miércoles, 13 de diciembre de 2017

EL ZIONISMO ORDINARIO

         Pedro Conde Sturla
         16 de Agosto de 2006

         El pueblo hebreo –un pueblo excepcional que ha dado a la humanidad algunos de sus genios más ilustres-, ha cultivado a través de su historia el arte peculiar de hacerse odiar. Donde quiera que asienta sus reales, precedido de la leyenda negra –la entrega de Cristo al suplicio- se organiza en núcleos exclusivos y excluyentes, crea una sociedad dentro de la sociedad que lo recibe, crea un estado dentro del estado cuando no intenta apropiarse o se apropia del estado, incluso de un imperio por vía del lobbysmo: los grupos de presión que dictan su política a parlamentarios y mandatarios.

     

LA TREMENTINA COMO MEDICINA

            Pedro Conde Sturla
        
         Trementina, clerén y bongó sugiere diferentes niveles de interpretación o lectura, y a pesar de que el pensamiento de Julio González Herrera está plagado realmente de malicia y prejuicios raciales, no hay autor dominicano que haya calado tan profundamente en el agujero negro de la demencia y de las instituciones totales que la hacen posible. Por ejemplo, el manicomio.


martes, 12 de diciembre de 2017

TREMENTINA, CLERÉN Y BONGÓ

    Pedro Conde Sturla

         Trementina, clerén y bongó es la novela que recoge el fruto de las vivencias de Julio González Herrera en el “manicomio modelo” Padre Billini, aunque no en términos estrictamente autobiográficos como podría pensarse. Fue su primera novela y a la vez su obra capital, la obra de un hombre que nunca estuvo perfectamente loco ni, quizás, lo contrario en esa fase de su vida, y que más bien se mantuvo bordeando la locura, buscándola o por lo menos desafiándola.

        

lunes, 11 de diciembre de 2017

HUMO EN TUS OJOS



Humo entus ojos
Como en la noche insomne
En que el amor derriba 
Sus últimas paredes




EL INFIERNO APETECIDO DE JULIO GONZÁLEZ HERRERA

   Pedro Conde Sturla

         Julio González Herrera (1902-1961) tuvo en común con Edgar Allan Poe una serie de rasgos biográficos en verdad poco comunes. Por ejemplo, el don de una inteligencia privilegiada y un talento natural para la literatura. También tuvieron en común la afición por la bebida, si se puede llamar así a una desenfrenada vocación autodestructiva que a ambos llevó por el camino de la degradación y el ridículo, e incluso a la muerte temprana en el caso de Poe. Igualmente común fue el final sin gloria y la existencia miserable, aún más miserable por tratarse de gente que destilaba tantas luces. Cierto es que derrocharon la juventud con la misma generosidad con que prodigaron el talento, y siempre resultó desproporcionado el contraste entre su entrega al arte y el abandono de sí mismos.

         Salvando las distancias, y el tiempo, estas vidas paralelas constituyen modelo de lo que Goethe solía llamar “afinidades electivas”, y son representativas de una cultura y una época. Poe, desde luego, fue un “genio universal”. Julio González Herrera fue un muchacho prodigio en su medio, bien dotado para la prosa pero limitado por las circunstancias.
         Es fama que la universidad le retuvo el título de abogado hasta que alcanzó la edad reglamentaria, que era de veintiún años, y en el interín se desempeñó como diplomático en Argentina. Ocupó otros cargos de cierta importancia en el gobierno de Horacio Vázquez y fue juez del Tribunal de Tierras al inicio de la era de Trujillo. Casó, tuvo un hijo y viajó por países de América representando a la República o dictando conferencias. Para entonces brillaba como periodista, jurista, escritor, poeta, ensayista.

EL HUMOR DEL MONARCA

         Pedro Conde Sturla
         lunes, 09 de julio de 2007

       El monarca constitucional de la isla de la fantasía tiene un extraño sentido del humor. En su discurso de toma de posesión, fustigó ante unas cámaras compuestas mayormente de corruptos el flagelo de la corrupción, el derroche de los recursos del estado, y se pronunció enérgicamente a favor de una política de austeridad que sacaría al país del caos, limitando la ilimitada compra de jeepetas y gastos superfluos. Castigó verbalmente la ineficiencia, las prácticas dolosas de funcionarios del saliente gobierno y sugirió de paso que no los perseguiría, pero tampoco obstruiría el curso de la justicia.


         Parecía que en aquella ocasión el monarca hablaba en serio, pero en realidad hablaba en broma, les gastaba una broma pesada a los miembros de la oposición -o mejor dicho de la competencia-, los ponía por un momento a sudar frío, muy frío.

PUNTO DE VISTA

¿En qué se parece un caballo a una isla?

En qué los dos están rodeados de agua.

Porque el caballo que yo digo está en el río  

PUNTO DE VISTA



¿En qué se parece un mono a un elefante?

En que ninguno de los dos se puede subir a un árbol....

Porque el mono que yo digo está muerto.

sábado, 9 de diciembre de 2017

La yegua trotona (cuento)

Le aconsejo que no vaya por ese camino, magistrado, y mucho menos a estas horas. Le va a coger la noche y el agua. La mala noche. Es un camino difícil y pasan cosas raras. Tenga cuidado con la ciénaga y los derricaderos. Y tenga pendiente que si se mete en el arenal se lo traga con todo y montura.El magistrado tenía que estar temprano en el tribunal y salió de Samaná para Sánchez en la yegua trotona. Era la misma ruta que tomaba cuando viajaba a San Francisco (cinco o seis horas a caballo y otras tantas en tren). La yegua trotona se la conocía de memoria.

lunes, 4 de diciembre de 2017

VOZ CLAMANDO EN EL ESTIÉRCOL

        Pedro Conde sturla
       17 de octubre de 2007

        Aquel domingo del 23 de diciembre del año 1511, desde el púlpito de algún templo de la ciudad de Santo Domingo, Fray Antonio de Montesinos lanzó a los cuatro vientos el célebre sermón de adviento, Ego vox clamantis in deserto (Yo soy la voz que clama en el desierto), en el que denunciaba sin tapujos los abusos que se cometían contra los nativos de la isla.