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«Uno es los libros que ha leído, la pintura que ha visto, la música escuchada y olvidada, las calles recorridas. Uno es su niñez, su familia, unos cuantos amigos, algunos amores, bastantes fastidios. Uno es una suma mermada por infinitas restas.»
Sergio Pitol


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El autor alemán Goethe dijo en una ocasión que ‘el que no sabe llevar su contabilidad por espacio de tres mil años se queda como un ignorante en la oscuridad y sólo vive al día’. No quiero que tú te encuentres entre ellos. Estoy haciendo lo posible para que te des cuenta de tus raí­ces históricas. Solamente así serás un ser humano. Solamente así serás más que un mono desnudo. Solamente así evitarás flotar en el vacío.
‘Solamente así serás un ser humano. Solamente así serás algo más que un mono desnudo...
Jostein Gaarder
El mundo de Sofía

martes, 22 de agosto de 2017

EL MARAVILLOSO MUNDO DE SOFÍA

 Pedro Conde Sturla

El mundo de Sofía (pdf)

         En un principio, cristianos ortodoxos y judíos creían que Dios no era hombre ni mujer, era ambas cosas, y la parte femenina se llamaba en griego Sofía, que significa sabiduría, de ahí su infinita comprensión y tolerancia.
        Esta idea de Dios, de un dios genérico, no patentado, no un dios oficial sino un principio universal del bien, sin nombre ni apellidos, le permitió al escritor y profesor noruego Jostein Gaarder escribir una extrañísima novela “para jóvenes que buscan el sentido de la vida” y terminó convirtiéndose en “un libro de culto para adultos” que pasa revista, sin prejuicios, a las principales ideas mágico-religiosas y filosóficas de la civilización, haciendo gala de una objetividad, un equilibrio propios de un libre pensador respetuoso de las diferentes creencias. 

lunes, 21 de agosto de 2017

El país cultural

No se debe escribir nada sobre algo que el que escribe no aprecie. Excelente axioma.

Me abstengo, pues, de escribir, sobre la inmensa cantidad de basura que se escribe en las páginas de País Cultural.

Debo abstenerme de comentar la inmensa desproporción entre la extraordinaria calidad gráfica del medio y lo que allí se publica.

Pero no soy abstemio.

Tengo talento para la bebida y para la discordia.

Cada vez que tengo en mis manos el País Cultural, pongo a prueba mi capacidad de asombro.

https://www.facebook.com/permalink.php?story_fbid=353706195064458&id=100012752416720

sábado, 19 de agosto de 2017

CAPERUCITA ROJA

(versión popular)
Un relato del libro Monedas en la fuente
http://www.amazon.com/-/e/B01E60S6Z0

Pedro Conde Sturla

Caperucita Roja llega a casa de la abuela y se encuentra al lobo feroz vestido de abuela y le pregunta, abuelita, y esos ojos tan grandes, y el lobo responde, para mirarte mejor. Después le pregunta, abuelita, y esa boca tan grande, y el lobo le responde, para besarte mejor. Finalmente le pregunta abuelita, y ese rabo tan grande, y el lobo feroz se sonríe torcidamente y le dice, je, je, ese no es el rabo.



