Pedro Conde Sturla
El presidente de la República
asistió a misa de cuerpo presente y rindió honores de estado a un golpista y de
paso a un golpismo que puso fin al régimen democrático del profesor Juan Bosch.
Rindió honores de estado el presidente al ex gobernante de facto, al hombre
fuerte de un Triunvirato represivo y corrupto, a la memoria de un personaje tan
cegado por la sed de poder y la ambición, que pretendió legitimarse en unas
elecciones fraudulentas, quizás el mayor protagonista de los desmanes que
provocaron el estallido de la guerra de abril de 1965, la segunda intervención
armada del imperio, el baño de sangre, los doce años de oprobio de Joaquín
Amparo Balaguer Ricardo, alias (D)Elito, el retroceso histórico, la
continuación del baño de sangre.
Paradójicamente, el golpista
había sido miembro del Consejo de Estado que administró el proceso de
transición posterior al descabezamiento de la tiranía y organizó las elecciones
que llevaron al triunfo al profesor Juan Bosch…, por siete meses. En Israel ocupaba un puesto diplomático, cuando
fue llamado a la dirección del Triunvirato para cubrir la vacante que se
produjo por la renuncia de su primer presidente, a raíz de la matanza de Manolo
Tavárez Justo y sus compañeros de lucha, alzados en armas contra los
usurpadores.