sábado, 25 de abril de 2020

ROQUE DALTON: OFICIÓ DE POETA

Pedro Conde Sturla
23 de marzo de 2014 | 12:41 pm 

Roque Dalton: Oficio de poeta (1)

[El Salvador. Revista Cultura 89, e n e r o – a b r i l 2005El crítico dominicano Pedro Conde Sturla nos envió este texto, que sirvió como prólogo a la edición de “Taberna y otros lugares” aparecida en su país,  en 1980. Conde Sturla se enfrenta lucidamente a uno de los libros más indóciles del poeta salvadoreño, tomándolo desde sus ángulos más espinosos, desconfiando de las posibles trampas que el poeta tiende a los lectores desprevenidos y entrando en diálogo crítico con Roberto Armijo e Italo López Vallecillos.
Nota: En este número conmemorativo de Roque Dalton figuran, entre otras, notables colaboraciones de Claribel Alegría, Ernesto Cardenal y Mario Benedetti.]
Oficio de poeta:
Ensayo de interpretación de la obra de Roque Dalton
1
El contexto particular en que se desenvuelven la vida y obra de Roque Dalton favorece la hipótesis de que entre el hombre y el artista puede establecerse una identidad total. Esto no significa que el Quijote sea exactamente Cervantes, aunque resulta evidente que la esencia del Quijote es la esencia misma de convicciones profundas de Cervantes. No se trata, naturalmente, de plantear aquí un burdo problema de equivalencia biográfica arte-vida. Es más bien un problema de coordenadas históricas y culturales. Lo que un artista es lo dice su obra y también lo dice su vida, pero no en términos biográficos sino en términos de experiencia total, o sea, en términos de equivalencia ética y estética. Desde este punto de vista, separar la vida y la obra de un autor resulta, por lo demás, un esfuerzo inútil. El arte es siempre producto de la experiencia total de un autor. De aquí la inseparabilidad del código ético y estético.
“Yo llegué a la revolución por vía de la poesía”, dirá Roque Dalton en una de las brillantes paginas de “Taberna y otros lugares”… ¿No cabe decir?: Y viceversa.
Nacido en San Salvador en 1935, Roque Dalton se educa en un colegio jesuita y estudia luego derecho, ciencias sociales y antropología en universidades de El Salvador, Chile y México. Desde joven se destaca en el ejercicio del periodismo y de la literatura de creación, y vincula su existencia a la militancia política marxista. Con otros escritores de izquierda funda en 1956 el «Círculo Literario Universitario». Ya miembro del Partido Comunista de El Salvador, viaja en 1957 a la Unión Soviética. Su intenso trajinar político y cultural -típico de la vida plena y azarosa de tantos revolucionarios- lo lleva a sufrir cárceles y destierros prematuros. Más de una vez logra -por méritos propios- escapar de la prisión. Y en 1960 -con ayuda de la providencia- se libra de una condena a muerte porque el dictador de turno, José María Lemus, cae solo cuatro días antes de la fecha fijada para la ejecución de la sentencia. Vive después emigrado en Guatemala, México, Checoslovaquia, Cuba. En el lejano oriente recorre la República Democrática de Vietnam y Corea. Afectado por una profunda crisis ideológica, en 1970 rompe con el Partido Comunista Salvadoreño y se enrola en el Ejercito Revolucionario del Pueblo (ERP). Regresa entonces clandestinamente a su patria donde encuentra la muerte el 10 de mayo de 1975 a manos de una pequeña fracción ultraizquierdista de esa misma organización (acusado supuestamente de «colaborar con el enemigo de clase»). Sobre este crimen absurdo fue despejada posteriormente toda calumnia.
El itinerario creativo de Roque Dalton obedece a una misma lógica interna de gran coherencia y manifiesta adhesión a principios radicales. Crecido a la sombra de Vallejo y Neruda, se inicia en la revista “Hoja” y en el “Diario Latino” de San Salvador. En 1956, 1958 y 1959 obtiene galardones literarios en certámenes nacionales y centroamericanos y publica sus primeros volúmenes de versos. Entre 1961 y 1974 vuelca su mundo interior en una serie de obras fundamentales que comprenden, además de la poesía, el ensayo político, la crítica y la narrativa. En dos ocasiones, 1962 y 1963, obtiene menciones honoríficas en el concurso anual de “Casa de las Américas”, y finalmente, en 1969, se lleva el Premio en el género poesía con el libro “Taberna y otros lugares”. Un elenco de sus mejores títulos incluye por necesidad “La ventana en el rostro” (poesía, México, 1961), “El turno del ofendido” (poesía, La Habana, 1962), “Cesar Vallejo” (ensayo, 1963), “Los Testimonios” (poesía, La Habana, 1964), “Taberna y otros lugares” (poesía, La Habana, 1969), «Las historias prohibidas del Pulgarcito” (poesía y prosa, México, 1973). Dejó inéditas las obras poéticas “Doradas cenizas del Fénix”, “El amor me cae más mal que la primavera”, “Los Hongos”, “Poemas terriblemente odiosos” y “Contraataque”, y además publicó una novela fuera de serie, “Pobrecito poeta que era Yo”, sobre la vida de los escritores y la sociedad latinoamericana de hoy.
Como puede apreciarse, su producción es continua en todas las etapas y se realiza en el marco de una parábola de ascendiente madurez evolutiva que no registra bruscas caídas de calidad ni grandes sobresaltos en la dirección de la «empresa de conquista verbal» de sus objetivos primarios. Por el contrario, todo apunta en alto hacia la culminación de un proceso iniciado, principalmente, con los temas de “La ventana en el rostro” y “El turno del ofendido”, y que alcanzará su más depurada y critica expresión en las páginas de reflexiones entre festivas y amargas de “Taberna y otros lugares”. Roque Dalton avanza, pues, superando y nunca desmintiendo sus preocupaciones iniciales. Avanza, naturalmente, entre las dudas y temores de la crisis inevitable que precede y conduce a la madurez. Poco a poco irá concentrando su fuego y su energía en objetivos más ambiciosos y precisos, pero sin desmentir o renunciar a nada de lo que se había revelado desde un principio esencial a su poesía: más bien afinando -por decirlo así- la puntería obstinada del francotirador que se mantiene fiel a su enemigo.
No es remotamente cierto, como han sugerido algunos críticos, que en una etapa superior de su obra se produce un momento de ruptura con su inicial poesía lírica, amorosa. Por el contrario, ocurre que el poeta transforma y renueva esa poesía, unciéndola con mayor brío al carro del testimonio pertinaz y la denuncia. Es decir, acentúa el manejo testimonial de su mensaje político y poético, lo cual no significa literalmente ruptura sino reiteración de principios, ya que esta orientación es siempre más y menos visible en su obra.
Como quiera que sea, la obra de Roque Dalton puede ser explicada mejor a través de la obra de Roque Dalton. En consecuencia, es necesario proceder señalando en vía de hipótesis los aspectos constitutivos de su mundo poético para tratar de inmediato que el poeta los confirme o niegue por si mismo. Sólo a partir de aquí será posible descifrar las instancias profundas de su código ético-estético, mostrar en vivo al artista, revelando el sentido permanente y variable de su oficio y de su propia existencia. En este orden de ideas, es inevitable proceder preguntándose ¿cuáles son las características e intenciones visibles del arte poético de Roque Dalton?
En primer lugar, la obra de Roque Dalton se nutre de un erotismo intenso y rabioso, vital, sin posibilidad de medias tintas. Siempre en la obra de Roque Dalton el pan es harina y el amor idea que solo se realiza plenamente por el trámite de la carne: es decir, idea subordinada a la «orgia perpetua» de los sentidos.
En un plano paralelo se hace patente su carga de soledad y angustia universales, expresión inmediata de desgarramiento interior frente a la perspectiva de su país y su mundo desvertebrados en instancias de pura barbarie que el poeta ha sufrido en carne propia.
A manera de compensación, y un poco a contrapelo, se manifiesta en toda su obra un sentido irreversible y casi paranoico de confianza en un futuro.
Sentimiento traumático y paradójico en apariencia, porque emerge precisamente de una conciencia desgarrada y en crisis, atormentada por contradicciones y dudas no resueltas, o que solo pueden ser resueltas en el sentido de la famosa máxima de Antonio Gramsci: “Pesimismo de la inteligencia, optimismo de la voluntad” (con su correspondiente corolario de que “la verdad es siempre revolucionaria”).
Matizando el contexto esperanzador de la obra, aparece el buen Dios en calidad de observador pasivo y, casi, desinteresado. «Dios es siempre un tema en Dalton» ha dicho Ítalo López Vallecillos. Pero más bien se trata de un estribillo, un leitmotiv. El Dios de Dalton es un personaje que, desgraciadamente, se limita a breves apariciones de segundo orden en la tierra. Se muestra impotente o renuente a incidir sobre su propia obra: modificarla. Y Dalton no pierde ocasión de hacerlo notar. Entre cariñoso e irreverente (pero a veces teófago y blasfemo), Dalton parece lamentar que ese Dios no sea el Deus ex machina del teatro del medioevo, el que resuelve todo. Vale decir: deseable guionista de los destinos universales, y en última instancia sustituto del Partido en el embrollo de las revoluciones.




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Roque Dalton: Oficio de poeta (2)

Como especie de complemento de todo lo anterior, se destaca en la obra de Roque Dalton la existencia de un fermento corrosivo compuesto por una mezcla agridulce de ironía y cinismo, humor negro que nunca le abandona y que penetra e invade todos los niveles poéticos. Esto es, mezcla sabiamente equilibrada que determina químicamente el sustrato de su poética: poética de la ironía y del cinismo que se constituye en vehículo idóneo para expresar su erotismo, su carga de soledad y angustia, sus dudas, sus crisis ideológicas, su confianza en un futuro y hasta sus coqueterías teosofales. Y en fin su intenso drama personal.
Completando el cuadro -e indicativo de una toma de conciencia global (interdisciplinaria) de los nexos vitales de la época- concurren en el mismo sentido reiteradas  alusiones culturales que van desde Poe a Cortazar y a Eliot, pasando por Mandrake el Mago y Anita la Huerfanita, sin olvidar al inefable Quevedo y Alfonsina Storni, pero también Lorca, Lope de Vega y Napoleón y etc.
La gran poesía de Roque Dalton se sostiene pues sobre un eje básico de ironía y cinismo en el cual confluyen las demás coordenadas de su arte, formando -por decirlo asi- una especie de rueda perfectamente balanceada (o casi perfectamente balanceada), capaz de desplazarse con éxito por los caminos más accidentados o servirle de tabla de salvación en los mares mas embravecidos.
A la manera de Vallejo, Roque Dalton supera el trauma escolástico de la tradición poética latinoamericana vacunándose contra lugares comunes y por vía de un experimentalismo siempre mantenido a freno y al servicio de la inteligencia. No sorprende, por lo tanto, que Roque Dalton se exprese con imágenes deslumbrantes de tipo surrealista e impresionista y también -o sobre todo- en forma epigramática, como apunta Roberto Armijo en su articulo «Poemas para una sociedad en crisis». No en vano fue Roque Dalton buscador implacable de giros verbales inéditos y expresiones fuera de serie que estallan a cada momento fuera de su contexto habitual, golpeándonos, por su gran fuerza, en lo profundo de la conciencia. Giros y expresiones que dan testimonio de verdaderos hallazgos y logros poéticos personales, y que ponen al descubierto las raíces profundas del estilo explosivo de Roque Dalton, tan característico, en el fondo, del terrorista en potencia que subyace en todo escritor revolucionario.
2
La confirmación de los anteriores postulados debe pasar, naturalmente, por la prueba del texto. Y en este sentido es revelador que ya los poemas de  “La ventana el rostro” y “El turno del ofendido” nos informen de un contenido de intenso erotismo que -como el caso del poema “Desnuda”-corre parejo con la bondad y la ternura, manifiestas en una voluntad total de entrega y en la identificación de los propios límites o fronteras corporales con los de la persona amada:
Amo tu desnudez / porque desnuda me bebes con los poros, / como hace el agua cuando entre sus paredes me sumerjo. / Tu desnudez derriba con su calor los limites, / me abre todas las puertas para que te adivine, / me toma de la mano como un niño perdido / que en ti deja quietas su edad y sus preguntas. / Tu piel dulce y salobre que respiro y que sorbo /pasa a ser mi universo, el credo que me nutre; / la aromática lámpara que alzo estando ciego / cuando junto a la sombra los deseos me ladran. / Cuando te me desnudas con los ojos cerrados / cabes en una copa vecina de mi lengua, / cabes entre mis manos como el pan necesario, / cabes bajo mi cuerpo mas cabal que su sombra. / El día en que te mueras te enterrare desnuda / para que limpio sea tu reparto en la tierra, / para poder besarte la piel en los caminos, / trenzarte en cada río los cabellos dispersos. / El dia en que te mueras te enterrare desnuda, / como cuando naciste de nuevo entre mis piernas. (“El turno del ofendido”)
Sumamente ilustrativo, por otra parte, y en relación a su carga de soledad y angustia, es el “Poema jubiloso”, que ya a partir del titulo se anuncia como pura ironía y paradoja. El desgarramiento interior del poeta es aquí la contrapartida necesaria del desgarramiento nacional de un pueblo martirizado (El Salvador). Y lo curioso del caso es que la laceración del artista se hace más evidente (entre líneas) en aquellos pasajes en que la dosis de humor desangelado se hace mas recia y sostenida:
En mi patria hecha para probar catapultas y trampas / vive esa suerte de mujer que amo ./ Ah como brota de la mañana tímida mi mujer /herida en su niñez por el mar menos pensado / por el mar platicador y soberbio que no depone su esperanza / contra ciertas virginidades caóticas./ Ah como surge mi mujer que conserva en un saquito / el corazón y una vértebra de sus padres moribundos / ah como luce mi mujer de poros voraces donde darse cita / en ciertas tardes incendiadas por los flamboyanes del tedio / ah como vive mi mujer guerrera y acechada / poblada de húmedas culebras / que alivian a las grandes bestias polvorientas / ah como compromete mi mujer que vive sin avisarme / que se gana el pan con el rubor de la gente / directora de grandes llamas esclava / de maestros enclenques que huyeron desesperados / al conocer la preñez de mi madre. / Mi mujer es la mas gloriosa retórica de esta patria / donde no morirá jamás Balzac o Copérnico / ni los comunistas estrangulados ostentarán sus descomposiciones / en los escaparates por el incendio del Reichstag / mi mujer es la conversacion de los peces bajo la luna / el fervor de quien pintó las manchas del leopardo / los sabores del pan armado de pregones / la prohibicion de una nueva ley / contra los crepusculos. (“Doradas cenizas del Fenix”)
En el mismo orden de ideas, si bien en un plano mas personal, “individualista”, es igualmente significativo (y premonitorio) el hermoso poema “Alta hora de la noche”:
Cuando sepas que he muerto no pronuncies mi nombre “porque se detendría la muerte y el reposo. / Tu voz, que es la campana de los cinco sentidos, / sería el tenue faro / buscado por mi niebla. / Cuando sepas que he muerto di sílabas extrañas. / Pronuncia flor, abeja, lágrima, pan, tormenta. / No dejes que tus labios hallen mis once letras. / Tengo sueno, he amado, he ganado el silencio. / No pronuncies mi nombre cuando sepas que he muerto: / desde la oscura tierra vendría  por tu voz.
No pronuncies mi nombre, no pronuncies mi nombre / Cuando sepas que he muerto no pronuncies ni nombre. (“El turno del ofendido”).




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Roque Dalton: Oficio de poeta (3)

Las demás componentes del arte de Roque Dalton (confianza en un futuro, presencia del Sr. Dios, invenciones y humoradas, etc.) son tan abundantes que pueden cosecharse prácticamente al azar en cualquier campo de su fértil producción literaria.
Véase, por ejemplo (y adviértase su calidad epigramática), el poema “Karl Marx”: Desde los ojos nobles de león brillando al fondo de tus barbas / desde la humedad polvorienta en las bibliotecas mal alumbradas / desde los lácteos brazos de Jenny de Westphalia  / desde los remolinos de la miseria en los exilios lentos y fríos / desde las cóleras en aquellas redacciones renanas llenas de humo / desde la fiebre como un pequeño mundo de luz en las noches sin fin / le corregiste la renca labor a Dios / tú oh gran culpable de la esperanza / oh responsable entre los responsables / de la felicidad que sigue caminando.
(El turno del ofendido)
Véase también, en el mismo sentido crítico, el poema “Megalomanía”: A Miguel Servet lo excomulgaron poco antes / de hacerlo coincidir con la ceniza:/ dicen que para apresurar las condiciones / de seguir discutiendo las intrépidas ciencias en la cómoda eternidad. / Martín Lutero creyó que Dios Padre sufría del hígado divino / viendo por entre las nubes como los curas gordos correteaban / por los barrios de las ciudades en provechosa venta / de indulgencias pagadas al contado. Excomulgado fue por defender el hígado de Dios. / Acciones tan maravillosas tendría yo que hacer / -flaco, débil, el ojo taciturno, el aspecto abolido / para que también me excomulgasen/ dejando a salvo mi honrada vanidad para siempre.
(El turno del ofendido)
Véase finalmente el poema “El general Martínez”, donde ironía y cinismo alcanzan altísimo nivel, el humor se hace negro como nunca y el verso puro epigrama: Dicen que fue un buen Presidente / porque repartió casas baratas / a los salvadoreños que quedaron ...
(El turno del ofendido)
III- Cumplido este recorrido obligatorio por fases más tempranas de la poesía de Dalton, entramos ahora, con “Taberna y otros lugares”, a un territorio ampliado en que se manifiesta su plena madurez. “Taberna ...” es, en efecto, el territorio-laboratorio donde se realiza y confirma la más alta poesía de Roque Dalton. Los dominios del poeta adquieren aquí contornos todavía más precisos, y su magnífica empresa de “conquista verbal de la realidad” se dirige más que nunca hacia donde tenía que dirigirse, es decir, hacia la “temática del testimonio, la denuncia política y social”. Pero este fenómeno no ocurre (como la mayoría de “los críticos coinciden en afirmar”), a través de un simple proceso de ruptura ¡con su poesía lírica, amorosa”, (que nunca fue solo tal en su conjunto), sino mediante un complejo proceso de superación y desarrollo dialécticos, sobre todo en el plano formal, como adecuación definitiva al contenido. El itinerario creativo de Roque Dalton es ciertamente tortuoso, y alguna vez atravesó por zonas pantanosas y se precipitó en abismos de dudas y conflictos muy serios y muy personales (que por poco no terminan ahogándolo), pero nunca su poesía dejó de apuntar hacia este norte (temático): poesía del testimonio y la denuncia, cuando no puro panfleto. No hay, pues, tal ruptura en “Taberna ...” : simple afirmación de objetivos. Mayor amplitud de mira. Y eso es todo. Afirmar lo contrario significa convertirse en corifeo del simplismo, hacerle el juego a quienes pretenden separar la piel del hueso, lo “extrínseco” de lo “intrínseco” al american way of criticism.
Si es cierto que un gran artista está condenado a repetir siempre la misma obra, “Taberna y otros lugares” sería la enésima confirmación de la regla. En rigor, y en potencia, “Taberna ...” es la más noble y notable condensación del mundo poético-revolucionario de Roque Dalton. En este libro de intensidad lírica formidable y riguroso formalismo la forma epigramática (irónico-lírica) está más presente y más activa que nunca. 
Todas las instituciones del mundo de Dalton precipitan y cristalizan aquí a través de una lengua propia que ha alcanzado plena depuración, corroyendo en el plano de la forma y el contenido la atmósfera de lo prohibido, como diría Roland Barthes, con más precisión y elegancia. “Taberna ...” es, por lo tanto, el gran laboratorio final de la humana poesía de Roque Dalton y el testimonio total (casi total) de su idea y representación del mundo. 
Imposible negar que en “Taberna y otros lugares” están presentes los motivos iniciales de su quehacer poético. Imposible negar que “Taberna ...” constituye el auténtico certificado de compromiso con un código ético-estético al que Roque Dalton debía permanecer fiel toda la vida, demostrando así en todas las circunstancias que un poeta puede ser tan coherente como sus palabras.
Lo curioso del caso es que muchos de los críticos que han visto en “Taberna ...” un mundo aparte (respecto a la producción anterior del poeta), y que se han pronunciado en consecuencia a favor de la tesis de la “ruptura”, han terminado por suministrar datos curiosos que confirman precisamente lo contrario. Es decir, la gran unidad y coherencia de los temas y obsesiones que giran en derredor del planeta Dalton. Así, el ponderado Ítalo López Vallecillos, en el prólogo de la primera edición salvadoreña, nos dice que “Taberna y otros lugares” refleja los procesos de maduración de un poeta que ha logrado el dominio formal, el poderío de la palabra sobre ideas y emociones que se niegan a ser expresadas en forma desnuda y obvia. La intención va más allá de la metáfora o la imagen, creando y recreando un mundo poético en aparente desorden, desvertebrado, para dar paso a una serie de contrapuntos filosóficos, políticos, en los que el hombre de carne y hueso esta ahíto de angustia, de soledad, de amor”.
Más adelante nos habla del “gran desenfado e ironía” presentes en esta obra, de la casi permanente ‘”confrontación entre la realidad nacional y la soledad del poeta, desterrado, sin patria”, de su palpable “ingenuidad o cinismo intelectual”, de su “plástico erotismo”, de su “angustia vallejiana, su nostalgia de infancia, su intimidad desnuda y la realidad social que le envuelve y determina”. “La ternura, la bondad, la insolencia, el ingenio, la ironía, la blasfemia (Dios es siempre un tema en Dalton) que aparecen mezclados en una secuencia que objetiviza una relación conflictiva del hombre, este hombre, y el mundo”.


