Pedro Conde Sturla
Gaspar Núñez de
Arce (1834- 1903) se burlaba de la poesía de su
compueblano sevillano Bécquer, a la cual definía como “suspirillos germánicos”
en alusión a poetas alemanes que supuestamente imitaba. Pero a pesar de sus
virtuosismo lírico, Nuñez de Arce nunca pudo opacar la fama del cantor de las "oscuras golondrinas", la sencillez, la nitidez de una poesía que era y sigue siendo puro concepto, puro
pensar de la poesía en cuanto poesía. Poesía pura.
Núñez de Arce se
interesaba por temas filosóficos y sociales, cuando no políticos. En Gritos
del combate (1875), su libro más importante, castiga a los Austrias “que
han envilecido / la corona en su cabeza”, y en el poema “A España”, la condena
sin apelación como culpable de sus propios males:
Roto el respeto, la
obediencia rota, / de Dios y de la ley perdido el freno, / vas marchando entre
lágrimas y cieno, / y aire de tempestad tu rostro azota. / Ni causa oculta,
ni razón ignota / busques al mal que te
devora el seno; / tu iniquidad, como sutil veneno, / las fuerzas de tus
músculos agota. / No esperes en revuelta sacudida / alcanzar el remedio por tu
mano / ¡oh sociedad rebelde y
corrompida! / Perseguirás la libertad en vano, / que cuando un pueblo la virtud
olvida, / lleva en sus propios vicios su tirano.
Como era de rigor
entre los románticos, detestaba el culto de la razón y afirmaba que “los
poetas... no deben escribir para ser explicados, sino para ser sentidos”.
Eso justifica su encono contra una de
las grandes figuras del siglo de las luces, Voltaire:
Eres ariete
formidable: nada / Resiste a tu satánica ironía. / Al través del sepulcro todavía / Resuena tu estridente
carcajada. / Cayó bajo tu sátira acerada / Cuanto la humana estupidez
creía, / Y hoy la razón no más sirve de guía / A la prole de Adán regenerada. / Ya sólo influye en su
inmortal destino / La libre religión de las ideas; / Ya la fe miserable a
tierra vino; /Ya el Cristo se desploma;
ya las teas / Alumbran los misterios del camino; /
Ya venciste,
Voltaire. ¡Maldito seas!
Núñez de Arce era
enemigo del “sueño de la razón (que) produce monstruos” como escribiría Goya en
uno de sus “Caprichos”. Ocasionalmente, en un famoso “Soneto”, parece incluso renegar
de las ilusiones de eternidad:
Cuando el ánimo ciego y decaído / la luz persigue y la esperanza en
vano; / cuando abate
su vuelo soberano / como el
cóndor en el espacio herido; / cuando busca
refugio en el olvido, / que le rechaza con helada mano; / cuando en el pobre corazón humano
/
el tedio labra su infecundo nido; / cuando el dolor, robándonos la
calma, / brinda tan
sólo a nuestras ansias fieras, /
horas desesperadas y sombrías, / ¡ay, inmortalidad, sueño del alma / que aspira a lo infinito! si
existieras, / ¡qué
martirio tan bárbaro serías!
Uno de sus más
ambiciosos y logrados poemas es “El vértigo”, basado en una leyenda feudal,
drama de un fratricidio que impresiona por la calidad pictórica de sus imágenes
y la descarnada representación del choque entre la maldad y la bondad humana y
el peso de la conciencia en la que el autor pone una ingenua fe.
En impecables décimas
describe el poeta el poder y la maldad del señor feudal Juan de Tavares, que
todo lo puede y a quien todos temen:
Guarneciendo de una ría / la entrada incierta
y angosta / sobre un peñón de la costa / que bate el mar noche y día / se alza
gigante y sombría / ancha torre circular / que un rey mando edificar / a manera
de atalaya / para defender la playa / de los piratas del mar
/ Dio magnánimo el
monarca / en feudo, a Juan de Tavares / las seis villas y lugares / de aquella
agreste comarca / Cuanto con la vista abarca / desde el alto parapeto / a su
yugo esta sujeto / y en los Reinos de Castilla / no hay señor de horca y
cuchilla /que no le tenga respeto. / Para acrecentar sus bríos / contra los
piratas moros / colmole el rey de tesoros / mercedes y señoríos / mas cediendo
a sus impíos / pensamientos de Luzbel / desordenado y cruel / roba, incendia,
asuela y mata / y es mas bárbaro pirata / que los vencidos por él.
