sábado, 10 de noviembre de 2018

SIETE AL ANOCHER (serie completa)

SIETE AL ANOCHECER (1)
Pedro Conde Sturla



Al querido Jefe siempre le decíamos que se cuidara, que no anduviera sólo, que había mucha gente mala y envidiosa en este país, se lo decíamos a cada rato una vez y otra vez  cuando venía de visita, se lo repetíamos sin cesar querido Jefe, una y otra vez querido Jefe, cuídese mucho, querido, que el país lo necesita, que nadie puede ocupar su lugar. Se lo decíamos a coro mis dos hermanas y yo, las tres que habíamos quedado bajo su manto protector por expreso deseo de nuestro padre, el deseo de un padre amoroso en lecho de muerte. En él había encontrado nuestro progenitor un amigo, un mentor, un hermano. En él sus hijas encontraron otro padre, un tutor, un benefactor, un abnegado educador, un refugio, un amante, un marido.

SIETE AL ANOCHECER (10)

Pedro Conde Sturla
12 de noviembre 2018

El Jefe se lo dió todo. 
Con su natural desprendimiento y generosidad se lo dio y se lo ofreció todo, lo colmaba de honores, se hacía acompañar de él en los grandes desfiles militares, en las conmemoraciones de nuestras gloriosas fechas patria, le hacía las más finas distinciones, le concedía toda su admiración y respeto. Pero Desiderio era un malagradecido, un envidioso, un engreído. Él hubiera querido ser el elegido. Elegido como el querido Jefe casi por voluntad popular. Él ansiaba ocupar el cargo que no se había ganado. Lo cegó su ambición, su ceguera lo condujo a la traición. Decidió obtener por la vía de las armas lo que no podía conseguir con el voto de todo un pueblo y esa fue su perdición.

Desiderio Arias

viernes, 9 de noviembre de 2018

EL ANTICRISTO EN PALACIO

(fragmento)
Pedro Conde Sturla

Su Santidad hizo a un lado el cálido edredón de plumas de ganso y se sentó al borde de la cama con un esfuerzo sobrehumano, y por segunda vez, cuando intentó decir sus oraciones, lo castigó un sabor amargo como retama en el cielo de la boca. Casi al mismo tiempo sus pies hicieron contacto con un objeto frío que no podía ser la alfombra. Atrapado en el fuego cruzado de sensaciones adversas y simultáneas, temió que se le hubiese fundido un circuito del cerebro, alguno de los cables del juicio. Incrédulo, se inclinó hacia delante para poder ver lo que creía, aunque no quisiera verlo ni creerlo. El cardenal Wizchinsky, su ayudante de cámara, secretario personal de primera clase, amigo y confidente de toda una vida, compañero por más de cinco años en las inmundas cárceles polacas, un hombre santo de toda santidad, que nunca en su vida había probado el alcohol ni las mujeres, ni cometido pecado de intención o de hecho, el mismo hombre en cuyo cuerpo se manifestaban los estigmas de Cristo durante las conmemoraciones solemnes de Semana Santa, el reverenciado y sufrido cardenal Wizchinsky dormía de bruces al pie de la cama, desnudo como un cachorro, con una copa vacía en la mano y una hermosa rosa roja colocada en el inverosímil florero de la espalda, allí donde la espalda pierde el nombre. Colocada, para decirlo así poéticamente con palabras que el inmortal Quevedo aprobaría, en el mismo trayecto del culo.

viernes, 2 de noviembre de 2018

martes, 30 de octubre de 2018

La mitología griega al alcance de todos

Pedro Conde Sturla

18 de abril 2016

La mitología era parte fundamental de la religión de los griegos y hoy en día poca gente cree en ella, aunque muchos rasgos doctrinales y rituales sobreviven.