https://www.elcaribe.com.do/2014/07/26/taberna-otros-lugares-1/

Taberna y otros lugares (1)

III
En tres entregas anteriores (Roque Dalton: Oficio de poeta) se hizo un recorrido obligatorio por fases más tempranas de la poesía de Dalton, y entramos, ahora, con “Taberna y otros lugares” (Premio Casa de las Américas, 1969), a un territorio ampliado en que se manifiesta su plena madurez. “Taberna ...” es, en efecto, el territorio-laboratorio donde se realiza y confirma la más alta poesía de Roque Dalton. Los dominios del poeta adquieren aquí contornos todavía más precisos, y su magnífica empresa de “conquista verbal de la realidad” se dirige más que nunca hacia donde tenía que dirigirse, es decir, hacia la “temática del testimonio, la denuncia política y social”. Pero este fenómeno no ocurre (como la mayoría de “los críticos coinciden en afirmar”), a través de un simple proceso de ruptura con su poesía lírica, amorosa”, (que nunca fue sólo tal en su conjunto), sino mediante un complejo proceso de superación y desarrollo dialécticos, sobre todo en el plano formal, como adecuación definitiva al contenido. El itinerario creativo de Roque Dalton es ciertamente tortuoso, y alguna vez atravesó por zonas pantanosas y se precipitó en abismos de dudas y conflictos muy serios y muy personales (que por poco no terminan ahogándolo), pero nunca su poesía dejó de apuntar hacia este norte (temático): poesía del testimonio y la denuncia, cuando no puro panfleto. No hay, pues, tal ruptura en “Taberna...” : simple afirmación de objetivos. Mayor amplitud de mira. Y eso es todo. Afirmar lo contrario significa convertirse en corifeo del simplismo, hacerle el juego a quienes pretenden separar la piel del hueso, lo “extrínseco” de lo “intrínseco” al american way of criticism. Si es cierto que un gran artista está condenado a repetir siempre la misma obra, “Taberna y otros lugares” sería la enésima confirmación de la regla. En rigor, y en potencia, “Taberna...” es la más noble y notable condensación del mundo poético-revolucionario de Roque Dalton. En este libro de intensidad lírica formidable y riguroso formalismo la forma epigramática (irónico-lírica) está más presente y más activa que nunca. Todas las instituciones del mundo de Dalton precipitan y cristalizan aquí a través de una lengua propia que ha alcanzado plena depuración, corroyendo en el plano de la forma y el contenido la atmósfera de lo prohibido, como diría Roland Barthes, con más precisión y elegancia. “Taberna...” es, por lo tanto, el gran laboratorio final de la humana poesía de Roque Dalton y el testimonio total (casi total) de su idea y representación del mundo. Imposible negar que en “Taberna y otros lugares” están presentes los motivos iniciales de su quehacer poético. Imposible negar que “Taberna ...” constituye el auténtico certificado de compromiso con un código ético-estético al que Roque Dalton debía permanecer fiel toda la vida, demostrando así en todas las circunstancias que un poeta puede ser tan coherente como sus palabras.
Lo curioso del caso es que muchos de los críticos que han visto en “Taberna...” un mundo aparte (respecto a la producción anterior del poeta), y que se han pronunciado en consecuencia a favor de la tesis de la “ruptura”, han terminado por suministrar datos curiosos que confirman precisamente lo contrario. Es decir, la gran unidad y coherencia de los temas y obsesiones que giran en derredor del planeta Dalton. Así, el ponderado Italo López Vallecillos, en el prólogo de la primera edición salvadoreña, nos dice que “Taberna y otros lugares refleja los procesos de maduración de un poeta que ha logrado el dominio formal, el poderío de la palabra sobre ideas y emociones que se niegan a ser expresadas en forma desnuda y obvia. La intención va más allá de la metáfora o la imagen, creando y recreando un mundo poético en aparente desorden, desvertebrado, para dar paso a una serie de contrapuntos filosóficos, políticos, en los que el hombre de carne y hueso esta ahíto de angustia, de soledad, de amor”.
Más adelante nos habla del “gran desenfado e ironía” presentes en esta obra, de la casi permanente “confrontación entre la realidad nacional y la soledad del poeta, desterrado, sin patria”, de su palpable “ingenuidad o cinismo intelectual”, de su “plástico erotismo”, de su “angustia vallejiana, su nostalgia de infancia, su intimidad desnuda y la realidad social que le envuelve y determina”. “La ternura, la bondad, la insolencia, el ingenio, la ironía, la blasfemia (Dios es siempre un tema en Dalton) que aparecen mezclados en una secuencia que objetiviza una relación conflictiva del hombre, este hombre, y el mundo”. 
Ahora bien, los elementos descritos por López Vallecillos son, como se ha demostrado inicialmente, típicos de la obra total de Roque Dalton. Y, en efecto, en Taberna... , el poeta se limita a recogerlos y superarlos por vía de la depuración. No a negarlos.
En cualesquiera de las cinco partes que componen el libro (tres de ellas dedicadas a “El país” está presente el Roque Dalton de siempre con sus eternos conflictos. “El país I”, por ejemplo, contiene una representativa serie de piezas de orfebrería perfecta que rara vez se ven juntas en una obra y por sí solas bastarían a darle fama a un literato. Entre ellas cabe mencionar “El descanso del guerrero”, “El capitán”, “El gran despecho”, “El alma nacional”, “El hombre del orden”, “0.E.A”: “La segura mano de Dios” (sobre el ajusticiamiento providencial del general Martínez) y en particular el extraño y hermoso huevo antológico “Buscándome líos”, donde el poeta describe (y mitifica) su inolvidable ingreso al Partido:
La noche de mi primera reunión de célula llovía / mi manera de chorrear fue muy aplaudida por cuatro / o cinco personajes del dominio de Goya / todo el mundo ahí / parecía levemente aburrido / tal vez de la persecución y hasta de la tortura diariamente soñada. / Fundadores de confederaciones y huelgas / mostraban cierta ronquera y me dijeron que debía / escoger un seudónimo / que me iba a tocar pagar cinco pesos al mes / que quedábamos en que todos los miércoles / y que como iban mis estudios
y que por hoy íbamos a leer un folleto de Lenin / y que no era necesario decir a cada momento camarada. / Cuando salimos no llovía más / mi madre me riñó por llegar tarde a casa.
En “El país II”, a pesar del toque intimista o seudo-intimista (que ha desorientado a más de un crítico), vibran las mismas instancias poéticas que ya hemos fichado y clasificado. Por ejemplo, soledades desgarradas y desgarrante como en “Matthew”:
Gocémonos ahora en nuestras íntimas llagas: / ello nos permitirá menospreciar la cicatriz, / dejar para el dolor el mejor rincón de la memoria, / y a la plena sanidad, la acción.
O bien, como en “Sir Thomas”, desesperación y angustia contenidas al borde del abismo por obra y gracia de la ironía convicta y la poética del cinismo:
“El horizonte es el objeto más inútil de la Creación / -decía mi abuelo para disimular el caos financiero- / Un paso hacia adelante lo destruye”/. Así es nuestra costosa experiencia / destinada a podrirse como un trapo / en los grandes basureros de la ciudad.
Pero aceptaríamos tranquilamente la muerte / antes que algún desprecio a nuestro / granito de arena. / Porque existe, ay, otra vida /más acá de los sueños.
Sexo simple y desnudo como en “Samantha”:
Cualquier excusa basta / cuando se tiene tan divino vello púbico.
O sexo al vino como en “Lady Ann”:
Oh, no me toques ahora (repetiré la prodigiosa escena / de nuestra primera noche en Mallorca, / borrachera compungida en que el deseo / era el mejor amigo de la misericordia): / tu clima es de agua enroscada / como una serpiente que no pecó / y esquiva por unos días más su vejez irremediable: / delirio cómico para llorar a tus anchas, / parte del tedio.
Humor negro como el “El obispo”:
Los hombres en este país son como sus madrugadas: / mueren siempre demasiado jóvenes / y son propicios para la idolatría. / Raza dañada. / La estación de las lluvias es el único consuelo.
Blasfemia y teosofagia como en otro “Sir Thomas”:
Pero solo me queda la soledad en el gran tablero de ajedrez, / casi el horror… / abandono donde balbucear hasta himnos, / dulces columnas inscriptas de numerosos / hechos nuestros / en espera de ser homenajes simbólicos / para un Dios futuro / que a lo mejor no vendrá, / en qué recodo / de la oscura carretera quedasteis?
Y además ironía irreverente:
Recuerdo a mi padre decir que con una Biblia / y con una perenne pinta de cerveza negra de Dublín, / seguiría siendo cristiano aún en los infiernos. / Dios no me dejes ironizar con su memoria, / pero el Nuevo Mundo es un acuario con peces / que no se pueden trinchar en los altares.


https://m.elcaribe.com.do/2014/08/02/taberna-otros-lugares-2/

Taberna y otros lugares (2)

“El País III”, subtitulado “Poemas de la última cárcel” (“fruta negra”, como la llama el poeta), es todavía más definitorio de la poética de Dalton. Hay aquí menos brillo de lenguaje, pero quizás mayor riqueza y densidad de pensamiento o, por lo menos -y en virtud de las circunstancias-, mayor grado de “concentración”. El artista siempre tenso que es Dalton aporta en esta sección un documento sobre la profunda soledad del ser humano acorralado por la opresión y la injusticia. La queja del poeta encarcelado trae a la memoria -con igual intensidad del acento patético- un como eco del calderoniano monólogo de Segismundo de “La vida es sueno”:
“Y, en cualquier lugar, la ultima de las cosas hundidas o clavadas será menos prisionera que yo”.
La analogía con el personaje de Calderón es, sin embargo, superficial. En cualquier situación Dalton siempre encuentra espacio para la ironía que lo rescata de su angustia:
“(Claro, que tener un pedazo de lápiz y un papel -y la poesía- prueba que algún orondo concepto universal, nacido para ser escrito con mayúscula -La Verdad, Dios, lo Ignorado- me inundó desde un día feliz. Y que no he caído -al hacerlo en este pozo oscuro- sino en manos de la oportunidad para darle debida constancia ante los hombres.

Preferiría, sin embargo un buen paseo por el campo.
Aun sin perro)”.
El mismo ritual se cumple en el intenso poema “Preparar la próxima hora”. A decir de Armijo, en esta obra “se siente la exclamación sincera, profunda, del hombre que está solo en el mundo, rodeado por la cólera y el odio de los hombres. En esta nota de desnuda angustia, el poeta traspasa por obra y gracia de la palabra, la emoción universal de todo aquel que es víctima de la injusticia. Duelen en nuestros oídos y queman nuestro corazón los siguientes versos”:
He orado (soy Fausto) me he dado besos en las manos, / me he dicho ancianamente haciendo rebotar el aliento en un rincón helado de la /celda: / pobrecito, olvidado, pobrecito, / con la mayor parte de la muerte a tu cargo, / mientras en algún lugar del mundo alguien desnuda / bellas armas o canta himnos de rebelión que sus mujeres /prefieren a las joyas / tú escuchas marimbas de miel / después de ser escupido por un déspota de provincia, / sientes el rumor de tus uñas / creciendo contra la piel del zapato, / huelo mal (esto lo ampliaré en otra parte) / tratas de hallar una señal que diga “vivirás” / aun en una mariposa o un hato de tempestad... / Aleluya estricta, bien gritada ante las estrellas imposibles / qué bella viene de pronto la cólera: / filo inmenso, cuanto vales a mi alma, / homenaje a los sacrificados sin bellos puntos finales, / cólera, Cólera, oh madre preciosa, justa raíz de sed, / has llegado...En el patio lejano la luz del sol / será como una gata blanca, estoy acaso listo / para dejarme ver la cara en la próxima hora del agua? / Si. Pediré un cigarrillo.

Otros poemas como “Huelo mal”, “Mala noticia en un pedazo de periódico”,
“Permiso para levantarme”, “El 357” y “La verdadera cárcel” dan testimonio de fidelidad al mismo universo interior. En particular, el ultimo poema, “A muerte fiel a muerte convidada”, constituye un acto de fe que será punto de referencia obligatorio de la conducta del poeta:
Triste charco de luto / precisamente cuando somos / dueños de la verdad (el hombre / no es un animal extraño / es solo un animal / que ignora y que desprecia / y alcanza la verdad por la puerta del fuego)./ Triste charco de luto en pie de guerra / sin luna que se asome sin los pájaros / que recojan su dulce huella de agua/ pero por la verdad la bella/ que me jura desnuda sobre el calor del mundo/ pero por la verdad todos los lutos/ todos los charcos hasta ahogarse/ pero por la verdad todas las huellas/ aún las manchadoras las del lodo/ pero por la verdad/ la muerte/ pero por la verdad.

IV
Una infracción a la regla se produce, en apariencia, los “Seis poemas en prosa” de la sección cuarta del libro, donde el universo de Dalton luce ligeramente desviado respeto a su eje anterior. En efecto, no encontramos aquí raciones tan abundantes de los temas predilectos al paladar del poeta. Algunos retazos dispersos, sin embargo, hablan por sí solos y sin necesidad de mayores comentarios. (Aun a riesgo de llover sobre mojado, es pertinente señalar que el sexo, ironía, blasfemia y etc. están presentes en “Sueño No. 11.880”, “La mañana que conocí a mi padre”, “El te”, “Con palabras”).
Ciertamente varía la dosis, pero no el contenido. Y si algo parece desviado o torcido, es por un simple fenómeno de refracción. El dato más contundente que puede aportarse en este sentido deriva del hecho que “Seis poemas en prosa” da una especie de intuición o esbozo de una teoría de la escritura, de la escritura de Dalton. Por ejemplo, la parrafada final de “El te” (subtitulado Foto-fija) es una aproximación a su concepto del realismo:
“Hasta aquí la descripción. Y es que no nos interesa la utópica pantalla total, la pretendida representación de la realidad en que aparezca el héroe de una novela sobre presos perfilado en las páginas de un volumen que huela a orines y a comida fría y descompuesta. Perseguimos unidamente la fijación de un instante -conservándole incluso algunas de sus pequeñas convulsiones- para uso de la futura melancolía: la teoría general de la fotografía para guardapelo”.
“Con palabras”, la ultima y excelente pieza de esta sección -situada no casualmente en el umbral de ‘La Historia’ es clave para entender más a fondo la poética de Dalton. El texto pone en evidencia la preocupación del artista en relación al uso y sentido de las palabras, sus instrumentos de trabajo. “El conocimiento completo de las palabras -advierte en la primera línea- es imposible, por lo menos para la especie humana y a pesar de lo que insinúa la cibernética. No se sabe ni cómo empezar. La palabra ‘azul’, por ejemplo, bien puede ser roja o carmelita, en dependencia de estados de ánimo, condiciones climatológicas, plasticidad de la onda sonora o necesidades políticas”. 
 Sin embargo, el poeta parece reivindicar aquellas palabras que son equivalente directo de la cosa nombrada. De aquí esta preciosa definición de la onomatopeya: “palabra-alicate con la cual extraemos el alma de las cosas”. Mas adelante -y después de afirmar que “Hombre despalabrado no es sinónimo de mudo sino de zombie”- plantea la necesidad de distinguir entre palabras muertas y palabras vivas (dejando por cierto muy malparado a Neruda):
“Pues, como decía Enrique Muino, cuando mueren las palabras comienza la música”. De inmediato arremete furioso contra lo que considera “Uno de los crímenes más abominables de la civilización occidental y la cultura cristiana”.
Vale decir: “convencer a las grandes masas populares de que las palabras solo son elementos significantes”. En extremo reveladora es su inquietud respecto al uso y función de las “malas” palabras:
“Por qué suena mal una palabra libre de significados tabú si no es por algo intrínseco a ella misma (...). Debemos reconocer que al aceptar la existencia de palabras que no se pueden decir de ninguna manera, establecemos un hecho gravísimo”.
La conclusión a que arriba es, por necesidad, incendiaria y anárquica, especie de alerta roja contra posibles engaños. El poeta advierte que en el juego de las palabras también se oculta la ideología del enemigo y hay que tener ojo avisado para evitar las trampas. Sólo de esta manera será posible organizar las palabras en función libertaria:
Proyectadas hacia el futuro:
“Se debe tener gran tino para no caer en las trampas que nos tiende el enemigo, presente en este terreno como en todo lugar. Una de ellas es la que podríamos llamar ‘cortina-de-humo-con-subs-titución-de-función’. Es lo que se ha hecho con las pobres palabras ‘sésamo’ y ‘ábrete’, a las cuales simplemente se ha cambiado su oficio de significantes para convertirlas en llavines de cuevas de ladrones, escamoteándosenos mientras tanto su verdadera esencia metafísica (...). Otra trampa sería la infamia esa de la “palabra de honor”. Lo que hay que tener es  humildad, metodología de la desventaja, la más sutil de las canchas. No sabemos nada y somos orgullosos hasta morir. Deberíamos recordar lo que le pasó a Stalin por hacer de las palabras excepciones del materialimo dialéctico: de ahí la muerte de Babel, de ahí el naufragio-entre-témpanos de la Internacional, de ahí la prosa soviética contemporánea. Si se le hubiese hecho frente al problema con apasionamiento y coraje, otra y magnífica sería la situación. Habría bastado con comenzar a conocer verdaderamente las palabras, a organizarlas para el porvenir, a discutir con ellas sobre la libertad y, sobre todo, a separarlas de las cuasi-palabras, las anti-palabras, las palabras degeneradas (...) y las palabras muertas. Nada de cenits ni de nadires, nada de remordimiento al salir de los éxtasis: las palabra más bellas del mundo son: Cinabrio, azafata, saudade, aloe, tendresse, carne, mutante, deprecatingly, melancolía, pezón, chupamiel y xilófono.

