"Lectura e interpretación del Quijote"
jueves, 4 de enero de 2018
RAÍCES
A l e x H a l e y: Raíces
Historia de una familia americana
Pedro Conde
Sturla
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RAÍCES (PDF) |
Lo anterior son anuncios tomados al pie de la letra de periódicos racistas del sur norteamericano en el siglo
antepasado. Llama la atención entre otras cosas, que la venta anuncia a los seres humanos después de las cosas materiales. La dignidad de un negro valía menos, en efecto, que una mula o una carreta, aunque el país entero floreció, precisamente, gracias al trabajo de los negros esclavos.
miércoles, 3 de enero de 2018
ENVEJECER
"Envejecer es como escalar una gran montaña: mientras se sube las fuerzas disminuyen, pero la mirada es más libre, la vista más amplia y serena. "
Ingmar Bergman
Envejecer, digo yo, es cuando escalar una mujer es tan difícil como escalar una montaña...

martes, 2 de enero de 2018
INFINITA POESÍA DE PALAZZESCHI
Pedro Conde Sturla
En recuerdo de Anibelca Sturla, "en plena danza"
Yo vivía en la vieja Roma
cuando publicaron en “Paese Sera” -mi
periódico favorito- la noticia de la muerte de Aldo Palazzeschi aquel lejano
domingo del 18 de agosto de 1974. “Infinita poesía di Palazzeschi” decía el
titular de una página que conservo y da título a esta entrega. La página
contenía y contiene a pesar del tiempo tres artículos firmados por Edoardo
Sanguinetti, Adolfo Chiesa y Oretta Bongarzoni, y todavía está viva en mi
memoria la carga de emoción, que es un poco la misma de aquel remoto día.
Palazzeschi
tenía 89 años y estaba desesperado. Había recibido, junto a todos los
habitantes del edificio donde vivía –en un modesto apartamento junto a sus
libros-, una brutal sentencia de desalojo. Pero él se fue antes de que lo desalojaran,
dice Oretta Bongarzoni, “Murió antes del desalojo…en una ciudad despoblada, en
silencio y de prisa, sin escenas de adiós.” La ciudad despoblada es la Roma de agosto, la Italia de agosto, la pesadilla
de agosto, cuando “toda” la gente sale de vacaciones, cierran la mayoría de los
negocios y el país queda en manos de turistas y unos pocos masoquistas que no
tienen donde ir. Yo era uno de ellos.
MI RELIGIÓN
Fernando Pessoa, "Alberto Caeiro", "No creo en Dios".
No creo en Dios porque nunca lo he visto.
Si el quisiera que yo creyera en él,
seguro que vendría a hablar conmigo
y entraría por mi puerta diciéndome: ¡Aquí estoy!Pero si Dios es las flores y los árboles
y los montes y el sol y el luar,
entonces creo en él,
entonces creo en él a todas horas
y mi vida entera es una oración y una misa
y una comunión por los ojos y por los oídos.
Poesía y religión en César Vallejo y Fernando Pessoa
Pedro Conde Sturla
César Vallejo (1892-1938),
el universal poeta peruano, dijo en un poema que nació un día en que Dios
estaba enfermo y que se moriría un jueves en París con aguacero, pero el
vaticinio meteorológico le falló en parte: murió un viernes con llovizna, casi como
quien dice lo mismo. Además, Dios siempre está enfermo. Lo estuvo para Vallejo
toda la vida, y no sólo el día de su nacimiento, y Vallejo se lo sacó en cara,
se lo reprochó muchas veces, porque era creyente pero malcriado.
