sábado, 13 de enero de 2018

La Celestina y el arte de la muela

Pedro Conde Sturla

 
En el habla de los cubanos, la palabra muela es a veces sinónimo de mucho elaborar y mucho hablar, casi como quien dice un arte o un artificio verbal, el arte de convencer o seducir a base de abundante elucubrar y razonar. (Algo que no se debe confundir con el simple hablar de la blandita).

jueves, 11 de enero de 2018

Merengue e ideología

Pedro Conde Sturla

viernes, 07 de agosto de 2009.

Carlos Marx definía la ideología como un conjunto de ideas y creencias, imágenes, representaciones, un falso concepto de la realidad –determinado históricamente- que la clase dominante elabora para su propio uso y consumo. Todo está contaminado de ideología. Una sociedad esclavista antigua como la de Babilonia produce y promueve el Código de Hammurabi como el perfecto instrumento regulador del orden establecido. Un orden que reduce a las masas a la condición de bestias de carga. El derecho romano responde a intereses de la más grande sociedad esclavista de la época clásica y justifica todos sus excesos. Los códigos napoleónicos responden a los intereses del capitalismo en expansión y a la necesidad de acomodarse al nuevo sistema. 

Dionisio el exiguo

Entre nosotros, el personaje más luminosamente exiguo es un gato con nombre de gato, pero con dientes de conejo, la criatura política más rapaz del patio, a excepción de su mentor y protector.


Pedro Conde Sturla
6 de agosto de 2014

[Algunos de los grandes personajes de la historia son tan humildes como Dionisio el Exiguo (460-550), es decir Dionisio el pequeño, Dionisio el enano. No se sabe si lo llamaban de esta manera por un defecto físico o para diferenciarlo de otros Dionisios. Su gran hazaña fue dividir las aguas de los tiempos en un antes y un después, un antes y después de Cristo. O sea, la fundación de la era cristiana.
Dionisio era un astrónomo y erudito y al parecer fue el papa Hormisda, viudo y padre de un hijo que sería el papa Silverio, quien le encargó establecer las fechas de unas festividades cristianas partiendo del nacimiento de Cristo y no de la fundación de Roma, como era costumbre, pero a la larga sus cálculos dieron origen al calendario por el que se rige una gran parte de la humanidad, a pesar de ciertos errores que ya se le han perdonado.
Los textos que siguen a continuación arrojan luz sobre este luminoso personaje. PCS].

miércoles, 10 de enero de 2018

El país perdido

Pedro Conde Sturla

06 de diciembre de 2012

Esta vez no voy a ironizar, no voy a hacer uso del sarcasmo, como es mi sana costumbre, no voy a llamar a Leonel Fernández Reyna por el título que se merece. No quiero que nada de lo que diga se pierda en lo que pueda parecer la burla de un oposicionista. Le llamaré ex Presidente con mayúscula, 
Yo no respeto las mayúsculas ni siquiera cuando se refieren a estado, rey y papa para desacreditarlas como símbolo del poder, y porque las palabras Obrero, Campesino -los productores de bienes materiales sin los cuales no podríamos subsistir- deberían ser las primeras con mayúsculas, aunque la Real Academia de la Letras no contemple esa posibilidad por razones de clase.
El Nueva York chiquito (que es para el ex Presidente una de sus grandes realizaciones) en que se ha convertido el polígono central del Gran Santo Domingo, como lo llaman, está enfermo de torres casi vacías, como se puede ver de noche. Han sido construidas en su mayoría con dinero del lavado de dólares, y a juicio de juiciosos arquitectos son tumbas de muertos vivientes que se van a desplomar o averiar con el primer leve movimiento de tierra que se produzca. Especialmente las flamantes torres del Malecón, que están construidas casi en el vacío, sobre una falla con cavernas donde penetra el mar. El mismo peligro corren  cientos de escuelas, escuelas del mismo tipo de las que colapsaron hace unos años con los moderados movimientos de tierra que ocurrieron en el Cibao.