https://m.elcaribe.com.do/2014/08/09/taberna-otros-lugares-3/#

Taberna y otros lugares (3)

No puede afirmarse que con estos elementos Dalton aspire a construir una teoría del “grado cero de la escritura”, pero es innegable que el esquema guarda cierto parentesco, aunque casual y lejano, con la famosa obra de Barthes. Lo importante aquí es ver cómo se cumple en la práctica el esbozo teórico descrito. Si bien Taberna… constituye en este sentido el modelo perfecto, hay que recordar que la abundancia de términos fuertes, “impronunciables”, el predominio del concepto sobre la música y la imagen, etc., son rasgos típicos y definitorios de toda la obra de Dalton que hemos visto. Armijo señala, con razón, que “el efectismo de ‘Taberna... está en su conceptismo de nuevo cuño. Porque no obstante la presión y juego de su expresión poética, no hay un abandono a la música verbal del idioma, sino (...) una sabia, consciente estructura de frases y conceptos”. Ciertamente esta es la clave para entender el mecanismo de-golpeodeconciencia-incesante de la poesía de Dalton: su fuerza, su pegada. Sólo que en vez de “efectismo” debemos hablar en muchos casos de “virtuosismo”, verdadero virtuosismo técnico.
V
Ya en la parte final del libro encontramos la sección “La Historia”, subtitulada “Escrito en Praga, que incluye de ultimo al deslumbrante “poema-objeto” del que tanto se ha hablado: “Taberna y otros lugares” (supuesto conversatorio sostenido en la taberna U-Fleku, en Praga, donde el poeta se desempeñaba entre 1966 y 1967 como responsable de la “Revista Internacional”).
Sin necesidad de recurrir a mucho aparato crítico, tornan a revelarse aquí los varios matices de un erotismo que es a veces elegante y contenido a lo Alfonsina Storni, y a veces rabioso y descarnado a lo Manuel del Cabral, y que es también paliativo del instinto de soledad y desgarramiento interior del poeta (por aquello del “hueco dejado por la patria”). Así se aprecia en el poema “El ser social determina la conciencia social”: 
Para colmo de males / ahora tú me niegas lo poco que me iba quedando/dices lógicamente “ahora no quiero”/pero es ahora cuando yo tengo frío/y advierto el hueco dejado por la patria/que antes me acariciaba en el pecho./Odio tu vestido celeste/tu ropa interior llena de trampas tirantes/todo lo que me oculta tus dulces nalguitas sonrojadas/tus pechos de piedra blanca/hechos para la boca de los niños adultos/tu vientre que es mi patio para jugar con soldaditos de plomo/a los ojos de un sol perfectamente inventado.
Manteniéndose fiel al mismo itinerario, el poeta reincide en el culto de motivos concernientes a su erudición blasfema que ahora aspira a construir teogonías, representando en el sacristán al demonio: Las campanas del otoño hacen difícil la primera nevada/como si el sacristán fuera el demonio/viejo muñeco de paja puesto a arder para siempre. (“El ser social determina la conciencia social”).
De inmediato se hace patente su manía por las alusiones culturales, como en aquella paráfrasis de los últimos versos de un soneto famoso de Quevedo. Lo que en el bardo español es sentimiento de esperanza indestructible cuando jura a la amada que sus restos “polvo serán, más polvo enamorado”, se transforma en la pluma y versión de Roque Dalton en sentimiento de total desazón respecto a las consecuencias del holocausto anunciado desde el título provocador: “Después de la bomba atómica”. También el poeta salvadoreño sabe que sus restos “polvo serán, más, polvo enamorado?”
Igualmente presente el gusto por los comics: especie de parámetro cultural que distancia al poeta de sus amantes checas (“Tú y tus amigos son personajes de Kafka, yo y mis sombras vivimos en el mundo de los comics”.) y que en ocasiones lo conduce a extrapolaciones filosóficas chispeantes e impredecibles: La tristeza da tos/y si te descuidas un poco, cariño,/la vida se te vuelve una jornada de Anita la huerfanita/un solo llanto entre gordos. (“El ser social determina la conciencia social”). Sin embargo, lo más notable de “La Historia” no es la simple fidelidad a los temas de su recorrido poético, sino al evidente proceso de agudización interior de conflictos ideológicos que anuncian ya la crisis final y el rechazo de la ortodoxia rampante, como en el poema “Revisionismo”:
No siempre,/porque,/por ejemplo,/en Macao,/el opio/es el opio del pueblo.
Esto no significa que en algún momento la poesía de Dalton se vea privada del matiz esperanzador implícito en su concepción de la vida, sino todo lo contrario. Es cierto que ahora al poeta le duele la conciencia en forma reiterada. Lo que en este caso equivale casi a decir que le remuerde la cabeza porque comprende “desde allá” (el socialismo), que no todo marcha sobre ruedas como auspiciaba -para decirlo con palabras de Brecht- la teoría del “Gran Orden”. Pero, al fin del cabo, lo importante para Dalton es el destino y la dirección históricos del dolor social de cabeza, tal y como explica en el taimado (marrullero, pérfido) y aparentemente ingenuo poema-disertación “Sobre dolores de cabeza”:
Es bello ser comunista,/aunque cause dolores de cabeza./Y es que el dolor de cabeza de los comunistas/se supone histórico, es decir/que no cede ante las tabletas analgésicas/sino sólo ante la realización del Paraíso en la tierra./Así es la cosa./Bajo el capitalismo nos duele la cabeza/y nos arrancan la cabeza./En la lucha por la revolución la cabeza es una bomba de retardo./En la construcción socialista/planificamos el dolor de cabeza/lo cual no le hace escasear, sino todo lo contrario./El comunismo será entre otras cosas,/Una aspirina del tamaño del sol.
A la sombra y molicie del trabajo burocrático, Roque Dalton advierte el peligro de terminar acomodándose a un fácil vaivén existencial, libre de preocupaciones. Teme a cada momento dejarse ganar por “esa suprema perfección del egoísmo que es la indiferencia”, como dijera Graham Greene en “Los comediantes”.
Su exquisita sensibilidad de poeta revolucionario le previene, le mantiene alerta y en ascuas. Así, hasta los colores de la primavera se le antojan “anfitriones de la duda”. No es casual que en “Primavera en Jevani” (y en obvia contraposición entre los placeres del país en que reside y las calamidades de la patria) concluya dando muestras de haber tomado plena conciencia del problema:
“Oswaldo Barreto y yo deberemos salir de estos lugares lo más pronto posible, so pena de ponernos a tener hijos rubios con Zdenas y Janas, y engordar a fuerza de grandes filetes y algodonosos melocotones y fresas con crema, hasta olvidar que alguien esta muriendo mal en nuestra vieja casa y ha preguntado por nosotros con perentoriedad.
¡Viva, esta primavera, sin embargo!”
El conjunto de datos reunidos hasta aquí explica y justifica sin mayor esfuerzo el carácter desmitificante -agriamente polémico- de “La Historia” y el socialismo real que era irreal. 
Es que nunca como en “La Historia” resultan tan despiadadas y corrosivas la sátira y la burla, ni los rebotes de humor tan espectaculares. Lo paradójico del caso es que toda esta andanada de puro ingenio va dirigida contra una idea del mundo (o mejor contra las ilusiones de una idea del mundo), en la cual el poeta profundamente, sinceramente, o mejor, críticamente cree. La explicación de la aparente paradoja se encuentra en uno de los tantos momentos de ingeniosa-lucidez que tipifican la poesía se Dalton:
Alguien nos propone la dialéctica/y nosotros sólo escuchamos un pregón en favor de los laberintos/que nos pide olvidar los hilos salvadores de Ariadna./Nos propone el futuro y nosotros nos defendemos del futuro/como de un murciélago que nos azotase la cara./Y aunque no queremos ser personajes patéticos,/nos sentimos en la mañana viejos y enfermos. /Nuestros maestros son nuestros poetas: /‘Soy el hombre, nada me vencerá/si rompo la vieja vida metida en una pose’”. (“Los jóvenes”)
Es decir (y esto constituye la síntesis del credo de Roque Dalton): romper las poses, romper los esquemas, crear, inventar. ¡He aquí la dirección en que se mueve la crítica desangelada del poeta! Conciencia crítica es la de Dalton. Por eso no puede asimilar ni comprender los mitos. Los destruye:
Te cantaba entonces una canción mexicana / con ciertas alteraciones que te harían feliz / te aceptaría sin las bromas usuales / que Sholojov mereció el Premio Nobel / y que la poesía soviética tiene cruciales diferencias/ con el chewing gum.
Cualquiera que sea la situación, Dalton es el poeta que siempre se permite jugar, ironizar, incluso cometer traviesos sacrilegios contra enseñanzas estereotipadas o ya convertidas por el uso abusivo en lugares comunes: (“el ser social juega ping-pong con la conciencia/ de uno/ sobre todo en invierno”).
El eterno hereje que es Dalton suscita sin lugar a dudas las sospechas de doctos burócratas de cejas pobladas que no pueden tragar su actitud iconoclasta, irreverente, ni sus livianos juegos de palabras. El juego constituye, en efecto -juego sarcástico, demoledor-, un estímulo permanente del ingenio de Dalton, que en ocasiones puede volcarse contra sí mismo:
Ay es que soy funcionario/del Partido Comunista más chiquito del mundo/uno que trata de hacer su revolución sin miles de muertitos/porque se arruinarían las posibilidades de la agricultura nacional/con las tumbas. (“El ser social determina la conciencia social”).
Nota: Lamentablemente, desde el levantamiento de Farabundo Martí y el movimiento guerrillero que tomó su nombre, Frente Revolucionario Farabundo Martí, las tumbas del país que Dalton llamó el Pulgarcito de América superaron las cifras de cien mil, casi la quinta parte de la población.



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Taberna y otros lugares (4)

Resulta evidente que Dalton acepta de la teoría lo que entiende es su sentido profundo.
No su valor escolástico, sacramental. Dalton comprende que aferrarse a un marco teórico inflexible es aberrante y además entupido. Por eso se permite y se exige dudar en todo momento. Después de todo -y de acuerdo con Julio Cortázar-, la duda, como la exageración, “es un comienzo de invención”. Y el poeta va más lejos todavía cuando se arriesga incluso a escribir un poema “Por las dudas”:
El bello Niño / (recién expulsado de nuestras filas, pero aún bello ) / recibe un tiro en el ojo / y todos los buitres del mundo / piden permiso para entrar en la ciudad. / ¡Oh mariposa para enmudecer! / ¡Ah oficinas de la Revolución! / Lo que soy yo me compro una pistola. / En cualquier caso es innegable que -por explícita confesión- para el poeta Dalton “la asimilación crítica de la realidad / debe ir mas allá de rascarse la cabeza / y decir en cualquier idioma lo equivalente a “coño”’.
Por la misma razón, no sorprende en este contexto la existencia de un inteligente poema herético como “Ella (un jueves)”:
¿Socialismo? No está mal… / aun los más pobres / tenemos tostadores de pan, / televisores, medias francesas, / buenos zapatos, mejor olla, / ropa de moda recién pasada en París / vacaciones pagadas, refrigeradora ,/ sueños muy serios con un auto pequeño / para la próxima primavera,/ viajes nada ridículos / a la oficina del Turismo Extranjero. / Lo único malo es que todo ello es mejor / en Alemania Occidental. / No conoces los trinchadores eléctricos, / los chiclets de LSD, / el vino en polvo, / los preservativos con diseño OP. / Como poeta del proletariado / tienes derecho al ridículo, / pero no exijas / a quien con tanto amor se te desnuda / vivir de grandes tragos de moral / servida en vasos de Economía Política...
En un momento posterior -y por boca del mismo personaje- Dalton nos hace llegar otro mensaje profundo de su credo: “No tengas miedo de las palabras”. He aquí una declaración-amonestación que no debe ser tomada a la ligera. Para encontrar un motivo rector de la conducta del poeta, hay que escarbar en su pasión por la verdad.
Su compromiso histórico con la revolución y la poesía se identifica con su vocación de entrega a esta causa. ¡La verdad ante todo! “Por la verdad la muerte”. Y para llegar a la verdad hay que entenderlo todo, decirlo todo, sin hipocresía ni tapujos. La moraleja que se desprende es simple. Si en “Los jóvenes modernos” Dalton afirma que “nuestros maestros son nuestros poetas”, en “Lo moderno” escuchamos como un eco la expresión quintaesenciada de sus aspiraciones como artista y como revolucionario:
Oh momento mágico, oh poesía de hoy: / contigo es posible decirlo todo!
VI
La crisis inevitable precipita finalmente -y se resuelve- en el deslumbrante poema “Taberna” que cierra el libro. Dalton mismo ha definido esta pieza como “una especie de poema-objeto basado a su vez en una especie de encuesta sociología furtiva”.
En rigor, “Taberna”es un auténtico poema-problema (fuente de todas nuestras lágrimas), tanto por las disyuntivas que representa como por su carácter de obra abierta a una multitud de significados. De aquí deriva, por desgracia, la posibilidad de plantear tesis confusionistas o/y diversionistas, que nunca se hacen esperar. Por ejemplo, Roberto Armijo se ha permitido afirmar que los motivos y cualidades de “Taberna” “no profundizan una concepción personal del poeta, porque como hábil artesano solo trabaja estímulos y sugestiones que no participan de su impugnación o rechazo”.
El equívoco viene en parte de la propias palabras del autor que en algún momento de ingenuidad advierte que en el poema no se trabaja con un material autobiográfico, con lo que en el fondo sucede -como opina López Vallecillos- que “la palabra concluye por descubrir las ideas que se agitan en el poema”. En efecto, para ser convincente no basta afirmar -como hace Dalton- que “Taberna” es un simple “conjunto de opiniones” escuchadas y recogidas “al azar” en la famosa taberna praguense de U-Fleku (frecuentada generalmente por jóvenes checoslovacos, europeos-occidentales y latinoamericanos). Más divertida y peregrina resulta la declaración de que “entre las opiniones recogidas no hay ninguna que pueda atribuirse completamente al autor y por ello éste la presenta en el seno del poema sin ninguna jerarquización, ni frente a la verdad, ni frente a la bondad moral o política”. Es difícil determinar aquí si Dalto quiso pasarse de objetivo o quiso pasarse de purista con estas palabras. Pero también es probable que -por aquello de burla burlando- quisiera hacer pasar por bruto a más de un crítico ortodoxo.
Es necesario, por lo tanto, recalcar desde ahora que a pesar del aparente vistazo neutro de que presume el poema (observación “distanciada” de la natura in vetro), encontramos en “Taberna” la misma lúcida toma de posición que tipifica a la obra anterior y posterior. No hay nada aquí de casual ni de espontáneo, ni de enteramente recogido al azar. Por el contrario, “Taberna” es puro rigor. ¡Puro ejercicio de estilo y de conciencia! Nunca estará más tenso el poeta ni más consciente que al realizar esta operación (tabernícola), tan supuestamente desprendida de sus intereses ideológicos y tan supuestamente desapasionada. “Taberna” es por eso reflexión festiva y amarga sobre los propios motivos esenciales de la obra de Dalton y sus alrededores. Sátira genial, en verdad, plagada como nunca de humor negro que se mantiene siempre a medio camino entre la desilusión razonada y el raciocinio esperanzador. Verdadero epítome de sus concepciones, punto de arribo de una obra y de maduración total.
A la luz de estos razonamientos, resulta sorprendente la opinión de Roberto Armijo en el sentido de que “Taberna” “no da una intuición del mundo plena, sino una amplia vista borrosa y abocetada”. Cómo no comprender, sin embargo, que “Taberna” es y quiere ser precisamente eso: un rompecabezas, un modelo para armar, en el sentido cortazariano de la palabra. Es decir, la posibilidad de construir junto al lector la estatua del problema implícito (aunque con ello se corra el peligro de perturbar a las buenas conciencias que quisieran verlo todo arregladito y parejo desde el principio, de acuerdo con lo más pura ortodoxia).
Lo demás es pura pose, es pretexto, puro artificio escénico: preparación del teatro adecuado (y cual mejor que la taberna) para poder “decirlo todo”. Caso rarísímo, sin duda, constituye la obra en que un artista logra desahogarse cabalmente, expresarse a sus anchas. Esta es la impresión que se deriva del poema “Taberna”. Un poema en el que el supuesto “mínimo trato formal” de la materia cruda (como ha declarado Dalton con alevosía) le ha permitido precisamente “decirlo todo”.
Roque Dalton asegura que no hay ninguna opinión en el poema que pueda atribuírsele completamente, pero es imposible no reconocer su propio tono de voz entre los hablantes de la taberna de U-Fleku. Sumamente lucida en este sentido es la interpretación que nos brinda Italo López Vallecillos: “Cierra este libro el poema-reportaje-colage ‘Taberna’, en el que, con mano firme, Dalton traza los signos claves de su poesía. Más que la conversaciones recogidas en la taberna U Fleku de Praga, el poeta intenta darnos la visión de europeos y latinoamericanos en torno a los acontecimientos político-militares de los anos 1965 y 1966, entre Rusia y Checoslovaquia. Si ese es el pretexto, el planteo integral está desarrollado con gran altura ideológica y doctrinaria advirtiéndose a ratos el palpitar mismo de Dalton en un enfrentamiento consigo mismo”.
Imposible decir las cosas de otra manera que corresponda mejor a la realidad.
Imposible sostener desde esta perspectiva que “Taberna” es un mero “conjunto de opiniones” que “no profundizan una concepción personal del poeta”. Negar la validez de la cita anterior equivale a negar la existencia misma del planeta Dalton (algo que no soportaría la delicada constelación de poetas latinoamericanos, con su pesado fardo de estrellas caídas sin brillo, o que brillan acaso todavía en calidad de mitos, con luces de artificio que corresponden a una pirotecnia verbal ya superada por los tiempos).
Naturalmente, la prueba de fuego de todas las hipótesis -como se ha sugerido anteriormente- es la prueba del texto y, a pesar de las opiniones en contrarios, no es difícil demostrar que “Taberna” arroja el mismo balance de motivos esenciales que se ha venido comprobando y actualizando en la obra de Dalton.
La presión de la carga de erotismo -profusamente ilustrada en otras vertientes- se deja sentir ahora más rabiosa en las reiteradas alusiones al omnipresente sexo de Lucy: especie de estribillo sostenido a rajatablas en las inacabables rondas de cerveza de la taberna, el cual sirve de contrapunto a las alturas filosóficas de ciertas digresiones pedantes en la que el mismo autor incurre. Así, después de remontarse la conversación a nivel de los más altos misterios intelectuales, interviene la razón del sexo de Lucy para provocar el derrumbe, el descenso a tierra, al mundo de los vivos:
Ditirambo salivoso del asno, geometría / de medio pecho: casi solo el olvido es fuente de perfección./ Y el sosiego, esa elegía de los peores modales./ Vale mas una ronda de cerveza / una elevada voz de nostalgia / clamando por la brisa del mar, / la mención recatada de las tetas de Lucy,/ algún gesto salvaje / que borre cualquier erróneo respeto /en nuestro derrededor.l

https://www.elcaribe.com.do/2014/08/23/taberna-otros-lugares-5-6/

Taberna y otros lugares (5)

