martes, 9 de enero de 2018

El miedo a la libertad y el corazón del hombre

El miedo a la libertad y el corazón del hombre

[Buscando una edición gratuita en Internet del libro “El lenguaje olvidado”, de Erich Fromm (1900-1980), me encontré con un magnífico comentario sin firma de dos de los libros fundamentales que componen su riquísima bibliografía: “El miedo a la libertad” y “El corazón del hombre”.
Fromm  postulaba la síntesis entre el psicoanálisis y ciertos principios del marxismo y llevó el conocimiento de la psicología social a un vasto nivel de masas porque su gran preocupación, el gran argumento de sus obras es la condición social, la condición humana, aparte de la exposición de sus teorías en términos accesibles a un profano. La intensidad y amenidad que el humanista alemán imprimía a sus escritos –grandes temas de la historia- se traducía y se traduce siempre en una lectura tan provechosa como apasionante.
Basta echar un vistazo al conjunto de sus textos para tener una idea del valor de los mismos por su naturaleza antropocéntrica. En ellos encontraremos a un cofrade, a un cómplice angustiado por la condición humana, la enajenación, el consumismo degradante, la robotización, la automatización del sujeto, la perversión de valores y principios.
Importantes, sobre todo, son sus reflexiones sobre monoteísmo y totalitarismo, y sobre el viejo y nunca agotado tema del bien y el mal, que es el asunto principal de “El miedo a la libertad” y otros de sus libros. El tema de la maldad y la bondad intrínsecas o extrínsecas al ser humano, de la condición del hombre como lobo del hombre, enunciada por Hobbes.
La opinión de Fromm es que el hombre es tan lobo como cordero, aunque son desde luego los lobos los que prevalecen.
Sin embargo, y en el mismo orden de idea Fromm llega a una conclusión espeluznante y espeleznuda:
“El hombre ordinario con poder extraordinario es el principal peligro para la humanidad y no el malvado o el sádico”.

