sábado, 28 de diciembre de 2019

Irreverencias y profanaciones de Mark Twain: Consejos para niñas malas (6)

pedro Conde Sturla
27 diciembre, 2019
 ilustracion de Vladimir Radunsky para el libro Consejo para niñas pequeña
En uno de sus escritos más encantadores, el travieso y ocurrente Mark Twain aconsejaba sabiamente a las niñas pequeñas, y sobre todo a las niñas malas, que son la mayoría, algo que se me quedó grabado para siempre como lección de vida:
“Si en cualquier momento consideras adecuado castigar a tu hermano, no lo hagas con barro; nunca, bajo ninguna circunstancia, le eches barro, porque le ensuciarás la ropa. Es preferible rociarlo con un poco de agua hirviendo, puesto que así obtendrás los resultados deseados. Te asegurarás de que preste atención a las lecciones que tratas de inculcarle enseguida, y al mismo tiempo el agua caliente eliminará las impurezas de su persona y probablemente también de su piel, incluidos los granitos”.

sábado, 21 de diciembre de 2019

Melodía inconclusa

Pedro Conde Sturla
21 diciembre, 2019
Recuerdo todavía su mano alada o el ala de su mano que me decía adiós desde la ventanilla del tren, un adiós para siempre. Lo que se llama siempre. El tren que se alejaba, su rostro que se perdía en la distancia (el rostro de ella, no el del tren), las lágrimas que se asomaban a sus ojos (a los ojos de ella, no del tren). Recuerdo la soledad que me embargaba en la atiborrada y a la vez desolada estación de Termini. Roma estaría vacía para mí en adelante durante los pocos meses que me quedaban. Habían bastado unos segundos, ni siquiera un minuto, para que se esfumara una relación de cinco años y el mundo parecía de pronto un lugar inhóspito y sombrío. Pensé en “Las hojas muertas”, en aquella canción que tanto se nos parecía, en Jacques Prévert que la escribió, en los años felices en que fuimos amigos y amantes (quiero decir ella y yo, no Jacques Prevert y yo). Pensé, desde luego, en la época en que la vida era más bella y el sol brillaba más que nunca, pensé en las hojas muertas que el viento se lleva a la noche fría del olvido o algo parecido, en los recuerdos y lamentos. Pensé necesariamente en Yves Montand y en Mireille Mathieu que tanto cantaron “Las hojas muertas” hasta que el mar borró en la playa las huellas de los amantes desunidos. Pensé en la novia aquella que tuve en Monterrey.

lunes, 16 de diciembre de 2019

Irreverencias y profanaciones de Mark Twain (1-15)

Irreverencias y profanaciones de Mark Twain (1)

 

Pedro Conde Sturla

18 de noviembre de 1919


De todos los escritores del mundo, quizá sea Mark Twain quien más se haya divertido contando lo que quería contar. Por eso el lector disfruta tanto con su implacable versión de la estupidez, la arrogancia, la ostentación y el disparate generalizado de la humanidad.» (Chicago Sun Times).




Dicen que Mark Twain decía que un banquero es un señor que te presta un paraguas en un día de sol y te lo quita en un día de lluvia.

Mark Twain era un irreverente que no sólo hablaba mal de los banqueros, sino también de la religión y de la Biblia en particular. Alguien que decía: “Cuando prohíben un libro mío en una biblioteca donde tienen la Biblia al alcance de cualquier joven indefenso, la ironía de la situación, en vez de irritarme, me divierte”. También decía que “La irreverencia es la campeona de la libertad, y su única defensa segura”.

domingo, 15 de diciembre de 2019

Happy Christmas políticamente incorrecto

Pedro Conde Sturla 

6 de enero de 2012 - 








Leo en Wilkipedia que «Christmas es una palabra inglesa utilizada por los anglosajones para referirse a la Navidad y literalmente significa Misa de Cristo.»
El lobby judío en usamérica considera que es incorrecta políticamente y discriminatoria la expresión Happy Christmas y se ha manifestado públicamente, reclama con fuerza, con toda la influencia que tiene, que se utilice la expresión Happy Holidays porque el nombre de «Cristo, nacido de una prostituta y un soldado romano al entender de los fanáticos ortodoxos» resulta poco menos que ofensivo.

sábado, 14 de diciembre de 2019

Irreverencias y profanaciones de Mark Twain. La oración de guerra (5)