lunes, 1 de enero de 2018
VARIACIONES SOBRE UN TEMA DE CONSTANTINO KAVAFIS

VOCES
Voces amadas
De aquellos que ya han muerto
O son para nosotros
Como si hubieran muerto
Voces amadas
De aquellos que ya han muerto o son como los muertos
Para siempre perdidos
Alguna vez nos hablan en el sueño
Alguna vez las oye el pensamiento
Por un momento el eco de otras voces
Por un momento el eco de otros ecos
El eco del eco de otras voces
Desde la primigenia poesía de la vida retorna
se extingue con la música en la insondable noche
PCS
domingo, 31 de diciembre de 2017
El humo de los rostros
Pedro
Conde Sturla
No había, en principio, mucho en común,
salvo unos viernes de cerveza en el colmado D’León, detrás del Hotel
Continental. Cerveza y poesía -ya se sabe- con música para ver pasar a las
muchachas. Ramón Tejera Rosas, el escurridizo, fue paradójicamente el factor
aglutinante. La amorosa tertulia en torno a un poema suyo, dio sentido a
aquellas tardes bohemias. ¿Que otra cosa podían hacer, juntos, dos poetas de
mala leche y un critico de mala fama? Poetizar, criticar, cervecear y fumar.
Dino Buzzati: el ingenio sombrío
Pedro Conde Sturla
Un libro de relatos de Dino Buzzati (1906-1972), de cuyo
título no logro acordarme, fue el primero o uno de los primeros que leí en
italiano, allá por los años setenta. Me lo prestó mi breve amiga Carmela, y
leyendo a Buzzati aprendí a leer italiano, buen italiano. A parlotear en esa
lengua me enseñó un diccionario de cabellos largos, la hermana de Carmela.
Confieso que la lectura de la obra del singular
escritor me estremeció, me entumeció los sentidos, me dejó como quien dice turulato,
prácticamente knockout. Pocas veces me había enfrentado (enfrentado, sí) a un
narrador tan pesimista, sombrío tétrico, melancólico, angustioso, gobernado por
un sentido tan absurdo de la existencia, solitario, desesperanzado, vacío...Un
engendro entre Kafka y Poe como sugiere Borges. (Nada extraño que sea uno de
los favoritos de nuestro clandestino Fernando Vargas).
El mismo Borges lo celebra, y cómo, en el séptimo
prólogo de su exquisita “Biblioteca personal”, con palabras que desbordan
entusiasmo:
“Dino
Buzzati
El
Desierto De Los Tártaros
Podemos
conocer a los antiguos, podemos conocer a los clásicos, podemos conocer a los
escritores del siglo XIX y a los del principio del nuestro, que ya declina.
Harto más arduo es conocer a los contemporáneos. Son demasiados y el tiempo no
ha revelado aún su anto-logía. Hay, sin embargo, nombres que las generaciones
venideras no se resignarán a olvidar. Uno de ellos es, verosímilmente, el de
Dino Buzzati. Buzzati nació en 1906 en la antigua ciudad de Belluno, cerca del
Véneto y de la frontera con Austria. Fue periodista y se entregó después a la
literatura fantástica. Su primer libro, ‘Bárnabo delle Montagne’, data de 1933;
el último, ‘I miracoli di Val Morel’, de 1972, el año de su muerte. Su vasta
obra, no pocas veces alegórica, exhala angustia y magia. El influjo de Poe y de
la novela gótica ha sido declarado por él. Otros han hablado de Kafka. ¿Por qué
no aceptar sin desmedro alguno de Buzzati, ambos ilustres magisterios?
Este
libro [‘El Desierto De Los Tártaros’], que es acaso su obra maestra y que ha
inspirado un hermoso film de Valerio Zurlini, está regido por el método de la
postergación indefinida y casi infinita, caro a los eleatas y a Kafka. El
ámbito de las ficciones de Kafka es deliberadamente gris y mediocre y sabe a
burocracia y a tedio. Tal no es el caso de esta obra. Hay una víspera, pero es
la de una enorme batalla, temida y esperada. Dino Buzzati, en estas páginas,
retrotrae la novela a la epopeya, que fue su manantial. El desierto es real y
es simbólico.
Está
vacío y el héroe espera muchedumbres.
J.L.B.”
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