miércoles, 17 de enero de 2018

Muchos años después...




Hace un millon de años, durante un invierno en Canadá, comencé a leer este libro, un libro volcánico y alucinante, y desde entonces no he vuelto a ser el mismo ni volveré a serlo. Es uno de esos libros que transforma para siempre a todos los que toca...



Cien años de soledad (1967)
Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces una aldea de veinte casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos. El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo. Todos los años, por el mes de marzo, una familia de gitanos desarrapados plantaba su carpa cerca de la aldea, y con un grande alboroto de pitos y timbales daban a conocer los nuevos inventos. Primero llevaron el imán. Un gitano corpulento de barba montaraz y manos de gorrión, que se presentó con el nombre de Melquíades, hizo una truculenta demostración pública de lo que él mismo llamaba la octava maravilla de los sabios alquimistas de Macedonia. Fue de casa en casa arrastrando dos lingotes metálicos, y todo el mundo se espantó al ver que los calderos, las pailas, las tenazas y los anafes se caían de su sitio, y las maderas crujían por la desesperación de los clavos y los tornillos tratando de desenclavarse, y aún los objetos perdidos desde hacía mucho tiempo aparecían por donde más se les había buscado, y se arrastraban en desbandada turbulenta detrás de los fierros mágicos de Melquíades. “Las cosas, tienen vida propia –pregonaba el gitano con áspero acento-, todo es cuestión de despertarles el ánima”. José Arcadio Buendía, cuya desaforada imaginación iba siempre más lejos que el ingenio de la naturaleza, y aún más allá del milagro y la magia, pensó que era posible servirse de aquella invención inútil para desentrañar el oro de la tierra. Melquíades, que era un hombre honrado, le previno: “Para eso no sirve”. Pero José Arcadio Buendía no creía en aquel tiempo en la honradez de los gitanos, así que cambió su mulo y una partida de chivos por los dos lingotes imantados. Úrsula Iguarán, su mujer, que contaba con aquellos animales para ensanchar el desmedrado patrimonio doméstico, no consiguió disuadirlo. “Muy pronto ha de sobrarnos oro para empedrar la casa”, replicó su marido. Durante varios meses se empeño en demostrar el acierto de sus conjeturas. Exploró palmo a palmo la región, inclusive el fondo del río, arrastrando los dos lingotes de hierro y recitando en voz alta el conjuro de Melquíades. Lo único que logró desenterrar fue una armadura del siglo XV con todas sus partes soldadas por un cascote de óxido, cuyo interior tenía la resonancia hueca de un enorme calabazo lleno de piedras. Cuando José Arcadio Buendía y los cuatro hombres de su expedición lograron desarticular la armadura, encontraron dentro un esqueleto calcificado que llevaba colgado en el cuello un relicario de cobre, con un rizo de mujer.

GGM

Cien años de soledad

Oscuro Amor de Norberto James Rawlings

Pedro Conde Sturla


Norberto James Rawlings ha vuelto a escribir y escribe y describe un oscuro amor con imágenes transparentes, de “oscura transparencia”, que dejan pasar la luz a cuentagotas, tamizan la impronta del recuerdo, “la triste máscara del recuerdo”, y recuperan con doloroso placer lo pasado y lo soñado, la madeja de sombras que nutre su presente.

Ha vuelto a escribir desde el aire “blando y frío de Nueva Inglaterra” y evoca intensamente aquel “azul de las noches de Cuba”, la de sus años de estudiante.

Escribe desde un amor inagotable e incurable, oscuro amor consumado que nunca fue consumido: 

“fragor y luz que ahora 

tu diminuta mano blanca

repentinamente clausura

silencia

con el índice del adiós” 


Escribe desde una incertidumbre y desde una certidumbre, desde “luminosas ventanas”, desde un abril que ya no es triste, desde un oscuro amor que deleita su “arrebatado corazón”: 

“El viento que guía tus naves 

es el mismo que se despliega 

en las sedientas sombras diurnas

de mi desfasado anhelo.” 


Escribe, en fin, desde la certidumbre de que nadie le quita lo bailado, nadie le quita lo soñado, nadie le quita lo vivido. Pedro Conde Sturla. 