De venta en

sábado, 12 de agosto de 2017

El ejercito invencible

         EL EJÉRCITO INVENCIBLE
Pedro Conde Sturla
 
El primer emperador de China, llamado Shih Huang Ti o Qin Shi Huang, era un hombre despiadado. Despreciaba la vida de sus semejantes, pero se amaba a si mismo por sobre todas las cosas. Y era además calculador, previsor, precavido. Mientras buscaba por todos sus medios el elixir de la vida, la vida eterna, mandó a construir un mausoleo, una morada celestial, un reino en miniatura para continuar la francachela en el otro mundo si no podía hacerlo en éste. 
       Sima Qian, el más renombrado o más bien reverenciado historiador chino de la antigüedad, describe en sus “Memorias históricas” el monumento funerario de Shih Huang Ti en términos que no dejan de causar asombro. Tenía –según Sima Qian– un enorme palacio, una cúpula en la que estaba representado el universo, la cúpula celeste, y bajo la cúpula un paisaje subterráneo, un modelo a escala de la tierra conocida, de los ríos y mares conocidos. Ríos y mares de mercurio y un inmenso séquito de servidores compuesto de esculturas femeninas, artistas, acróbatas, animales, caballos, carros, armas y unas ocho mil estatuas de temibles soldados en pie de guerra.
Shih Huang Ti –como han dicho los entendidos- quería gobernar sobre la vida, sobre la muerte y también sobre el universo y estuvo a punto de conseguirlo. No cabe duda.
Durante dos mil años, la prueba de la existencia del mausoleo de Shih Huang Ti se sustentó precariamente en la aparentemente fantasiosa descripción de Sima Qian. Nadie tenía noticia del lugar en que había sido edificado y menos aún podía imaginar que se hubiera librado de alguna manera del saqueo. Nadie, hasta comienzos de 1974 sospechaba que el mausoleo del primer emperador chino estaba casi intacto, preservado de la mejor manera posible al cabo de dos milenios. El poderoso ejército de soldados de terracota había cumplido hasta entonces su cometido.
La cúpula celeste, los ríos y el mar de mercurio nunca aparecieron, por supuesto, eran parte de un relato fantástico con base histórica, el mito que se superpone como de costumbre a los hechos.
Las estatuas de terracota son de tamaño real, incluso un poco más grandes y originalmente estaban pintadas al natural. Una pintura que resistió la prueba del tiempo mientras estuvo bajo tierra, pero no resistió la intemperie y se desvaneció a las pocas horas.
     Anteriormente, en China era costumbre enterrar junto a los gobernantes muertos a los esclavos, sirvientes y concubinas, pero en el mausoleo de Shih Huang Ti enterraron, salvo excepciones, estatuas de terracota, tierra cocida, una especie de cerámica. Enterraron unos ocho mil soldados, entre los cuales no hay dos caras iguales, con sus vistosos uniformes, armas y armaduras. Enterraron “un ejército en formación de ataque con seis mil figuras de caballos y soldados, una compañía de doscientos cuatro soldados de infantería armados con ballestas y arcos, treinta líneas de carros alternados con más infantes a la vanguardia, en los flancos dos líneas de soldados mirando hacia fuera”. Todos dispuestos a defender al primer emperador de China por los siglos de los siglos.
Es uno de los más grandiosos descubrimientos arqueológicos de la historia.
 
EL EJÉRCITO DE SOLDADOS DE TERRACOTA EN CHINA 
 
Durante más de 2.000 años un poderoso ejército de soldados de barro ha protegido la tumba secreta de Qin Shi Huangdi, el primer emperador de China. Hasta comienzos de 1974 nadie sabía de su existencia, pero hasta la fecha los arqueólogos chinos continúan tratando de descifrar su misterio. Qin Shi Huangdi ascendió al trono del estado septentrional de Chin en 247 a .C., a los 13 años de edad, y 26 años después ya había conquistado toda China y fundado la dinastía Chin; trató de unificar el país y también emprendió la construcción de la Gran Muralla para proteger sus extensos dominios.
 
En abril de 1974, al abrir un pozo unos campesinos de la aldea de Hsien-yang, en la provincia de Shensi, tropezaron con las cabezas, manos y otras partes de unas esculturas de terracota de tamaño natural, muchas de ellas con armaduras de bronce, espadas en la mano y puñales. Hasta entonces se había supuesto que la pirámide sepulcral del emperador Shi-huang-ti estaba más que saqueada. Inmediatamente se hicieron eco todos los periódicos de «.uno de los mayores hallazgos funerarios del mundo».
 
Los excavadores no salían de su asombro cuando hallaron, mientras excavaban una tumba, las primeras once galenas recubiertas con ladrillos que guardaban en su interior estatuas de terracota dispuestas en formación de combate sobre treinta y ocho hileras. Hallaron más de ocho mil, de tamaño natural, y todas perfectamente conservadas. Un hecho excepcional en la historia de la arqueología.
 
Como ya había pasado la época en que los esclavos y los cortesanos eran sepultados vivos con el monarca muerto, tamaño real, el emperador ordenó que se hiciera un ejército de más de 7.000 soldados de barro de tamaño natural para que lo cuidaran en la otra vida.
 
Cuando murió, su tumba lucía tan suntuosa como los sarcófagos llenos de reliquias de los faraones egipcios. El sitio de la sepultura mide unos 5 Km . de ancho, y para construirlo se necesitaron 700.000 hombres.
 
De todos los confines de China fueron llamados los mejores artesanos, que esculpieron un magnífico palacio para el emperador debajo del monte Li, en la provincia de Shansi, en la región central del país. Muchas de las maravillas de la tumba fueron descritas por el historiador chino Sima Qian menos de un siglo después de la muerte de Shi Huangdi, pero nunca mencionó al ejército de terracota, descubierto en 1974. Lo valioso de las figuras halladas es su realismo: no fueron vaciadas en moldes sino modeladas en forma individual, y tienen un nivel de perfección que ha desconcertado a los expertos.
 
El cuerpo de cada figura consta de piernas macizas y torso hueco; la cabeza y las manos fueron cocidas por separado y después se unieron al cuerpo mediante delgadas tiras de barro. Los toques finales se hicieron con un barro más fino, y los soldados fueron pintados así: pantalones de color azul marino, zapatos negros con agujetas rojas, y túnicas verdes con botones dorados y cordones púrpura. Incluso los remaches, las hebillas de los cinturones y la suela de los zapatos de los soldados arrodillados fueron esculpidos con asombroso detalle.
 
