A la grata memoria de Joselín
Miniño.
El Filósofo
adopta un aire entre ecuménico y paternalista y pide calma y pide moderación y
pide orden y pide una soda amarga y pide hielo frío, bien frío, con una voz
rasgada y cordial que quiere ser autoritaria, pero el dependiente del colmadón
no se da por enterado y el Filósofo vuelve a reclamar hielo frío, bien frío,
por favor hielo frío, y una silla y un vaso para el ingeniero que acaba de
llegar. Siéntese, por favor, ingeniero, y toma un respiro y toma un trago corto
y toma de nuevo la palabra y reanuda el tema de la revolución francesa, el
papel de los furufos en la revolución francesa. Robespierre, por ejemplo, era
un furufo, un don nadie, un carajo a la vela, un descastado. Y Marat otro
furufo. Y Danton más furufo. Furufos todos y fusiladores.