Pedro Conde Sturla 
14 diciembre, 2019

Para Mark Twain nunca hubo una guerra justa en toda la historia de la humanidad, a pesar de que simpatizaba (o empezó a simpatizar en un determinado momento de su edad madura) con los movimientos revolucionarios y de liberación nacional, y con las luchas contra el despotismo y el imperialismo que tenían lugar en varios países del globo.

sábado, 7 de diciembre de 2019

Irreverencias y profanaciones de Mark Twain (4)

Pedro Conde Sturla 
6 diciembre, 2019


Mark Twain. 
Una parte importante de la vida y la obra y las ideas políticas de Mark Twain quedó más o menos oculta o disimulada, o más bien censurada, y no fue conocida por sus contemporáneos. El mismo Twain escribió o dictó una especie de autobiografía bajo el acuerdo de que no fuera publicada hasta cien años después de su muerte. La intención de Mark Twain era no herir susceptibilidades y poder escribir con "una libertad que no podría tener de ninguna otra manera". Cuando la obra salió a la luz pública en 1910 tuvo un éxito arrollador. 

sábado, 30 de noviembre de 2019

Irreverencias y profanaciones de Mark Twain (3)

Pedro Conde Sturla
29 noviembre, 2019
Cuando murió su padre en 1847, Mark Twain apenas tenía once años y cursaba el quinto de primaria. En aquellas circunstancias no le quedó otro camino que abandonar la escuela y buscar trabajo: inscribirse en la universidad de la vida. Su primer empleo, como aprendiz de tipógrafo en un periodico local, lo puso en contacto definitivo con lo que sería el centro de gravedad de su existencia: el mundo de las letras, el mundo editorial en el cual ocuparía un lugar tan relevante.

sábado, 23 de noviembre de 2019

Irreverencias y profanaciones de Mark Twain (2)

Pedro Conde Sturls
22 noviembre, 2019
Mark Twain.

MarkTwain nació en 1835 en un poblado de Missouri llamado Florida, que en esa época tenía una población de un centenar de habitantes y hoy está deshabitado. Era un villorrio invisible, casi invisible -cuenta Mark Twain-, y su nacimiento contribuyó a elevar el indice demográfico en un uno por ciento. De esa hazaña, esa proeza que, según decía, muy pocos hombres de la historia habían realizado, se sentía o decía sentirse muy orgulloso.

sábado, 16 de noviembre de 2019

Irreverencias y profanaciones de Mark Twain (1)

Pedro CondecSturla
15 noviembre, 2019



Mark Twain. 

De todos los escritores del mundo, quizá sea Mark Twain quien más se haya divertido contando lo que quería contar. Por eso el lector disfruta tanto con su implacable versión de la estupidez, la arrogancia, la ostentación y el disparate generalizado de la humanidad.» (Chicago Sun Times).

