miércoles, 27 de diciembre de 2017

LAS BIOGRAFÍAS DE CASSÁ


Pedro Conde Sturla

Roberto Cassá ha escrito unos cuarenta y nueve textos biográficos de figuras dominicanas ilustres -o por lo menos notables en su paso por la historia-, y una de Eugenio María de Hostos, que es tan dominicano como puertorriqueño y más bien patrimonio de América.
Lo de Hostos viene a cuento porque el conjunto de biografías de Cassá está precisamente animado por un ideal hostosiano. Es sin duda, la obra de un hostosiano que toma muy a pecho el ideario del boricua. De ahí las múltiples referencias a su aporte intelectual y a su influencia sobre la sociedad dominicana, a su lucha contra el oscurantismo eclesiástico.

martes, 26 de diciembre de 2017

CUENTOS BRUJOS Y OTROS ESPANTOS


 Pedro Conde Sturla

ALUCINACIONES Y ESPANTACIONES


Confieso que Gógol me hace recordar episodios de la remota infancia pueblerina, veladas a la luz de velas y velones o temblorosas luces incandescentes amarillas, literatura oral, cuentos espeluznantes y espeleznudos en boca de personas que creían y te hacían creer al pie de la letra en lo que contaban, cuentos  de galipotes, de muertos que salen o aparecen, del diablo en persona fumando cachimbo, echando fuego por la nariz, cuentos que te ponían los pelos de punta, la piel de gallina, te aflojaban el fulimiñín y te ponían a ver nimitas (admitiendo que existan esas palabras), convertían el corto e interminable camino de regreso a la casa en una dimensión desconocida...

EL ESPEJO



Pedro Conde Sturla


Siempre tuve miedo del espejo, de quedarme atrapado en ese abismo sin fondo y engañoso, el abismo sin fondo del espejo -junto al armario de caoba-, los seres que habitaban en el agua podrida del espejo.
¡Pero sí eras tú mismo!
Me aterraba la mirada de hielo del espejo, la mirada insidiosa, descarada, incesante, brutal con que te mira, la descarada burla de esa cosa que mira fijamente, que nunca se está quieta.
¡Pero sí eras tú mismo!
…la mirada incesante que te busca, escondida, disimulada entre los pliegues escurridizos del espejo, que te observa en las aguas movedizas del espejo, la mirada de hielo del azogue infernal, aquel engendro.
¡Pero sí eras tú mismo!
Y no, no era yo mismo en aquel espejo quebradizo y fatídico que me invitaba a entrar, a sumarme al abismo, una puerta de entrada sin salida a la ciudad perdida, ciudad sin esperanzas, poblada de contornos imprecisos, formas escurridizas de seres sin contorno que aullaban, que corrían, el incendio de napalm, ese mar de difuntos, esa cosa con cuernos...

pcs, miércoles 30 de mayo de 2018




INDIGNACIÓN

Pedro Conde Sturla
29 de marzo de 2015

 
Ya lo he dicho otras veces y lo repito porque no me cabe la indignación en el cuerpo: Que es denigrante, deshonroso, aberrante, incricitante, infamante, humillante, irritante, arbitrario, desproporcionado, ofensivo, que es un agravio, un oprobio, una afrenta, y sobre todo una injusticia llamar prostitutas a los jueces.

lunes, 25 de diciembre de 2017

En el principio era el Verbo

Pedro Conde Sturla

Al Señor que nos coja confesados (Mercader 6:6.6).

Dicen que en el principio era el Verbo, o por lo menos el Verboso, y el Verboso se hizo Miquifriqui, se convirtió en otro Mesías, en redentor amado, amado de si mismo. Verbum incarnatum (Juan 4:40).
 El Libro sagrado lo dibuja, lo define con pulso firme en sus líneas esenciales, castiga la mitología del redentor, ridículo redentor, despojador de la riqueza pública, hechicero degradado de la tribu, marrullero camaleónico (Mateo 25:6-15).
No puede reconocerse en el espejo porque le fallaría el corazón como al enano monstruoso del relato de Oscar Wilde ni puede volver la vista atrás. Si lo hace no se convertiría en estatua de sal, que sería valiosa, no en estatua de piedra que sería útil, no en estatua de excremento que serviría a la agricultura. En estatua de pus se convertiría (¡Oh Pus Dei!), en pestilencia pura. Alguien que sólo se duele y se conduele cuando le agarran el pichirrí del alma (Mejía 19:9.9).
A pesar de sus diferencias, el Verboso y el Miquifriqui no son figuras antitéticas, opuestas, contradictorias. Representan el dogma fundamental peledinástico. Son la misma persona, la santísima dualidad. Leonilo Ferdina (Colombo 3:14.16).
Al Señor que nos coja confesados (Mercader 6:6.6).