Una gran verdad, por cierto, para una sociedad como la nuestra sometida por pandillas que se llaman partidos políticos, azotada por el bandolerismo de cuello blanco, el bandolerismo de uniforme, el bandolerismo barrial y la cultura del crimen impune, entre otras cosas que sería prolijo enumerar. Entre ellas la conversión de chanqueteros  que se decían discípulos de Bosch y se convirtieron en jeepeteros como todos los dirigentes y muchos cuadros del PLD, el flamante Partido de la Liberación Dominicana . PCS]
El pensamiento de Fromm.
Dos libros son particularmente importantes para conocer el pensamiento del sabio alemán, el primero es “El miedo a la libertad” y el segundo es “El corazón del hombre”, en ellos se manifiesta inconforme con su pertenencia a una “escuela” nueva de psicoanálisis, para concluir diciendo que él propone una estructura filosófica de referencia diferente, la del Humanismo dialéctico. A pesar de esto, se considera que los libros “El Miedo a la libertad”, “Etica y Psicoanalisis” y “Psicoanalisis de la sociedad contemporánea” presentan también una continuidad en lo que atañe al pensamiento psicológico de Erich Fromm, además de que en la obra “Psicoanálisis de la sociedad contemporanea” funda lo que él llama el psicoanálisis humanista, mientras que en “Etica y Psicoanálisis” sustituye el sistema freudiano de desarrollo de la libido por uno que se basa en los procesos de asimilación y socialización del individuo. ÉL mismo menciona al principio de “Etica y Psicoanálisis” que es menester leer ese libro junto con “Miedo a la libertad” para comprender completamente su caracterología.
Fromm dice en el prefacio de “El Corazón del hombre” que “El miedo a la libertad” fue el fruto de su experiencia clínica y de la especulación teórica para comprender tanto a la libertad, como a la agresión y al instinto destructor. El pensador distingue entre la agresión al servicio de la vida, biofilia, y la necrofilia o agresión al servicio de la muerte.
En un libro previo, “El arte de amar”, Fromm analizó la capacidad de amar y por el contrario El corazón del hombre tiene como eje la enunciación y caracterización de dos síndromes, el de crecimiento (amor a la vida, a la independencia y la superación del narcisismo) y el de decadencia (amor a la muerte, a la simbiosis incestuosa y al narcisismo maligno).
Para Fromm que vivió en plena Guerra Fría, ésta es el reflejo del Síndrome de Decadencia, pues a pesar del enorme riesgo de muerte, prevalece el odio inspirado en un narcisismo maligno, suicida, se impone entre los gobierno de las superpotencias.
A Fromm le interesa la visión de Hobbes en el sentido de que el hombre es lobo del hombre, pero al mismo tiempo, destaca la inclinación humana al autosacrificio. Se pregunta respecto de esta condición dual si es el hombre lobo o cordero de sí mismo.
En busca de una respuesta recurre al Nuevo Testamento para concluir finalmente que este libro refleja tanto una condición como la otra, luego concluye que el hombre es a la par lobo y cordero.
Sin embargo, no todos los hombres han desarrollado de la misma manera ambas condiciones, pues en la inmensa mayoría predomina el cordero, en tanto una minoría es dominada por la condición de lobo, pero esta minoría ha sabido exaltar la condición de lobo que existe en la inmensa mayoría, y cito:
Pero si la mayor parte de los hombres fueron corderos ¿Por qué la vida del hombre es tan diferente de la del cordero? Su historia se escribió con sangre; es una historia de violencia constante, en la que la fuerza se usó casi invariablemente para doblegar su voluntad. ¿Exterminó Talaat Pachá por si solo millones de armenios? ¿Exterminó Hitler por si solo a millones de judíos? ¿Exterminó Stalin por si solo a millones de enemigos políticos? Esos hombres no estaban solos, contaban con miles de hombres que mataban por ellos y que lo hacían no solo voluntariamente, sino con placer.
Fromm concluye que “El hombre ordinario con poder extraordinario es el principal peligro para la humanidad y no el malvado o el sádico” lo cual se puede concretizar cuando se combinan en él las tres orientaciones que forman el Síndrome de decadencia y que “mueve al hombre a destruir por el gusto a la destrucción y a odiar por el gusto de odiar”.
En contraposición describe el Síndrome de crecimiento “el amor a la vida (en cuanto opuesto al amor a la muerte) el amor al hombre (opuesto al narcisismo) y el amor a la independencia (opuesto a la fijación simbiótico-incestuosa).
Desde luego que una mentalidad tan rica y creativa como la de Erich Fromm que vivió intensamente su tiempo, que abrazó a un marxismo alejado del totalitarismo imperante y que rechazó a un capitalismo feroz, que además fue un educador, un literato de gran atractivo pues sus libros son de fácil lectura y que combinaba tanto su experiencia clínica con su meditación filosófica, produjo un rico pensamiento dotado de muchas aristas expuestas a lo largo de más de veinte libros que es imposible encasillar en un capítulo como el de este artículo, sin embargo, el barrunto anterior es el centro que permanece reiterado tanto en sus libros previsores de la sociedad como en el juicio a los grandes personajes de nuestra historia.
Son de importancia trascendental sus estudios acerca de la relación que existe entre los sistemas políticos totalitarios y las religiones monoteístas. Según Fromm las religiones monoteístas educan a los individuos en la obediencia ciega a una autoridad superior, que pone las normas por encima de cualquier razón o discusión. Así el hombre queda reducido a un mero servidor de un Dios Todopoderoso. Esta mentalidad masoquista, adquirida desde la infancia, sería la base psicológica que ha hecho que muchos hombres sigan ciegamente a dictadores como Hitler. Es de destacar la similitud que tienen estas ideas de Fromm con las de otro gran pensador: Joseph Campbell. Poco antes de morir Fromm publicó un libro que supuso un paso adelante en su pensamiento: “Anatomía de la destructividad humana”. En este escrito planteó la idea de que el hombre se decanta en su vida entre dos fuerzas: la biofilia y la necrofilia. La primera es la fuerza que impulsa al ser humano a amar la vida y a crear. La segunda es el reverso tenebroso de esta fuerza. La necrofilia surge cuando el hombre se decanta por el egoísmo, y conlleva la soberbia, la codicia, la violencia, el ansia de destruir y el odio a la vida. Es de destacar el magnífico estudio que Fromm hizo, en este libro, de la personalidad de Hitler basándose en esta teoría de la biofilia-necrofilia.
(PUBLICADO POR TAG EN LUNES, SEPTIEMBRE 29, 2008)
A José Ramón Bonilla, por supuesto.

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