martes, 12 de noviembre de 2019

¿MORROBEL AL PODER?

Pedro Conde Sturla
20 de junio de 2007.




Políticos y politi castros




Una buena parte de la opinión pública más sensible de la isla de la fantasía se ha mostrado ingenuamente alarmada, más bien consternada, por el hecho de que Melesio Morrobel es candidato al poder, candidato a la presidencia de la República por un partido de Morrobeles.
Morrobel es uno de los muchos personajes que interpreta Freddy Beras Goyco, quizás su obra maestra. Morrobel representa a un político corrupto, si acaso no lo son todos, un político que no esconde su desvergüenza ni disimula sus ambiciones, no enmascara con palabras su idea del estado como botín: al poder se va a robar, a “resolver”. Morrobel no finge virtudes que no tiene, como aconseja Maquiavelo al Príncipe, Morrobel hace y dice lo que otros sólo hacen, no maneja un doble discurso, no tiene una doble moral. Morrobel es exactamente lo que dice ser, la encarnación pura y desnuda de la falta de principios, de ética y moral, la honesta encarnación de un corrupto. Lo único que lo distingue de sus secuaces, lo único que lo distingue de la mayoría de integrantes de esas asociaciones de malhechores llamadas partidos políticos es la descarnada sinceridad o mejor dicho el cinismo, simplemente el cinismo. La participación de Morrobel en la política vernácula sólo podría llamar a escándalo si la realidad no lo superara. El vulgarísimo Morrobel, como dice Pablo McKinney, “ha sido vulgarmente superado por la realidad política nacional”.
Morrobel no es una opción de poder, Morrobel está en el poder desde hace años. Es la expresión de un poder gangsteril que desde lo regional trasciende a lo nacional y se proyecta al plano internacional. Morrobel es un políticastro, exactamente un politicastro, vinculado a los viajes ilegales, al tráfico de drogas, a la mafia de los pasaportes, a los fraudes electorales de la era gloriosa de Balaguer, a la monumental estafa de la Hidro-Quebec, al Peme, al Plan Renove, al escándalo de la decoración del edifico de la Suprema Corte, a las colosales quiebras bancarias, a Don Quirino Ernesto Paulino Castillo. En resumen, a la depredación del patrimonio público, a lo imaginable e inimaginable.
Los Morrobeles pululan en el poder político y dominan el escenario desde siempre, nada tienen de novedosos. A varios Morrobeles les han quitado incluso la visa del imperio, que es como quitarles la patria, y la mayoría exhiben de forma indecorosa el plumaje de la fortuna ganada con el sudor de la frente de sus semejantes.
Si alguno de ellos causa malestar entre sus congéneres es porque se va de boca y confiesa sus malas artes, si el modo en que dispensa lo que no es suyo causa alarma, si el índice de rechazo es tan alto incluso entre sus compañeros de fechorías es porque se reconocen en él y se dan asco.



pcs, miércoles, 20 de junio de 2007.


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