LA ROTONDA

Pedro Conde Sturla

La rotonda de Boca Chica tenía mala fama. Todos decían que la mujer vestida de blanco se montaba en el vehículo y no decía una sola palabra durante el viaje y al llegar a la capital pedía que la dejaran en la puerta del cementerio de la Tiradentes y desaparecía. El chofer se volteaba para cobrarle cuando llegaban a la puerta del cementerio y la mujer ya no estaba. Simplemente desaparecía.
En cuanto anochecía, la rotonda cambiaba como de apariencia y temperamento, se convertía en algo extraño, maligno, y ninguno de los choferes que se ganaban la vida transportando pasajeros por esa zona se detenía en el lugar. No circulaban ni cerca de la rotonda, porque siempre se oían voces.

sábado, 23 de diciembre de 2017

LA ROTONDA

Pedro Conde Sturla
    

La rotonda de Boca Chica tenía mala fama. Todos decían que la mujer vestida de blanco se montaba en el vehículo y no decía una sola palabra durante el viaje y al llegar a la capital pedía que la dejaran en la puerta del cementerio de la Tiradentes y desaparecía. El chofer se volteaba para cobrarle cuando llegaban a la puerta del cementerio y la mujer ya no estaba. Simplemente desaparecía.

viernes, 22 de diciembre de 2017

Un diluvio en Macondo





Bill Clinton afirmó en una ocasión que “Cien años de soledad -escrita por su canchanchán García Márquez- es la obra literaria más importante en cualquier lengua de los últimos cincuenta años”. Lo anterior me lleva a pensar que si Clinton no hubiera estado tan ocupado leyendo todas las obras del mundo en cualquier lengua durante los últimos cincuenta años, quizás habría prestado mayor atención a la política exterior del imperio y no habría bombardeado la industria farmacéutica de aquel país africano llamado Sudán, que se quedó sin medicinas durante varios años.

EL ZIONISMO EN ACCIÓN



Wole Soyinka, novelista nigeriano y premio Nobel de Literatura en 1986, declaró una vez en una entrevista, que a pesar de que ha habido conflictos más violentos, más sanguinarios que el de la tierra santa, la naturaleza del mismo y las condiciones de vida de los palesitinos le parecían más terribles por varias razones:
“Primero, la arrogancia del robo. La tierra no es un artículo de lujo. Existe un vínculo emocional entre la gente y su tierra. Cuando a uno se la arrebatan, los sentimientos que provoca no se pueden comparar a los de la persona que ha perdido el coche. La tierra fue, por ejemplo, la clave del conflicto anticolonialista en Kenia. Fue lo que dio lugar al movimiento Mau Mau. No fue sólo lucha anticolonialismo; existía ese factor adicional que hizo que esa lucha fuese más violenta en Kenia que en África occidental. Ese tipo de colonialismo, en el que la potencia extranjera ha ocupado la tierra, siempre se ha combatido con amargura extraordinaria.”
Wole Soyinka afirma que “Lo que los palestinos han tenido que soportar aquí es ver cómo se comían su tierra. Sólo que en este caso los responsables, los que bombardean las casas, empujando a los palestinos de manera sistemática y año tras año, son seres humanos. Es como si a uno le amputaran una parte de su cuerpo.”
Otro elemento que tipifica el drama palestino, a juicio del novelista, “es la humillación. Esa sensación del que ocupa un estatus de inferioridad en su propia tierra, en la tierra que uno cree que le pertenece. Observemos, por ejemplo, los retenes militares israelíes, los que controlan el movimiento de la gente y convierten los lugares donde residen los palestinos en verdaderas cárceles... Creo que el móvil de esos retenes no es tanto la seguridad; lo están haciendo para humillar.”

El zionismo en acción (video)