A mitad del poema,
casi para endulzar, aliviar los ánimos del lector, dibuja Núñez de Arce uno de
los más extraordinarios paisajes de la literatura española, una imagen poética
que puede pintarse, que además no está fija, que se mueve como las imágenes de
una película:
Una noche, una de
aquellas / noches que alegran la vida / en que el corazón olvida / sus dudas y
sus querellas / en que lucen las estrellas / cual lámparas de un altar / en que
convidando a orar /
la luna como hostia
santa / lentamente se levanta / sobre las olas del mar.
Cuando el desalmado y
atormentado Juan de Tavares invita a su hermano a batirse para darle muerte,
éste lo desarma con palabras que parecen puñales y se entabla un diálogo que
alcanza las más altas cumbres de la tragedia y del pensar profundo:
-Hiere si intentas
herir / el golpe aguardo sereno / y yo en cambio te condeno / al suplicio de
vivir. / Adonde podrás huir, / que no te alcance el castigo? / buscarás en vano
abrigo / otros climas y otras playas / mas donde quieras que vayas / irá tu
crimen contigo. / Desde el día que nací / -añade airado y convulso / obedezco a
extraño impulso / y no soy dueño de mi / Lucha, pues armas te di / para ganar
la partida / que si en la lid fratricida /no opones el hierro al hierro / Juro
a Dios, que como un perro / voy a arrancarte la vida.!! / Hazlo!!, contesta su
hermano / a tus instintos me entrego / que no detendrá mi ruego / los ímpetus
de tu mano. / Mi muerte será oh tirano! / tu expiación mas tremenda / y rompo
la espada en prenda / de que no quiero cobarde / ni acero que me resguarde / ni
piedad que me defienda. / Dice, y quebrando después / la bruñida y sutil hoja /
en dos pedazos la arroja / de su verdugo a los pies. / avanza tranquilo y es / su porte grave y
austero / -Guarde cada cual su fuero- / dice - y ya que es tu sino / mata como
un asesino / mas no como un caballero. / Don Juan vacila un instante / con su
conciencia batalla / pero al fin la envidia estalla / mas soberbia y mas
pujante. / -Imbécil!! recojo el guante !!- / dice con áspero tono / y arrastrado
por su encono / contra el desdichado cierra / que cae exánime en tierra /
exclamando -Te perdono- / Su razón se turba,
un velo / de sangre nubla sus ojos / y cubren vapores rojos / el mar, la tierra
y el cielo
Con desesperado
anhelo / Nada su pavor mitiga / y su marcha abrumadora / se prolonga hora tras
hora / sin ceder a la fatiga / Su propio
crimen le hostiga / con creciente frenesí / hasta que fuera de sí crispado,
lívido, yerto / se desploma junto al muerto / gritando -Infeliz de mi!!! / Cuando
su manto repliega /
la triste noche sombría / tres muertos alumbra
el día / en la solitaria vega. / Don Luis, que en sangre se anega / y yace en
tranquilo sueño: / Don Juan, cuyo torvo ceño / muestra su angustia final / y el
lebrel, noble y leal / tendido a los pies del dueño. / Conciencia nunca dormida
/ mudo y pertinaz testigo / que no dejas sin castigo / ningún crimen en la vida
/ La ley calla, el mundo olvida / mas, quien sacude tu yugo? / Al Sumo Hacedor
le plugo / que a solas con el pecado /fueses tu para el culpado / Delator,
Juez, y Verdugo.
No dejo de pensar que
Núñez de Arce describió en este poema antológico casi el mismo drama de Raskolnikov en la
novela “Crimen y castigo” de Dostoievski. Raskolnikov, el joven estudiante, asesina a una anciana por curiosidad intelectual,
más que para robarle, y al final, después de un intenso juego de inteligencia
entre el criminal y el investigador del crimen, el primero es vencido por el
peso de la conciencia, el arrepentimiento, y termina confesando, pagando en
Siberia con creces todos sus pecados.
Pero la fe en la
conciencia es ingenua y es falsa. El psicópata no tiene conciencia ni sufre de
remordimientos. Incurre en hechos de sangre, “roba, incendia, asuela y mata” y
lo disfruta a plenitud. Kissinger, por ejemplo, nunca se arrepentirá de su
condición de genocida.
Macbeth perdió el
sueño para siempre cuando mató a su rey, y dormiría
“en la tortura de los sueños
espantosos que” lo agitarían, pero Macbeth no era un psicópata.
Lástima que no sea
igual para todos.
A Modesto Medrano Monción, inolvidable maestro de
literatura
pcs, jueves, 08 de diciembre de 2011
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