sábado, 29 de septiembre de 2018
jueves, 27 de septiembre de 2018
El silencio
PEDRO CONDE STURLA
Nadie como él perseveró en la gracia de la palabra humilde, nadie como él se aproximó a la religión, a la santidad de la poesía. Por eso fue Domingo, el Domingo dos veces de la isla. No lunes, no martes, ni siquiera jueves, Domingo Moreno Jimenes. El escribió La fiesta del árbol en momentos en que las tropas yanquis, presentes ayer como ahora, perpetraron la mutilación de la Ceiba de Colón.
“El silencio es más grande que todas las diatribas humanas/ permite no obstante que mi voz lo interrumpa…” Ahora se consuma otra vez el crimen verde. Dos filas de caucho memorables corrían parejas por el patio de la casa de Rodrigo de Bastidas en la Ciudad Colonial y aquello era una fiesta para los ojos y el espíritu. Ordenes superiores decretaron su muerte y extirpadas fueron de raíz. En el gobierno de un presidente agrario o por lo menos agropecuario, con un poeta al frente de la Secretaría de Cultura y un historiador de fuste al frente de Recursos Naturales se lleva a cabo el desastre. ¿Quién responde? De seguro no hay ningún responsable, solamente irresponsables. Responden las palabras de Marguerite Yourcenar que me envía mi amigo, el ingeniero Bonilla, dolorido por el suceso:
“Algunos pájaros son llamas…
¿Hay algo más bello que esa estatua de suplicante que hizo Rodin y que representa a un hombre rezando que tiende los brazos y se estira a la manera de un árbol? Con toda seguridad, el árbol reza a la luz divina.
Las raíces hincadas en el suelo, las ramas que protegen los juegos de la ardilla, el nido y los cantos de los pájaros, la sombra otorgada a las bestias y a los hombres, la copa en pleno cielo. ¿Conoces una manera de existir más sabia y más benéfica?
Y de ahí el sobresalto de rebeldía en presencia del leñador y el espanto, mil veces mayor, ante la sierra mecánica.Derribar y matar lo que no puede huir”.
¡Qué hermosa y triste la metáfora de un árbol que no puede huir!
¡Qué triste la sierra en manos del poeta y el historiador.
lunes, 24 de septiembre de 2018
EL HISTORIADOR ROBERTO CASSÁ EXPONE SUS CONSIDERACIONES SOBRE LA INMIGRACIÓN HAITIANA
Grupos empresariales y los gestores de la corrupción contribuyen al envilecimiento de la sociedad dominicana, con el tráfico ilegal de haitianos.
§
Este país no aguanta una sociedad binacional.
§
Los ciudadanos haitianos en el país tienen que definirse si son
haitianos o son dominicanos.
§
los hijos de haitianos que nacieron en este país deben ser plenamente
reconocidos en igualdad de condición con cualquier otro dominicano. Nacieron aquí. Por derecho son dominicanos.
El
doctor Cassá sostiene que la migración haitiana hacia República Dominicana es
un problema mayor hoy día, porque se ha perdido el control. “Antes era una
migración, y no digo que eso fuera bueno, en función de necesidades precisas;
eso se dio hasta el gobierno de Antonio Guzmán y quizá se extendió un poco
durante el de Jorge Blanco. De ahí en adelante, entró en otra faceta. Aunque
no estoy muy seguro de ese proceso de cómo se terminaron los convenios de
braceros anuales donde todavía el Estado tenía un cierto control sobre la
frontera”. |
sábado, 22 de septiembre de 2018
jueves, 20 de septiembre de 2018
LECCIONES PARA BANQUEROS Y OTROS ASPIRANTES A LADRONES
(Fuente externa)
Unos ladrones entraron a un banco gritando:
"Que nadie se mueva, el dinero no es de ustedes, su vida en cambio les pertenece".
Todos en el banco, en silencio y lentamente se tiraron al piso.
A esto se llama: *CONCEPTOS PARA CAMBIAR MENTALIDADES*
Cambia la manera convencional de pensar en el mundo.
Unos ladrones entraron a un banco gritando:
"Que nadie se mueva, el dinero no es de ustedes, su vida en cambio les pertenece".
