Pedro Conde Sturla
9 de abril de 2008
9 de abril de 2008
En
un país imaginario, completamente imaginario, un grupo de personajes
de ficción se disputa alegremente el poder en unas elecciones
circenses en las que habrá un solo ganador y nueve o diez millones de
perdedores.
El
muestrario de los principales candidatos es multicolor, variopinto,
de reluciente pelaje, pero todos tienen en común algo que no tienen:
prendas morales, principios éticos, valores en los que se debería
fundar la conciencia social. No hay en ellos ni sombra de integridad,
probidad, honradez, ni el menor asomo de decoro, ni siquiera respeto
a sí mismos.
Uno
de esos personajes imaginarios (que se imagina, por cierto, como
instrumento del destino), es un virtuoso de la demagogia, un
profesional de la mentira y un mago del cinismo, un prestidigitador,
un hombre de palabra y solamente de palabra, ante cuyo despacho no se
detiene la corrupción.
Otro
candidato, inverosímil desde luego, calificaría para representar en
cualquier película un papel estelar como capo de la mafia.
Un
tercer candidato, quizás más meritorio –reputado empresario,
promotor de viajes turísticos ilegales con destino a Puerto Rico y
gran exportador de sustancias controladas con destino al imperio-, es
un ser surrealista, caricaturesco, amigo de lo ajeno en grado
superlativo, el más ostentoso político que la imaginación pueda
edificar. Exactamente un politiCastro. Él no esconde las plumas de las gallinas que se roba, como
aconsejaba Lilís, las exhibe impúdicamente con el orgullo de quien
se las ha ganado con el sudor de otra gente.
En
la lista hipotética de candidatos de aquel inexistente país
imaginario, necesariamente, imaginario, figura también un nazi que
en la llamada lucha contra la delincuencia mandó a más de
seiscientas personas al cementerio y con el sueldo de policía
construyó una mansión en la más exclusiva zona turística de La
Romana.
La
gente del país imaginario piensa que hay varios candidatos, pero en
realidad todos los candidatos son el mismo candidato.
pcs,miércoles, 09 de abril de
2008
No hay comentarios.:
Publicar un comentario