Esta vez el motivo erótico terminará uncido al signo metafísico de un Dios que, una vez más, demuestra su existencia permanente entre los motivos esenciales de la obra de Dalton. Un Dios al cual, como de costumbre, se le recrimina un poco por su actitud contemplativa, apolítica, y se le exige en primer lugar una concreta y oportuna intervención en los asuntos terráqueos:
Oh, Dios mío, Dios mío / Por qué no tomas por tu cuenta la Revolución Mundial? /
Excepto los obispos polacos, todo el mundo / te lo vería muy bien.
Fallida la plegaria, y en un brillante resumen final de las motivaciones del poema, el desamparado portavoz (también desafortunado pretendiente al sexo de Lucy), se contentará con proponerle a Dios, no ya su participación en la dirección del movimiento revolucionario, sino en el terrenal y humano goce de los sentidos, dando lugar a una nueva variante blasfema de orden teo-sexual en que la alternativa se plantea entre la necesidad de hacer la revolución o (por lo menos) hacer el amor (único paliativo del derrumbe de aspiraciones):
Lucy, me has partido el corazón /, me has dejado para siempre la cara entre las manos./
Oh país en pañales! / Oh hijos del hombre, uncidos a la noria, / sonrientes y sonrosados! /
Apenas alcanza el dinero / para la última ronda de cerveza... / Oh, Dios mío, Dios mío /, podrías ser tú quien pasara la noche con ella?
Es probable que el recurso irónico de Dios y del sexo sea, en cierto sentido, la contrapartida de la falta de fe del poeta en una escala de valores y actitudes sociales deteriorados por el uso y la incuria, y ya parte de la ideología dominante. Hay que notar, en primer lugar, que el poema “Taberna” arranca ironizando (y cínico) sobre la posible función “social” de los poetas, en cuya capacidad de incidencia social, como tales, no parece depositar excesiva confianza:
Los antiguos poetas y los nuevos poetas / han envejecido mucho en el último año: /es que los crepúsculos son ahora aburridísimos / y las catástrofes harina de otro costal
La ironía dirigida contra los poetas no es casual ni gratuita, sino reiterada y justificada en numerosos pasajes donde la intención mordaz y corrosiva se hace evidente y alevosa:
Los poetas comen mucho ángel en mal estado, / y si me alejo de ellos algún día alguien me dará la razón
Aún más amarga y corrosiva es la hiel que el poeta derrama sobre sus congéneres en estos versos terribles:
Los poetas son cobardes cuando no son idiotas, / no depende de mi / Ahora todos ellos escriben novelas / porque ya nadie traga los sonetos, / escriben sobre la mariguana /y otros equívocos menos brumosos / porque ya nadie quiere saber nada del futuro. /
Y que maleables son: / si comenzáramos a cortarnos los dedos ,/ miles de narices poéticas / iban a quedarse sin su vieja caricia íntima.
Más adelante, y en consonancia con el mismo argumento, Dalton incursiona por un camino que lo conduce a un nuevo abismo de soledad y angustia, cuando la reflexión amarga sobre la inutilidad de los poetas se traduce, por efecto boomerang, en una especie de conciencia dolorosa de la inutilidad de la literatura:
Toda la literatura del siglo pasado es literatura inútil: /Dostoievsky es una especie de Walt Disney / que solamente contó con un espejo: / No lo puso en un camino /sino ante la boca abierta / de quienes recién vomitaron su alma. / Ahora sería coleccionista de sellos y de gatos/ y en Vietnam seguiría lloviendo / sobre las grandes piras de napalm ...
La situación se presenta ahora como un callejón sin salida. Acorralado por sus propios razonamientos, el poeta se cuestiona y se exige una respuesta que sea por lo menos paliativo de sus temores. Pero, en apariencia, la solución adecuada no existe.
Y la respuesta que se da es frágil, tan frágil que (en virtud del supremo recurso de la ironía) se destruye a sí misma en segundos:
quieres obligar a decir que la literatura no sirve para nada?/
Idiota: es acaso una leyenda eso de que / las Biblias forradas de acero detienen las balas 45?
Es claro que, siguiendo el curso de estos pensamientos, el poeta llegará en breve a otra conclusión derrotista. Roque Dalton avanza ahora -para usar su misma terminología- destruyendo sin piedad su propio horizonte, aun a riesgo de quedarse sin un soporte en la vida. Así, de la conciencia de la inutilidad de los poetas a la conciencia de la inutilidad de la literatura solo puede esperarse (en dos cortos pasos) la conciencia de la inutilidad del arte, o por lo menos del arte anquilosado en la vieja fórmula:
Arte es lo que nos produce placer:/ cuando Otelo estrangula a Desdémona / nos da placer, se da placer y da placer a Desdémona./ Además los actores ganan un espléndido sueldo / y es fama que Shakespeare no sufrió mientras escribía la escena./ No, no: el arte es un lenguaje / (el realismo socialista quiso ser su esperanto: / cosas del mundo de Madame Trepat, Berthe Trepat)./Lo clásico es una dictadura imbecil: / tantos siglos para desembocar en el violín de Ingres / (la técnica, que nos ha regalado la adorable bomba atómica /, no se quedó enredada en la escopeta de Ambrosio, que aprenda el arte).
En el mismo orden de ideas, el próximo paso del poeta se produce en la dirección del planteo de un anejo problema existencia!: la soledad del ser humano, de su propia condición de ser humano. Aislado, sin patria, abrumado por la oscura intuición de la inutilidad práctica de su oficio, siente perder el contacto de sus raíces con la tierra. ¿Qué le queda al poeta en este trance? Nada de nada, excepto la consolación por la filosofía. De ahí que ahora el poeta, con mayor desparpajo que nunca, hace el papel del filósofo que encuentra refugio en el juego ingenioso de palabras y se rescata de su modorra negando la gravedad de la situación, o por lo menos asimilándola en términos tragicómicos:
LA SOLEDAD ES LA MÁS REFINADA TÉCNICA DEL INSTINTO
Que va, la soledad es cuando se termina / el barril de amontillado ./
La soledad es cuando uno vive en Tegucigalpa./ La soledad es cuando oyes cantar a los compañeros de horda./ La soledad es, pues, una mentira muy útil. He dicho.
A partir de aquí, solo el supremo recurso del cinismo parecería quedar en pie como opción valedera para sobrevivir a la muerte de los ideales y hasta a la muerte de la esperanza. Todo lo demás se ha derrumbado o amenaza con derrumbarse.
¿Por qué afanarse entonces buscándole salida a un callejón que no la tiene?
No busques otro camino, loco / cuando ha pasado la época heróica en un país que hizo su revolucion, / la conducta revolucionaria / está cerca de este lindo cinismo / de bases tan exquisitas:/ palabras, palabras, palabras. / Excluida toda posibilidad de terminar con las manos callosas, / o el corazon calloso, o el cerebro.
El mismo concepto viene fijado y redefinido más adelante, e incluso ampliado en sentido ético y moral:
No hay duda: es un cobarde: / sólo el cinismo nos hará libres, repito, / citando ideas vuestras ./ Esta conversación podría recogerse como un poema./ Será que asustarías a alguien? / No. Las únicas personas que todavía se asustan / son los organizadores de los boy-scouts / y con respecto a unas culebras centroamericanas / llamadas tepelcuas. / Yo lo decía porque / cualquier blasfemia / revela su elevado sentido moral / si le construyen una estética de respaldo./
Y luego: / Hay que tener un poco de moral, / ni quien lo ponga en duda. / La moral es algo estupendo / cuando uno no tiene ganas de nada.
En el plano político, tales planteamientos (que en el fondo son síntomas de un profundo desgarramiento interior), obedecen a la falta de fe del poeta en los intelectuales marxistas vociferantes que encuentra y escucha a cada momento. Contra ellos, “BRUTALES MUCHACHITOS DE ILUSTRE DICCIÓN”, va dirigido el ataque. Son ellos, inequívocamente el blanco pertinente y pertinaz de su ira. Es decir, los fingidos portavoces del raciocinio estático y la teoría muerta, cuyos alardes eruditos Dalton define como “MEADAS DEL BÚHO DOCTORAL EN LOS HON/GOS DE LA BORRACHERA”. A ellos, precisamente, contrapone Dalton el pensamiento fresco y creativo del joven Marx:
Cualquiera puede hacer de los libros del joven Marx / un liviano pule de berenjenas, / lo difícil es conservarlos como son, / es decir, / como alarmantes hormigueros.
Contra ellos, probablemente, va dirigida una especie de manifiestos terroristas en Los cuales es transparente el deseo de pasar de lo dicho a lo hecho:
Poner bombas en la noche de los imbéciles, /ocupación de out-siders, / seguros dueños del Reino de los cielos.
A ellos mismos dirige otra invectiva mordaz en una fórmula que es clara expresión de su idea respecto a la militancia política (y existencial):
No exagero: el coraje es la mitad de la vida. / La otra mitad es la táctica.
La formula se complementa posteriormente con una expresa sentencia que lleva implícita una declaración de principios:
La prudencia no te hará inmortal, camarada, /Y se sabe que el suicidio sana al suicida ...
El próximo eslabón de la cadena de razonamiento que nos ha traído hasta aquí se cierra con cuatro versos letales que constituyen un monumento de sarcasmo contra las posiciones acomodaticias y burocratizantes:
Los comunistas deberíamos conocer de finanzas: / hacer proselitismo entre los millonarios / haría por lo menos que cada célula de barrio tuviera / piano, litografía de Dresden, aspiradora eléctrica.



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Taberna y otros lugares (6 de 6)

La riqueza conceptual del poema “Taberna” es tal que no se deja sorprender más que a retazos, pero son esos mismos retazos los que iluminan las galerías del laberinto y permiten vislumbrar poco a poco el sentido fragmentario y disperso y los fragmentos dispersos de sentido, hasta complementar la fachada del edificio (verdadera mole arquitectónica que, con sus merecidas diferencias, trae a la memoria la soberbia estructura de “El sonido y la furia” de William Faulkner).
A ratos, el aparente caos conversatorio impide vislumbrar un orden que no apunte al inminente derrumbe político y moral. La desazón del poeta se abre paso y se deja sentir amarga y sola:
MONOS CIEGOS BUSCANDO CON LA BOCA / EL FLACO PECHO DE LA VIDA, SOMOS. / PEDIMOS LA LECHE DE LA CONCIENCIA / Y SOLO NOS SEÑALAN SU PRECIO ALTÍSIMO, / INALCANZABLE COMO EL SINIESTRO AMOR / ENTRE HERMANOS.
Sin embargo, a pesar de estos devaneos nihilistas, el poeta vuelve a levantar cabeza, tratando de recobrar su confianza en algún mundo posible y ponerse al servicio de una idea:
TENER UN EJE EN LA VIDA ES LO MÁS IMPORTANTE DEL MUNDO, / LA PRUEBA ESTA EN QUE EL MUNDO TIENE TAMBIÉN EL SUYO:
En un momento de mayor entusiasmo, declarará jubiloso:
TENER FE ES LA MEJOR AUDACIA / Y LA AUDACIA ES BELLÍSIMA.
Como se puede haber notado, el pensamiento de Dalton procede por síntesis binaria, pasando constantemente del positivo al negativo, cual corriente alterna. Es por eso que, un segundo más adelante, cede a la presión de la realidad y se deprime (o se desploma), y a manera de contrapunto lo escuchamos desinflado y quejoso:
Pero es que la Humanidad es un concepto para onanistas. / Porque no hay héroes posibles / cuando la tempestad ocurre / en un oscuro mar de mierda.
Llegados a este punto álgido, nadie puede negar encontrarse en una encrucijada político-semántica. El poema se mantiene en una fase de negación o crítica feroz de la realidad socialista y de la misma teoría. Y si la sociedad praguense puede ser asimilada a una taberna, el ultraizquierdismo oriental no merece tratamiento de mayor respeto:
E incluso, en otro momento de crisis, se permitirá ejercer el derecho a la duda en contra del Máximo Teórico:
Y ya que hablamos de eso, pregunto: / los días / de la totalidad, los siglos / del dulce hartazgo, / los milenios de la alegría obligatoria: / son una suerte de obscena promesa / hecha por alguien que nos conoce el lado flaco?
La herejía es tan evidente que -al decir de Armijo- “la sorpresa, la ofuscación asaltan al lector” (y al crítico). Invadido entonces por la ira y el terror, el tragabalas de Armijo se lleva las manos a la ortodoxa pelambre y pregunta escandalizado: “dónde el poeta revolucionario que contribuye a transformar el mundo”.
En verdad, la clave del problema está dada por la lucidez con que Dalton sobrelleva sus contracciones: lucidez que lo obliga en todo momento a ser honesto consigo mismo, aunque le duela serlo y aunque al hacerlo se toque una llaga ideológica.
Es por ello que López Vallecillos nos habla de un enfrentamiento de Dalton con sus propios intereses. No cabe duda que “Taberna…” es un verdadero “juego de espejos” en que el poeta es a la vez lanzador, receptor, bateador y corredor de “malabarismos conceptuales” que no siempre caen dentro de su propio campo de acción y dominio.
Pero como podía ser de otra manera, tratándose de una persona que piensa como Gramsci que “la verdad es siempre revolucionaria”, y que incluso ha expresado este criterio en los versos memorables de “A muerte fiel a muerte convidada”. Cierto que la visión que ofrece Dalton de Praga y de algunos aspectos del socialismo es, francamente, desoladora, acremente crítica. Y tiene razón por una vez Armijo cuando afirma que “Por momentos ‘Taberna’ objetiviza con claridad el esquema de una sociedad en crisis con sus propios valores. Una sociedad que supervive sin raíces penetrantes y fuertes. Da la impresión de una nave a merced de vientos adversos o presagiosos”’. Sin embargo, la inquietud de Armijo es ociosa por esa misma razón que apunta. Al fin y al cabo, el poeta aspira a un cambio a partir del conocimiento de los males. Y solo una actitud reflexiva y alerta y siempre crítica puede garantizar el surgimiento de un pensamiento generador de la acción transformadora. Tal es la actitud vertical -incorregible- de un Roque Dalton que no respeta valores establecidos y hace tabula rasa de cañones decrépitos, incendia mitos, destruye tabúes y mentiras convencionales (así sean las suyas propias). Y en fin, aterroriza, dinamita, lapida, y como aprendiz de brujo demuestra no tener fe en ciertas metalurgias.
¿Dónde el poeta revolucionario que contribuye a transformar el mundo?
Precisamente en esta visión antimierdosa y antistalinosa de la realidad socialista. En su actitud responsable frente a una burda publicidad que pretende la existencia de un socialismo edulcorado y sin problemas (cosa que además sería contraria a su idea del comunismo como sustituto general de la aspirina).
Podría pensarse que detrás de la crítica libertina se oculta o disimula la actitud cobarde del nihilista solapado o confeso. ¡Pero no se engañe nadie! Por fortuna
Dalton nunca se permitió sufrir de daltonismo político, como él mismo confesara en un citado artículo sobre Lenin. Sus juicios sobre el socialismo reflejan la concepción vital de alguien que, simplemente, no se arredra ante las críticas que provienen de la propia realidad. Nunca se insistirá bastante en que la actitud militante revolucionaria y la actitud de duda metódica no son elementos recíprocamente excluyentes, sino polos de una misma dialéctica. Y, en definitiva, adviértase que la actitud de Dalton es la misma actitud “maniática” de Me-Ti, el fabuloso personaje brechtiano de “El libro de las mutaciones” que al ser cuestionado a propósito de sus desconfianzas y dudas, se justifica explicando: “Una sola cosa me autoriza a decir que soy verdaderamente un adepto del Gran Orden: haberlo puesto en discusión muchas veces”.
Por otra parte, el diagnóstico de Dalton sobre la salud del socialismo en Checoslovaquia no resultó, a la luz de los hechos posteriores, aventurado ni caprichoso.
Que la sociedad praguense estaba enferma y en conflicto consigo misma, era algo que debía demostrar en la primavera del 68 el experimento de Dubcek, pujante movimiento renovador y rejuvenecedor, aplastado miserablemente por los tanques soviéticos.
“Taberna…” es, sin lugar a dudas, un momento de definiciones en la vida y en la poesía de Dalton. Definición de causas, definición de efecto, definición de límites propios, definición del área de validez y funcionalidad de un cierto marco teórico.
Por eso se ha dicho que “Taberna…” da el boceto de una sociedad, pero más que nada el boceto de una situación y de una condición humana. Vale decir, boceto meditación acerca del sentido del socialismo -no solo en Praga-. A tales preocupaciones corresponde una nueva toma de posición mas despierta y consciente. No es casual que el nudo más dramático del poema se desate cuando -por encima de las disquisiciones de los filósofos de taberna- alguien deja escuchar esta reflexión tajante: Ironizar sobre el socialismo / parece ser aquí un buen digestivo, / pero te juro en mi país / primero hay que conseguirse la cena.
A partir de este momento, el libertinaje crítico se orienta en pos de una salida declaradamente no nihilista. Da la impresión de que en el escenario de “Taberna…” ha ocurrido algo así como un quebradero de vasos y un silencio. Se ha producido un llamado al orden, una vuelta a la realidad, un descenso del cielo a la tierra, un alto al relajo, un decir jodidos pero presentes. Alguien ha levantado una verdad del tamaño de una montaña que no puede ser pasada por alto. Es cierto que el socialismo planifica el dolor de cabeza y no lo quita, es cierto que el partido no tiene sentido del humor y que hay que prevenirse por las dudas comprando una pistola. Pero todo esto no justifica una salida vergonzante hacia el reino de los renegados. Al contrario, lo que lo anima ahora al poeta es la búsquela de una opción más radical expresada en estos “versos tremendos, centelleantes, en los que se encuentra la definición de su conducta revolucionaria”:
Lo único que sí puedo decirte es que / la única organización pura que / va quedando en el mundo de los hombres / es la guerrilla.
Alguien pregunta del otro lado: ¿para qué clase de mundo?”. Y el poeta, o su alter ego, responde entre metafísico y burlón:
AH, EXTRAVIADO /ASÍ COMO LA BLASFEMIA ES LA RATIFICACIÓN DE DIOS, / EL ANARQUISMO ES LA RATIFICACIÓN DE UN ORDEN QUE SE MUERE / DE RISA. / ESCOGER ENTRE LOS MUNDOS POSIBLES: HE AHÍ EL CASTIGO DIVINO.
Sin ningún género de duda, el poeta Dalton había escogido ya y desde siempre entre los mundos posibles. De aquí el salto automático del Partido Comunista Salvadoreño al ultraizquierdista Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP). De aquí la aceptación estoica de ese su destino, cumplido en la puntualidad de la tragedia. De aquí su muerte kavkiana. De aquí -como ya se dijo- la enésima demostración de que un poeta puede ser tan coherente como sus palabras.



