viernes, 26 de octubre de 2018

LA. BIBLIOTECA DE UN REY LLAMADO ASURBANIPAL

Pedro Conde Sturla

11 de julio/ 18 de julio1916



Un rey llamado Asurbanipal

Por todo lo que se ha dicho es posible llegar a la conclusión de que una de las cosas que más contribuyeron a la mal ganada mala fama de Asurbanipal es el hecho de que sabía leer y escribir

Asurbanipal –el último gran rey de Asiria– es un personaje histórico deformado por la leyenda. Se lo conoce por varios nombres y personalidades como los de Osnaper en el Antiguo testamento, Sardanapal entre los griegos, Sardanapalus entre los romanos y Sardanápalo en castellano.
El que describen los griegos “fue un príncipe afeminado e indolente, que abandonó el gobierno a sus favoritos para entregarse a los vicios exclusivamente. Esto produjo tales desórdenes en el imperio, que el descontento se hizo general y por último, se manifestó en una revolución acaudillada por Arbaces, generalísimo de las tropas, y Belesis gran sacerdote y gobernador de Babilonia. Sardanápalo salió de su inacción y venció a los rebeldes en varios combates; pero como había aumentado la deserción en sus tropas, se encerró en Ninive, donde resistió un largo sitio, y cuando se vio perdido, prendió fuego a su palacio y se abrasó en él con sus tesoros y sus mujeres”.
Es el Sardanápalo en que se inspiraron músicos y poetas famosos y el no menos famoso pintor Eugène Delacroix. El Sardanápalo del impresionante óleo sobre lienzo de casi cuatro por cinco metros que se exhibe en el museo del Louvre:

Delacroix. La muerte de Sardanapolo (1827)


jueves, 25 de octubre de 2018

LA BIBLIA DE JEFFERSON


La Biblia de Jefferson

Pedro Conde Sturla





[A pesar del fundamentalismo calvinista que gravitaba sobre la sociedad colonial norteamericana en su variante más radical (el puritanismo), la mayoría de los líderes y figuras históricos de la revolución independentista de 1776 eran partidarios -cuando no exponentes destacados-, de las ideas radicales de la Ilustración, y el modelo que tomaron para la construcción del naciente estado fue calcado literalmente de la “utopía” que proponía Montesquieu: la separación de poderes.

Benjamín Franklin, Thomas Jefferson, George Washington, Ethan Allen y Thomas Paine, entre otros, eran deístas, una especie de mala palabra en esa época. Los deístas -como los cipreses-, creen en Dios, un dios infinitamente relojero, creador de un universo sujeto a leyes invariables, que no se revela, que no se manifiesta más que a través de la naturaleza, que no interviene en los asuntos internos de su   creación, un dios que se llama Dios y al que nadie conoce. Es una creencia racional en Dios que reniega de todo tipo de evento sobrenatural. No acepta dogmatismos, ni credos, ni libros sagrados de ninguna religión. Dios es Dios y sólo Dios.

Thomás Jefferson, tercer presidente norteamericano   (nada en común con el comunismo ateo y disociador que yo    practico para ejercer la discordia y causar desasosiego, como  le gustaba a Saramago) fue más allá de deístas y racionalistas y escribió un libro llamado "La vida y moralejas de Jesús de Nazaret". Es la llamada Biblia de Jefferson, basada en la del monarca inglés James, la Biblia King James.

Al viejo testamento lo descartó de plano por su fantasía y crueldad mitológicas, propia del pueblo judío. Los cuatro evangelios canónicos, aquellos que impuso Constantino en el Concilio de Nicea en el año 326, los recortó con tijera y fue ordenando uno por uno los acontecimientos narrados en estricto orden cronológico y a la vez despojándolos de milagrerías y brujerías. No hay ángel de anunciación en la “Biblia” de Jefferson, no hay reyes magos, no hay masacre de los inocentes, no hay Espíritu Santo, no hay Santísima Trinidad, no hay resurrección. Jefferson separó las enseñanzas éticas de los dogmas y elementos sobrenaturales que corrompían, a su juicio, el mensaje de Cristo. Rescató, según sus palabras, la filosofía de Jesús y la pureza de sus 
pensamientos, despojándolos de las vestimentas artificiales 
con que habían sido distorsionados por sacerdotes que los 
habían convertido en una grotesca imitación o parodia, como instrumento de poder y riqueza para ellos mismos.

Queda, en la Biblia de Jefferson, la idea de un Jesucristo que encarna el ejemplo más grande de la humanidad: “De todos los legados de moralidad, antiguos o modernos que he estudiado, ninguno me parece más puro que el de Jesús” PCS].



CAPÍTULO 1.

1 Aconteció en aquellos Días que Salió un edicto de parte de César Augusto, para levantar un censo de todo el mundo habitado.
    2   Este primer censo se Realizó mientras Cirenio era gobernador de Siria.
    3   Todos iban para inscribirse en el censo, cada uno a su ciudad. 

    4   Entonces José también Subió desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David que se llama Belén, porque él era de la casa y de la familia de David,
    5   para inscribirse con María, su esposa, quien estaba encinta.
    6   Aconteció que, mientras ellos estaban Allí, se cumplieron los Días de su alumbramiento,
    7   y dio a luz a su hijo primogénito. Le Envolvió en pañales, y le Acostó en un pesebre, porque no Había lugar para ellos en el Mesón.
    8   Cuando se cumplieron los ocho Días para circuncidar al niño, llamaron su nombre Jesús.
    9   Cuando cumplieron con todos los requisitos de la ley del Señor, volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret.
    10   El niño Crecía y se Fortalecía, y se llenaba de Sabiduría; y la gracia de Dios estaba sobre él.

En ese tiempo, Jesús Pasó por los sembrados en Sábado. Sus Discípulos tuvieron hambre y comenzaron a arrancar espigas y a comer.
    50   Y al verlo los fariseos, le dijeron: Mira, tus Discípulos hacen lo que no es Lícito hacer en el Sábado.
    51   El les dijo: ¿No habéis Leído qué hizo David cuando tuvo hambre él y los que estaban con él;
    52   Cómo Entró en la casa de Dios y comieron los panes de la Presencia, cosa que no les era Lícito comer ni a él ni a los que estaban con él, sino Sólo a los sacerdotes?
    53   ¿Tampoco habéis Leído en la ley que en los Sábados los sacerdotes en el templo profanan el Sábado y quedan sin culpa?

Partió de Allí y fue a la sinagoga de ellos.
    55   Y he Aquí Había un hombre que Tenía la mano paralizada; y para acusar a Jesús, le preguntaron diciendo: ¿Es Lícito sanar en Sábado?
    56   Pero él les dijo: ¿Qué hombre hay entre vosotros que tenga una oveja, que si ésta cae en un pozo en Sábado, no le Echará mano y la Sacará?
    57   Pues, ¡Cuánto Más vale un hombre que una oveja! De manera que es Lícito hacer bien en Sábado.
    58   También les dijo: El Sábado fue hecho para el hombre, y no el hombre para el Sábado.