Cada rostro de cada guerrero es diferente a los demás. No salen del mismo molde. Fueron moldeados a partir de la máscara mortuoria de los soldados caídos en la batalla… Si los miramos con detenimiento comprobaremos que cada estatua tiene su propia personalidad, su propio rostro, como si presenciáramos la reencarnación de un ejército diezmado. Héroes inmortalizados, algunos junto a sus caballos, conservando en terracota su deseo de vivir más allá de la muerte. Emocionante descubrimiento que a nadie dejará insensible. Es éste un tesoro «viviente» único en el mundo.
 
Armas robadas: Los soldados estaban armados originalmente con espadas, lanzas y arcos y flechas de bronce, pero poco después del funeral se desató una revolución en China y los rebeldes saquearon la tumba y se llevaron las armas. Todos los guerreros tenían pedestales que descansaban sobre el suelo embaldosado, y fueron colocados en formación de batalla con 600 caballos. Cada figura de terracota es única, y quizá sea el retrato de algún miembro del ejército del emperador.
 
Las figuras son asombrosamente realistas: tienen cabello, bigote y barba, y los pliegues de la ropa parecen hechos de tela. Hay 100 carros de combate de tamaño natural hechos de madera. Los arqueólogos han sido muy cuidadosos al realizar su labor.
 
La tumba principal que contiene los restos del emperador aún no ha sido abierta y se espera encontrarla intacta; se dice que se usó cobre fundido para revestirla. La tumba puede corroborar algunas leyendas macabras que se cuentan en torno a ella: que las concubinas del emperador que eran estériles fueron ejecutadas y enterradas con él, y que los artesanos que decoraron la tumba fueron emparedados vivos en su interior para que no revelaran sus secretos. Quienes logren entrar a la tumba tendrán que ser muy cautelosos: Shi Huangdi ordenó poner algunas ballestas que se dispararían en forma automática si alguien profanaba su última morada. (https://historiaybiografias.com/terracota/)

martes, 8 de agosto de 2017

El nmortal

El Inmortal
Pedro Conde Sturla

Shih Huang Ti, el primer emperador de China, llamado también Qin Shi Huang, encontró la muerte a los 49 años cuando andaba en búsqueda “del secreto de la vida eterna.”

El primer ministro, Li Si  (“¡Una de las dos o tres figuras más importantes de la historia china …”), viajaba en su comitiva, -quizás junto a él- en el momento en que se produjo el inoportuno acontecimiento y todo indica que quedó razonablemente consternado. Temía que la noticia de la muerte del odiado mandatario pudiese provocar un estallido social, un incontrolable levantamiento en todo el imperio.

El temor del ministro Li Si era justificado. Había en China en ese entonces miles de personas condenadas para toda la vida a trabajos forzados, a dejar el alma y el pellejo en la construcción de obras descomunales como la infinita muralla (la infinitamente maldita muralla), el mausoleo del mismo emperador, el invencible ejército de terracota que lo protegería de los caprichos de la eternidad…Dada la indescriptible brutalidad del régimen, la noticia de la muerte del aspirante a inmortal habría provocado el caos.

Para peor, estaban lejos de la capital y el viaje de regreso tomaría semanas o meses. No obstante Li Si se propuso y al parecer consiguió durante un tiempo mantener el secreto de la muerte del primer emperador de un país que “sólo a partir de 1912 comenzó a llamarse oficialmente China”. El mismo que Marco Polo y otros llamaron Catay.

"La mayor parte del elenco imperial que acompañaba al emperador no fue informado de su muerte, y cada día Li Si entraba en su diligencia, donde se suponía que viajaba el emperador, pretendiendo hacer que discutían asuntos de estado. La secretista naturaleza del emperador mientras vivía permitió que esta estratagema funcionara y que no despertara dudas entre los cortesanos. Li Si ordenó también que dos carros que contenían pescado se llevaran inmediatamente antes y después de la diligencia del emperador. La idea tras esto era evitar que la gente percibiera el nauseabundo olor proveniente de la diligencia del emperador, donde su cuerpo se estaba empezando a descomponer severamente. Finalmente, pasados dos meses, Li Si y la corte imperial estuvieron de vuelta en Xiangyang, donde se anunció la noticia de la muerte del emperador” (https://es.wikipedia.org/wiki/Qin_Shi_Huang).