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TEXTO ORIGINAL PUBLICADO EN LA REVISTA DEL CONSEJO REGIONAL DE LA CULTURA Y EL ARTE DE EL SALVADOR
ENERO - ABRIL 2005 
Oficio de poeta
Ensayo de interpretación
de la obra de Roque Dalton
Pedro Conde Sturla
E1 critico dominicano Pedro Conde Sturla nos envio este texto, que sirvio
como prologo a la edicion de Taberna y otros lugares aparecida en su pais,
en 1980. Conde Sturla se enfienta lucidamente a uno de los libros mas
indociles del poeta salvadoreno, tomandolo desde sus angulos mas espinosos,
desconfiando de las posibles trampas que el poeta tiende a los lectores
desprevenidos y entrando en dialogo critico con Roberto Armijo e Italo
Lopez Vallecillos.
1
E 1 contexto particular en que se desenvuelven la vida y obra de Roque Dalton
favorece la hipotesis de que entre el hombre y el artista puede establecerse una
identidad total. Esto no significa que el Quijote sea exactamente Cervantes, aunque
resulta evidente que la esencia del Quijote es la esencia misma de convicciones
profundas de Cervantes. No se trata, naturalmente, de plantear aqui un burdo problema
de equivalencia biografica arte-vida. Es mas bien un problema de coordenadas historico-
culturales. Lo que un artista es lo dice su obra y tambien lo dice su vida, pero
no en terminos biograficos sino en terminos de experiencia total, o sea, en terminos
de equivalencia etica y estetica. Desde este punto de vista, separar la vida y la obra de
un autor resulta, por lo demas, un esfuerzo inutil. El arte es siempre producto de la
experiencia total de un autor. De aqui la inseparabilidad del codigo etico y estetico.
"Yo llegue a la revolucion por via de la poesia", dira Roque Dalton en una de las brillantes
paginas de Taberna ... no cabe decir?: Y viceversa.
Nacido en San Salvador en 1935, Roque Dalton se educa en un colegio jesuita y
estudia luego derecho, ciencias sociales y antropologia en universidades de El Salvador,
Chile y Mexico. Desde joven se destaca en el ejercicio del periodismo y de la literatura
de creacion, y vincula su existencia a la militancia politica marxista. Con otros escritores
de izquierda funda en 1956 el Circulo Literario Universitario. Ya miembro del
Partido Comunista de El Salvador, viaja en 1957 a la Union Sovietica. Su intenso trajinar
politico y cultural -tipico de la vida plena y azarosa de tantos revolucionarios- lo
lleva a sufrir carceles y destierros prematuros. Mas de una vez logra -por meritos propios-
escapar de la prision. Y en 1960 -con ayuda de la providencia- se libra de una
condena a muerte porque el dictador de turno, Jose Maria Lemus, cae solo cuatro dias
antes de la fecha fijada para la ejecucion de la sentencia. Vive despues emigrado en
Guatemala, Mexico, Checoslovaquia, Cuba. En el lejano oriente recorre la Republica
Demochtica de Vietnam y Corea. Afectado por una profunda crisis ideologica, en 1970
rompe con el Partido Comunista Salvadoreno y se enrola en el Ejercito Revolucionario
del Pueblo (ERP), organizacion salvadorena. Regresa entonces clandestinamente a su
patria donde encuentra la muerte el 10 de mayo de 1975 a manos de una pequefia fraccion
ultraizquierdista de esa misma organizacion (supuestamente acusado de "colaborar
con el enemigo de clase"). "La reaccion y el imperialismo difundieron confusas versiones
sobre este crimen absurdo, tratando de mancillar el nombre y la conducta del
poeta, pero posteriormente fue despejada toda calumnia sobre su actitud de intelectual
revolucionario y militante marxista-leninista".'
El itinerario creativo de Roque Dalton obedece a una misma logica interna de gran
coherencia y manifiesta adhesion a principios radicales. Crecido a la sombra de Vallejo
y Neruda, se inicia en la revista Hoja y en el Diario Latino de San Salvador. En 1956,
1958 y 1959 obtiene galardones literarios en certamenes nacionales y centroamericanos
y publica sus primeros volumenes de versos. Entre 1961 y 1974 vuelca su mundo interior
en una serie de obras fundamentales que comprenden, ademas de la poesia, el ensayo
politico, la critica y la narrativa. En dos ocasiones, 1962 y 1963, obtiene menciones
honorificas en el concurso anual de Casa de las Americas, y finalmente, en 1969, se
lleva el Premio en el genero poesia con el libro Taberna y otros lugares. Un elenco de
sus mejores titulos incluye por necesidad La ventana en el rostro (poesia, Mexico,
1961), El turno del ofendido (poesia, La Habana, 1962), Cesar Vallejo (ensayo, 1963),
Los Testimonios (poesia, La Habana, 1964), Taberna y otros lugares (poesia, La Habana,
1969), en la revohicion? y la cntica de derecha (ensayo, 1970), Miguel
Marmol (testimono, 1972), Las historias prohibidas del Pulgarcito (poesia y prosa,
Mexico, 1973). Dejo ineditas las obras poeticas Doradas cenizas del Enix, El amor me
cae mas mal que la primavera, Los Hongos, Poemas terriblemente odiosos y
Contraataque, y ademas publico una novela fuera de serie, Pobrecito poeta que era
yo ..., sobre la vida de los escritores y la sociedad latinoamericana de hoy.'
Como puede apreciarse, su produccion es continua en todas las etapas y se realiza
en el marco de una parabola de ascendiente madurez evolutiva que no registra bruscas
caidas de calidad ni grandes sobresaltos en la direccion de la "empresa de conquista
verbal" de sus objetivos primarios. Por el contrario, todo apunta en alto hacia la
culminacion de un proceso iniciado, principalmente, con los temas de La ventana en
el rostro y El turno del ofendido, y que alcazara su mas depurada y cntica expresion
en las paginas de reflexiones entre festivas y amargas de Taberna y otros lugares.
Revista Cultura 89
Roque Dalton avanza, pues, superando
y nunca desmintiendo sus preocupaciones
iniciales. Avanza, naturalmente,
entre las dudas y temores de la crisis
inevitable que precede y conduce a la
madurez. Poco a poco ira concentrando
su fuego y su energia en objetivos mas
ambiciosos y precisos, pero sin desmentir
o renunciar a nada de lo que se habia
revelado desde un principio esencial a su
poesia: mas bien afinando -por decirlo
asi- la punteria obstinada del francotirador
que se mantiene fiel a su enemigo.
No es remotamente cierto, como
han sugerido algunos criticos, que en
una etapa superior de su obra se produce
un momento de ruptura con su inicial
poesia lirica, amorosa. Por el contrario,
ocurre que el poeta transforma y
Banado en un abrazo de multitudes, a su salida
de la carcel, en 1961
renueva esa poesia, unciendola con mayor brio al carro del testimonio pertinaz y la
denuncia. Es decir, acentua el manejo testimonial de su mensaje politico y poetico, lo
cual no significa literalmente ruptura sino reiteracion de principios, ya que esta orientacion
es siempre mas y menos visible en su obra.
Como quiera que sea, la obra de Roque Dalton puede ser explicada mejor a traves
de la obra de Roque Dalton. En consecuencia, es necesario comenzar senalando
en via de hipotesis los aspectos constitutivos de su mundo poetico para tratar de
inmediato que el poeta los confirme o niegue por si mismo. Solo a partir de aqui sera
posible descifrar las instancias profundas de su codigo etico-estetico, mostrar en vivo
al artista, revelando el sentido permanente y variable de su oficio y de su propia existencia.
En este orden de ideas, es inevitable proceder preguntandose
caracteristicas e intenciones visibles del arte poetico de Roque Dalton?
En primer lugar, la obra de Roque Dalton se nutre de un erotismo intenso y rabioso,
vital, sin posibilidad de medias tintas. Siempre en la obra de Roque Dalton el pan
es harina y el amor idea que solo se realiza plenamente por el tramite de la carne: es
decir, idea subordinada a la "orgia perpetua" de los sentidos.
En un plano paralelo se hace patente su carga de soledad y angustia universales, expresion
inmediata de desgarramiento interior frente a la perspectiva de su pais y su mundo
desvertebrados en instancias de pura barbarie que el poeta ha sufrido en carne propia.
A manera de compensacion, y un poco a contrapelo, se manifiesta en toda
su obra un sentido irreversible y casi paranoico de confianza en un futuro.
Sentimiento traumatico y paradojico en apariencia, porque emerge precisamente de
V i s i o n e s
una conciencia desgarrada y en crisis, atormentada por contradicciones y dudas no
resueltas, o que solo pueden ser resueltas en el sentido de la famosa maxima de
Antonio Gramsci: "Pesimismo de la inteligencia, optimismo de la voluntad" (con su
correspondiente corolario de que "la verdad es siempre revolucionaria").
Matizando el contexto esperanzador de la obra, aparece el buen Dios en calidad
de observador pasivo y, casi, desinteresado. "Dios es siempre un tema en Dalton" ha
dicho italo Lopez Vallecillos. Pero mas bien se trata de un estribillo, un leitmotiv. El
Dios de Dalton es un personaje que, desgraciadamente, se limita a breves apariciones
de segundo orden en la tierra. Se muestra impotente o renuente a incidir sobre su propia
obra: modificarla. Y Dalton no pierde ocasion de hacerlo notar. Entre carinoso e
irreverente (pero a veces teofago y blasfemo), Dalton parece lamentar que ese Dios no
sea el Deus ex machina del medioevo. Vale decir: auspiciable guionista de los destinos
universales, y en ultima instancia sustituto del Partido en el embrollo de las revoluciones.
Como especie de complemento de todo lo anterior, se destaca en la obra de
Roque Dalton la existencia de un fermento corrosivo, compuesto por una mezcla agriduce
de ironia y cinismo, humor negro que nunca le abandona y que permea e invade
todas las instancias poeticas. Esto es, mezcla sabiamente equilibrada que determina
quimicamente el sustrato de su poetica: poetica de la ironia y del cinismo que se
constituye en vehiculo idoneo para expresar su erotismo, su carga de soledad y angustia,
sus dudas, sus crisis ideologicas, su confianza en un futuro y hasta sus coquetenas
teosofales. Y en fin su intenso drama personal.
Completando el cuadro -e indicativo de una toma de conciencia global (interdisciplinaria)
de los nexos vitales de la epoca- concurren en el mismo sentido reiteradas
alusiones culturales que van desde Poe a Cortazar y a Eliot, pasando por Mandrake el
Mago y Anita la Huerfanita, sin olvidar al inefable Quevedo y Alfonsina Storni, pero
tambien Lorca, Lope de Vega y Napoleon y etc.
La gran poesia de Roque Dalton se sostiene pues sobre un eje basico de ironia y
cinismo en el cual confluyen las demas coordenadas de su arte, formado -por decirlo
asi- una especie de rueda perfectamente balanceada (o casi perfectamente balanceada),
capaz de desplazarse con exito por los caminos mas accidentados o servirle de
tabla de salvacion en los mares mas embravecidos.
A la manera de Vallejo, Roque Dalton supera el trauma escolastico de la tradicion
poetica latinoamericana vacunandose contra lugares comunes y por via de un experimentalismo
siempre mantenido a freno y al servicio de la inteligencia. No sorprende,
por lo tanto, que Roque Dalton se exprese con imagenes deslumbrantes de tipo surrealista
e impresionista y tambien -o sobre todo- en forma epigramatica, como apunta
Roberto Armijo en su articulo "Poemas para una sociedad en crisis". No en vano fue
Roque Dalton buceador implacable de giros verbales ineditos y expresiones fuera de
serie que estallan a cada momento fuera de su contexto habitual, golpeandonos, por
su gran fuerza, en lo profundo de la conciencia. Giros y expresiones que testimonian
Revista Cultura 89
verdaderos hallazgos y logros poeticos personales, y que ponen al descubierto las raices
profundas del estilo explosivo de Roque Dalton, tan caracteristico, en el fondo,
del terrorista en potencia que subyace en todo escritor revolucionario.
11
La confirmacion de los anteriores postulados debe pasar, naturalmente, por la
prueba del texto. Y en este sentido es revelador que ya los poemas de La ventana en
el rostro y El turno del ofindido nos informen de un contenido de intenso erotismo
que -como el caso del poema "Desnuda"- corre parejo con la bondad y la ternura,
manifiestas en una voluntad total de entrega y en la identificacion de los propios limites
o fronteras corporales con los de la persona amada:
Amo tu desnudez
porque desnuda me bebes con los poros,
como hace el agua cuando entre sus paredes me sumerjo.
Tu desnudez derriba con su calor los limites,
me abre todas las puertas para que te adivine,
me toma de la mano como un nino perdido
que en ti dejad quietas su edad y sus preguntas.
Tu piel dulce y salobre que respiro y que sorbo
pasa a ser mi universo, el credo que me nutre;
la aromatica lampara que alzo estando ciego
cuando junto a la sombra los deseos me ladran.
Cuando te me desnudas con los ojos cerrados
cabes en una copa vecina de mi lengua,
cabes entre mis manos como el pan necesario,
cabes bajo mi cuerpo mas cabal que su sombra.
El dia en que te mueras te enterrare desnuda
para que limpio sea tu reparto en la tierra,
para poder besarte la piel en los caminos,
trenzarte en cada rio los cabellos dispersos.
El dia en que te mueras te enterrare desnuda,
como cuando naciste de nuevo entre mis piernas.
(El turno del ofendido)
V i s i o n e s
Sumamente ilustrativo, por otra parte, y en relacion a su carga de soledad y angustia,
es el "Poema jubiloso", que ya a partir del titulo se anuncia como pura ironia y
paradoja. El desgarramiento interior del poeta es aqui la contrapartida necesaria del
1 desgarramiento nacional de un pueblo martirizado (El Salvador). Y lo curioso del caso
es que la laceracion del artista se hace mas evidente (entre lineas) en aquellos pasajes
en que la dosis de humor desangelado se hace mas recia y sostenida:
En mi patria hecha para probar catapultas y trampas
vive esa suerte de mujer que amo.
Ah como brota de la manana timida mi mujer
herida en su ninez por el mar menos pensado
por el mar platicador y soberbio que no depone su esperanza
contra ciertas virginidades caoticas.
Ah como surge mi mujer que conserva en un saquito
el corazon y una krtebra de sus padres moribundos
ah como luce mi mujer de poros voraces donde darse cita
en ciertas tardes incendiadas por los flamboyanes del tedio
ah como vive mi mujer guerrera y acechada
poblada de humedas culebras
que alivian a las grandes bestias polvorientas
ah como compromete mi mujer que vive sin avisarme
que se gana el pan con el rubor de la gente
directora de grandes llamas esclava
de maestros enclenques que huyeron desesperados
al conocer la prenez de mi madre.
Mi mujer es la mas gloriosa retorica de esta patria
donde no morid jamas Balzac o Copernico
ni los comunistas estrangulados ostentaran sus descomposiciones
en los escaparates por el incendio del Reichstag
mi mujer es la conversacion de los peces bajo la luna
el fervor de quien pinto las manchas del leopardo
los sabores del pan armado de pregones
la prohibicion de una nueva ley contra los crepusculos.
(Doradas cenizas del Enix)
En el mismo orden de ideas, si bien en un plano mas personal, "individualista",
es igualmente significativo (y premonitorio) el hermoso poema "Alta hora de la
noche":
Revista Cultura 89
Cuando sepas que he muerto no pronuncies mi nombre
porque se detendria la muerte y el reposo.
Tu voz, que es la campana de los cinco sentidos,
seria el tenue faro buscado por mi niebla.
Cuando sepas que he muerto di silabas extranas.
Pronuncia flor, abeja, lagrima, pan, tormenta.
No dejes que tus labios hallen mis once letras.
Tengo sueno, he amado, he ganado el silencio.
No pronuncies mi nombre cuando sepas que he muerto:
desde la oscura tierra vendria por tu voz.
No pronuncies mi nombre, no pronuncies mi nombre.
Cuando sepas que he muerto no pronuncies ni nombre.
(El turno del ofendido)
Las demas componentes del arte de Roque Dalton (confianza en un futuro, presencia
del Sr. Dios, invenciones y humoradas, etc.) son tan abundantes que pueden
cosecharse practicamente al azar en cualquier campo de su Ertil produccion literaria.
Vease, por ejemplo (y adviertase su calidad epigramatica), el poema "Karl Marx":
Desde los OJOS nobles de leon brillando al fondo de tus barbas
desde la humedad polvorienta en las bibliotecas mal alumbradas
desde los lacteos brazos de Jenny de Westhlia
desde los remolinos de la miseria en los exilios lentos y frios
desde las coleras en aquellas redacciones renanas llenas de humo
desde la fiebre como un pequeno mundo de luz en las noches sin
le corregiste la renca labor a Dios
tu oh gran culpable de la esperanza
oh responsable entre los responsables
de la felicidad que sigue caminando.
fin
(El turno del ofendido)
Vease tambien, en el mismo sentido critico, el poema Megalomania:
A Mime1 .'iewet lo exromuharon noco antes
V i s i o n e s
de hacerlo coincidir con la ceniza:
dicen que para apresurar las condiciones
de seguir discutiendo las intrepidas ciencias en la comoda eternidad.
Martin Lutero creyo que Dios Padre sufiia del higado divino
viendo por entre las nubes como los curas gordos correteaban
por los barrios de las ciudades en provechosa venta
de indulgencias pagadas al contado.
Excomulgado h e por defender el higado de Dios.
Acciones tan maravillosas tendria yo que hacer
-flaco, debil, el ojo taciturno, el aspecto abolidopara
que tambien me excomulgasen
dejando a salvo mi honrada vanidad para siempre.
(El turno del ofendido)
Vease finalmente el poema "El general Martinez", donde ironia y cinismo alcanzan
altisimo nivel, el humor se hace negro como nunca y el verso puro epigrama:
Dicen que h e un buen Presidente
porque repartio casas baratas
a los salvadorenos que quedaron ...
(El turno del ofendido)
111
Cumplido este recorrido obligatorio por fases mas tempranas de la poesia de Dalton,
entramos ahora, con Taberna y otros lugares, a un territorio ampliado en que se manifiesta
su plena madurez. Taberna ... es, en efecto, el territorio-laboratorio donde se realiza
y confirma la mas alta poesia de Roque Dalton. Los dominios del poeta adquieren
aqui contornos todavia mas precisos, y su magnifica empresa de "conquista verbal
de la realidad" se dirige mas que nunca hacia donde tenia que dirigirse, es decir, hacia
la "tematica del testimonio, la denuncia politica y social". Pero este fenomeno no ocurre
(como la mayoria de "los criticos coinciden en afirmar"), a traves de un simple
proceso de ruptura "con su poesia lirica, amorosa",' (que nunca fue solo tal en su
conjunto), sino a traves de un complejo proceso de superacion y desarrollo dialectico,
sobre todo en el plano formal, como adecuacion definitiva al contenido. El itinerario
creativo de Roque Dalton es ciertamente tortuoso, y alguna vez atraveso por
zonas pantanosas y se precipito en abismos de dudas y conflictos muy serios y muy
