Pedro Conde Sturla
Siempre tuve miedo del espejo, de
quedarme atrapado en ese abismo sin fondo y engañoso, el abismo sin fondo del
espejo -junto al armario de caoba-, los seres que habitaban en el agua
podrida del espejo.
¡Pero sí eras tú mismo!
Me aterraba la mirada de hielo del
espejo, la mirada insidiosa, descarada, incesante, brutal con que te mira, la
descarada burla de esa cosa que mira fijamente, que nunca se está quieta.
¡Pero sí eras tú mismo!
…la mirada incesante que te busca,
escondida, disimulada entre los pliegues escurridizos del espejo, que te
observa en las aguas movedizas del espejo, la mirada de hielo del azogue
infernal, aquel engendro.
¡Pero sí eras tú mismo!
Y no, no era yo mismo en aquel espejo
quebradizo y fatídico que me invitaba a entrar, a sumarme al abismo, una
puerta de entrada sin salida a la ciudad perdida, ciudad sin esperanzas, poblada
de contornos imprecisos, formas escurridizas de seres sin contorno que aullaban,
que corrían, el incendio de napalm, ese mar de difuntos, esa cosa con
cuernos...
pcs, miércoles 30
de mayo de 2018
No hay comentarios.:
Publicar un comentario