Pedro Conde Sturla
23-10-2011
23-10-2011
La prima Mayún iba y venía con más frecuencia que los demás, pero su presencia era siempre sigilosa y discreta, y casi no se notaba cuando estaba o no estaba, a pesar de que a veces estaba en todas partes. Era, por naturaleza, dulce y gentil, era silenciosa y delgada, rezadora y beata, una beata sincera, que vestía de beata: Unos vestidos blancos de algodón, manga larga, muy austeros y castos, abotonados hasta el cuello.