Dicen que Mark Twain decía que un banquero es un señor que te presta un paraguas en un día de sol y te lo quita en un día de lluvia.
Mark Twain era un irreverente que no sólo hablaba mal de los banqueros, sino también de la religión y de la Biblia en particular. Alguien que decía: “Cuando prohíben un libro mío en una biblioteca donde tienen la Biblia al alcance de cualquier joven indefenso, la ironía de la situación, en vez de irritarme, me divierte”. También decía que “La irreverencia es la campeona de la libertad, y su única defensa segura”.
Mark Twain tenía además una pésima opinión sobre los llamados seres humanos y de su propio país, era un  disociador y un poco ateo, un enemigo jurado del  colonialismo y el imperialismo, un lunático que decía que  “Dios creó la guerra para que los estadounidenses  aprendieran geografía” y que “la nueva bandera de los  
Estados Unidos debería ser con las rayas blancas pintadas 
de negro y las estrellas sustituidas por un cráneo y dos huesos  cruzados”. 
En general, se manifestó en sus escritos periodísticos como un antiimperialista radical, se pronunció a favor de las  revueltas contra el despotismo zarista en Rusia, expresó las  mayores simpatías por los chinos en la Guerra de los bóxers y dedicó críticas acerbas a la política imperial del monstruoso Leopoldo de Bélgica en el Congo.
Mark Twain se pronunció particularmente en contra de las aventuras militaristas y expansionistas de su país en Puerto Rico, Cuba y Filipinas, le llamaba asesinos uniformados a los marines que invadían y masacraban a los filipinos y hablaba en términos muy poco elogiosos del papel que desempeñaron en la guerra hispano estadounidense.
En opinión de Mark Twain, el presidente Theodore Roosevelt, uno de los grandes héroes de esa guerra, considerado por muchos como la más pura encarnación del patriotismo usamericano, no era más que un carnicero, un rufián, un acosador, un gobernante indigno.
Mark Twain era alguien que se oponía al envío de misioneros a África, que decía que había mucho que hacer en la propia casa evangelizando a los paganos que se dedicaban a linchar negros en el Sur. Por algo escribió un libro titulado “Los Estados Unidos del linchamiento”.
En muchos aspectos, este gran humorista, o mejor dicho, “el escritor satírico más grande que ha producido Estados Unidos”, era un personaje adolorido, desencantado, que sufrió grandes tragedias familiares durante toda su vida. Decía, entre otras cosas, que “de entre todas las criaturas los humanos son las más detestables, pues son las únicas criaturas que infligen dolor por entretenimiento, sabiendo que están causando dolor”. Decía o dicen que decía que “el hombre es el único animal que come sin tener hambre, bebe sin tener sed y habla sin tener nada que decir». Decía que “el hombre es la criatura que Dios hizo al final de una semana de trabajo, cuando ya estaba cansado”; decía que “el hombre es un experimento y que el tiempo demostrará si valía la pena. Decía que “el perro que recoges muerto de hambre y alimentas y haces próspero no te muerde. Esta es la principal diferencia que hay entre un perro y un hombre”. Decía y repetía: “A mi edad, cuando me presentan a alguien ya no me importa si es blanco, negro, católico, musulmán, judío,capitalista, comunista ... me basta y me sobra con que sea un ser humano. Peor cosa no podría ser”. Decía, con menos palabras: “Yo no pregunto de qué raza es un hombre, basta que sea un ser humano, nada puede ser nada peor”.
