Pedro Conde Sturla1
3 de abril 2013
3 de abril 2013
Olía a azufre, por endemoniada, igual que aquel tarado que fue presidente nominal de los Estados Unidos. El mismo al que Chávez comparó con el diablo, faltándole respeto al diablo, que es un pobre diablo.
Tenía cara de pájaro y era un pájaro malo. Era imperialista, era troglodita, era sádica, era pinochetista, era parafascista, odiaba al aguerrido pueblo irlandés, odiaba a los pobres, odiaba a los sindicatos y el estado de
Margaret Thatcher |
bienestar, y en consecuencia, promovió con éxito la desigualdad social como política de estado.
Era, en el fondo una especie de calvinista que “Elevó a categoría el egoísmo privado, estableciendo la riqueza como medida de virtud” (Francisco G. Basterra,El País ,12 abr 2013). Y quizás también como señal de predestinación divina.
Era arbitraria, era intolerante y era intolerable. Y lo era a tal punto el punto que del poder fue sacada, humillantemente, por sus propios compañeros de partido.
No irá al infierno, sin embargo, todavía no han podido habilitar un espacio seguro para ella.
Sarita Montiel |
Amor maternal inspiraba.
Por esas cualidades, amor maternal inspiraba en la época de su plenitud. Puro amor maternal y no otra cosa.¿Acaso no soñábamos todos -como dulces criaturas inocentes-, ser amamantados maternalmente por ella?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario