Pedro Conde Sturla
24 de diciembre de 2007.
No tengo, con el Señor Jesús, relaciones muy estrechas, a pesar de que admiro sinceramente su rebeldía y valentía y el mensaje de amor y paz que florecía y florece en su labios. Y aunque lo traté personalmente desde chiquito, desde que yo era niño y él un
niño Jesús, Jesús bambino, nunca he sido bendecido con el don de la fe y no me
cuento entre los amigos que conocen su número de teléfono, juegan con él monopolio, beben vino en su nombre y predican en su nombre desde el templo y
viven del templo.
No celebro su natalicio en este
mes porque entiendo que nació más o menos en un día indeterminado de primavera
u otoño. El 24 de diciembre era una fecha y una fiesta pagana dedicada al Sol
Invicto, el dios Apolo, un dios y un culto del Imperio Romano, y fue probablemente
un emperador romano, Constantino, quien decidió hacerlo nacer por segunda vez el
24 de diciembre para conveniencia del Imperio y de ladrones, comerciantes y
banqueros que son un poco la misma cosa.