El humor y la risa eran su única tabla de salvación, su seña de identidad. El humor, la risa y el desconcierto que producen. Por eso dijo que la “raza humana en su pobreza tiene un arma incuestionablemente eficaz: la risa. El poder, el dinero, la persuasión, la súplica, la persecución, todas pueden intentar levantar un disparate colosal, empujarlo, atosigarlo un poco, debilitarlo, siglo tras siglo, pero solo la risa puede hacerlo estallar en pedazos y ráfagas de átomos. No hay nada que se resista al ataque de la risa”. No hay, sin embargo, nada superficial en el humor y la risa de Mark Twain. En su concepto, el humor no surge de lo trivial, sino del drama, de la gran comedia o tragedia humana.
Dicen que Mark Twain abrigaba dudas más o menos pasajeras o permanentes sobre la existencia de Dios y dicen que dijo o decía: “El paraíso lo prefiero por el clima; el infierno por la compañía”, y que “es mejor vivir fuera del Jardín del Edén con Eva que dentro de él sin ella”. No en vano escribió una diatriba llamada “Los escritos irreverentes” y otra titulada “Los diarios de Adan y Eva”. Entre esos textos sacrílegos y desaconsejables, hay unas escandalosas “Cartas de Satán” que no deben ser tomadas a la ligera. En ellas se resume un poco todo lo que aquí se ha dicho y demuestra fehacientemente que Mark Twain era de muchas maneras digno por lo menos de la hoguera o el paredón.
Las cartas de Satán
Carta1
Mark Twain
Este es un lugar extraño, un lugar extraordinario e interesante. En casa no hay nada que se le parezca. Las personas están todas locas y los demás animales también. La Tierra está loca, como la mismísima Naturaleza, que también lo está. El Humano es una curiosidad maravillosa. En el mejor de los casos, es una especie de ángel de grado inferior bañado en níquel; en el peor de los casos, es un ser inefable, inimaginable. Pero desde el principio hasta el final y siempre, es un sarcasmo. Sin embargo, ingenuamente y con toda sinceridad, se llama a sí mismo, «la obra más noble de Dios». Esto que digo es verdad. Y no es una idea nueva en él; sino que la repite desde tiempos inmemoriales, tanto que ha acabado por creérsela, sin que nadie en toda su raza sea capaz de reírse de ella.
Es más, si me permiten alargarme un poco, el humano se considera el animal preferido del Creador. Está convencido de que el Creador no sólo está orgulloso de él, sino que le quiere, que tiene pasión por él y que se pasa las noches en vela, rendido de admiración, sí, vigilándolo y manteniéndolo fuera de peligro.
Cuando reza, está convencido de que el Creador le escucha. ¿No es una idea pintoresca? Llena sus oraciones de halagos torpes, burdos y floridos, persuadido de que el Creador se sienta y ronronea de placer al oír tales extravagancias. No pasa un día sin que rece para pedir socorro, favores y protección, siempre con optimismo y confianza, aunque ninguno de sus ruegos haya recibido respuesta jamás. La afrenta diaria, la derrota constante, no le desaniman, pues sigue rezando como si nada. Hay algo casi hermoso en esta perseverancia. Pero permitan que me exceda algo más. ¡El humano cree que va a ir al cielo!
Al fin y al cabo, tiene unos maestros asalariados que se lo dicen. Como le dicen que hay un infierno de hogueras eternas al que irá si no cumple los Mandamientos. ¿Y qué son los Mandamientos? Pues toda una curiosidad. Ya hablaré de ellos más adelante.