CAPÍTULO 17.

Los que pasaban le insultaban, meneando sus cabezas,

37 y diciendo: Tú que derribas el templo y en tres Días lo edificas, ¡Sálvate a ti mismo, si eres Hijo de Dios, y desciende de la cruz!

38 De igual manera, aun los principales sacerdotes junto con los escribas y los ancianos se burlaban de él, y Decían:

39 A otros Salvó; a Sí mismo no se puede salvar. ¿Es rey de Israel? ¡Que descienda ahora de la cruz, y creeremos en él!

40 Ha confiado en Dios. Que lo libre ahora si le quiere, porque dijo: Soy Hijo de Dios.

41 Uno de los malhechores que estaban colgados le injuriaba diciendo: ¿No eres Tú el Cristo? ¡Sálvate a ti mismo y a nosotros!

42 Respondiendo el otro, le Reprendió diciendo: ¿Ni siquiera temes Tú a Dios, estando en la misma Condenación?

43 Nosotros, a la verdad, padecemos con Razón, porque estamos recibiendo lo que merecieron nuestros hechos; pero éste no hizo Ningún mal.

44 Y Jesús Decía: Padre, Perdónalos, porque no saben lo que hacen.

Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María esposa de Cleofas y María Magdalena.

46 Cuando Jesús vio a su madre y al Discípulo a quien amaba, de pie junto a ella, dijo a su madre: Mujer, he Ahí tu hijo.

47 Después dijo al Discípulo: He Ahí tu madre. Y desde aquella hora el Discípulo la Recibió en su casa.

Como a la hora novena Jesús Exclamó a gran voz diciendo: ¡Elí, Elí! ¿Lama sabactani? que significa: Dios Mío, Dios Mío, ¿por qué me has desamparado?

49 Cuando algunos de los que estaban Allí le oyeron, Decían: Este hombre llama a Elías.

50 Y de inmediato uno de ellos Corrió, Tomó una esponja, la Llenó de vinagre, y poniéndola en una caña, le daba de beber.

51 Pero otros Decían: Deja, veamos si viene Elías a salvarlo.

52 Pero Jesús Clamó otra vez a gran voz y Entregó el Espíritu.

53 Estaban Allí muchas mujeres mirando desde lejos. Ellas Habían seguido a Jesús desde Galilea, sirviéndole.

54 Entre ellas se encontraban María Magdalena, María la madre de Jacobo y de José, y la madre de los hijos de Zebedeo.

55 Entonces los Judíos, por cuanto era el Día de la Preparación, y para que los cuerpos no quedasen en la cruz en el Sábado (pues era el Gran Sábado), rogaron a Pilato que se les quebrasen las piernas y fuesen quitados.

56 Luego los soldados fueron y quebraron las piernas al primero, y después al otro que Había sido crucificado con él.

57 Pero cuando llegaron a Jesús, como le vieron ya muerto, no le quebraron las piernas;

58 pero uno de los soldados le Abrió el costado con una lanza, y Salió al instante sangre y agua.

59 Después de esto, José de Arimatea, que era Discípulo de Jesús, aunque en secreto por miedo a los Judíos, Pidió a Pilato que le permitiese quitar el cuerpo de Jesús. Pilato se lo Permitió. Por tanto, él fue y Llevó su cuerpo.

60 También Nicodemo, que al principio Había venido a Jesús de noche, fue llevando un compuesto de mirra y áloes, como cien libras.

61 Tomaron, pues, el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en lienzos con las especias, de acuerdo con la costumbre Judía de sepultar.

62 En el lugar donde Había sido crucificado Había un huerto, y en el huerto Había un sepulcro nuevo, en el cual Todavía no se Había puesto a nadie.

63 Allí pusieron a Jesús,

64 y luego hizo rodar una gran piedra a la entrada del sepulcro, y se fue.


pcs, viernes 16 de julio de 2010


martes, 23 de octubre de 2018

LA BIBLIOTECA DE UN REY LLAMADO ASURBANIPAL (1-2)

Un rey llamado Asurbanipal

Por todo lo que se ha dicho es posible llegar a la conclusión de que una de las cosas que más contribuyeron a la mal ganada mala fama de Asurbanipal es el hecho de que sabía leer y escribir

Asurbanipal –el último gran rey de Asiria– es un personaje histórico deformado por la leyenda. Se lo conoce por varios nombres y personalidades como los de Osnaper en el Antiguo testamento, Sardanapal entre los griegos, Sardanapalus entre los romanos y Sardanápalo en castellano.
El que describen los griegos “fue un príncipe afeminado e indolente, que abandonó el gobierno a sus favoritos para entregarse a los vicios exclusivamente. Esto produjo tales desórdenes en el imperio, que el descontento se hizo general y por último, se manifestó en una revolución acaudillada por Arbaces, generalísimo de las tropas, y Belesis gran sacerdote y gobernador de Babilonia. Sardanápalo salió de su inacción y venció a los rebeldes en varios combates; pero como había aumentado la deserción en sus tropas, se encerró en Ninive, donde resistió un largo sitio, y cuando se vio perdido, prendió fuego a su palacio y se abrasó en él con sus tesoros y sus mujeres”.
Es el Sardanápalo en que se inspiraron músicos y poetas famosos y el no menos famoso pintor Eugène Delacroix. El Sardanápalo del impresionante óleo sobre lienzo de casi cuatro por cinco metros que se exhibe en el museo del Louvre:

Delacroix. La muerte de Sardanapolo (1827)
“El rey está recostado en un rico lecho, sujetando su cabeza con su mano, y vestido con una blanca túnica. Desde su posición, parece lanzar una mirada tranquila hacia el caos que se genera a su alrededor; el caos que forma el cortejo real de concubinas, esclavos, y caballos, en el mismo momento de su irremediable muerte en sacrificio al rey. El monarca observa cómo la voluptuosidad y el poder se esfuman, cómo la habitación y todo lo que la llenaba parece, más que agonizante, el fugaz recuerdo de algo creado y destruido de forma casi simultánea.
“Sardanápalo, asediado por el enemigo en una guerra sin posibilidad de victoria, manda llevar a las dependencias reales a su harén, sus guardias, sus posesiones más bellas, y ordena su destrucción, antes de que todos y todo, incluido él mismo, ardan consumidos por el fuego”. (Alejandra Guzmán Almagro).
“Esta obra viene definida por el movimiento, dando la impresión de ser una imagen barroca surgida de la imaginación de Rubens. Los escorzos, las diagonales, los fuertes contrastes de luz, las tonalidades oscuras contrastando con la claridad de los cuerpos desnudos o las expresiones de las figuras protagonizan una escena en la que la violencia generalizada choca con la tranquilidad del sátrapa. (http://www.artehistoria.com).
La versión que ofrece Isaac Asimov sobre este curioso personaje en su interesante historia de “El cercano Oriente”,  exalta en cambio la figura de un gobernante que a su juicio poco tenía de pusilánime, vicioso o afeminado:
“En algunos aspectos, Asurbanipal fue el más notable de todos los gobernantes asirios. Como todos los grandes reyes de ese país, fue un general capaz e infatigable, y nunca eludió la interminable tarea de defender el siempre agitado imperio. Pero, además, era un sabio. Había recibido una esmerada educación y se sentía fascinado por la historia antigua de Mesopotamia. (Ya hacía 2.500 años que se había inventado la escritura.)
“Asurbanipal se dedicó a la tarea de coleccionar un ejemplar de toda tablilla cuneiforme valiosa de Babilonia. (Él mismo leía y escribía la escritura cuneiforme, de modo que no tenía que depender de un modesto escriba.) Así, formó una enorme biblioteca en su palacio, cuidadosamente catalogada y en la que cada tablilla llevaba su nombre inscrito.
“Fue la mayor biblioteca reunida hasta entonces, e iba a ser de enorme utilidad miles de años después de la muerte del real bibliotecario.
“A mediados del siglo XIX, se sacó a la luz el palacio de Asurbanipal y su biblioteca. En 1872, el arqueólogo inglés George Smith halló entre los restos cuidadosamente excavados y descifrados nada menos que el poema épico de Gilgamesh en una docena de tablillas. Se descifró el cuento babilónico del Diluvio y se hizo evidente su semejanza con el cuento bíblico. Los especialistas se pusieron a buscar las fuentes de los primitivos libros de la Biblia ajenas a la inspiración divina. La biblioteca de Asurbanipal brindó también una enorme cantidad de otro género de información. Es estremecedor pensar qué poco sabríamos de la historia antigua de Mesopotamia de no ser por el entusiasmo erudito de Asurbanipal de hace veintiséis siglos.
“Asurbanipal expandió, enriqueció y embelleció su palacio y su capital, y en su reinado el lujo real alcanzó nuevas alturas. indudablemente, quien lo observase en su palacio rodeado de todo ese lujo y empeñado en búsquedas eruditas (lo que era aún peor, a los ojos de los rudos guerreros de la época), habría pensado que era un hombre afeminado, incapaz de gobernar el imperio más militarista que el mundo había visto.
“En épocas posteriores, los griegos elaboraron su propia versión legendaria sobre un rey asirio al que llamaban Sardanápalo. Era, decían, un completo afeminado que se vestía con ropas de mujer y jamás se movía de su harén. Finalmente, cuando sus súbditos se rebelaron y su palacio estaba a punto de ser tomado, hizo una pila con todas sus posesiones, incluidas sus mujeres, sus esclavos y él mismo, y puso fuego a todo, muriendo cubierto de llamas, aunque no de gloria.
“Hasta los griegos tuvieron que admitir, sin embargo, que, antes que rendirse, sacudió su indolencia, se puso una armadura y condujo bravamente a sus huestes contra el enemigo. Se ha supuesto durante mucho tiempo que Sardanápalo era la forma griega de Asurbanipal, e indudablemente el hecho de que Asurbanipal garabateara signos cuneiformes y su hábito de leer en voz alta a sus mujeres obras eruditas (quienes deben de haberlas odiado) contribuyó a dar origen a la leyenda. Sin embargo, Asurbanipal murió en paz y con su imperio casi intacto. Fue otro, como veremos, quien murió de la manera atribuida a Sardanápalo.
“Lejos de ser un afeminado afecto a su harén, Asurbanipal tuvo que combatir casi constantemente. Egipto estaba en rebelión por la época de la muerte de Asarhaddón, y Asurbanipal tuvo que efectuar dos ataques contra esa tierra. En el segundo, remontó el Nilo hasta Tebas, la gran capital del sur deEgipto, y la saqueó. Fue el punto más lejano al que llegó un ejército asirio”.
Por todo lo que se ha dicho es posible llegar a la conclusión de que una de las cosas que más contribuyeron a la mal ganada mala fama de Asurbanipal es el hecho de que sabía leer y escribir:
“Yo, Asurbanipal, aprendí en palacio la sabiduría de Nebo, el arte completo de escribir en tabletas de arcilla de todas clases.
Me hice experto en varias clases de escritura… leí las bellas tabletas de arcilla de Sumer y la escritura acadia, que resulta difícil de dominar. Experimenté el gozo de leer inscripciones hechas en piedra, pertenecientes a la época anterior al diluvio”.



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La biblioteca de Asurbanipal

Él mismo cuenta que a los sobrevivientes de una ciudad vencida los pasó por las armas igual que a corderos y en la ciudad de Susa, por venganza, profanó las sepulturas de los reyes para que sus espíritus no tuvieran reposo (suponiendo que los espíritus reposan)