Los dioses griegos bebían, se emborrachaban, mentían, engañaban, intrigaban, se enamoraban, traicionaban, sentían celos unos de otros y a veces de los comunes mortales, eran viciosos, libertinos, promiscuos, “maquinaban odiosas acciones”,  mataban, cometían adulterio, faltaban a casi todos los mandamientos y además conspiraban, sostenían cruentas luchas por el poder y todo lo que usted pueda imaginar. Tenían además una especie de humor negro muy negro, tal y como lo describe el romano Apolodoro en su “Biblioteca mitológica”.
Así, durante la primera gran conspiración celestial, el primer golpe de estado celestial, la rebelión contra Urano incluye el uso de una guadaña para cercenar su equipo colgante, lo castran al pobre Urano sin misericordia, ¡al padre de los dioses! Toda una crueldad y una falta de respeto.
Más adelante, durante la segunda conspiración (esta vez contra Crono, el que devoraba a sus hijos, el mismo que empuñó la guadaña contra Urano,), los conjurados emplean un purgante:
Castración -Urano

EL PRÍNCIPE DE MAQUIAVELO

Pedro Conde Sturla
3 de septiembre de 2012
 

[Tres pequeños grandes libros sacudieron las ideas y la moral del Renacimiento. La “Utopía” de Tomás Moro, el “Elogio de la locura” de Erasmo de Rotterdam y la obra póstuma de Nicolás Maquiavelo, “El príncipe”, famosa entre todas las famosas y la más digna –o indigna-  de antología  por el valor en sí de la pieza.
Todas gravitan sobre el pensamiento universal, aunque muy pocos las conocen más que de nombre, salvo los políticos ilustrados, y generalmente malvados, que de ella se nutren.
Todavía se discute si Maquiavelo fue un cínico que propuso una tesis para gobernar al margen de la moral y la ética, o si quiso denunciar una práctica aberrante, o quiso dejar un manual para el mejor de todos los gobiernos.
De hecho lo que hizo fue fundar la ciencia política. Teorizar, trasponer desde el terreno de la práctica al terreno de las ideas, como decía mi profesor de historia del arte moderno: Julio Carlo Argán.

domingo, 28 de octubre de 2018

COSMOGONÍAS Y TEOGONÍAS: EGIPTO (1-2)

Pedro Conde Sturla
 21 de marzo / 28 de marzo 2016

Cosmogonías y teogonías: Egipto (1)

La producción espiritual de la existencia reproduce de muchas maneras las condiciones de la producción material de la existencia y en Egipto solo era posible gracias al Nilo, fuente de irrigación, de alimentación y de transporte, fuente de inspiración, río manso, educado, el más largo del mundo y el de mejor temperamento.

En el principio era el agua, generalmente el agua, el agua “primordial”. Agua y dioses acuáticos en Mesopotamia, agua y dioses acuáticos en el fértil valle del río indo, agua y dioses acuáticos en la cuenca del río amarillo de China, agua y dioses acuáticos en la inmensa  laguna de Tenochtitlan.
De una u otra forma, está presente el agua. A veces como “Una enorme masa líquida y amorfa en la que residían las fuerzas de la creación y de la destrucción, apoteósicamente enfrentadas en los comienzos del proceso creativo, o lo que es lo mismo, en el paso del caos al cosmos”.[1]
La producción espiritual de la existencia reproduce de muchas maneras las condiciones de la producción material de la existencia y en Egipto solo era posible gracias al Nilo, fuente de irrigación, de alimentación y de transporte, fuente de inspiración, río manso, educado, el más largo del mundo y el de mejor temperamento. No sorprende, pues, que en la más conocida de las cosmogonías de Egipto, la que surgió en Heliólopis (con más de cinco mil años de antigüedad), se hable de “un océano primordial llamado Num, del cual brotó un primer terruño en el que pudo posarse la primera deidad autocreada, denominada Atum-Ra” A continuación remontó vuelo “sobre esa primera colina con forma de pirámide y dio inicio a la primera generación de dioses”.[2] Sus descendientes, Osiris, Isis, Seth y Neftis parejas de gemelos  divinos de segunda generación, serían, junto a Horus,  los más importantes y venerados a través de cuarenta siglos de una de las más brillantes civilizaciones. 
Según explica Francisco López, “La historia de Isis y Osiris es  la leyenda más importante de toda la mitología egipcia, por lo  que ha estado abierta siempre a diferentes interpretaciones. 
No existe una reconstrucción exacta de toda la leyenda, salvo 
el ‘Tratado de Isis y Osiris’ de Plutarco, relato helenizado de 
la tradición popular. Son textos sueltos e inscripciones que 
permiten reconstruir la leyenda casi por completo. No 
obstante existen grandes diferencias entre la versión de los 
Textos de las Pirámides, que podríamos considerar como la 
más egipcia, y la obra de Plutarco, posiblemente debido a que 
 Plutarco trató de dar una visión más helenizada del mito, y 
como el mismo dice ‘eliminando de él todo lo que pudiese 
haber de inútil y superfluo’ por resultar absurdos o 
incomprensibles en el mundo griego”.[3] 


sábado, 27 de octubre de 2018

Siete al anochecer (8)