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martes, 12 de noviembre de 2019

¿MORROBEL AL PODER?

Pedro Conde Sturla
20 de junio de 2007.




Políticos y politi castros




Una buena parte de la opinión pública más sensible de la isla de la fantasía se ha mostrado ingenuamente alarmada, más bien consternada, por el hecho de que Melesio Morrobel es candidato al poder, candidato a la presidencia de la República por un partido de Morrobeles.
Morrobel es uno de los muchos personajes que interpreta Freddy Beras Goyco, quizás su obra maestra. Morrobel representa a un político corrupto, si acaso no lo son todos, un político que no esconde su desvergüenza ni disimula sus ambiciones, no enmascara con palabras su idea del estado como botín: al poder se va a robar, a “resolver”. Morrobel no finge virtudes que no tiene, como aconseja Maquiavelo al Príncipe, Morrobel hace y dice lo que otros sólo hacen, no maneja un doble discurso, no tiene una doble moral. Morrobel es exactamente lo que dice ser, la encarnación pura y desnuda de la falta de principios, de ética y moral, la honesta encarnación de un corrupto. Lo único que lo distingue de sus secuaces, lo único que lo distingue de la mayoría de integrantes de esas asociaciones de malhechores llamadas partidos políticos es la descarnada sinceridad o mejor dicho el cinismo, simplemente el cinismo. La participación de Morrobel en la política vernácula sólo podría llamar a escándalo si la realidad no lo superara. El vulgarísimo Morrobel, como dice Pablo McKinney, “ha sido vulgarmente superado por la realidad política nacional”.
Morrobel no es una opción de poder, Morrobel está en el poder desde hace años. Es la expresión de un poder gangsteril que desde lo regional trasciende a lo nacional y se proyecta al plano internacional. Morrobel es un políticastro, exactamente un politicastro, vinculado a los viajes ilegales, al tráfico de drogas, a la mafia de los pasaportes, a los fraudes electorales de la era gloriosa de Balaguer, a la monumental estafa de la Hidro-Quebec, al Peme, al Plan Renove, al escándalo de la decoración del edifico de la Suprema Corte, a las colosales quiebras bancarias, a Don Quirino Ernesto Paulino Castillo. En resumen, a la depredación del patrimonio público, a lo imaginable e inimaginable.
Los Morrobeles pululan en el poder político y dominan el escenario desde siempre, nada tienen de novedosos. A varios Morrobeles les han quitado incluso la visa del imperio, que es como quitarles la patria, y la mayoría exhiben de forma indecorosa el plumaje de la fortuna ganada con el sudor de la frente de sus semejantes.
Si alguno de ellos causa malestar entre sus congéneres es porque se va de boca y confiesa sus malas artes, si el modo en que dispensa lo que no es suyo causa alarma, si el índice de rechazo es tan alto incluso entre sus compañeros de fechorías es porque se reconocen en él y se dan asco.



pcs, miércoles, 20 de junio de 2007.


sábado, 9 de noviembre de 2019

La hermandad de las bestias (10 de 10)

Pedro Conde Sturla
8 noviembre, 2019
Fausto Caamaño y Aníbal Trujillo. 


