viernes, 3 de noviembre de 2017

OTRO HOMBRE DE PALABRA


Pedro Conde Sturla
 
Las palabras de un hombre de palabra generalmente desnudan y traicionan al hombre de palabra si es solamente un hombre de palabra y no de hechos. Las palabras contra la corrupción, frente a una asamblea de corruptos, por parte de un mandatario que es solamente un hombre de palabra, desnudan y traicionan al mandatario. El nombramiento -pocas horas después del discurso contra la corrupción- de un gabinete compuesto en parte por reos de la justicia, con grandísimas cuentas pendientes en los tribunales, desnudan y traicionan las palabras del mandatario y al mandatario mismo, y al gabinete, por supuesto, que está en pelotas, salvo excepciones gloriosas.
Las palabras contra el derroche, el dispendio de la cosa pública, por parte de un mandatario que se acoge -en palabras- a un plan de austeridad, y el posterior nombramiento de funcionarios supernumerarios, desnudan y traicionan al mandatario que ya ha nombrado más parásitos gubernamentales que los que expurgó, creando botellas, botellones, e incluso potes de la reconocida marca Bonetti, sin mencionar canonjías para los miembros de la izquierda oportunista que se han montado ya electoralmente, durante años, en el carro del vencedor.
Cuando el hombre de palabra, solamente de palabra, habla de cambios y adecentamiento en la policía y fuerzas armadas y pone en retiro a oficiales dignísimos a la vez que repone en el mando militar  a personajes incalificables, se refleja y se manifiesta desnudo de cuerpo y alma  en sus  palabras.
Las palabras de un mandatario que es hombre de palabra  cuando  habla contra el borrón y cuenta nueva, en realidad remiten al borrón y cuenta vieja, más bien a borrón y borrón, y lo muestran y demuestran evidenciado en su doblez, su doble desnudez.
Este mandatario, imaginario por supuesto, como el personaje  de la fábula de Andersen, estrena un traje nuevo de palabras en cada ocasión.  Ahora está vestido y revestido, pero solamente de palabras, y desfila ante el público creyéndose cubierto, pero sus propias palabras lo denuncian, lo traicionan, lo dejan a la intemperie en su plena y total encueración.

Clave digital 20 agosto 2004


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