Los asirios hicieron grandes progresos en el arte de la guerra y en el arte de la crueldad, dos de los deportes favoritos de los llamados seres humanos. Sus férreos gobernantes fueron grandes constructores y grandes destructores. Construían palacios fastuosos, destruían ciudades y ciudadelas, masacraban poblaciones enteras. Las campañas bélicas eran devastadoras y brutales, aunque no tanto como la del imperio que convirtió recientemente toda la zona en un infierno. Durante siglos nada resistió el empuje de sus ejércitos. Durante siglos persistió entre los pueblos la ingrata memoria del pesado yugo que imponían a los vencidos. Las supuestas tribus perdidas  de Israel (las que deportaron los asirios), todavía no han sido encontradas.
Asurbanipal no era tan diferente a los mandatarios que, antes y después que él, ocuparon el trono en Asiria. Él mismo cuenta que a los sobrevivientes de una ciudad vencida los pasó por las armas igual que a corderos y en la ciudad de Susa, por venganza, profanó las sepulturas de los reyes para que sus espíritus no tuvieran reposo (suponiendo que los espíritus reposan).
Pero Asurbanipal fue educado posiblemente para desempeñarse como sacerdote o alto funcionario palaciego y recibió una educación de primer orden en artes y ciencias, una educación que no excluía el uso de las armas. Asurbanipal se benefició por igual del duro entrenamiento militar y fue por eso hombre de pluma y espada. El guerrero bibliotecario quizás disfrutaba tanto cortando cabezas como escribiendo y coleccionando documentos para engordar su biblioteca. Disfrutaba cazando, construyendo palacios, disfrutaba matando y quizás también acicalándose “igual que una mujer”, tejiendo y bordando como decían los chismosos griegos. Sentía además una auténtica sed, una profunda “devoción por el conocimiento.” Leyó “intrincadas tablillas inscritas en los oscuros sumerio y acadio, difíciles de desentrañar…”, estudió “el saber secreto de todo arte del escriba”.
A la iniciativa de un antecesor, Sargón II, y a los desvelos de Asurbanipal se debe el surgimiento, en el siglo VII, de “la primera biblioteca del mundo” o por lo menos de esa parte del mundo. Esta es su gloria, su mayor título de gloria.
Así describen -al personaje y su obra- Ariel Acosta, Elvia del Castillo, Dayner Acosta y Luis Amador, estudiantes del Seminario Teológico Adventista de Cuba:
“Es significativa su dedicación a la literatura. Sostuvo una escuela de escribas que se encargó de preservar la literatura y lingüística de los sumerios y acadianos, ellos reunieron la primera gran biblioteca de la zona, que se convirtió en el monumento perenne de este rey. Estaba reunida allí, cuidadosamente copiada en unas 5000 tablillas, la mayor parte de la extensiva producción literaria del país, todo lo que entonces se consideraba digno de ser conservado y releído. Al completarse la biblioteca llegó a tener cerca de 100 000 volúmenes. En el año 1853 d.c, dando continuidad a sus excavaciones previas con Layard, Rassam desenterró en Nínive el palacio del rey Assurbanipal, en el cual había un bello bajo relieve de gran tamaño que representaba al rey de pie en un carro de guerra, disponiéndose a salir a una expedición de cacería, mientras sus servidores le entregaban las armas para la caza. En dos pisos contiguos de altas cúpulas, se descubrieron amontonadas en los pisos miles de inapreciables tablillas de arcilla, que resultaron ser una gran porción de la Biblioteca de Assurbanipal. Layard también trabajó en este hallazgo, extrajo tablillas de arcilla cubiertas con caracteres cuneiformes. Estas variaban en su tamaño desde 1 hasta 12 pulgadas cuadradas. Las tablillas parecían haber estado organizadas y la biblioteca parecía haber sido un lugar público. Finalmente los restos arqueológicos fueron transportados hacia el Museo Británico de Londres. Se han excavado hasta ahora cerca de 30 000 textos.
“Veinte años más tarde (1872 d.C.) una de las tabletas causó una gran sensación cuando el asiriólogo George Smith, mientras trabajaba en el Museo Británico, comprendió que la misma contenía un relato acerca del diluvio. La tradujo y publicó, aunque hoy sus traducciones son consideradas algo anticuadas. Al fijar sus ojos en las palabras ‘la barca descansó sobre la montaña de Nisir’, se sintió muy emocionado, al igual que el Sr. Gladstone, el Decano Stanley y el propietario del periódico London Daily Telegraph. El Sr. Smith fue enviado a Nínive, donde mediante búsqueda diligente halló la otra porción de la tableta que contenía los diecisiete renglones que completaban el recuento caldeo del diluvio. Se le dio a este hallazgo el título de ‘Epopeya de Gilgamesh’. Más tarde encontró las tabletas de la creación según los babilonios, las cuales publicó en 1876 bajo el título de ‘Recuento Caldeo del Génesis’, al que también se le denomina ‘Enuma Elish’. Entre otras obras encontradas tenemos el descenso de Ishtar al mundo bajo; la leyenda Etana, quien huyó del cielo en un águila; otra leyenda que cuenta que Sargón de Acadia fue salvado al nacer, como Moisés, en su cesta de juncos en el río Éufrates, al ser rescatado por la diosa Ishtar; se encontró además gran cantidad de literatura de sabiduría, incluyendo el poema del ‘Justo Sufriente’, a menudo descrito como el Job de Babilonia; himnos; parábolas y cuentos populares.
“La estructura y contenido internos de la biblioteca resultan bien interesante si tenemos en cuenta que un libro babilónico o asirio consistía en varios departamentos, formados por tabletas de arcilla cuadradas escritas por ambos lados, cuidadosamente paginadas y apiladas una sobre otra en orden. Muchos de aquellos libros fueron copiados de tabletas babilónicas prestadas, aunque un gran número fueron, evidentemente, compuestas durante el reinado de Assurbanipal. Se prepararon listas completas de plantas. Árboles, metales y minerales. Además, se hizo un catálogo de todas y cada una de las especies animales conocidas, donde se clasificaron en familia y género. Lenormant dice: ‘Nos quedamos bien asombrados de ver que los asirios ya habían inventado una nomenclatura científica, similar en principio a la de Linneaus’. Se podían encontrar también libros religiosos explicando el nombre, funciones y atributos de cada dios, encantos mágicos con los cuales ahuyentaban los malos espíritus, y poemas sagrados parecidos en estilo a los salmos de David. Estaban las copias de las ya entonces reliquias babilónicas acerca de la Creación, el Diluvio y la Torre de Babel, que son como narrativas del Génesis, aunque fueron escritas cientos de años antes de que Moisés naciera. Había numerosos trabajos sobre gramática pues los asirios hallaron su lenguaje tan complicado que multiplicaron esfuerzos en reproducir léxicos y gramáticas para explicar y simplificar mejor su lengua. Vale decir que dichos libros, escritos para ayudar al aprendiz asirio durante 2500 años en el pasado, han sido encontrados sin valor alguno para el estudiante actual en el propósito de entender mejor dicha lengua. Toda esta vasta colección, recopilada con mucho cuidado por el rey, cayó con el palacio cuando fue destruido por su hijo Saracus; se rompieron la mayoría de los fragmentos. El descubrimiento de la Biblioteca de Assurbanipal ha tenido una notabilísima significación, tal vez este ha sido el descubrimiento más importante de Mesopotamia”. (“Biblioteca de asurbanipal”, Ariel Acosta, Elvia del Castillo, Dayner Acosta y Luis Amador, estudiantes del Seminario Teológico Adventista de Cuba).
“Para bien o para mal de la Humanidad –dice, por otra parte,  Fernando Fernández Palacios-, dependiendo de lo que uno entienda por progreso o desarrollo, la figura de Assurbanipal será por los siglos de los siglos […] una figura clave para entender el desenvolvimiento que el mundo ha tenido; si a esto le unimos el hecho de que, debido a sus esfuerzo, gran parte de la variada y riquísima literatura mesopotámica nos ha llegado gracias a las bibliotecas, no tendremos más remedio que reconocer que el hecho de acercarse a su figura puede haber sido un ejercicio que facilite la penetración en los arcanos de nuestra memoria colectiva, aunque a algunos eso de ‘los asirios’, o Assurbanipal en concreto, les parezca algo muy lejano en el tiempo y sin trascendencia alguna en sus vidas”. Fernando Fernández Palacios)



Nínive
Nínive



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LOS DILUVIOS EN LA BIBLIA (1-3)

Pedro conde Sturla
6 de junio/ 20 de junio 2016

Los diluvios en la Biblia (1)

¿Sabía usted que en la edición de la Biblia intervino un redactor genial que reunió diferentes versiones de los hechos y las unificó todas sin casi eliminar una palabra?: Un logro sin parangón en toda la historia de las ediciones literarias.