Los verdaderos enfrentamientos entre la bestia y Aníbal se produjeron en su finca de Mango Fresco, un latifundio que Aníbal había adquirido en los alrededores de Manoguayabo, a poca distancia de Ciudad Trujillo. La enorme propiedad no le había caído del cielo en las manos. La había conseguido, la había armado como un rompecabezas, pedazo a pedazo, con la sangre, el sudor y lágrimas ajenas, con los métodos expeditos que empleaban todos sus hermanos. Apropiándose primero de una parcela, incorporando luego tierras aledañas mediante el despojo, el asesinato, el terror que infundían en sus dueños por cualquier medio.

sábado, 2 de noviembre de 2019

La hermandad de las bestias (9 de 10)

Pedro Conde Sturla
1 noviembre, 2019



Aníbal Trujillo en dos etapas de su vida

Quizás alguna vez Aníbal Trujillo oyó hablar de Julio César o Napoleón y quiso ser emperador. Era, en este sentido, el más idealista de la familia, el que tenía, sin duda, más grandes aspiraciones. Quería ser emperador desde pequeño. No se conformaba con menos. Algo en su interior le decía que podía ser emperador y logró convertirse en emperador varias veces. Mentalmente emperador.

sábado, 26 de octubre de 2019

La hermandad de las bestias (8)

Pedro Conde Sturla
25 octubre, 2019

Negro Trujillo era el hermano favorito de la bestia, el menor de todos, el servil y complaciente Negro, el único en el que la bestia depositó hasta cierto punto, si acaso depositó, su confianza.
Dicen que era un tipo opaco, blandengue y apagado, relativamente apacible, que carecía de las pintorescas cualidades perversas que eran tan evidentes y chocantes en sus hermanos. Alguien que superficialmente podía parecer buena persona y no lo era. Cometió crímenes, quizás en menor medida que sus hermanos, con cierta moderación aparente, sólo aparente. Crímenes de bajo perfil que pasaron desapercibidos durante la era gloriosa.

domingo, 20 de octubre de 2019

LA CRÍTICA LITERARIA FUNDAMENTALISTA

         Pedro Conde Sturla
         25 septiembre 2009

A Diógenes Céspedes le cabe la gloria de ser el fundador de la crítica literaria fundamentalista en nuestro país. La única teoría o poética omnicomprensiva (y por lo tanto infalible) del fenómeno literario es la suya, la teoría del ritmo que calca de la interesante propuesta de Meschonnic y calca mal, reduciéndola al absurdo, a un discurso tautológico, repetitivo asaz.

sábado, 19 de octubre de 2019

La hermandad de las bestias (7)

Pedro Conde Sturla

18 octubre, 2019


Pedro Vetilio Trujillo Molina y su escolta

Don Pipí y Pedrito, cariñosamente Pedrito, eran sin lugar a dudas los dos hermanos menos ilustres de la bestia, las bestezuelas más ordinarias. O, quizás, mejor dicho, las alimañas más insignificantes, aunque no menos  ponzoñosas, de la familia. Habían salido del mismo molde y sólo se diferenciaban superficialmente. Lo único que puede decirse a su favor es que una era peor que la otra. 

lunes, 14 de octubre de 2019

La hermandad de las bestias (1-10)

Pedro Conde Sturla
(1)

9 de septiembre de 2019 

Los hermanos varones de la bestia eran unas encantadoras bestezuelas. Se trataban cordialmente entre ellas,  generalmente a zarpazos y dentelladas, en el típico modo en que ciertas bestias juegan y manifiestan su cariño y su fuerza. Y además, durante sus años mozos, los mayores a veces planificaban y ejecutaban en grupo o en pareja sus fechorías, pero carecían del instinto básico de la manada, el instinto solidario que la une y da cohesión. La
manada requiere que todos sus miembros anden juntos, obedezcan a un macho alfa o tomen decisiones colectivas. Entre la bestia y las bestezuelas predominaba, sin embargo, el más feroz individualismo. Varios de ellos querían ser a la  vez el macho alfa. Los peores eran agresivos, posesivos, se  disputaban permanentemente la supremacía, prevalecía  entre ellos la rivalidad y muy difícilmente confiaba el uno en  el otro. Los más sumisos o aparentemente sumisos bajaban  el lomo, se conformaban o fingían conformarse con lo que  recibían, mantenían una real o engañosa mansedumbre,  pero nunca estuvieron libres de sospechas. A todas las  bestezuelas las mantenía de una u otra manera la bestia a  soga corta.