martes, 9 de enero de 2018

El miedo a la libertad y el corazón del hombre

El miedo a la libertad y el corazón del hombre

[Buscando una edición gratuita en Internet del libro “El lenguaje olvidado”, de Erich Fromm (1900-1980), me encontré con un magnífico comentario sin firma de dos de los libros fundamentales que componen su riquísima bibliografía: “El miedo a la libertad” y “El corazón del hombre”.
Fromm  postulaba la síntesis entre el psicoanálisis y ciertos principios del marxismo y llevó el conocimiento de la psicología social a un vasto nivel de masas porque su gran preocupación, el gran argumento de sus obras es la condición social, la condición humana, aparte de la exposición de sus teorías en términos accesibles a un profano. La intensidad y amenidad que el humanista alemán imprimía a sus escritos –grandes temas de la historia- se traducía y se traduce siempre en una lectura tan provechosa como apasionante.

BOTELLA EN EL MAR: Celestina y celestinos

BOTELLA EN EL MAR: Celestina y celestinos: Pedro Conde Sturla Hay quien dice que de no haber escrito Cervantes aquella obra famosa sobre el ingenioso hidalgo, “La celestina” ocupa...

lunes, 8 de enero de 2018

Celestina y celestinos

Pedro Conde Sturla

Hay quien dice que de no haber escrito Cervantes aquella obra famosa sobre el ingenioso hidalgo, “La celestina” ocuparía probablemente el primer lugar en importancia de la literatura hispánica. De hecho, “La Celestina” o “Tragicomedia de Calisto y Melibea”, del supuesto Fernando de Rojas, no tiene igual en su género. Y en ambos casos, como diría Miguel de Unamuno, los autores son “enormemente inferior(es) a su(s) obra(s)”, o por lo menos a sus personajes.
La composición de “La Celestina” “se remonta a los últimos años del siglo XV, durante el reinado de los Reyes Católicos, si bien su extraordinario éxito editorial comienza en el siglo XVI y continúa, con altibajos, hasta su prohibición en 1792”. Lo extraño es que no la hubieran prohibido antes, lo extraño es que en aquella España santurrona, intolerante, inquisitorial hayan dejado durante casi un siglo en libertad a un personaje tan sucio y podrido, tan demoníaco y blasfemo como la Celestina. Alguien que debió haber sido incinerado en la hoguera o víctima del garrote vil.

domingo, 7 de enero de 2018

ASIMOV Y EL ALFABETO




           Pedro Conde Sturla.
                   23 de octubre de 2009

         [El origen del alfabeto es un tema apasionante sobre el cual es posible encontrar explicaciones muy eruditas y complicadas y otras superficiales que atribuyen toda la gloria de esta invención a los fenicios (“los cananeos de la costa”), como hizo el poeta Lucano cuando afirmó poéticamente que fueron ellos “los primeros que pintaron el sonido de las palabras”. Pero la cosa no es tan simple.
 Una de las mejores exposiciones que he leído aparece en el libro “La tierra de Canaán” de Isaac Asimov (1920-1992), el famoso escritor de ciencia ficción, divulgación científica e histórica. Asimov (palabra grave, no aguda) cultivó en grado excepcional el arte de la didáctica. Sus razonamientos son siempre sencillos, inteligibles, sin caer en la simpleza y sin perjuicio del rigor científico y el dato histórico.
         Se verá, en el texto de Asimov, que el alfabeto no es obra de un solo pueblo, de una sola cultura, sino el fruto de un proceso de evolución plurisecular que empieza por la invención de la primera forma de escritura por los sumerios, su desarrollo en Egipto, la simplificación de cientos de símbolos ideogramaticos y fonéticos por parte de los cananeos  y su reformulación en “veinte y dos signos (…) suficientes para representar todas las palabras que hablaban” en una lengua consonantal aglutinante. Los griegos completarían el trabajo añadiendo las vocales.
         Asimov lo explica mejor y con lujo de detalles. PCS].
        