EL POEMA DE GILGAMESH


Pedro Conde Sturla
25 de marzo de 2007

La literatura y el arte, la historia, la filosofía y la religión se confunden en la noche de los tiempos y muy frecuentemente no es posible separar una de otras, como en el famoso Poema de Gilgamesh.
El rey Gilgamesh, un personaje histórico, gobernó en Uruk, Mesopotamia -cuna de la civilización-, alrededor de 2500 años aC. En algún lugar de esa tierra se estableció el paraíso terrenal y hoy día es parte del territorio que ocupa Irak.
El poema se escribió muchos siglos después, tomando como base las tradiciones orales de antiguas leyendas de los sumerios (un pueblo y una lengua de orígenes desconocidos) y está considerado como la más antigua narración escrita de la historia. Ahí comenzó todo, dijo Borges.
Como en toda epopeya, la figura de Gilgamesh aparece transfigurada, idealizada, convertida en mito.
Para algunos, el poema contiene la más antigua reflexión filosófica sobre la condición humana y reviste una doble importancia:
“Por un lado, inicia la literatura conocida de la humanidad: las tablillas conservadas son los fragmentos de escritura, escritura cuneiforme, más antiguos del mundo -de momento-. Por otro, es una profunda y sabia, antigua y actual, reflexión sobre qué son y como tienen que vivir los humanos.”
En alguno de los pasajes anticipa, al decir de un agudo comentarista, el carpe diem de Horacio, una frase latina que literalmente significa cosecha, disfruta o realiza el día.

Cuando los dioses crearon a los humanos
destinaron la muerte para ellos,
guardando la vida para sí mismos.
Tú, Gilgamesh, llénate el vientre,
goza de día y de noche.
Celebra cada día una alegre fiesta,
danza y juega día y noche.
Ponte vestidos flamantes
lava tu cabeza y báñate.
Atiende el niño que te toma de la mano y alégrate
Deléitate abrazando a tu esposa.
Pues éste es el destino del hombre

El poema inicia con un prólogo exultante que proclama “las hazañas de Gilgamesh... el hombre al que todas las cosas le eran conocidas... era sabio... conocía cosas secretas, nos trajo una historia de antes de la inundación. Partió en un largo viaje, estaba abatido, cansado de trabajar; al regresar descansó y grabó en una piedra todo el relato.”
Como era en parte humano y en parte divino, Gilgamesh era arrogante y los dioses crearon al guerrero Enkidú, que lo igualaba en fortaleza física, con el propósito de bajarle los humos.
Enkidu y Gilgamesh entablaron combate y luego se hicieron amigos, casi hermanos y marcharon juntos en una aventura para darle muerte al maligno Humbaba.
Durante el viaje de regreso, la diosa Ishtar se prendó de la belleza del héroe y le pidió matrimonio, a lo que Gilgamesh se negó. Entonces, la diosa pidió en venganza a su padre Anu que creara el Toro del cielo para que destruyese la tierra. Pero Enkidú y Gilgamesh lo mataron. Los dioses castigaron entonces la osadía provocando la muerte de Enkidú. Desolado, Gilgamesh emprendió un viaje para entrevistarse con Utnapishtim, el antecesor de todos los humanos y le pregunta por qué todos tienen que morir. Utnapishstim le respondió que la muerte era igual a un sueño que a todos sobreviene algún día y no hay razón para temerla.
Por último, en el camino de regreso y no sin haber escuchado el relato del diluvio de boca de Utnapishstim, que era el único sobreviviente, Gilgamesh, encuentra una planta que tiene el poder de devolver la juventud. Pero un día una serpiente aprovecha una distracción del héroe y se come la planta. Por esa razón las serpientes cambian la piel y se mantienen jóvenes, mientras que los humanos envejecen y mueren.
Utnapishtim vivía en la ciuad de Shurrupak, donde servía al dios Ea. A causa de los interminables conflictos entre los hombres, el ruido no permitía dormir a los dioses y estos decidieron desatar las aguas sobre el mundo para que todos perecieran ahogados, pero Ea le avisó en el sueño a Utnapishtim del cataclismo que se acercaba y le dijo que construyera una nave y que metiera en ella una pareja de cada especie. Durante siete noches hubo una gran tempestad y el mundo se cubrió de agua. La nave tocó tierra en la cima del monte Nisir. Para verificar la extensión del diluvio, Utnapishtim soltó una paloma, luego una golondrina y luego un cuervo. Este último no regresó. Utnapishtim supuso entonces que había encontrado dónde posarse y que las aguas estaban bajando. En agradecimiento, encendió una hoguera e hizo sacrificios a los dioses. Enlil, el dios que había provocado el diluvio, se encolerizó al oler el humo, pero el dulce Ea intercedió por Utnapishtim y Enlil lo convirtió a él y su esposa en inmortales. Ambos son los antecesores de la humanidad…
De esta y otras leyendas, los escribas de la Biblia se surtirían en los siglos posteriores con la cuchara grande.

Fonte: http://es.wikipedia.or
MOSTERÍN. Historia de la Filosofía. Madrid: Alianza, 1983;
Poema de Gilgamesh estudio y traducción de F. LARA, Madrid, Tecnos, 1988
World Literature, Mythology, Gilgamesh mitos y leyendas: El diluvio
pcs, domingo, 25 de marzo de 2007


sábado, 20 de octubre de 2018

LA BIBLIA Y OTROS ENGENDROS

(A propósito de la enseñanza obligatoria de la Biblia en las escuelas)

Casi la mitad de los siete mil millones de bípedos parlantes del planeta creen en la fábula o en una de las variantes de la fábula, de la mitología que elaboraron los judíos a partir de las mitologias egipcias, mesopotámicas, griegas... Eso que se llama Biblia. 

El hecho es que “Casi todas las culturas han desarrollado su mito de creación propio, y la historia del Génesis es simplemente la que fue adoptada por una tribu particular de pastores del Medio Oriente”. 
(Richard Dawkins).