domingo, 13 de octubre de 2019

AL MAESTRO CON CARIÑO

Pedro Conde Sturla

[El relato que el lector tiene en sus manos, escrito en el aguardentoso diciembre de 1988, fue objeto de censura por casi todos los periódicos y revistas del país, incluyendo el desaparecido semanario Hablan los comunistas y el prestigioso libelo cultural Vetas. El voto de rechazo a unanimidad, y desde medios tan diversos en apariencia, se explica en buena parte por la influencia del caudillismo y la vigencia del autoritarismo en nuestra historia reciente. Más que el respeto -el respeto a una figura venerada y más que venerada endiosada- obra el miedo al poder,  el miedo a los símbolos del poder, aún por parte de quienes deberían irrespetarlo 
Hoy soplan otros vientos. El culto de Bosch se ha reducido a retórica, si no lo ha sido siempre. Las copias están en el gobierno, y en la práctica han demostrado que del maestro sólo aprendieron lecciones de soberbia.]
   

sábado, 12 de octubre de 2019

La hermandad de las bestias (6)

Pedro Conde Sturla
11 octubre, 2019
Trujillo y Petán en compañia de Luis Guzmán Taveras y Mario Abréu Penzon. 

Petán era un pendenciero vocacional. Un individuo conflictivo, además de intrigante y conspirador, un facineroso que congregaba a su alrededor una atmósfera mefítica, irrespirable. Era el tipo de persona que encontraba siempre la forma de meterse en líos o, preferentemente, enliar a los demás. De hecho, tenía la extraña virtud de irritar a su poderoso hermano, de provocarle a veces rabietas histéricas o simplemente sacarlo de quicio de una manera como quien dice natural, espontánea. Algo que se le chispoteaba. Morder la mano que lo alimentaba era un hábito, un lisio con el que había nacido.
Dicen que en una ocasión se llevó del despacho de Chapita un maletín lleno de dinero que encontró providencialmente sobre el escritorio. El pobre hombre no sabía resistirse al dinero ajeno y realizó la fechoría inocentemente quizás, sin pensar en las consecuencias, que no se hicieron esperar.
Dicen que alguna vez, por alguna razón que resulta inexplicable, se le otorgó confianza para encabezar una misión del Banco Central con destino a Canadá, la cual tenía por encargo  la emisión de la muy considerable suma de cinco millones de pesos en moneda nacional, que no se imprimía en el país. La misión fue un éxito. Petán cumplió con su cometido y a su regreso entregó el dinero al Banco Central sin que faltara un centavo. Pero de alguna manera se las ingenió para hacer que algún conocido le sacara copia a los jugosos billetes, para que emitiera duplicados, dinero falso que empezó a circular al poco tiempo en el país. Para peor, los billetes eran, según parece, de muy buena calidad, muy similares a los originales y difíciles de distinguir.
Al enterarse, el gobernador del Banco Central pegaría un grito al cielo, enfermaría seguramente de diarrea, informó de inmediato al generalísimo, se ordenó una investigación. Naturalmente, todas las sospechas y todos los resultados de la investigación señalaban a Petán. Naturalmente Petán.
Chapita echaría fuego por la boca, botaría humo por la orejas, pronunciaría palabras impublicables. No hay razones para dudar de que hiciera lo que se cuenta que hizo. Lo mandó a buscar vivo o muerto a Petán, quizás preferiblemente muerto. El encargado de cumplir la ingrata orden fue, según se dice, el general Felipe Ciprián, alias Larguito. El general Larguito. Otros dicen que el agraciado fue el coronel Almanzar o el general Federico Fiallo.
Quizás simplemente fue algo que con toda probabilidad tuvo lugar más de una vez, con la participaron de distintos personajes.
Entonces sucedió lo que también había sucedido y sucedería en otros casos. El general visitaría a Mamá Julia, visitaría a la excelsa matrona o se encargaría de hacerle saber de alguna manera lo que estaba pasando para evitar cumplir la ingrata orden, el ingrato deber que le habían encomendado. La excelsa matrona daría aviso de inmediato a Petán. El general Larguito, o cualquier otro oficial en su lugar, partiría rumbo a Bonao, fingiría que el vehículo en que andaba se había descompuesto a mitad de camino, seguramente abrió el bonete, hizo creer que estaban tratando de reparar el motor y demoraría un tiempo prudente en el lugar, a la vista de todos los pasantes. En cierto momento vio que un bólido, una especie de meteoro se acercaba en dirección contraria, pasó a su lado a velocidad supersónica o por lo menos temeraria y desapareció en un santiamén como una especie de alucinación. La velocidad del automóvil era proporcional al miedo de un mulato cara pálida que iba a bordo, un general del cual apenas pudo ver o adivinar el celaje, una especie de sola sombra pálida con el semblante demudado por el miedo. Allí viajaba Petán hacia la capital, a refugiarse en casa de su madre con el rabo entre las piernas. Entonces, solo entonces, el vehículo en que viajaba el general Larguito, o cualquier otro oficial en su lugar, se arregló como quien dice de milagro y el general Larguito o cualquier otro en su lugar reemprendió la marcha hacia Bonao en busca de un fugitivo que ya se había puesto a salvo. Respiraría con alivio. Como no había respirado en varias horas. Nadie podía acusarlo de negligencia en el cumplimiento de su deber. Había servido a la bestia sin ofender a la bestezuela, y cuando al poco tiempo hicieran las paces, nada tendría que temer.
Petán se tragaría durante toda la vida su orgullo y su rabia y probablemente su odio frente al hermano, un hermano al que envidiaba y detestaba y temía cordialmente. Dice Crassweller que cuando lo mataron, Petán se presentó en su oficina mientras su cuerpo aún estaba en el palacio de gobierno, y en presencia de alguien dijo que lo había querido mucho, pero que era una gran cosa que estuviera muerto porque era demasiado terco, obstinado, cabeza dura o algo parecido.
Quizás Petán pensaba en esos momentos que las puertas del verdadero poder finalmente se abrían para él. No cabía duda. El monarca de Bonao quería ser el monarca absoluto del país. La banda presidencial -quizás pensaba-, el bicornio emplumado y el traje con hilos de oro de Chapita estaban a la vuelta de la esquina esperando por él, sólo por él.
(Historia criminal del trujillato [43]. Cuarta parte).
BIBLIOGRAFÍA:
Robert D. Crassweller, “The life and times of a caribbean dictator”.
Dr. Lino Romero, “Trujillo, el hombre y su personalidad”
José C. novas, “Inventario moral # 2, Petán Trujillo y sus excesos’ (https://almomento.net/opinion-inventario-moral-2-petan-trujillo-y-sus-excesos/).