          
           EL ALFABETO
           Isaac Asimov

         Fue por entonces cuando Canaán hizo otra gigantesca contribución a la cultura mundial, además de la invención de las ciudades, la alfarería y los viajes marítimos. Esa nueva contribución concernía a los elementos de la escritura.
Al principio la escritura consistía en imágenes de aquello a lo que se aludía. Con el tiempo se hizo tedioso dibujar imágenes reconocibles y se usaron símbolos reducidos. No era necesario dibujar un buey entero, si para sugerir la idea bastaba una cabeza triangular con dos cuernos (como una A invertida). Después de un tiempo, los garabatos que eran admitidos como representación de un objeto particular tuvieron que ser aprendidos independientemente, pues se hicieron demasiado esquemáticos para ser reconocidos para quien no supiera lo que habían sido en un principio.

sábado, 6 de enero de 2018

EL FLAGELO


Empecé a escribir cuando tenía ocho años: de improviso, sin inspirarme en ejemplo alguno. No conocía a nadie que escribiese y a poca gente que leyese. Pero el caso era que sólo me interesaban cuatro cosas: leer libros, ir al cine, bailar zapateado y hacer dibujos. Entonces, un día comencé a escribir, sin saber que me había encadenado de por vida a un noble pero implacable amo. Cuando Dios le entrega a uno un don, también le da un látigo; y el látigo es únicamente para autoflagelarse.