El cristianismo -afirma Wolfgang Beutin- se inició con un robo grave, cardinal: ¿Porque cómo pasó el Antiguo Testamento a manos de los cristianos? La verdad es que lo fue arrebatado a los judíos y "se utilizó como arma arrojadiza contra ellos: un proceder increíblemente mendaz denominado interpretatio Christiana; un suceso singular y sin igual en toda la historia de la religión y casi el único rasco original de la historia  cristiana de fe".  
Pero la obra literaria, el Antiguo Testamento, transmite una idea de Dios, cuya esencia bárbara no tiene igual. "¡Y este Dios, arrogante y poseído de absolutidad como ningún otro engendro en la historia de la religión antes, y de una crueldad no superable con posterioridad, se halla detrás de toda la historia del cristianismo! (...) Un  dios que con nada disfruta tanto como con la venganza y la ruindad. Un dios que arde en delirios homicidas".
(Karlheinz Deschner:La Historia criminal del cristianismo)

El Dios del Antiguo Testamento es, sin duda el personaje más desagradable en toda ficción: celoso y orgulloso de ello, un mezquino, injusto, un controlador implacable, un vengativo limpiador étnico sediento de sangre, un misógino, homófobo, racista, infanticida, genocida, filicida, pestilente, megalómano, sadomasoquista, matón caprichosamente malévolo. 
(Richard Hawkins).

La Biblia enseña a “Abrasar en nombre del Señor, incendiar en nombre del Señor, asesinar y entregar al diablo, siempre en nombre del Señor.”  
(Georg Christoph Lichtenberg ).

Enseñar a un niño o una niña, a una criatura inocente. a creer en el diablo y el infierno es una crueldad y un abuso.

(Richard Dawkins).

Siete al anochecer (7)

https://acento.com.do/2018/opinion/8616740-siete-al-anochecer-7/



Horacio Vásquez.
El querido Jefe fue uno de esos hombres que se hizo a sí mismo.Trabajó desde la más temprana juventud como telegrafista, trabajó en un ingenio azucarero, trabajó de guardia campestre, ingresó a la academia militar fundada por los gringos durante la ocupación que tanto bien nos hizo y se graduó con honores con el rango de segundo teniente. Diez años después de su entrada triunfal a la academia lo ascendieron a general de brigada y jefe del ejército en el gobierno de Horacio Vásquez. Toda una hazaña. Todo un general y un caballero, un general y un humanista.
Gracias a él pudo cumplir el presidente Vásquez su período en el poder, algo excepcional en la historia del país. Gracias a él se salvó luego la República de la dictadura que intentó implantar el mismo Vásquez con sus veleidades continuistas, gracias a él se preservó la continuidad democrática mediante elecciones libres, ejemplarmente libres. Eso no lo recuerdan ni lo quieren recordar los detractores del ilustre Jefe. Nadie sabe ahora o recuerda o parece haberse enterado de que la popularidad del Jefe era tan abrumadora que la oposición se retiró de la contienda y que el Jefe ganó las elecciones con una inmensa mayoría de votos.
La más bella revolución de America llamó el poeta Tomás Hernández Franco al movimiento cívico y militar que impidió al presidente Vásquez entronizarse en el poder e hizo posible la llegada providencial del querido Jefe a la primera magistratura del estado, un designio, sí, providencial…
Se iniciaba una época de estabilidad y desarrollo como nunca había conocido el país.
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La bestia había salido, como de costumbre, a pasear por el Malecón en compañía de sus fieles. Esa noche lo acompañaban, de acuerdo a informes dignos de crédito, Miguel Ángel Báez Díaz, Arturo Espaillat, Rafael Paíno Pichardo, Jhonny Abbes García, Luis Rafael Trujilllo (Nene), Augusto Peignand Cestero, el general José René Román Fernández (Pupo), jefe de las Fuerzas Armadas, y su edecán militar, el coronel Marcos Jorge Moreno. Al grupo se sumaría después Virgilio Álvarez Pina (alias Cucho). Un selecto grupo de sus mejores hombres, entre los que no faltaban matarifes, torturadores, aduladores, sicofantes…
Quizás no lo sabía (o quizás así lo quería), pero todos en su compañía se sentían cohibidos, temerosos, inseguros. Sus cambios de humor y sus rabietas eran cada vez más frecuentes y su desconfianza en esa época se acercaba al límite de la paranoia. Sospechaba sin duda que algunos de sus fieles más fieles, incluso algunos de los que lo acompañaban, comenzaban a ser infieles. Y lo peor, para la bestia, es que no estaba equivocada. Sus sospechas no eran infundadas. Junto a la bestia caminaban esa noche por lo menos dos conspiradores. La negra bestia de la muerte caminaba junto a la bestia esa noche y la bestia no lo sabía.
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La más bella revolución de América
(primera parte)
Horacio Vásquez había sido elegido presidente en 1924 (al cabo de un paréntesis de ocho años de ominosa ocupación militar yanqui), y cuando estaba a punto de agotar su período de cuatro años se inventó -o hizo que sus más fieles servidores se inventaran en base a un mamotreto jurídico- una prórroga que le permitió extender dos años su mandato. Cuando la extensión se estaba acabando se inventó o hizo que sus más fieles servidores y aduladores se inventaran o más bien desempolvaran el expediente de la reelección o el reeleccionismo. Nada nuevo bajo el sol.
Los afanes continuistas y reeleccionistas de Horacio Vásquez, aparte de su miopía o ceguera en relación a las turbias maquinaciones de Trujillo, le abrieron a éste último las puertas del poder político, el poder absoluto, o por lo menos le dieron el pretexto para tomarlo por asalto.
Mientras los más fieles servidores y aduladores del presidente vociferaban y escribían “Horacio o que entre el mar”, algunos colaboradores y funcionarios del gobierno, incluyendo al vicepresidente Federico Velázquez, renunciaron y pasaron abiertamente a la oposición o se negaron simplemente a secundar las ambiciones del anciano y gastado y quizás decrépito caudillo.
Rafael Estrella Ureña, que había formado parte del gobierno como Secretario de Estado, se puso al frente de un movimiento cívico militar que surgió en Santiago y que era al mismo tiempo el instrumento de una conspiración de la que formaba parte -o más bien dirigía- el brigadier Trujillo.
En la atmósfera de incertidumbre que se creó en esos días aciagos, no resultaba fácil distinguir quién trabajaba a favor o en contra de quién. Trujillo -pensaba Estrella Ureña-, sería su catapulta al poder y lo mismo pensaba Trujillo de Estrella Ureña.
Una cosa piensa el burro -dice el refrán- y otra quien lo va montando. Pero Trujillo no era el burro.
Muchos se dieron cuenta, lo vieron venir, lo intuyeron, presintieron lo que iba a suceder, pero otros, precisamente las partes más interesadas, permanecieron ciegas hasta que fue demasiado tarde.
Cuando Vásquez, casi al final de la extensión de su mandato, se vio obligado a ausentarse del país por razones de salud, el vicepresidente Alfonseca, José Dolores Alfonseca (el sucesor de Federico Velázquez), lo sustituyó interinamente en el cargo y al cabo de pocas horas recibió la visita de quien era en ese momento uno de los más prestigiosos e influyentes dirigentes políticos del Cibao, un partidario suyo y un amigo de confianza: Virgilio Martínez Reyna.
A Martínez Reyna no le fue difícil convencer a Alfonseca de aprovechar la ausencia de Horacio Vásquez para librarse o tratar de librarse de Trujillo, pero la loable tentativa provocó un duro enfrentamiento en el que poco faltó para que la sangre llegara al río. La legación norteamericana intervino como mediadora y Trujillo se salió con la suya, como tenía que salir con semejante mediación.
Trujillo permaneció en su redil, en la fortaleza Ozama, y Martinez Reyna volvió al Cibao (afectado ya de una seria enfermedad pulmonar), sin saber que había firmado (o anticipado) su sentencia de muerte. Trujillo no le perdonó ni le perdonaría la iniciativa, el haber tratado de hacerlo saltar de su cargo, y se la hizo pagar cara. A él y a su esposa embarazada: Altagracia Almánzar.
Durante su convalecencia en el hospital Horacio Vásquez recibía reiterados informes sobre la deslealtad de Trujillo, su protegido y niño lindo, pero nunca les concedió mayor crédito ni mayor importancia.
Cuando regresó al país al cabo de casi dos meses de ausencia y con un riñón de menos, recibió la visita de Cucho Álvarez Pina, un pariente de Trujillo que con el andar del tiempo sería uno de sus grandes colaboradores. Pero en ese momento Álvarez Pina no era trujillista y había ido a informarle a Vásquez que Trujillo lo había traicionado y estaba complotando contra él. Horacio Vásquez no quiso darse por enterado, le concedió a la noticia apenas el crédito de la duda y fue a la fortaleza a entrevistarse con Trujillo, a escuchar de su boca si era verdad o mentira que lo estaba traicionando. Trujillo sólo permitió la entrada a Horacio y dos acompañantes. Aun así, Horacio salió del recinto convencido de la lealtad de su protegido y de que las informaciones recibidas no eran más que chismes de patio, intriga de políticos y politicastros.
Muy confiado y seguro al parecer se sentía de las manifestaciones de lealtad recibidas por parte del hombre a quien había ascendido a general de brigada y jefe del ejército. Trujillo se había cuadrado en su presencia, lo había reconocido como su presidente, había quedado formalmente a la espera de sus órdenes y Horacio ordenó.
Fue tan incauto, ingenuo, desmaliciado o bruto que le ordenó a Trujillo -precisamente al brigadier Trujillo- que enviara tropas a detener la caravana de insurrectos del movimiento cívico militar que encabezaba su cómplice Estrella Ureña. La caravana de insurrectos que avanzaba amenazadora desde hacía varios días sobre la capital.
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Bibliografía
Robert D. Crassweller, Trujillo: the life and times of a caribbean dictator.

