Pedro Conde Sturla
23 de octubre de 2008
Con el ingeniero erudito,
melómano y filósofo José Ramón Bonilla Almonte, un grupo de amigos nos reunimos
los sábados en la tarde en un colmadón de la Avenida Italia. Casi todos son
egresados del Instituto Tecnológico de Monterrey y todos, sin excepción,
compartimos la misma pasión por el bolero y la lectura, que en Bonilla se eleva
a grados superlativos. La tertulia discurre sobre temas literarios, históricos,
musicales y otro que no viene al caso mencionar. Bonilla es un excelente
anfitrión y un excelente conversador, y de cada reunión hace generalmente un
resumen que publica en el correo del grupo Dominicanos ExaTec. Otras veces
escribe páginas, breves páginas sobre asuntos de su predilección, en las que
ocasionalmente se conjugan con fina
sensibilidad la poesía y la ciencia. Entre los ExaTec, sólo Dinápoles Soto
Bello, su entrañable amigo y alter ego, iguala su maestría en el arte de
“deleitar aprovechando”.