Pedro Conde Sturla
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El sanguinario Alejandro (el Magno) conquistó el territorio con relativa facilidad, pero le resultó más difícil mantenerlo bajo su mando.
Afganistán fue alguna vez, durante el imperio persa, entre los años 550 y 330 a. C. el imponente escenario de una refinada civilización en Asia central. La parte norte coincidía aproximadamente con la provincia o satrapía llamada Bactria o Bactriana, un territorio montañoso de clima severo e inestable, que en esa época poseía importantes recursos hídricos: generosos manantiales, oasis, tierra fecunda:
Imperio persa
“…desde tiempos remotos la Bactriana fue una etapa importantísima y casi obligada para el tráfico comercial y la comunicación entre el Extremo Oriente, el subcontinente indio y la cuenca del Mediterráneo. Fue en la Bactriana donde se considera que el profeta Zoroastro predicó y ganó sus primeros adeptos”.
El sur y el norte están divididos por una cadena de montañas que los griegos llamaron Hindu Kush (Caucasus Indicus), creyendo al parecer que eran una prolongación del Cáucaso europeo:
“…es un macizo montañoso de aproximadamente 1,000 kilómetros , situado a caballo entre Afganistán y el noroeste de Pakistán, la prolongación más occidental de las cordilleras del Himalaya. Gran parte de este sistema orográfico supera los 5,000 mil metros de altitud sobre el nivel del mar y en su parte más elevada llega a unos 7,690” . Es uno de los más altos rascacielos naturales del mundo.