Truman Capote

Celestina y celestinos

Hay quien dice que de no haber escrito Cervantes aquella obra famosa sobre el ingenioso hidalgo, “La Celestina” ocuparía probablemente el primer lugar en importancia de la literatura hispánica. De hecho, “La Celestina” o “Tragicomedia de Calisto y Melibea”, del supuesto Fernando de Rojas, no tiene igual en su género. Y en ambos casos, como diría Miguel de Unamuno, los autores son “enormemente inferior(es) a su(s) obra(s)”, o por lo menos a sus personajes.
La composición de “La Celestina” “se remonta a los últimos años del siglo XV, durante el reinado de los Reyes Católicos, si bien su extraordinario éxito editorial comienza en el siglo XVI y continúa, con altibajos, hasta su prohibición en 1792”. Lo extraño es que no la hubieran prohibido antes, lo extraño es que en aquella España santurrona, intolerante, inquisitorial hayan dejado durante casi un siglo en libertad a un personaje tan sucio y podrido, tan demoníaco y blasfemo como la Celestina. Alguien que debió haber sido incinerado en la hoguera o víctima del garrote vil.
Celestina, desde luego, no es menos culpable que la España de su época. Todo lo que tiene de suciedad y podredumbre, de ambición y codicia es una emanación, una sublimación de los valores epocales de aquella misma España intolerante y santurrona, la España de la inquisición en sus mejores tiempos. Ella, como las prostitutas, cumplen una función social de la que nadie quiere saber en principio, de la que muchos abominan, en principio, de la que nadie se hace cómplice, en principio. Quizás por eso la prohibieron, pero no la incineraron.
“La Celestina es una obra única en cuanto a la creación de caracteres. Aunque Calisto y Melibea aparecen como protagonistas, es Celestina la que señorea la obra entera; éste es el hecho que justifica el cambio de título. Es, sin duda el personaje mejor logrado y a la vez el más complejo de los personajes creados por Rojas. Sobre este personaje se han cargado todos los calificativos imaginables, hasta el demoníaco. Y Celestina no es un personaje demoníaco sino humano en el sentido de que su existencia sólo es posible porque existe una sociedad urbana que de alguna manera la necesita. Celestina es un personaje que vive del vicio y de las bajas pasiones de los demás. Y todo esto lo aprovecha en beneficio propio. Pero sin los vicios y miserias morales de la ciudad, Celestina no sería posible”. (http://www.rinconcastellano.com/edadmedia/celestina.html#).
La trama de “La Celestina” se sostiene sobre unos diálogos maravillosamente articulados. Celestina tiene y emplea recursos de mala ley y mala leche, pero cuando Calisto le promete cien monedas de oro a cambio del amor de la Melibea que lo rechaza, Celestina se emplea a fondo confiando más que nada en sus dotes de persuasión.
Para lograr “La mudanza de los sentidos” (o de los sentimientos), como en el título de la novela de Ángela Hernández, Celestina pone primero en juego una especie de pensar y de decir profundos, una dialéctica sin par, una manera de razonar al estilo de lo que los cubanos llaman “muela”, el arte del convencimiento a base de mucho elaborar y mucho hablar. Cierto es que en el primer intento Celestina fracasa, pero el fracaso anuncia el triunfo: “¡Más fuerte estaba Troya y aun otras más bravas he yo amansado! Ninguna tempestad mucho dura”.
CELESTINA.- Bien tendrás, señora, noticia en esta ciudad de un caballero mancebo, gentilhombre de clara sangre que llaman Calisto.
MELIBEA.- ¡Ya, ya, ya! Buena vieja, no me digas más, no pases adelante. ¿Ese es el doliente por quien has hecho tantas premisas en tu demanda? ¿Por quien has venido a buscar la muerte para ti? ¿Por quien has dado tan dañosos pasos, desvergonzada barbuda? ¿Qué siente ese perdido que con tanta pasión vienes? De locura será su mal. ¿Qué te parece? Si me hallaras sin sospecha dese loco, ¡con qué palabras me entrabas! No se dice en vano que el más empecible miembro del mal hombre o mujer es la lengua. ¡Quemada seas, alcahueta falsa, hechicera, enemiga de honestidad, causadora de secretos yerros! ¡Jesús, Jesús! ¡Quítamela, Lucrecia, de delante, que me fino, que no me ha dejado gota de sangre en el cuerpo! Bien se lo merece esto y más quien a estas tales da oídos. Por cierto, si no mirase a mi honestidad y por no publicar su osadía dese atrevido, yo te hiciera, malvada, que tu razón y vida acabaran en un tiempo.
CELESTINA.- ¡En hora mala acá vine, si me falta mi conjuro! ¡Ea pues!: bien sé a quien digo. ¡Ce, hermano, que se va todo a perder!
MELIBEA.- ¿Aun hablas entre dientes delante mí, para acrecentar mi enojo y doblar tu pena? ¿Querrías condenar mi honestidad por dar vida a un loco? ¿Dejar a mí triste por alegrar a él y llevar tú el provecho de mi perdición, el galardón de mi yerro? ¿Perderé destruir la casa y la honra de mi padre por ganar la de una vieja maldita como tú? ¿Piensas que no tengo sentidas tus pisadas y entendido tu dañado mensaje? Pues yo te certifico que las albricias que de aquí saques no sean sino estorbarte de más ofender a Dios, dando fin a tus días. Respóndeme, traidora, ¿cómo osaste tanto hacer? Jesús! No oiga yo mentar más a ese loco, saltaparedes, fantasma de noche, luengo como cigüeña, figura de paramento mal pintado; si no, aquí me caeré muerta. ¡Este es el que el otro día me vio y comenzó a desvariar conmigo en razones, haciendo mucho del galán!
CELESTINA.- Tu temor, señora, tiene ocupada mi disculpa. Mi inocencia me da osadía, tu presencia me turba en verla airada y lo que más siento y me pena es recibir enojo sin razón ninguna. Por Dios, señora, que me dejes concluir mi dicho, que ni él quedará culpado ni yo condenada. Y verás cómo es todo más servicio de Dios que pasos deshonestos; más para dar salud al enfermo que para dañar la fama al médico. Si pensara, señora, que tan de ligero habías de conjeturar de lo pasado nocibles sospechas, no bastara tu licencia para me dar osadía a hablar en cosa que a Calisto ni a otro hombre tocase.
MELIBEA.- Dirasle, buena vieja, que, si pensó que ya era todo suyo y quedaba por él el campo porque holgué más de consentir sus necedades que castigar su yerro, quise más dejarle por loco que publicar su grande atrevimiento. Pues avísale que se aparte de este propósito y serle ha sano; si no, podrá ser que no haya comprado tan cara habla en su vida. Pues sabe que no es vencido sino el que se cree serlo; y yo quedé bien segura y él ufano. De los locos es estimar a todos los otros de su calidad. Y tú tórnate con su misma razón; que respuesta de mí otra no habrás ni la esperes. Que por demás es ruego a quien no puede haber misericordia. Y da gracias a Dios, pues tan libre vas de esta feria. Bien me habían dicho quien tú eras y avisado de tus propiedades, aunque ahora no te conocía.
CELESTINA.- ¡Más fuerte estaba Troya y aun otras más bravas he yo amansado! Ninguna tempestad mucho dura.