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sábado, 5 de octubre de 2019

La hermandad de las bestias (5)

Pedro Conde Sturla 
4 octubre, 2019
Antiguo Local de La voz del Yuna en Bonao. Fuente externa

Petán era un barril sin fondo. Lo tenía todo y quería más. En realidad quería el cargo que tenía el hermano. Soñaba seguramente todas las noches con sustituirlo y no dejó de intentarlo porque aparte de bruto era imprudente. A causa de su imprudencia, de su ambición sin fondo, desmedida, puso en riesgo el pellejo y pasó muy malos ratos, y en ocasiones se vió obligado a darse a la fuga, refugiarse en los amantes brazos de su madre, de la matrona excelsa, abandonar el país. No se sabe si en algún momento escarmentó, si llegó a darse cuenta de que a Chapita no le temblaba el pulso para mandar a retorcerle el pescuezo. Sí comprendió al final, muy al final, que podía pasarle lo mismo que probablemente le pasó a su otro hermano, al loco Aníbal, el emperador. El loco que en muchos momentos creía ser emperador, el que amenazaba públicamente en voz alta con matar a su querido hermano Chapita y terminó suicidándose o suicidado.
Lo cierto es que con la edad, los años y desengaños y los muchos sustos o mejor dicho el miedo cerval que llegó a inspirarle Chapita en algún momento, Petán aprendió a moderar o se vio obligado a moderar sus ambiciones, a no pretender extender su dominio más allá del reino de Bonao.
Sin embargo, lo que Petán se atrevió a hacer durante la década de 1930, ninguno de los hermanos de la bestia lo había hecho ni se atrevería a hacerlo. A Trujillo no le importaban -como dice Crassweller- las barbaridades o atrocidades que Petán cometía en Bonao, pero no por eso dejaba de tenerlo bajo estricta supervisión. Sus espías e informantes le mantenían al tanto de todo lo que ocurría en el país, y Bonao no era la excepción. Chapita conocía al hermano como se conocía a sí mismo, se lo sabía de memoria, pero quizás se sorprendió cuando se dispararon las alarmas y empezaron a llegarle noticias muy inquietantes, perturbadoras. Petán estaba conspirando, definitivamente conspirando, estaba tratando de ganarse la lealtad de las tropas, tratando de ganarse las guarniciones militares de la región, no solamente las de Bonao, sino también las adyacentes, las de San Francisco de Macorís, La Vega y Moca.
Lo que se estaba gestando -afirma Crassweller- era nada menos que traición. En 1935 Petán fue detenido, conducido probablemente en presencia de la bestia, amonestado severamente y desterrado a la vieja Europa con un nombramiento diplomático de agregado militar. Hay que suponer, que para un tipo como Petán, semejante castigo debería haber sido insoportable, doloroso en extremo.
Extrañamente regresó o lo dejaron regresar al poco tiempo y volvió a las andadas, empezó de nuevo a conspirar, insidiar, intrigar como si nada hubiera pasado. Esta vez se dio a la tarea de difundir el rumor de que Chapita estaba muy enfermo, a esparcir el peligroso rumor de que se vería precisado a abandonar el poder para someterse a un tratamiento médico de vida o muerte. Quizás más de muerte que vida. Su ausencia dejaría un vacío que tal vez, en la fantasiosa mente de Petán, sólo él podía llenar si lograba hacerse con el apoyo de las tropas que trataba con cierto éxito de conquistar. Las mencionadas tropas de Bonao, San Francisco de Macorís, La Vega y Moca.
Hay que suponer que, al enterarse, Chapita estallaría en cólera. Quizás fue esta una de las veces en que lo mandaría a buscar a Petán vivo o muerto, una de las veces en que éste se salvaría porque el encargado de cumplir la misión puso sobre aviso a la excelsa matrona en procura de un milagro que no tardó en realizarse: la intercesión milagrosa de la excelsa matrona, que le ofrecería refugio a su petánico hijo en su mansión hasta que se calmaran los ánimos. Lo cierto es que al final Petán fue castigado con un breve exilio en Puerto Rico y Europa.
Mientras tanto, la bestia tomó medidas drásticas. Cambió las tropas y los comandantes de las tropas de las regiones que Petán había tratado de seducir, las dispersó por toda la geografía, pero no sin antes realizar un ejemplar derramamiento de sangre entre los oficiales que se habían demostrado más leales a Petán.
Después se presentaría en Bonao y pronunciaría un discurso vibrante y admonitorio (de esos que llaman históricos) en el que comparó de alguna manera a Petán con una serpiente y puso fin aparente a sus desbocadas aventuras y rebeldías. Lo acusó de haber suprimido y suplantado a los caudillos locales y haber hecho un mal uso del poder, y expresó su deseo, su más ferviente deseo de que todas los militantes del Partido Dominicano y sus amigos reconocieran que había una sola autoridad que encarnaba las aspiraciones patrióticas de todo el partido y el pueblo dominicano, la única a la cual debían subordinarse todas las actividades políticas en aquellos momentos estelares de la República, y que había sólo un jefe, un jefe máximo, al que no mencionaba ni hacía falta mencionar porque todos lo reconocían por las obras colosales que había realizado en el país, un jefe que desde luego era él y sólo él, que no había escatimado esfuerzo, voluntad y sacrificio por el bien de la patria y que de seguro seguiría sacrificándose hasta el fin de sus días.
Dijo, en definitiva, que para gobernar hace falta transitar por caminos anchos, por donde no transitan alimañas ni traidores, dijo que por eso no se debe abandonar camino real por vereda, dijo sin decirlo, o por lo menos dejó entender algo así como que dos culebros machos no pueden vivir en la misma cueva y que en este fluvial país toda la cueva era suya.
Petán regresaría no mucho tiempo después un poco cabizbajo a su disminuido reino, humillado quizás por la vergüenza que le había hecho pasar su propio hermano, pero volvió a ocupar el trono con su habitual prepotencia, sólo que esta vez, en lugar de dedicarse a armar conspiraciones contra el orden constituido, utilizó la inteligencia que le quedaba para dedicarse a los más ventajosos negocios, negocios de esos que llaman redondos, en condiciones de monopolio que le garantizaban pingües beneficios.
(Historia criminal del trujillato [42]).
BIBLIOGRAFÍA:
Robert D. Crassweller, “The life and times of a caribbean dictator. l



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