viernes, 19 de octubre de 2018

SIETE AL ANOCHECER (7)

Pedro Conde Sturla
18 de octubre 2118

El querido Jefe fue uno de esos hombres que se hizo a sí mismo.Trabajó desde la más temprana juventud como telegrafista, trabajó en un ingenio azucarero, trabajó de guardia campestre, ingresó a la academia militar fundada por los gringos durante la ocupación que tanto bien nos hizo y se graduó con honores con el rango de segundo teniente. Diez años después de su entrada triunfal a la academia lo ascendieron a general de brigada y jefe del ejército en el gobierno de Horacio Vásquez. Toda una hazaña. Todo un general y un caballero, un general y un humanista. 

jueves, 18 de octubre de 2018

La utopía de Moro (1-4)

Pedro Conde Sturla
8 de junio/6 de julio 2015

El compañero Moro se inventó una isla que llamó Utopía (lugar que no existe o lugar bueno), una isla de lo más moderna, modernísima, en forma de “luna creciente”, creada en parte por órdenes superiores del rey Utopo que “hizo cortar un istmo de quince millas” que la unía al continente y “logró que el mar la rodease totalmente”. En su parte más ancha se extiende por “doscientas millas”, tiene un puerto maravilloso “a manera de un lago apacible” que ofrece a las embarcaciones “un refugio muy bien acomodado” y protegido en grado extremo por “bancos de arena” y “escollos disimulados” que “ponen espanto al que pretendiera entrar como enemigo”. Además, “Casi en el centro de este espacio existe una gran roca, en cuya parte superior han construido un fortín, y en el que existe un presidio.” La capital está en medio de la isla, equidistante de las “cincuenta y cuatro grandes y magníficas ciudades. Todas ellas tienen la misma lengua, idénticas costumbres, instituciones y leyes. Todas están construidas sobre un mismo plano, y todas tienen un mismo aspecto, salvo las particularidades del terreno. La distancia que separa a las ciudades vecinas es de veinticuatro millas. Ninguna, sin embargo, está tan lejana que no se pueda llegar a ella desde otra ciudad en un día de camino”.
El compañero Moro, Sir Tomás Moro (1478-1535), inventó una isla que llamó Utopía en la que reina un régimen socialista o más bien maoísta, a juzgar por la vestimenta, pero con elecciones libres. Se adelantó de esta manera varios siglos al compañero Marx. (La invención de Moro y “La invención de Morel” son geniales).
Isla Utopía

sábado, 13 de octubre de 2018

Siete al anochecer (6)