Oscuro amor 

Oscuro amor 

que desde luminosas ventanas

deleitas y renuevas mi 

arrebatado corazón 

Ahora que regresas a mí de distante viaje

ahora que te deshaces de las furtivas huellas

sin dejar rastro visible

ningún dios posible podrá doblegar

ni trocar mis sueños como te he soñado

mía sin límites ni ataduras

Ya no será abril el mes triste

del que hablan algunos poetas

Para nosotros será mes

de tiernos recuerdos

a puro corazón forjado

Amor en tu sangre en la mía

arden los mismos fuegos 

se derraman iguales luces

El viento que guía tus naves

es el mismo que se despliega

en las sedientas sombras diurnas

de mi desfasado anhelo. 

Lugar incierto

Ya no quedan silencios

No quedan más banderas por desplegar

Centros

límites por alcanzar

ni dioses celosos o neutros

Se han ausentado todos

y las indeclinables aves del adiós

no baten alas y ya no hieren inclementes

los puñales de la despedida 

Adiós lugar incierto

deshabitada luz.

Oscura transparencia 

Lo mejor

no es la caricia en sí misma

sino su continuación. 

Mario Benedetti 

Ahora puedo caminar junto a ti

sin que estés conmigo

Puedo oírte sin que me hables

Tu signo es la oscura transparencia de la lluvia

Tu luz la de este exiguo y breve sol

de Nueva Inglaterra

Riachuelos de caliche y guarapo

nos irrigan la sangre

Provincias de olvido y recuerdo somos

Comarcas de desbocado amor

nuestras vidas

¿De qué materiales está hecha

la transparencia que te concibe 

albor de mis días?

¿Cómo se construye el alba sin luz

que te contenga?

¿Cómo las espesas paredes de soledad 

que te cercan?

Ternura salvaje 

sedienta de entrega. 

Descubrimiento 

Como pecio en aguas de su propio naufragio

como pozo seco en la noche

repitiendo los ecos de su aridez

ambula este corazón de ti sediento

 y en medio de la densa tristeza

que le atribuyen al mes de abril

me diste miel de las penumbras vacías

de los tambores

me diste a beber del sonoro hueco

que escuda tu corazón errante

me diste pequeña mía

de tu amor el más ávido

el para mí reservado. 

Esos que arrastran 

Esos que arrastran

las oscuras aguas de tus ojos

son escombros de mi pasado

desilusiones inadvertidas

duelo entre resplandor y sombra

tierno desafío

guirnalda de luz

flor de viento

sollozo reprimido

Ahora

por tus silencios trepan los míos

Todo se llena de ti

y te siento crecer vigorosa

irrepetible más allá de ti misma

como número momento

o cifra de día no vivido

como pregunta extendida

sin signos

sin fin. 

Trueque 

Tú me das tu corazón

yo en cambio te doy las mieles

de mi alma

de poeta errante

sin singladuras (pre) establecidas

sin anclas

sin ataduras. 

Recuerdos que no fueron 

La muerte vierte sus ecos

en metálicas copas

mientras las campanas ensayan

loas a la mudez de sus badajos

La muerte pasa sin pasar

y a su paso

sólo quedan silencios

dolorosos silencios que matan

de tu presencia

todos los recuerdos que no fueron. 

Excúseme señora 

Excúseme usted señora

por haberme tardado tanto bajo su piel

por haber desatado la sed que ahora la habita

por no advertir que mi sol no se ponía

en sus cielos como creí

Fue sin querer señora

que queriéndola yo

la indiferencia inauguró distancia entre nosotros

dejó en la mesa sus mejores frutos

Excúseme usted señora

que mi frente quiera descansar

entre las opacas lunas que alberga

en su pecho

y que la sombreada isla de mis deseos

 se vea nutrida de abulia. 

Ventana 

Desde tu corazón me dice adiós un niño

y yo le digo adiós. 

