Pedro Conde Sturla
06 de diciembre de 2012
Esta vez no voy a ironizar, no voy a hacer uso del sarcasmo, como es mi sana costumbre, no voy a llamar a Leonel Fernández Reyna por el título que se merece. No quiero que nada de lo que diga se pierda en lo que pueda parecer la burla de un oposicionista. Le llamaré ex Presidente con mayúscula,
Yo no respeto las mayúsculas ni siquiera cuando se refieren a estado, rey y papa para desacreditarlas como símbolo del poder, y porque las palabras Obrero, Campesino -los productores de bienes materiales sin los cuales no podríamos subsistir- deberían ser las primeras con mayúsculas, aunque la Real Academia de la Letras no contemple esa posibilidad por razones de clase.
Yo no respeto las mayúsculas ni siquiera cuando se refieren a estado, rey y papa para desacreditarlas como símbolo del poder, y porque las palabras Obrero, Campesino -los productores de bienes materiales sin los cuales no podríamos subsistir- deberían ser las primeras con mayúsculas, aunque la Real Academia de la Letras no contemple esa posibilidad por razones de clase.
El Nueva York chiquito (que es para el ex Presidente una de sus grandes realizaciones) en que se ha convertido el polígono central del Gran Santo Domingo, como lo llaman, está enfermo de torres casi vacías, como se puede ver de noche. Han sido construidas en su mayoría con dinero del lavado de dólares, y a juicio de juiciosos arquitectos son tumbas de muertos vivientes que se van a desplomar o averiar con el primer leve movimiento de tierra que se produzca. Especialmente las flamantes torres del Malecón, que están construidas casi en el vacío, sobre una falla con cavernas donde penetra el mar. El mismo peligro corren cientos de escuelas, escuelas del mismo tipo de las que colapsaron hace unos años con los moderados movimientos de tierra que ocurrieron en el Cibao.








