Menos mal que son cuentos, puros Cuentos Negros, aunque el autor dice que “Todos los personajes de este libro son
reales. Solamente el autor es imaginario”. Porque si esas narraciones fueran
ciertas, el lector que repase líneas tan escandalosas terminaría ateo, como
mínimo, o si permaneciera creyendo en la Santa Madre Iglesia, borraría de su
devoción al alto clero.
Desde hace días está circulando Los cuentos negros, de
Pedro Conde Sturla, y pese a que contiene una variedad de amenos relatos de
colores más tenues, el público se dirige a degustar, morboso, tres historietas:
Al maestro con cariño, El anticristo en Palacio y Profundo Púrpura, aunque disfruta
sobremanera lo que se dice de El Nazionalista, intentando adivinar al
protagonista cierto de entre tantos haitianófobos que pueblan la República.