Pablo Neruda 

Para cuando te llegue este mensaje

yo tristemente me habré resignado a recordar

que entre nosotros

no todo el amor fue consumido

que de tu ternura no pudimos

transitar todos los senderos

que aunque beso a beso conquisté las rotundas y blancas alturas

de tus caderas y tú

mis más densos bosques de caoba

la avidez que hasta entonces

habitaba mi boca

como el azul de las noches de Cuba  que no conoces

derramó sobre mis días

fragor y luz que ahora

tu diminuta mano blanca

repentinamente clausura

silencia

con el índice del adiós

Me resignaré a recordar

de tus desatados placeres

sumergidos en el albor de imparciales sábanas

sus lentos y audaces salmos

el enriquecido ámbar de tus ojos

las tardías aguas de su firme y pedagógica mirada

y tu agridulce admonición

hundida en mi silencio

“no quiero irme pero me tengo que ir.” 

Segunda ventana 

¿Qué hago con lo escaso que me dejas de vida

cuando en los innumerables corazones

del viento no florezca mi risa

y en mis versos no habiten

los claros y nobles sonidos de la tuya?

¿Qué haré solitario obvio

cuando mis palabras ya no te acosen

y el álgebra de mi soledad interior

se subleve contra tu silencio?

¿Qué haré cuando tu persistente transparencia 

se imponga “al verso aquél

que no podemos recordar”

desborde las orillas de parques y estacionamientos

baldíos

y reine tu imagen en urticante recuerdo

tornándose sombra de beso robado

bajo las cenizas de las tardes

de Nueva Inglaterra? Dicho de manera simple

¿Qué voy a hacer sin ti? 

Pedro Conde Sturla es escritor 

pericopepe@live.com 




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Norberto James Rawlings ha vuelto a escribir y escribe y describe un oscuro amor con imágenes transparentes, de “oscura transparencia”, que dejan pasar la luz a cuentagotas, tamizan la impronta del recuerdo, “la triste máscara del recuerdo”, y recuperan con doloroso placer lo pasado y lo soñado, la madeja de sombras que nutre su presente. 


Constantino y la religión

Pedro Conde Sturla

25 de abril de 2013



[La mayoría de los creyentes no sospecha, no tiene idea del papel jugado por el emperador Constantino durante el famoso Concilio de Nicea en la imposición “de los dogmas más fundamentales de la Iglesia católica”, no sabe que los cuatro Evangelios canónicos fueron impuestos por Constantino y que éste  “diseñó a su antojo lo que los católicos deberían creer por siempre acerca de la persona de Jesús” y que el credo católico no es de inspiración divina “sino de la nada santa coacción que ejerció el brutal emperador romano sobre hombres que Jesús hubiese despreciado.”
Estas son algunas de las mentiras fundamentales y fundamentalistas que Pepe Rodríguez, un erudito con nombre de bodeguero, expone en su libro “Mentiras fundamentales de la iglesia católica”. A continuación, en el fragmento seleccionado, se detallan los incidentes posteriores de aquel Concilio de Nicea que dio origen a la iglesia católica, la misma iglesia destinada a jugar desde entonces y por los siglos de los siglos un papel histórico de tanta relevancia. PCS]. 


El Concilio de Nicea


martes, 16 de enero de 2018

La Conferencia de Berlín y la repartición de África


Pedro Conde Sturla
9 de junio de 2014
África como botín de las potencias de Europa
La Conferencia de Berlín (1884-1885), de la cual se cumple casi 130 años, fue organizada por Otto von Bismarck, el canciller alemán, con la participación de las principales naciones europeas y el Imperio Otomano y tenía el sano propósito de establecer una carta de ruta para una colonización armónica del continente africano.