13 octubre, 2018

Donato y Cipriano Bencosme. 
18 de febrero 1957
Donato Bencosme había heredado de su padre la figura de recio galán, el carácter rebelde, insumiso, la pasión por las mujeres y unos ojos azules que lo hacían, según se decía, irresistible.
Fortuna, buenos modales, galanura y otras muchas cualidades garantizaban su éxito con las mujeres, aparte del envidiable arte o artificio para convivir con varias en extraña armonía. De hecho, llegó a tener relaciones con seis al mismo tiempo y tuvo en total treinta y dos hijos, cinco más que los que se le conocían a su progenitor.
Por lo demás, había reconstruido y tal vez acrecentado el patrimonio familiar y vivía como un potentado, como lo que era, un hombre rico, laborioso, culto y refinado que había estudiado en Europa y conocía varios idiomas, un hombre de mundo que se daba todos los lujos y se complacía en hacer ostentación de ellos.
En especial tenía debilidad por los automóviles y era el feliz propietario de una flamante colección, una flotilla, ocho en total, y cada uno con su garage designado, aparte de habitación privada con baño para cada chofer.
Donato Bencosme no medraba, pues, a la sombra del padre, se había construido su propia leyenda, pero la sombra del padre gravitaba ominosamente sobre su cabeza, era un hombre marcado por el odio de la bestia para morir de mala muerte.
A ello contribuía una actitud desafiante o quizás fatalista, la de quién sabía que no iba a poder evadir para siempre las trampas del destino y respondía a las amenazas patentes y latentes con extrema dignidad.
El esplendor y boato en que vivía constituía sin duda una afrenta para sus enemigos políticos y un motivo de rencilla para todos los envidiosos. Pero no hubo contra él durante mucho tiempo una hostilidad manifiesta.
Donato había servido a la bestia en el cargo de gobernador en un par de ocasiones, había sido presidente del Partido Dominicano, el partido único, el de la bestia, y en alguna de sus propiedades había un letrero que ensalzaba la obra de gobierno, la de la misma bestia. También se cuenta el cuento de que en una ocasión denunció un complot para eliminarla.
Nada, pues, enturbiaba la fidelidad o aparente fidelidad de Bencosme a Trujillo. El mismo Bencosme quizás pensaba que se había producido una reconciliación desde el momento en que la bestia le había permitido rehacer la fortuna familiar y hacerse cargo de sus hermanos y hermanas. Pensaba quizás ingenuamente que le habían otorgado el perdón por la rebeldía del padre y del hermano. Pensó que podía disimular, seguir disimulando, hacerse el muertito, guardar las apariencias, pensaría quizás que su propia fortuna demostraba que gozaba del favor de la bestia o que un hombre de su posición social era intocable.
De hecho, logró mantener su estatus durante más de dos décadas, hasta los años finales de la tiranía, hasta que la paranoia de la bestia se desató de forma incontrolable.
Las relaciones de la bestia con sus enemigos tenían muchas veces un carácter cíclico en el que se alternaban los castigos y los premios. De la cárcel se podía pasar a un cargo público y del cargo al cementerio. Algo rutinario.
Donato no había sufrido ningún castigo y la bestia lo había premiado o premiaría con honrosos nombramientos que no podían ser rechazados, pero la suerte se le estaba agotando.
En el momento quizás menos pensado, Donato Bencosme fue objeto de un Foro público en el que se lo acusaba de que tenía en su poder las armas que nunca llegaron a manos de su padre y que se aprestaba para tumbar al gobierno en cualquier momento.
El Foro público, la gloriosa creación de Panchito Pratz Ramirez, era una columna diaria de difamación e injuria que se publicaba en El Caribe y generalmente anunciaba quién estaba o iba a caer en desgracia con el régimen.
Donato Bencosme protestó públicamente contra la acusación y en medio del revuelo que se armó o quizás al final del mismo fue inconsultamente nombrado gobernador de la Provincia Espaillat.
El juego del gato y el ratón había empezado.
Siendo gobernador empezó a tener una racha de tropiezos, una serie de desencuentros con prominentes figuras del régimen, empezando por el llamado Pipí Trujillo, a quien acusó de malandrín y cuatrero, lo que en efecto era, y se lo ganó de enemigo. Más adelante se enemistó con el general Pupo Román, que era jefe del ejército, a causa de un accidente de tránsito, y luego se granjeó el odio del tenebroso Coronel Ludovino Fernández, a quien echó de su casa por haberse presentado en compañía de una querida. Para peor, se dice que en alguna ocasión encolerizó a la misma bestia por un asunto en relación con una candidata a reina de belleza.
Aparte de esas minucias, su familia estaba fichada, etiquetada como enemiga del gobierno. Se decía que Donato financiaba los proyectos subversivos de Toribio y Ramón Camilo Bencosme en el exterior, que juraba entre sus íntimos que algún día tomaría venganza por la muerte de su padre y de su hermano.
De la noche a la mañana precipitaron los acontecimientos y empezaron a acosarlo, a perseguirlo, lo botaron del cargo, lo volvieron a poner, lo acusaron de atentar contra el orden y la paz, lo condenaron a prisión, lo multaron, le concedieron una precaria libertad. Pero ya era hombre muerto. Definitivamente muerto.
Andaba siempre con Rafael Camacho, su chofer, su guardaespaldas, su más leal y fiero servidor. Y un día, por fin, un fatídico día los detuvieron en Piedra Blanca, los trasladaron al palacio de la policía de Santiago. Allí los esperaban Pipí Trujillo, Ludovino y otros matarifes, los ofendieron seguramente de palabra y maltrataron, le clavaron un punzón a Rafael Camacho en el pescuezo, le cayeron a palos a Donato Bencosme, lo masacraron, lo machacaron a palos sin el menor asomo de piedad. Después los metieron en sacos, los metieron en el baúl del Opel en que andaban cuando los capturaron en Piedra Blanca, los arrojaron a un Barranco, un precipicio en la llamada Cumbre de Puerto Plata, los apalearon y despeñaron como harían años más tarde con las tres hermanas Mirabal y su chofer Rufino de La Cruz.
Era el 18 de febrero de 1957 y Donato Bencosme tenía cuarenta y nueve años de edad.
“Fue una muerte muy anunciada -dice su hijo Cipriano-. Los que nos acompañaron fueron los pobres y mendigos. Nosotros fuimos repudiados por Moca entera”.
Las noticias del trágico accidente, “debido a la rotura de la varilla del guía”, repercutieron en los escasos medios de prensa y provocó una soterrada conmoción.
Todos sabían quién era el autor “intelectual” del accidente. Sólo el poeta Joaquín Balaguer no pareció enterarse nunca: “¿Quién le dio muerte a Donato?/ ¿Es verdad que conspiraba?/ ¿O algún amante celoso le tendió vil emboscada?”.
1959
A la familia Bencosme le faltaba pagar todavía un nuevo y pesado tributo de sangre y lo pagó dos años después con las vidas de Ramón Camilo Bencosme y el doctor Toribio Bencosme en el amargo episodio de la repatriación armada del 14 de junio de 1959.
Alguien dice que murieron en combate y otros dicen que fueron como la mayoría capturados, puntualmente torturados, sometidos a una secuela de horrores inenarrables.
Bibliografía:
Angela Peña, Donato Bencosme, La muerte anunciada de un coloso que recuperó la herencia que parecía perdida, http://hoy.com.do/donato-bencosme-la-muerte-anunciada-de-un-coloso-que-recupero-la-herencia-que-parecia-perdida-2/
José Abigail Cruz Infante, 50 años de la muerte de Donato Bencosme, https://listindiario.com/puntos-de-vista/2007/2/17/3557/50-anos-de-la-muerte-de-Donato-Bencosme
TANIA MOLINA, Vivió como un sultán y murió con honor, https://www.diariolibre.com/noticias/vivi-como-un-sultn-y-muri-con-honor-DLdl126746


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