Revista Cultura 89
personales (que por poco no terminan
ahogandolo), pero nunca su poesia
dejo de apuntar hacia este norte (tematico):
poesia del testimonio y la denuncia,
cuando no puro panfleto. No hay,
pues, tal ruptura en Taberna ... : simple
afirmacion de objetivos. Mayor amplitud
de mira. Y eso es todo. Afirmar lo
contrario significa convertirse en corifeo
del simplismo, hacerle el juego a
quienes pretenden separar la piel del
hueso, lo "extrinseco" de lo "intrinseco"
al american way of criticism .
Si es cierto que un gran artista esta
condenado a repetir siempre la misma
obra, Taberna y otros lugares seria la
enesima confirmacion de la regla. En
rigor, y en potencia, Taberna ... es la
mas noble y notable condensacion del
mundo poetico-revolucionario de
Roque Dalton. En este libro de intensidad
lirica formidable y riguroso forma- - .. .
La edicion cubana de Taberna y otros lugares,
lismo, la forma epigramatica (ironico-liri- libro premiado en 1969. '
ca) esta mas presente y mas activa que
nunca. Todas las instituciones del mundo de Dalton precipitan y cristalizan aqui a traves
de una lengua propia que ha alcanzado plena depuracion, corroyendo en el plano
de la forma y el contenido la atmosfera de lo prohibido, como diria Roland Barthes,
con mas precision y elegancia. Taberna ... es, por lo tanto, el gran laboratorio final de
la humana poesia de Roque Dalton y el testimonio total (casi total) de su idea y representacion
del mundo. Imposible negar que en Taberna y otros lugares estan presentes
los motivos iniciales de su quehacer poetico. Imposible negar que Taberna ... constituye
el autentico certificado de compromiso con un codigo etico-estetico al que Roque
Dalton debia permanacer fiel toda la vida, demostrando asi en todas las instancias que
un poeta puede ser tan coherente como sus palabras.
Lo curioso del caso es que muchos de los criticos que han visto en Taberna ... un
mundo aparte (respecto a la produccion anterior del poeta), y que se han pronunciado
en consecuencia a favor de la tesis de la "ruptura", han terminado por suministrar
datos curiosos que confirman precisamente lo contrario. Es decir, la gran unidad y
coherencia de los temas y obsesiones que giran en derredor del planeta Dalton. Asi,
el ponderado Italo Lopez Vallecillos, en el prologo de la primera edicion salvadorena,
nos dice que "Taberna y otros lugares refleja los procesos de maduracion de un poeta
V i s i o n e s
que ha logrado el dominio formal, el poderio de la palabra sobre ideas y emociones
que se niegan a ser expresadas en forma desnuda y obvia. La intencion va mas alla de
la metafora o la imagen, creando y recreando un mundo poetico en aparente desorden,
desvertebrado, para dar paso a una serie de contrapuntos filosoficos, politicos,
en los que el hombre de carne y hueso esta ahito de angustia, de soledad, de amor".
Mas adelante nos habla del "gran desenfado e ironia" presentes en esta obra, de la casi
permanente ''confrontacion entre la realidad nacional y la soledad del poeta, desterrado,
sin patria", de su palpable "ingenuidad o cinismo intelectual", de su "plastico eroi
tismo", de su "angustia vallejiana, su nostalgia de infancia, su intimidad desnuda y la
realidad social que le envuelve y determina". "La ternura, la bondad, la insolencia, el
ingenio, la ironia, la blasfemia (Dios es siempre un tema en Dalton) que aparecen mezclados
en una secuencia que objetiviza una relacion conflictiva del hombre, este hombre,
y el m ~ n d o " . ~
1 Ahora bien, los elementos descritos por Lopez Vallecillos son, como se ha demosl
trado inicialmente, tipicos de la obra total de Roque Dalton. Y, en efecto, en Taberna ... , el poeta se limita a recogerlos y superarlos por via de la depuracion. No a negarlos.
, En cualesquiera de las cinco partes que componen el libro (tres de ellas dedicadas a
, "El paisn) esta presente el Roque Dalton de siempre con sus eternos conflictos. "El
' pais I", por ejemplo, contiene una representativa serie de piezas de orfebreria perfecta
que rara vez se ven juntas en una obra y por si solas bastarian a darle fama a un
I literato. Entre ellas cabe mencionar "El descanso del guerrero", ''El capitan", "El gran
despecho", "El alma nacional", "El hombre del orden", "0.E.A': "La segura mano de
Dios" (sobre el ajusticiamiento providencial del general Martinez) y en particular el
extrano y hermoso huevo antologico "Buscandome lios", donde el poeta describe (y
desmitifica) su inolvidable ingreso al Partido.
La noche de mi primera reunion de celula llovia
mi manera de chorrear h e muy aplaudida por cuatro
o cinco personajes del dominio de Goya
todo el mundo ahi parecia levemente aburrido
tal vez de la persecucion y hasta de la tortura diariamente sonada.
Fundadores de confideraciones y huelgas
mostraban cierta ronquera y me dijeron que debia
escoger un seudonimo
que me iba a tocar pagar cinco pesos al mes
que quedabamos en que todos los miercoles
y que como iban mis estudios
y que por hoy ibamos a leer un folleto de Lenin
y que no era necesario decir a cada momen to camarada.
Revista Cultura 89
Cuando salimos no llovia mas
mi madre me rino por llegar tarde a casa
1
En "El pais II", a pesar del toque intimista o seudo-intimista (que ha desorientado
a mas de un critico), vibran las mismas instancias poeticas que ya hemos fichado '
y clasificado. Por ejemplo, soledades desgarradas y desgarrante como en "Matthew": i
Gocemonos ahora en nuestras intimas llagas:
ello nos permitila menospreciar la cicatriz,
dejar para el dolor el mejor rincon de la memoria,
y a la plena sanidad, la accion.
O bien, como en "Sir Thomas", desesperacion y angustia contenidas al borde del '
abismo, por obra y gracia de la ironia convicta y la poetica del cinismo:
"El horizonte es el objeto mas inutil de la Creacion
-decia mi abuelo para disimular el caos financieroun
paso hacia adelante lo destruye".
Asi es nuestra costosa experiencia
destinada a podrirse como un trapo
en los grandes basureros de la ciudad.
Pero aceptariamos tranquilamente la muerte
antes que algun desprecio a nuestro granito de arena.
Por que existe, ay, otra vida
mas aca de los suenos!
Sexo simple y desnudo como en "Samantha":
Cualquier excusa basta
cuando se tiene tan divino vello pubico:
"He sido fiel a mi manera, Cynara", por ejemplo.
O sexo al vino como en "Lady Ann":
Oh, no me toques ahora (repetire la prodigiosa escena
de nuestra primera noche en Mallorca,
borrachera compungida en que el deseo
era el mejor amigo de la misericordia):
tu clima es de agua enroscada
como una serpiente que no peco
y esquiva por unos dias mas su vejez inrremediable:
V i s i o n e s
delirio comico para llorar a tus anchas,
parte del tedio.
Humor negro como el "El obispo":
Los hombres en este pais son como sus madrugadas:
mueren siempre demasiado jovenes
y son propicios para la idolatria.
Raza danada.
La estacion de las lluvias es el unico consuelo.
Blasfemia y teosofagia como en otros "Sir Thomas":
Pero solo me queda la soledad en el gran tablero de aledrez,
casi el horror. ..
abandono donde balbucear hasta himnos,
dulces columnas inscriptas de numerosos hechos nuestros
en espera de ser homenajes simbolicos
para un Dios hturo
que a lo mejor no vendra,
que recodo
de la oscura carretera quedasteis?
Y ademas ironia y travesura:
Recuerdo a mi padre decir que con una Biblia
y con una perenne pinta de cerveza negra de Dublin,
seguiria siendo cristiano aun en los infiernos.
Dios no me dejes ironizar con su memoria,
pero el Nuevo Mundo es un acuario con peces
que no se pueden trinchar en los altares.
"El Pais 111" subtitulado "Poemas de la ultima carcel" ("fruta negra", como la
llama el poeta), es todavia mas definitorio de la poetica de Dalton. Hay aqui menos
brillo de lenguaje, pero quizas mayor riqueza y densidad de pensamiento o, por lo
menos -y en virtud de las circustancias-, mayor grado de "concentracion". El artista
siempre tenso que es Dalton aporta en esta seccion un documento sobre la profunda
soledad del ser humano acorralado por la opresion y la injusticia. La queja del poeta
encarcelado trae a la memoria -con igual intensidad del acento patetico- un como eco
del calderoniano monologo de Segismundo de La vida es sueno:
Revista Cultura 89
"Y, en cualquier lugar, la ultima de las cosas hundidas o clavadas sera menos prisionera
que yo".
La analogia con el personaje de Calderon es, sin embargo, superficial. En cualquier
situacion Dalton siempre encuentra espacio para la ironia que lo rescata de su
angustia:
"(Claro, que tener un pedazo de lapiz y un papel -y la poesia- prueba que algun
orondo concepto universal, nacido para ser escrito con mayuscula -La Verdad,
Dios, lo Ignorado- me inundo desde un dia feliz. Y que no he caido -al hacerlo
en este pozo oscuro- sino en manos de la oportunidad para darle debida constancia
ante los hombres.
Preferiria, sin embargo un buen paseo por el campo.
Aun sin perro)".
El mismo ritual se cumple en el intenso poema Preparar la proxima hora. A decir
de Armijo, en esta obra "se siente la exclamacion sincera, profunda, del hombre que
esta solo en el mundo, rodeado por la colera y el odio de los hombres. En esta nota
de desnuda angustia, el poeta traspasa por obra y gracia de la palabra, la emocion universal
de todo aquel que es victima de la injusticia. Duelen en nuestros oidos y queman
nuestro corazon los suguientes versos"
He orado (soy Fausto) me he dado besos en las manos,
me he dicho ancianamente
haciendo rebotar el aliento en un rincon helado de la
celda:
'>o brecito, olvidado, pobrecito,
con la mayor parte de la muerte a tu cargo,
mientras en algun lugar del mundo alguien desnuda
bellas armas
o canta himnos de rebelion que sus mujeres prefieren a las joyas
tu escuchas marimbas de miel
despues de ser escupido por un despota de provincia,
sientes el rumor de tus uRas
creciendo contra la piel del zapato,
huele mal (esto lo ampliale en otra parte)
tratas de hallar una senal que diga "vivilas"
.aun en una mariposa o un hato de tempestad...".
Aleluya estricta, bien gritada ante las estrellas imposibles
que bella viene de pronto la colera:
filo inmenso, cuanto vales a mi alma,
homenaje a los sacrificados sin bellos puntos finales,
colera, colera, oh madre preciosa, justa raiz de sed,
has llegado ...
En el patio lejano la luz del sol
sera como una gata blanca. acaso listo
para dejarme ver la cara en la proxima hora del agua?
Si. Pedile un cigarrillo.
I
Otros poemas como "Huelo mal", "Mala noticia en un pedazo de periodico",
"Permiso para levantarme", "El 357" y "La verdadera carcel" dan testimonio de fidem
lidad al mismo universo interior. En particular, el ultimo poema, "A muerte tiel a
muerte convidada", constituye un acto de fe que sera punto de referencia obligatorio 1 de la conducta del poeta:
Triste charco de luto
precisamente cuando somos
duenos de la verdad (el hombre
no es un animal extrano
es solo un animal
que ignora y que desprecia
y alcanza la verdad por la puerta del fuego).
Triste charco de luto en pie de guerra
sin luna que se asome sin los pajaros
que recojan su dulce huella de agua
pero por la verdad la bella
que me jura desnuda sobre el calor del mundo
pero por la verdad todos los lutos
todos los charcos hasta ahogarse
pero por la verdad todas las huellas
aun las manchadoras las del lodo
pero por la verdad
la muerte
pero por la verdad.
IV
Una infraccion a la regla se produce, en apariencia, los Seis poemas en prosa de la
seccion cuarta del libro, donde el universo de Dalton luce ligeramente desviado respeto
a su eje anterior. En efecto, no encontramos aqui raciones tan abundantes de los
temas predilectos al paladar del poeta. Algunos retazos dispersos, sin embargo, hablan
por si solos y sin necesidad de mayores comentarios. (Aun a riesgo de llover sobre
mojado, es pertinente senalar que el sexo, ironia, blasfemia y etc. estan presentes en
"Sueno No. 11.880", 'la manana que conoci a mi padre", "El te", "Con palabras").
Revista Cultura 89
Ciertamente varia la dosis, pero no el contenido. Y si algo parece desviddo o torcido,
es por un simple fenomeno de refraccion. El dato mas contundente que puede aportarse
en este sentido deriva del hecho que Seis poemas en prosa da una especie de
intuicion o esbozo de una teoria de la escritura, de la escritura de Dalton. Por ejemplo,
la parrafada final de "El te" (subtitulado Foto-fija) es una aproximacion ,i su concepto
del realismo:
Hasta aqui la descripcion. Y es que no not interew I J utopiccl pmt.ill.i tot,il, 1,i
pretendida representacion de la realid'id en que Jparwca cl heroc de u i i ~n ovel,i
sobre presos perfilado en las piginas de un volumen que huela J orine5 ) ,i comida
fria y descompuesta. Perseguimos unicamente la tijcicion de un initante -conservandole
incluso algun'is de sus paquen~s convulsiones- pard uso de 1,) tutur.1
melancolia: la teoria general de 1.1 fotograh para guardapelo.
"Con palabras", la ultima y excelente pieza de esta seccion -situada no c'isualmente
en el umbral de La Histor1~- es clave para entender rnhs a fondo 1'1 poetica de
Dalton. El texto pone en evidencia la preocupacion del artista en relacion al uso y
sentido de las palabras, sus instrumentos de trabajo. "El conocimiento completo de
las palabras -advierte en la primera linea- es imposible, por lo menos pxa 1'1 especie
humana y a pesar de lo que insinua la
cibernetica. No se sabe ni como empezar.
La palabra 'azul', por ejemplo, bien
puede ser roja o carmelita, en dependencia
de estados de animo, condiciones
climatologicas, plasticidad de la onda
sonora o necesidades politicas". Sin
embargo el poeta parece reivindicar
para si aquellas palabras que son equivalente
directo de la cosa nombrada. De
aqui esta preciosa definicion de la onomatopeya:
"palabra-alicate con la cual
extraemos el alma de las cosas". Mas
adelante -y despues de afirmar que
"Hombre despalabrado no es sinonimo
de mudo sino de zombieV- plantea la
necesidad de destinguir entre palabras
muertas y palabras vivas (dejando por
cierto muy mal parado a Neruda):
"Pues, como decia Enrique Muino,
cuando mueren las palabras comienzan
la musica". De inmediato arremete
furioso contra lo que considera "Uno
V i s i o n e s
i de los crimenes mas abominables de la civilizacion occidental y la cultura cristiana".
' Vale decir: "convencer a las grandes masas populares de que las palabras solo son elementos
significantes". En extremo reveladora es su inquietud respecto al uso y fun-
I cion de las "malas" palabras:
"Por que suena mal una palabra libre de significados tabu si no es por algo
intrinseco a ella misma (...). Debemos reconocer que al aceptar la existencia de
palabras que no se pueden decir de ninguna manera, establecemos un hecho gravisimo".
La conclusion a que arriba es, por necesidad, incendiaria y anarquica, especie de
alerta roja contra posibles enganos. El poeta advierte que en el juego de las palabras
tambien se oculta la ideologia del enemigo y hay que tener ojo avisado para evitar las
i trampas. Solo de esta manera sera posible organizar las palabras en funcion libertaria:
' proyectadas hacia el futuro: l
Se debe tener gran tino para no caer en las trampas que nos tiende el enemigo,
presente en este terreno como en todo lugar. Una de ellas es la que podriamos
llamar "cortina-de-humoion-subs-titucion-de-funcion". Es lo que se ha hecho
con las pobres palabras "sesamo" y "abrete", a las cuales simplemente se ha cambiado
su oficio de significantes para convertirlas en llavines de cuevas de ladrones,
escamoteandosenos mientras tanto su verdadera esencia metafisica (...). Otra
trampa seria la infamia esa de la "palabra de honor". Lo que hay que tener es
humildad, metodologia de la desventaja, la mas sutil de las canchas. No sabemos
nada y somos orgullosos hasta morir. Deberiamos recordar lo que le paso a
Stalin por hacer de las palabras excepciones del materialimo dialectico: de ahi la
muerte de Babel, de ahi el naufragio-entre-tempanos de la Internacional, de ahi
la prosa sovietica contemporanea. Si se le hubiese hecho frente al problema con
apasionamiento y coraje, otra y magnifica seria la situacion. Habria bastado con
comenzar a conocer verdaderamente las palabras, a organizarlas para el porvenir,
a discutir con ellas sobre la libertad y, sobre todo, a separarlas de las cuasi-palabras,
las anti-palabras, las palabras degeneradas (...) y las palabras muertas. Nada
de cenits ni de nadires, nada de remordimiento al salir de los extasis: las palabras
mas bellas del mundo son: Cinabrio, azafata, saudade, aloe, tendresse, carne,
mutante, deprecatingly, melancolia, pezon, chupamiel y xilofono.
No puede afirmarse que con estos elementos Dalton aspire a construir una teona
1 del "grado cero de la escritura", pero es innegable que el esquema guarda cierto paren- ' tesco, aunque casual y lejano, con la famosa obra de Barthes. Lo importante aqui es ! ver como se cumple en la practica el esbozo teorico descrito. Si bien Taberna.. con+ ' tituye en este sentido el modelo perfecto, hay que recordar que la abundancia de terminos
fuertes, "impronunciables", el predominio del concepto sobre la musica y la
1 imagen, etc., son rasgos tipicos y definitorios de toda la obra de Dalton que hemos
visto. Armijo senala, con corazon, que "el efectismo de Taberna ... esta en su concepRevista
Cultura 89
tismo de nuevo cuno. Porque no obstante la presion y juego de su expresion poetica,
no hay un abandono a la musica verbal del idioma, sino (...) una sabia, consciente
estructura de frases y conceptos"'. Ciertamente esta es la clave para entender el
mecanismo de-golpeodeconciencia-incesante de la poesia de Dalton: su fuerza, su
pegada. Solo que en vez de "efectismo" debemos hablar en muchos casos de "virtuosismo",
verdadero virtuosismo tecnico.
v
Ya en la parte final del libro encontramos la seccion La Historia, subtitulada Escrito
en Praga, que incluye de utimo al deslumbrante "poema-objeto" "Taberna" (supuesto
conversatorio reunido en la taberna U-Fleku, en Praga, donde el poeta se desempenaba
entre 1966 y 1967 como responsable de la Revista Internacional).
Sin necesidad de recurrir a mucho aparato critico, tornan a revelarse aqui los
varios matices de un erotismo que es a veces elegante y contenido a lo Alfonsina
Storni, y a veces rabioso y descarnado a lo Manuel del Cabral; y que es tambien paliativo
del instinto de soledad y desgarramiento interior del poema (por aquello del
"hueco dejado por la patria"), como el poema "El ser social determina la conciencia
socialn:
Para colmo de males
ahora tu me niegas lo poco que me iba quedando
dices logicamente "ahora no quiero"
pero es ahora cuando yo tengo iiio