Todos en el banco, en silencio y lentamente se tiraron al piso.
A esto se llama: *CONCEPTOS PARA CAMBIAR MENTALIDADES*
Cambia la manera convencional de pensar en el mundo.
sábado, 15 de septiembre de 2018
sábado, 8 de septiembre de 2018
Siete al anochecer (1)

Al querido Jefe siempre le decíamos que se cuidara, que no anduviera sólo, que había mucha gente mala y envidiosa en este país, se lo decíamos a cada rato una vez y otra vez cuando venía de visita, se lo repetíamos sin cesar querido Jefe, una y otra vez querido Jefe, cuídese mucho, querido, que el país lo necesita, que nadie puede ocupar su lugar. Se lo decíamos a coro mis dos hermanas y yo, las tres que habíamos quedado bajo su manto protector por expreso deseo de nuestro padre, el deseo de un padre amoroso en lecho de muerte. En él había encontrado nuestro progenitor un amigo, un mentor, un hermano. En él sus hijas encontraron otro padre, un tutor, un benefactor, un abnegado educador, un refugio, un amante, un marido.
xxx
martes, 4 de septiembre de 2018
IVÁN TURGUENIEV: RELATOS DE UN CAZADOR
(1)
Iván Turguéniev fue de alguna manera precursor y amigo de Tolstoi y Dostoievski, pero a la larga terminaron distanciándose. Tolstoi (el pacifista que inspiró a Gandhi), lo retó en una ocasión a un duelo y Dostoievski hizo de él una caricatura en dos de sus novelas, “Los hermanos Karamazov” y “Los demonios”. Sin embargo, las últimas o penúltimas palabras de Turguéniev en lecho de muerte fueron para Tolstoi, y con Dostoievski al parecer se reconcilió.
Turgenev por Repin,1879 |
domingo, 2 de septiembre de 2018
DOLORAS Y HUMORADAS DE GÓGOL (1-15)
DOLORAS Y HUMORADAS DE GÓGOL (1-15)
Pedro Conde SturPedro Conde Sturla
5 de diciembre de 2016 / 3 de julio de 2017
(1)
Gógol y sus demonios
Lérmontov lloró amargamente la muerte, el asesinato en un duelo del poeta Pushkin a la edad de 37 años.
Lérmontov moriría también en duelo a la edad de 27, cuatro años después.
Gógol se suicidó de otra manera. Abandonó la vida, el deseo de vivir, y se dejó morir de hambre a los 42 años.
sábado, 1 de septiembre de 2018
Noche sin fondo (1-3)
Noche sin fondo
A esa hora de la noche, bajo la luz cobriza de la Calzada Madero, el viejo convertible conservaba intacta, en apariencia, toda su dignidad. Había algo imponente, venerable, en aquellas líneas realzadas del viejo Ford Galaxie rojo, los vivaces colores de fábrica, las impecables gomas banda blanca, el ronroneo felino del motor, la opulencia con que se desplazaba su mole silenciosa por la avenida desierta donde ya ni las almas se veían.
El Güero Padilla, al volante, manejaba con un porte que estaba a la altura de la situación. Brazo izquierdo apoyado discretamente sobre la ventanilla, la cara larga, afilada, casi tanto como la nariz, el gesto despectivo, el trago al alcance de la mano. Una especie de dandy blanco y rubio.
A esa hora de la noche, bajo la luz cobriza de la Calzada Madero, el viejo convertible conservaba intacta, en apariencia, toda su dignidad. Había algo imponente, venerable, en aquellas líneas realzadas del viejo Ford Galaxie rojo, los vivaces colores de fábrica, las impecables gomas banda blanca, el ronroneo felino del motor, la opulencia con que se desplazaba su mole silenciosa por la avenida desierta donde ya ni las almas se veían.
El Güero Padilla, al volante, manejaba con un porte que estaba a la altura de la situación. Brazo izquierdo apoyado discretamente sobre la ventanilla, la cara larga, afilada, casi tanto como la nariz, el gesto despectivo, el trago al alcance de la mano. Una especie de dandy blanco y rubio.
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