La versión del gran fabulador argentino Jorge Luis Borges difiere en parte y en parte corrobora lo que hasta el momento aquí se ha dicho del primer emperador. Borges respeta y hace suya la tradición, se atiene al mito, se apega como una lapa a lo que no pudo haber sido y no fue y sucumbe, como de costumbre a la admiración que en los espíritus tenebrosos ejercen los bellacos y las bellaquerías:

LA MURALLA Y LOS LIBROS

…Quemar libros y erigir fortificaciones es tarea común de los príncipes; lo único singular en Shih Huang Ti fue la escala en la que obró. Así lo hacen entender algunos sinólogos, pero yo siento que los hechos que he referido son algo más que una exageración o una hipérbole de disposiciones triviales. Cercar un huerto o un jardín es común; no lo es cercar un imperio. Tampoco es baladí pretender que la más tradicional de las razas renuncie a la memoria de su pasado, mítico o verdadero. Tres mil años de cronología tenían los chinos (y en esos años, se incluyen el Emperador Amarillo y Chuang Tzu y Confucio y Lao Tzu), cuando Shih Huang Ti ordenó que la historia empezara con é1.

Shih Huang Ti había desterrado a su madre por libertina; en su dura justicia, los ortodoxos no vieron otro cosa que una impiedad; Shih Huang Ti, tal vez, quiso abolir todo el pasado para abolir un solo recuerdo: la infamia de su madre. Esta conjetura es atendible, pero nada nos dice de la muralla, de la segunda cara del mito. Shih Huang Ti, según los historiadores, prohibió que se mencionara la muerte y busco el elixir de la inmortalidad y se recluyó en un palacio figurativo, que constaba de tantas habitaciones como hay días en el año; estos datos sugieren que la muralla en el espacio y el incendio en el tiempo fueron barreras mágicas destinadas a detener la muerte. “Todas las cosas quieren persistir en su ser”, ha escrito Baruch Spinosa; quizá el Emperador y sus magos creyeron que la inmortalidad es intrínseca y que la corrupción no puede entrar en un orbe cerrado. Quizá el Emperador quiso recrear el principio del tiempo y se llamó Primero, para ser realmente primero, Y se llamó Huang Ti, para ser de algún modo Huang Ti, el legendario emperador que inventó la escritura y la brújula. Este, según el Libro de los Ritos, dio su nombre verdadero a las cosas; parejamente Shih Huang Ti se jactó, en inscripciones que perduran, de que todas las cosas, bajo su imperio, tuvieran el nombre que les conviene. Soñó fundar una dinastía inmortal; ordenó que sus herederos se llamaran Segundo Emperador, Tercer Emperador, Cuarto Emperador, y así hasta el infinito… He hablado de un propósito mágico; también cabría suponer que erigir la muralla y quemar los libros no fueron actos simultáneos. Esto (según el orden que eligiéramos) nos daría la imagen de un rey que empezó por destruir y luego se resigno a conservar, o la de un rey desengañado que destruyó lo que antes defendía. Ambas conjeturas son dramáticas, pero carecen, que yo sepa, de base histórica. Herbert Allen Giles cuenta que quienes ocultaron libros fueron marcados con un hierro candente y condenados a construir, hasta el día de su muerte, la desaforada muralla.

Esta noticia favorece o tolera otra interpretación. Acaso la muralla fue una metáfora, acaso Shih Huang Ti condenó a quienes adoraban el pasado a una obra tan vasta como el pasado, tan torpe y tan inútil. Acaso la muralla fue un desafío y Shih Huang Ti pensó:

“Los hombres aman el pasado y contra ese amor nada puedo, ni pueden mis verdugos, pero alguna vez habrá un hombre que sienta como yo, y ese destruirá mi muralla, como yo he destruido los libros, y ese borrara mi memoria y será mi sombra y mi espejo y no lo sabrá.” Acaso Shih Huang Ti amuralló el imperio porque sabía que este era deleznable y destruyó los libros por entender que eran libros sagrados, o sea libros que enseñan lo que enseña el universo entero o la conciencia de cada hombre. Acaso el incendio de las bibliotecas y la edificación de la muralla son operaciones que de un modo secreto se anulan. (Jorge Luis Borges, “Otras inquisiciones”).

pcs, jueves 3 de agosto de 2017

jueves, 3 de agosto de 2017

El imperio

Los crímenes de otros hijos de puta que ya están muertos no excusan, no justifican los crímenes atroces del más sanguinario imperio que registra la historia,  el único que ha sembrado y sigue sembrando la devastación y el terror a escala planetaria...
el único que ha sembrado y sigue sembrando la devastación y el terror a escala planetaria...
....el único que ha sembrado y sigue sembrando la devastación y el terror a escala planetaria...

Aldea


Aquí están los cerezos
aburridos de pájaros.
Aquí las lagunas
muriéndose de sol 
aledaño a esa hilera
de ranchos sin pintura
se ve el campo enfermizo
de un viejo agricultor.
son tan pobres las gentes
que moran esta aldea,
aquí solo se siente
la esencia del dolor
para desayunarse
se toman un ¡Dios mío!
y hay veces que se acuestan
no más llenos de sol.

Juan Sanchez Lamouth