y advierto el hueco dejado por la patria
que antes me acariciaba en el pecho.
Odio tu vestido celeste
tu ropa interior llena de trampas tirantes
todo lo que me oculta tus dulces nalgitas sonrojadas
tus pechos de piedra blanca
hechos para la boca de los ninos adultos
tu vientre que es mi patio para jugar con soldaditos de plomo
a los ojos de un sol perfectamente inventado.
Manteniendose fiel al mismo itinerario, el poeta reincide en el cuto de motivos
aledanos a su erudicion blasfema que ahora aspira a construir teogonia, representando
en el sacristan al demonio:
Las campanas del otono hacen dificil la primera nevada
como si el sacristin ibera el demonio
V i s i o n e s
viejo muneco de paja puesto a arder para siempre.
("El ser social determina la conciencia social")
De inmediato se hace patente su mania por la alusiones culturales, como en aquella
parafrasis de los ultimos versos de un soneto famoso de Quevedo. Lo que en el bardo
espanol es sentimiento de esperanza indestructible cuando jura a la amada que sus restos
"polvos seran, mas polvo enamorado", se transforma en la pluma y version de Roque
Dalton en sentimiento de total desazon respecto a la consecuencias del holocausto
anunciado desde el titulo provocador: "Despues de la bomba atomica". Tambien el
poeta salvadoreno sabe que sus restos "polvo seran, mas, enamorado?".
Igualmente presente el gusto por los comics: especie de parametro cultural que lo
distancia al poeta de sus amantes checas ("Tu y tus amigos son personajes de Kafka,
yo y mis sombras vivimos en el mundo de los comics".) y que en ocasiones lo conduce
a extrapolaciones filosoficas chispeantes e impredecible:
La tristeza da tos
y si te descuidas un poco, carino,
la vida se te vuelve una jornada de Anita la huertanita
un solo llanto entre gordos.
("El ser social determina la conciencia social").
Sin embargo, lo mas notable de La Historia no es la simple fidelidad a los temas
de su recorrido poetico, sino al evidente proceso de agudizacion interior de conflictos
ideologicos que anuncian ya la crisis final y el rechazo de la ortodoxia rampante,
como el poema "Revisionismo":
No siempre,
porque,
por ejemplo,
en Macaco,
el opio
es el opio del pueblo.
Esto no significa que en algun momento la poesia de Dalton se vea privada del
matiz esperanzador implicito en su concepcion de la vida, sino todo lo contrario. Es
cierto que ahora al poeta le duele la conciencia en forma reiterada. Lo que en este
caso equivale casi a decir que le remuerde la cabeza porque comprende "desde alla"
(el socialismo), que no todo marcha sobre ruedas como auspiciaba -para decirlo con
palabras de Brecht- la teoria del Gran Orden. Pero, al fin del cabo, lo importante para
Revista Cultura 89
Dalton es el destino y la direccion historicos del dolor social de cabeza, tal y como
explica en el hermoso poema-disertacion "Sobre dolores de cabeza":
Es bello ser comunista,
aunque cause dolores de cabeza.
Y es que el dolor de cabeza de los comunistas
se supone historico, es decir
que no cede ante las tabletas analgesicas
sino solo ante la realizacion del Paraiso en la tierra.
Asi es la cosa.
Bajo el capitalismo nos duele la cabeza
y nos arrancan la cabeza.
En la lucha por la revolucion la cabeza es una bomba de retardo.
En la construccion socialista
planificamos el dolor de cabeza
lo cual no le hace escasear, sino todo lo contrario.
El comunismo sera entre otras cosas,
Una aspirina del tamano del sol.
A la sombra y molicie del trabajo burocratico, Roque Dalton advierte el peligro
de terminar acomodandose a un Gcil vaiven existencial, libre de preocupaciones
humanas y politicas. Teme a cada momento dejarse ganar por "esa suprema perfeccion
de egoismo que es la indiferencia", como dijera Graham Greene en Los comediantes.
Su exquisita sensibilidad de poeta revolucionario le previene, le mantiene alerta
y en ascuas. Asi, hasta los colores de la primavera se le antojan "anfitriones de la
duda". No es casual que el "Primavera en Jevani" (y en obvia contraposicion entre los
placeres del pais en que reside y las calamidades de la patria) concluya dando muestras
de haber tomado plena conciencia del problema:
Oswaldo Barreto y yo deberemos salir de estos lugares lo mas pronto posible, so
pena de ponernos a tener hijos rubios con Zdenas y Janas, y engordar a fuerza
de grandes filetes y algodonosos melocotones y fresas con crema, hasta olvidar
que alguien esta muriendo mal en nuestra vieja casa y ha preguntado por nosotros
con perentoriedad.
!Viva, esta primavera, sin .embargo!
El conjunto de datos reunidos hasta aqui explica y justifica sin mayor esfuerzo el
caracter desmitificante -agriamente polemico- de La Historia. Es que nunca como en
La Historia resultan tan despiadadas y corrosivas la satira y la burla, ni los rebotes de
humor tan espectaculares. Lo paradojico del caso es que toda esta andanada de puro
V i s i o n e s
ingenio va dirigida contra una idea del mundo (o mejor contra las escorias de una
idea del mundo), en la cual el poeta profundamente, sinceramente, criticamente cree.
La explicacion de la aparente paradoja se encuentra en uno de los tantos momentos
de ingeniosa-lucidez que tipifican la poesia se Dalton:
Alguien nos propone la dialectica
y nosotros solo escuchamos un pregon en hvor de los laberintos
que nos pide olvidar los hilos salvadores de Ariadna.
Nos propone el futuro y nosotros nos defendemos del futuro
como de un murcielago que nos azotase la cara.
Y aunque no queremos ser personajes pateticos,
nos sentimos en la manana viejos y enfermos.
Nuestros maestros son nuestros poetas:
'Soy el hombre, nada me vencera
si rompo la vieja vida metida en una pose".
("Los jovenes")
Es decir (y esto constituye la sintesis del credo de Roque Dalton): romper las
poses, romper los esquemas, crear, inventar. !He qui la direccion en que se mueve la
critica desangelada del poeta! Conciencia critica es la de Dalton. Por eso no puede
aceptar ni comprender los mitos. Los destruye:
Te cantana entonces una cancion mexicana
con ciertas alteraciones que te harian feliz
te aceptana sin las bromas usuales
que Sholojov merecio el Premio Nobel
y que la poesia sovietica tiene cruciales diferencias
con el chewing gum.
Cualquiera que sea la situacion, Dalton es el poeta que siempre se permite jugar,
ironizar, incluso cometer traviesos sacrilegios contra ensenanzas estereotipadas o ya
convertidas por el uso abusivo en lugares comunes: "(el ser social juega ping-pong con
la conciencia/ de uno/ sobre todo en invierno)".
El eterno hereje que es Dalton suscita sin lugar a dudas las sospechas de doctos
burocratas de cejas pobladas que no pueden tragar su actitud iconoclasta, irreverente,
ni sus livianos juegos de palabras. El juego constituye, en efecto -juego sarcastico,
demoledor-, un estimulo permanente del ingenio de Dalton, que en ocasiones puede
volcarse contra si mismo:
Revista Cultura 89
Ay es que soy hncionario
del Partido Comunista mas chiquito del mundo
uno que tra tah de hacer su revolucion sin miles de muertitos
porque se arruinarian las posibilidades de la agricultura nacional
con las tumbas.
("El ser social determina la conciencia social")
Resulta evidente que Dalton acepta de la teoria lo que entiende es su sentido profundo,
no su valor escolastico, sacramental.' Dalton comprende que aferrase a un
marco teorico inflexible es aberrante y ademas estupido. Por eso se permite y se exige
dudar en todo momento. Despues de todo -y de acuerdo con Julio Cortazar-, la
duda, como la exageracion, "es un comienzo de invencion". Y el poeta va mas lejos
todavia cuando se arriesga incluso a escribir un poema "Por las dudas":
El bello nino
(recien expulsado de nuestras filas, pero aun bello)
recibe un tiro en el ojo
y todos los buitres del mundo
piden permiso para entrar en la ciudad.
iOh mariposa para enmudecer!
;Ah oficinas de la Revolucion!
Lo que soy yo me compro una pistola.
En cualquier caso innegable que -por explicita confesion- para el poeta Dalton
"la asimilacion critica de la realidad/debe ir mas alla de rascarse la cabeza/y decir en
cualquier idioma lo equivalente a 'cono"'.
Por la misma razon, no sorprende en este contexto la existencia de un inteligente
poema heretico como Ella (un jueves):
socialismo? No esd mal. ..
aun los mas pobres
tenemos tostadores de pan,
televisores, medias francesas,
buenos zapatos, mejor olla,
ropa de moda recien pasada en Pans,
vacaciones pagadas, refiigeradora,
suenos muy serios con un auto pequeno
para la proxima primavera,
V i s i o n e s
viajes nada ridiculos
a la oficina del Turismo Extranjero.
Lo unico malo es que todo ello es me~or
en Alemania Occidental.
no conoces los trinchadores electricos,
los chiclets de LSD,
el vino en polvo,
los preservativos con diseno OP?
Como poeta proletariado
tienes derecho al ridiculo,
pero no exijas
a quien con tanto amor se te desnuda
vivir de grandes tragos de moral
servida en vasos de Ecomomia Politica ...
En un momento posterior -y por boca del mismo personaje- Dalton nos hace llegar
otro mensaje profundo de su credo: "No tengas miedo de las palabras". He aqui
una declaracion-amonestacion que no debe ser tomada a la ligera. Para encontrar un
motivo rector de la conducta del poeta, hay que escarbar en su pasion por la verdad.
Su compromiso historico con la revolucion y la poesia se identifica con su vocacion
de entrega a esta causa. jLa verdad ante todo! "Por la verdad la muerte." Y para llegar
a la verdad hay que entenderlo todo, decirlo todo, sin hipocresia ni tapujos. La moraleja
que se desprende es simple. Si en "Los jovenes modernos" Dalton afirma que
"nuestros maestros son nuestros poetas", en "Lo moderno" escuchamos como un eco
la expresion quintaesenciada de sus aspiraciones como artista y como revolucionario:
Oh momento magico, oh poesia de hoy:
contigo es posible decirlo todo!
VI
La crisis inevitable precipita finalmente -y se resuelve- en el deslumbrante poema
"Taberna" que cierra el libro. Dalton mismo ha definido esta pieza como "una especie
de poema-objeto basado a su vez en una especie de encuesta sociologica furtiva".
En rigor, "Taberna"es un autentico poema-problema (fuente de todas nuestras Iagrimas),
tanto por las disyuntivas que representa como por su caracter de obra abierta a
una multitud de significados. De aqui deriva, por desgracia, la posibilidad de plantear
tesis confusionistas o/y diversionista, que nunca se hacen esperar. Por ejemplo,
Roberto Armijo se ha permitido afirmar que los motivos y cualidades de "Taberna"
"no profundizan una concepcion personal del poeta, porque como habil artesano
Revista Cultura 89
solo trabaja estimulos y sugestiones que no participan de su impugnacion o rechazo".'
E1 equivoco viene en parte de la propias palabras del autor que en algun momento
de ingenuidad advierte que en el poema no se trabaja con un material autobiografico,
con lo que en el fondo sucede -como opina Lopez Vallecillos- que "la palabra
concluye por descubrir las ideas que se agitan en el poemaM9E. n efecto, para ser convincente
no basta afirmar -como hace Dalton- que "Taberna" es un simple "conjunto
de opiniones" escuchadas y recogidas "al azar" en la famosa taberna praguense de
U-Fleku (frecuentada generalmente por jovenes checoslovacos, europeos~ccidentales
y latinoamericanos). Mas divertida y peregrina resulta la declaracion de que "entre las
opiniones recogidas no hay ninguna que pueda atribuirse completamente al autor y
por ello este la presenta en el seno del poema sin ninguna jerarquizacion, ni frente a
la verdad, ni frente a la bondad moral o politica". Es dificil determinar aqui si Dalton
quiso pasarse de objetivo o quiso pasarse de puro con estas palabras. Pero tambien es
probable que -por aquello de burla burlando- quisiera hacer pasar por bruto a mas
de un critico ortodoxo.
Es necesario, por lo tanto, recalcar desde ahora que a pesar del aparente vistazo
neutro de que presume el poema (observacion "distanciada" de la natura in vetro),
encontramos en "Taberna" la misma lucida toma de posicion que tipifica a la obra
anterior y posterior. No hay nada aqui de casual ni de espontaneo, ni de enteramente
recogido al azar. Por el contrario, "Taberna" es puro rigor. !Puro ejercicio de estilo
y de conciencia! Nunca estara mas tenso el poeta ni mas lucido que al realizar esta
operacion (tabernicola), tan supuestamente desprendida de sus intereses ideologicos y
tan supuestamente desapasionada. "Taberna" es por eso reflexion festiva y amarga
sobre los propios motivos esenciales de la obra de Dalton y sus alrededores. Satira
genial, en verdad, plagada como nunca de humor negro que se mantiene siempre a
medio camino entre la disilusion razonada y el raciocinio esperanzador. Verdadero epitome
de sus concepciones, punto de arribo de una obra y de maduracion total.
A la luz de estos razonamientos, resulta sorprendente la opinion de Roberto
Amijo en el sentido de que "Taberna" "no da una intuicion del mundo plena, sino
una amplia vista borrosa y abocetada"". Como no comprender, sin embargo, que
"Taberna" es y quiere ser precisamente eso: un rompecabezas, un modelo para armar,
en el sentido cortazariano de la palabra. Es decir, la posibilidad de construir junto al
lector la estatua del problema implicito (aunque con ello se corra el peligro de perturbar
a las buenas conciencias que quisieran verlo todo arregladito y parejo desde el
principio, de acuerdo con lo mas pura ortodoxia). Lo demas es pura pose, es pretexto,
puro artificio escenico: preparacion del teatro adecuado (y cual mejor que la taberna)
para poder "decirlo todo". Caso rarisimo, sin duda, constituye la obra en que un
artista logra desahogarse cabalmente, expresarse a sus anchas. Esta es la impresion que
se deriva del poema "Taberna". Un poema en el que el supuesto "minimo trato formal"
de la materia cruda (como ha declarado Dalton con alevosia) le ha permitido
precisamente "decirlo todo".
V i s i o n e s
Roque Dalton asegura que no hay ninguna opinion en el poema que pueda atribuirsele
completamente, pero es imposible no reconocer su propio tono de voz entre los
hablantes de la taberna de U-Fleku. Sumamente lucida en este sentido es la interpretacion
que nos brinda Italo Lopez Vallecillos: "Cierra este libro el poema-reportaje-colage
<'Taberna9', en el que, con mano firme, Dalton traza los signos claves de su poesia. Mas
que la conversaciones recogidas en la taberna U Fleku de Praga, el poeta intenta darnos
la vision de europeos y latinoamericanos en torno a los acontecimientos politico-militares
de los anos 1965 y 1966, entre Rusia y Checoslovaquia. Si ese es el pretexto, el
planteo integral esta desarrollado con gran altura ideologica y doctrinaria advirtiendose
a ratos el palpitar mismo de Dalton en un enfrentamiento consigo mismo"."
Imposible decir las cosas de otra manera que corresponda mejor a la realidad.
Imposible sostener desde esta perpectiva que "Taberna" es un mero "conjunto de opiniones"
que "no profundizan una concepcion personal del poeta". Negar la validez
de la cita anterior equivale a negar la existencia misma del planeta Dalton (algo que
no soportaria la delicada constelacion de poetas latinoamericanos, con su pesado
fardo de estrellas caidas sin brillo, o que brillan acaso todavia en calidad de mitos,
con luces de artificio que corresponden a una pirotecnia verbal ya superada por los
tiempos).
Naturalmente, la prueba de fuego de toda las hipotesis -como se ha sugerido anteriormente-
es la prueba del texto y, a pesar de las opiniones en contrarios, no es dificil
demostrar que "Taberna" arroja el mismo balance de motivos esenciales que se ha
venido comprobando y actualizando en la obra de Dalton. La presion de la carga de
erotismo -profusamente ilustrada en otras vertientes- se deja sentir ahora mas rabiosa
en las reiteradas alusiones al omnipresente sexo de Lucy: especie de estribillo sostenido
a rajatablas en las inacabables rondas de cerveza de la taberna, el cual sirve de contrapunto
a las alturas filosoficas de ciertas disgresiones pedantes en la que el mismo
autor incurre. Asi, despues de remontarse la conversacion a nivel de los mas altos misterios
intelectuales, interviene la razon del sexo de Lucy para provocar el derrumbe,
el descenso a tierra, al mundo de los vivos:
Ditirambo salivoso del asno, geometria
de medio pe1o:casi solo el olvido es fuente de perfeccion.
Y el sosiego, esa elegia de los peores modales.
Vale mas una ronda de cerveza
una elevada voz de nostalgia
clamando por la brisa del mar,
la mencion recatada de las tetas de Lucy,
algun gesto salvaje
que borre cualquier erroneo respeto
en nuestro derrededor.
Revista Cultura 89
Esta vez el motivo erotico terminara uncido al signo metafisico de un Dios que,
una vez mas, demuestra su existencia permanente entre los motivos esenciales de la
obra de Dalton. Un Dios al cual, como de costumbre, se le recrimina un poco por
su actitud contemplativa, apolitica, y se le exige en primer lugar una concreta y oportuna
intervencion en los asuntos terraqueos:
Oh, Dios mio, Dios mio
que no tomas por tu cuenta la Revolucion Mundial?
Excepto los obispos polacos, todo el mundo
te lo veria muy bien.
Fallida la plegaria, y en un brillante resumen final de motivos del poema, el desamparado
portavoz (tambien desafortunado pretendiente al sexo de Lucy), se contentara
con proponerle a Dios, no ya su participacion en la direccion del movimiento
revolucionario, sino en el terrenal y humano goce de los sentidos, dando lugar a una
nueva variante blasfema de orden teo-sexual en que la alternativa se plantea entre la
necesidad de hacer la revolucion o (por lo menos) hacer el amor (unico paliativo del
derrumbe de aspiraciones):
Lucy, me has partido el corazon,
me has dejado para siempre la cara entre las manos.
Oh pais en panales!
Oh hijos del hombre, uncidos a la noria,
sonrientes y sonrosados!
Apenas alcanza el dinero
para la ultima ronda de cerveza. ..
Oh, Dios mio, Dios mio,
podrias ser tu quien pasara la noche con ella?
Es probable que el recurso ironico de Dios y del sexo sea, en cierto sentido, la
contrapartida de la falta de fe del poeta en una escala de valores y actitudes sociales
deteriorados por el uso y la incuria, y ya parte de la ideologia dominante. Hay que
notar, en primera instancia, que el poema "Taberna" arranca ironizando (y cinico)
acerca de la posible funcion "social" de los poetas, en cuya capacidad de incidencia,
como tales, no parece depositar excesiva confianza:
Los antiguos poetas y los nuevos poetas
han envejecido mucho en el urirno ano:
es que los crepusculos son ahora aburridisimos
y las catastrofes harina de otro costal
V i s i o n e s