Nikolái Ovstrovsky: Así se templó el acero

8 de marzo de 2014 
[La edición cubana, en papel periódico, de la novela de Nikolái Ovstrovsky (1904–1936), era de cien mil  ejemplares y circulaba como un torrente en los años sesenta. Así se templó el acero fue una especie de paradigma para una gran parte de la juventud de esa época. Es la obra de un extremo idealismo, una biografía novelada del propio autor, un ucraniano, por cierto, que tiene como protagonista a Pavka (Pavel) Korchaguin, un muchacho que luchó en todos los frentes durante la revolución bolchevique y no conoció la vejez. (La malograda revolución bolchevique que intentó implantar el socialismo y degeneró en la pesadilla del bestialinismo).
Korchaguin fue herido de gravedad en combate y también enfermó de tifus, volvió a las filas y fue de nuevo herido, a consecuencia de lo cual quedó inválido, pero continuó trabajando en la medida de sus posibilidades por la revolución a la cual había consagrado su vida, no por Stalin. Finalmente quedó ciego y esto pareció ser el fin de su vida como revolucionario. Pero Korchaguin no se rindió. Dictaba artículos para diferentes medios y participaba en programas radiales. Luego empezó a escribir, con ayuda de una amiga, una novela, la novela de su vida. El relato de este episodio ocupa la página final de la obra y es sin duda el más intenso de todos. La lucha de la voluntad contra la adversidad, uno de los más luminosos ejemplos de idealismo, la lucha de un combatiente por volver a las filas que recuerda de paso el sacrificio de tantos dominicanos por las mejores causas.
Todo esto es coherente con la filosofía existencial que se expresa en estas hermosas palabras.
Ovstrovsky-Korchaguin
“Lo más preciado que posee el hombre es la vida, se le otorga una sola vez y hay que saber vivirla de modo que al final de los días no sienta pesar por los años pasados en vano, para que no exista una angustia por el tiempo perdido y para que al morir se pueda exclamar ‘toda mi vida y todas mis fuerzas han sido entregadas a la causa más noble en este mundo, la lucha por la liberación de la humanidad’”. Nikolái Alekséievich Ostrovski.

domingo, 14 de enero de 2018

El ajusticiamiento de Lilís

 3 de marzo de 2013 - 6:30 pm 


[La más conocida versión del ajusticiamiento de Ulises Hilarión Heureaux Lebert, alias Lilís (1845-1899), es de origen literario, o mejor dicho, histórico literario. La descripción de los hechos reales e inventados la hace Antonio Portocarrero, protagonista de la  célebre novela “La Sangre” (1914), de Tulio Manuel Cestero, una obra que recrea las vicisitudes de “una vida bajo la tiranía” y las tensiones sociales de finales del siglo XIX.

Se va Horacio, se va

Pedro Conde Sturla 
15 de febrero de 2014 
La historia repercute en la literatura y las artes y muchas veces es suplantada por éstas, cuando no por el mito, que es un fenómeno histórico literario, quizás el más antiguo de todos. El que da origen a los dioses y las religiones que son pura mitología.
En una ocasión escribí sobre el ajusticiamiento del tirano Ulises Hilarión Heureaux Lebert, alias Lilís, y aludí al hecho de que la fuente más socorrida de ese acontecimiento era la que describía Tulio M. Cestero en su novela “La sangre”. Es por cierto, la versión que recoge Sumner Welles en “La Viña de Naboth” y otros historiadores.

sábado, 13 de enero de 2018

La Celestina y el arte de la muela

Pedro Conde Sturla

 
En el habla de los cubanos, la palabra muela es a veces sinónimo de mucho elaborar y mucho hablar, casi como quien dice un arte o un artificio verbal, el arte de convencer o seducir a base de abundante elucubrar y razonar. (Algo que no se debe confundir con el simple hablar de la blandita).

jueves, 11 de enero de 2018

Merengue e ideología

Pedro Conde Sturla

viernes, 07 de agosto de 2009.

Carlos Marx definía la ideología como un conjunto de ideas y creencias, imágenes, representaciones, un falso concepto de la realidad –determinado históricamente- que la clase dominante elabora para su propio uso y consumo. Todo está contaminado de ideología. Una sociedad esclavista antigua como la de Babilonia produce y promueve el Código de Hammurabi como el perfecto instrumento regulador del orden establecido. Un orden que reduce a las masas a la condición de bestias de carga. El derecho romano responde a intereses de la más grande sociedad esclavista de la época clásica y justifica todos sus excesos. Los códigos napoleónicos responden a los intereses del capitalismo en expansión y a la necesidad de acomodarse al nuevo sistema.