1 La ironia dirigida contra los poetas no es casual ni gratuita, sino reiterada y justificada
en numerosos pasajes donde la intencion mordaz y destructiva se hace evidente
y alevosa:
l
Los poetas comen mucho angel en mal estado,
y si me alejo de ellos algun dia alguien me dara la razon
Aun mas amarga y corrosiva es la hiel que el poeta derrama sobre sus congeneres
en estos versos terribles:
Los poetas son cobardes cuando no son idiotas,
no dependen de m i
Ahora todos ellos escriben novelas
porque ya nadie traga los sonetos,
escriben sobre la mariguana
y otros equivocos menos brumosos
porque ya nadie quiere saber nada del futuro.
Y que rnaleables son:
si comenzaramos a cortarnos los dedos,
miles de narices poeticas
iban a quedarse sin su vie~a caricia intima.
Mas adelante, y en consonancia con el mismo argumento, Dalton incursiona por
un camino que lo conduce a un nuevo abismo de soledad y angustia, cuando la reflexion
amarga sobre la inutilidad de los poetas se traduce, por efecto boomerang, en
una especie de conciencia dolorosa de la inutilidad de la literatura:
Toda la literatura del siglo pasado es literatura inhn til:
Dostoievsky es una especie de Walt Disney
que solamente conto con un espejo:
No lo puso en un camino
sino ante la boca abierta
de quienes recien vomitaron su alma.
Ahora seria coleccionista de sellos y de gatos
y en Vietnam seguina lloviendo
sobre las grandes piras de napalm ...
eso decir: "en la medida que hagamos
literatura adulta
dejad de llover sobre las grandes piras de napalm", o es
que has caido en los vericuetos de la terrible linea china?
Revista Cultura 89
La situacion se presenta ahora como un callejon sin salida. Acorralado por sus
propios razonamientos, el poeta se cuestiona y se exige una respuesta que sea por lo
menos paliativo de sus temores. Pero, en apariencia, la solucion adecuada no existe.
Y la respuesta que se da es fragil, tan fragil que (en virtud del supremo recurso de la
ironia) se destruye a si misma en segundos:
quieres obligar a decir que la literatura no sirve para nada?
Idiota: jes acaso una leyenda eso de que
las Biblias forradas de acero detienen las balas 45?
Es claro que, siguiendo el curso de estos pensamientos, el poeta llegara en breve a
otra conclusion derrotista. Roque Dalton avanza ahora -para usar su misma terminologia-
destruyendo sin piedad su propio horizonte, aun a riesgo de quedarse sin un
soporte en la vida. Asi, de la conciencia de la inutilidad de los poetas a la conciencia
de la inutilidad de la literatura solo puede esperarse (en dos cortos pasos) la conciencia
de la inutilidad del arte, o por lo menos del arte anquilosado en vieja formula:
Arte es lo que nos produce placer:
cuando Otelo estrangula a Desdemona
nos da placer, se da placer y da placer a Desdemona.
Ademas los actores ganan un esplendido sueldo
y es fama que Shakespeare no sufio mientras escribia la escena.
No, no: el arte es un lenguaje
(el realismo socialista quiso ser su esperanto:
cosas del mundo de Madame Tkpat, Berthe Trepat).
Lo clasico es una dictadura imbecil:
tantos siglos para desembocar en el violin de Ingres
(la Iecnica, que nos ha regalado la adorable bomba atomica,
no se quedo enredada en la escopeta de Am brosio, que aprenda el arte).
En el mismo orden de ideas, el proximo paso del poeta se produce en la direccion
del planteo de un anejo problema existencia!: !a soledad del ser humano, de su
propia condicion de ser humano. Aislado, sin patria, abrumado por la oscura intuicion
de la inutilidad practica de su oficio, siente perder el contacto de sus raices con
la tierra. le queda al poeta en este trance? Nada de nada, excepto la consolacion
por la filosofia. De ahi que ahora el poeta, con mayor desparpajo que nunca, hace e!
papel del filosofo que encuentra refugio en el juego ingenioso de palabras y se rescata
de su modorra negando la gravedad de la situacion, o por lo menos asimilandola
en terminos tragicornicos:
V i s i o n e s
LA SOLEDAD ES LA MAS REFINADA
TECNICA DEL INSTINTO.
Que va, la soledad es cuando se termina
el barril de amon tillado.
La soledad es cuando uno vive en Tegucigalpa.
La soledad es cuando oyes cantar a los companeros de horda.
La soledad es, pues, una mentira muy util. He dicho.
A partir de aqui, solo el supremo recurso del cinismo pareceria quedar en pie
como opcion valedera para sobrevivir a la muerte de los ideales y hasta a la muerte
de la esperanza. Todo lo demas se ha derrumbado o amenaza con derrumbarse.
que afanarse entonces buscandole salida a un callejon que no la tiene?
No busques otro camino, loco
cuando ha pasado la epoca heroica en un pais que hizo su revolucion,
la conducta revolucionaria
esti cerca de este lindo cinismo
de bases tan exquisitas:
palabras, palabras, palabras.
Excluida toda posibilidad de terminar con las manos callosas,
claro esti,
o el corazon calloso, o el cerebro.
El misno concepto viene fijado y redefinido mas adelante, e incluso ampliado
en sentido etico y moral:
No hay duda: es un cobarde:
solo' el cinismo nos hara libres, repito,
citando ideas vuestras.
Esta conversacion podria recogerse como un poema.
$'ara que? que asustarias a alguien?
No. Las unicas personas que todavia se asustan
son los organizadores de los boy-scouts
y con respecto a unas culebras centroamericanas
llamadas tepelcuas.
Yo lo decia porque
Revista Cultura 89
cualquier blasfemia
revela su elevado sentido moral
si le construyen una estetica de respaldo.
Y luego:
Hay que tener un poco de moral,
ni quien lo ponga en duda.
La moral es algo estupendo
cuando uno no tiene ganas de nada.
En el plano politico, tales planteamientos (que en el fondo son sintomas de un prcl
fundo desgarramiento interior), obedecen a la falta de fe del poeta en los intelectuales marxistas-
vociferantes que encuentra y escucha a cada momento. Contra ellos, "BRUTALES
MUCHACHITOS DE ILUSTRE DICCION", va dirigido el ataque. Son ellos, inequivo
carnente, el blanco pertinente y pertinaz de su ira. Es decir, los fngidos portavoces del
raciocinio estatico y la teona muerta, cuyos alardes eruditos Dalton define como "MEADAS
DEL BUHO DOCTORAL EN LOS HON/GOS DE LA BORRACHERA". A ellos,
precisamente, contrapone Dalton el pensamiento fresco y creativo del joven Marx:
Cualquiera puede hacer de los libros del joven Marx
un liviano pule de berenjenas,
lo dificil es conservarlos como son,
es decir,
como alarmantes hormigueros.
Contra ellos, probablemente, va dirigida una especie de manifiestos terroristas en
el cual es transparente el deseo de pasar de lo dicho a lo hecho:
Poner bombas en la noche de los imbeciles,
ocupacion de out-siders, seguros duenos
del Reino de los cielos.
A ellos mismos dirige otra invectiva mordaz en una formula que es clara expresion
de su idea respecto a la militancia politica (y existencial):
No exagero: el coraje es la mitad de la vida.
La otra mitad es la tictica.
La formula se complementa posteriormente con una expresa sentencia que lleva
implicita una declaracion de principios:
V i s i o n e s
La prudencia no te hara inmortal, camarada,
Y se sabe que el suicidio sana al suicida ...
1 El proximo eslabon de la cadena de razonamiento que nos ha traido hasta aqui
I
se cierra con cuatro versos letales que constituyen un monumento de sarcasmo con-
1 tra las posiciones acomodaticias y burocratizantes:
I
Los comunistas deberiamos conocer de finanzas:
hacer proselitismo entre los millonarios
haria por lo menos que cada celula de barrio tuviera
piano, litografia de Dresden, aspiradora electrica.
1 La riqueza conceptual del poema "Taberna" es tal que no se deja sorprender si no
1 a retazos, pero son esos mismos retazos los que iluminan las galerias del laberinto y
I permiten vislumbrar poco a poco el sentido fragmentario y disperso y los fragmentos
I dispersos de sentido, hasta complementar la fachada del edificio (verdadera mole
arquitectonica que, con sus merecidas diferencias, trae a la memoria la soberbia estructura
de El sonido y la furia de William Faulkner).
I A ratos, el aparente caos conversatorio impide vislumbrar un orden que no apunte
al inminente derrumbe politico y moral. La desazon del poeta se abre paso y se
: deja sentir amarga y sola:
MONOS CIEGOS BUSCANDO CON LA BOCA
EL FLACO PECHO DE LA VIDA, SOMOS.
PEDIMOS LA LECHE DE LA CONCIENCIA
Y SOLO NOS SENALAN SU PRECIO ALT~SIMO,
INALCANZABLE COMO EL SINIESTRO AMOR
ENTRE HERMANOS.
Sin embargo, a pesar de estos devaneos nihilistas, el poeta vuelve a levantar cabeza,
tratando de recobrar su confianza en algun mundo posible y ponerse al servicio
de una idea:
TENER UN EJE EN LA VIDA ES LO MAS IMPOTANTE DEL MUNDO,
LA PRUEBA ESTA EN QUE EL MUNDO TIENE TAMBIEN EL SUYO:
AH, QUE POBRE GORDITO, LO QUE LE PASAHA SIN EL
En un momento de mayor entusiasmo, declarara jubiloso:
TENER FE ES LA MEJOR AUDACIA
Y LA AUDACIA ES BELL~SIMA.
Revista Cultura 89
Como se puede haber notado, el pensamiento de Dalton procede por sintesis
binaria, pasando constantemente del positivo al negativo, cual corriente alterna. Es
por eso que, un segundo mas adelante, cede a la presion de la realidad y se deprime
(o se desploma), y a manera de contrapunto lo escuchamos desinflado y quejoso:
Pero es que la Humanidad es un concepto para onanistas.
Porque no hay heroes posibles
cuando la tempestad ocurre
en un oscuro mar de mierda.
Llegados a este punto algido, nadie puede negar encontrarse en una encrucijada
politico-semantica. El poema se mantiene en una fase de negacion o critica feroz de
la realidad socialista y de la misma teoria. Y si la sociedad praguense puede ser asimilada
a una taberna, el ultraizquierdismo oriental no merece tratamiento de mayor respeto:
No: yo no estoy con los chinos.
Meter la podadora en el jardin de las flores abiertas
no va conmigo.
Tampoco lo de que el enemigo publico
numero uno sea la ereccion
y que la paz solo es magnifica en la cama.
En otro lugar se ha visto que -por aquello de las dudas- la posicion del poeta respecto
al partido en que milita es cautelosa y preventiva. Sus expresiones sobre las
directrices trazadas por el Hombre de Acero tampoco son excesivamente carinosas:
El movimiento comunista internacional ha venido sopesando
la gran mierda de Stalin.
E incluso, en otro momento de crisis, se permitira ejercer el derecho a la duda en
contra del Maximo Teorico:
Y ya que hablamos de eso, pregunto:
los dias
de la totalidad, los siglos
del dulce hartazgo,
los milenios de la alegria obligatoria:
son una suerte de obscena promesa
hecha por alguien que nos conoce el lado flaco?
V i s i o n e s
La herejia es tan evidente que -al decir de Armijo- "la sorpresa, la ofuscacion asal-
1 tan al lector" (y al critico). Invadido entonces por la ira y el terror, el tragabalas de
Armijo se lleva las manos a la ortodoxa pelambre y pregunta escandalizado: "donde
el poeta revolucionario que contribuye a transformar el mund~".'~
I En verdad, la clave del problema esta dada por la lucidez con que Dalton sobrelleva
sus contracciones: lucidez que lo obliga en todo momento a ser honesto consi-
I go mismo, aunque le duela serlo y aunque al hacerlo se toque una llaga ideologica.
Es por ello que Lopez Vallecillos nos habla de un enfrentamiento de Dalton con sus
I propios intereses. No cabe duda que "Taberna" es un verdadero "juego de espejos" en
1 que el poeta es a la vez lanzador, receptor, bateador y corredor de "malabarismos conceptuales"
que no siempre caen dentro de su propio campo de accion y dominio.
1 ;Pero como podia ser de otra manera, tratandose de una persona que piensa como 1 -Gramsci que "la verdad es siempre revolucionaria", y que incluso ha hablado este criterio
en los versos memorables de "A muerte fiel a muerte covidada". Es decir, con la
pluma y con la sangre. i Cierto que la vision que ofrece Dalton de Praga y de algunos aspectos del socialismo
es, francamente, desoladora, acremente critica. Y tiene razon por una vez Armijo
1 cuando afirma que "Por momentos 'Taberna' objetiviza con claridad el esquema de
una sociedad en crisis con sus propios valores. Una sociedad que supervive sin raices
penetrantes y fuertes. Da la impresion de una nave a merced de vientos adversos o
presagiosos"". Sin embargo, la inquietud de Armijo es ociosa por esa misma razon
que apunta. Al fin y alcabo, el poeta aspira a un cambio a partir del conocimiento
de los males. Y solo una actitud reflexiva y alerta y siempre critica puede garantizar
1 el surgimiento de un pensamiento generador de la accion transformadora. Tal es la
actitud vertical -incorregible- de un Roque Dalton que no respeta valores establecidos
y hace tabula rasa de canones descrepitos, incendia mitos, destruye tabues y mentiras
convencionales (asi sean las suyas propias). Y en fin, aterroriza, dinamita, lapida,
y como aprendiz de brujo demuestra no tener fe en ciertas metalurgias.
el poeta revolucionario que contribuye a transformar el mundo?
1 Precisamente en esta vision antimierdosa y antistalinosa de la realidad socialista. En
su actitud responsable frente a una burda publicidad que pretende la existencia de un
socialismo edulcorado y sin problemas (cosa que ademas seria contraria a su idea del
N comunismo como sustituto general de la aspirina).
Podria pensarse que detras de la critica libertina se oculta o disimula la actitud
I cobarde del nihilista solapado o confeso. !Pero no se engane nadie! Por fortuna
Dalton nunca se permitio sufrir de daltonismo politico, como el mismo confesara en
el citado articulo sobre Lenin. Sus juicios sobre el socialismo reflejan la concepcion
vital de alguien que, simplemente, no se arredra ante las criticas que pervienen de la
propia realidad. Nunca se insistira bastante en que la actitud militante revolucionaria
y la actitud de duda metodica no son elementos reciprocamente excluyentes, sino
polos de una misma dialectica. Y, en definitiva, adviertase que la actitud de Dalton es
Revista Cultura 89
la misma actitud "maniatica" de Me-Ti, el fabuloso personaje brechtiano de El libro
de las mutaciones que al ser cuestionado a proposito de sus desconfianzas y dudas,
se justifica explicando: "Una sola cosa me autoriza a decir que soy verdaderamente un
adepto del Gran Orden: haberlo puesto en dicusion muchas ~eces".'~
Por otra parte, el diagnostico de Dalton sobre la salud del socialismo en
Checoslovaquia no resulto, a la luz de los hechos posteriores, aventurado ni caprichoso.
Que la sociedad praguense estaba enferma y en conflicto consigo misma, era algo
que debia demostrar en la primavera del 68 el experimento de Dubcek, pujante movimiento
renovador y rejuvenecedor, aplastado miserablemente por los tanques sovieticos.
"Taberna" es, sin lugar a dudas, un momento de definiciones en la vida y en la
poesia de Dalton. Definicion de causas, definicion de efecto, definicion de limites
propios, definicion del area de validez y funcionalidad de un cierto marco teorico.
Por eso se ha dicho que "Taberna" da el boceto de una sociedad, pero mas que nada
el boceto de una situacion y de una condicion humana. Vale decir, boceto rneditacion
acerca del sentido del socialismo -no solo en Praga-. A tales preocupaciones
corresponde una nueva toma de posicion mas despierta y conciente. No es casual que
el nudo mas dramatico del poema se desate cuando -por encima de las disquisiciones
de los filosofos de taberna- alguien deja escuchar esta reflexion tajante:
Ironizar sobre el socialismo
parece ser aqui un buen digestivo,
pero te ~ u r oqu e en mi pais
primero hay que conseguirse la cena.
A partir de este momento, el libertinaje critico se orienta en pos de una salida
declaradamente no nihilista. Da la impresion de que en el escenario de "Taberna" ha
ocurrido algo asi como un quebradero de vasos y un silencio. Se ha producido un
llamado al orden, una vuelta a la realidad, un descenso del cielo a la tierra, un alto
al relajo, un decir jodidos pero presentes. Alguien ha levantado una verdad del tamano
de una montana que no puede ser pasada por alto. Es cierto que el socialismo
planifica el dolor de cabeza y no lo quita, es cierto que el partido no tiene sentido
del humor y que hay que prevenirse por las dudas comprando una pistola. Pero todo
esto no justifica una salida vergonzante hacia el reino de los renegados. Al contrario,
lo que lo anima ahora al poeta es la busqueda de una opcion mas radical expresada
en estos "versos tremendos, centelleantes, en los que se encuentra la definicion de su
conducta revol~cionaria".'~
Lo unico que si puedo decirte es que
la unica organizacion pura que
va quedando en el mundo de los hombres
es la guerrilla.
V i s i o n e s
Alguien pregunta del otro lado: para que clase de mundo?". Y el poeta,
o su alter ego, reponde entre metafisico y bulon:
AH, EXTRAVIADO:
AS^ COMO LA BLASFEMIA ES LA RATIFICACION DE DIOS,
EL ANARQUISMO ES LA RATIFICACION DE UN ORDEN QUE SE MUERE
DE RISA.
ESCOGER ENTRE LOS MUNDOS POSIBLES: HE AHi EL CASTiGO DMNO.
Sin ningun genero de duda, el poeta Dalton habia escogido ya y desde siempre
entre los mundos posibles. De aqui el salto automatico del Partido Comunista
Salvadoreno al ultraizquierdista Ejercito Revolucionario del Pueblo (ERP). De aqui la
aceptacion estoica de ese su destino, cumplido en la puntualidad de la tragedia. De
aqui su muerte kavkiana. De aqui -como ya se dijo- la enesima demostracion de que
un poeta puede ser tan coherente como sus palabras +
Revista Cultura 89
Notas
1 Los datos biofiaficos y bibliograficos han sido tomados principalmente de Poesia Trunca. coleccion
literaria latinoamericana Casa de las Americas, con seleccion y prologo de Mario Benedetti, Cuba,
1977, p. 58; Poesia de Roque Dalton, coleccion la Honda, Casa de las Americas, seleccion de Mario
Benedetti, Cuba, 1980; Lopez Vallecillos, halo, prologo a la primera edicion salvadorena de Taberna
y otros lugares de Roque Dalton, UCA/EDITORES, San Salvador, 1976, pp. 5, 6, 7, 8 y 9.
2 fdem.
3 talo Lbpez Vallecillos, op. cit., p. 5.
4 fdem, pp. 5 y 7.
5 Roberto Armijo, Poemas para una sociedad en crisis, sobre Tabernas y otros poemas (i?) de Roque
Dalton, Revista Imagen n." 69, p. 3.
6 Idem.
7 Vease a proposito su trabajo Para un poema en el cementerio de Lenin, donde arremete contra el
traslado mecanico de conceptos a un contexto historico y cultural que no le corresponde, revista
Taller (i?).
8 Roberto Armijo, op. cit., pp. 2 y 3.
9 ftalo Lbpez Vallecillos, op. cit., p. 8.
10 Roberto Armijo, op, cit., p. 2.
11 ftalo Mpez Vallecillos, op., p. 8.
12 Roberto Arrnijo, op. cit., p. 3.
13. Idem.
14 Bertolt Brecht, Libro delle svolte, Einaudi Editore, Italia 1970, p. 123.
15 Mpez Vallecillos, Italo, op. cit., p. 8.

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