Pedro Conde Sturla
27 octubre 2018

Virgilio Martínez Reyna. 



La más bella revolución de América
(segunda parte)
La caravana de insurrectos del movimiento cívico y militar se encontraba en ese momento en la llamada curva de la U, una fatídica curva que serpenteaba en una cumbre de la carretera de Santiago a Santo Domingo, una curva cerrada y peligrosa como su nombre indica, de la cual se habían desbarrancado incontables conductores imprudentes.
Unos días antes, los insurrectos habían recibido, por fina gentileza del brigadier Trujillo, un cargamento de armas procedente de la capital. Después tomaron heroicamente por asalto la fortaleza de San Luis con esporádicos disparos al aire que los custodios del recinto respondieron, por órdenes o sugerencias del mismo brigadier Trujillo, con esporádicos disparos al aire.  
Las victoriosas tropas, en un número indeterminado de varios cientos o unos pocos miles de hombres mediocremente armados, se pusieron lentamente en marcha hacia la capital. Toda una revolución  casi triunfante.  
Cuando el brigadier Trujillo recibió de su presidente las concisas órdenes de mandar tropas a detener el avance de los rebeldes, hizo lo que de él podía esperarse: las incumplió puntualmente al pie de la letra. Los dejó pasar, simplemente pasar.
El 26 de febrero entraron a Santo Domingo a tiro limpio, tiros también al aire y al desgaire. Nadie o casi nadie ofreció resistencia, por supuesto, a excepción de Trujillo.Trujillo se atrincheró en la fortaleza Ozama para que no cayera en manos enemigas y en ningún momento dejó de manifestar su lealtad, su irrestricto apoyo al gobierno. Lo siguió apoyando desde la fortaleza hasta que Horacio se asiló y el gobierno finalmente dejó de existir. Trujillo, obligado por la fuerza de las circunstancias, aceptó el fait accompli, el hecho consumado. La más bella revolución de América había triunfado, parcialmente triunfado.
Horacio Vásquez y Estrella Ureña se reunieron en la sede de la Legación de los Estados Unidos, que era la verdadera sede de gobierno, y llegaron a un acuerdo. Estrella sería nombrado Secretario de Estado de Interior, Horacio renunciaría, Estrella asumiría la presidencia provisional y la asumió, en efecto, el día 2 de marzo de 1930. Tenía el encargo de organizar unas elecciones en las ni él ni
Trujillo podían ser candidatos.
Como medida profiláctica para evitar desórdenes y derramamiento de sangre, Trujillo le aconsejó y llevó a cabo el desarme de los expedicionarios de Santiago. Estrella acaba de ser nombrado presidente, pero ya no presidía. Trujillo era el hombre fuerte. El hombre al mando. El tutor y el garante de la nación.
Estrella se convirtió como quien dice en un preso de confianza. A los pocos días de su juramentación, los presidentes de las cámaras de diputados y senadores fueron desconsiderados por la guardia durante una visita que le hicieron. El 18 de marzo, dieciséis días después de haber asumido el cargo, Estrella se quejó ante la legación norteamericana de que Trujillo lo estaba degradando y pidió que el Departamento de Estado emitiera una declaración reiterando su oposición a una candidatura o un gobierno de Trujillo. El Departamento de Estado no accedió.
Horacio Vásquez se enteró muy tarde de que había sido traicionado por Trujillo, pero aún más tarde se enteraron los demás.
Gustavo Estrella, hermano del presidente, se lo diría en la mansión presidencial y en su cara, que lo habían engañado como a un niño, que su única alternativa era matar a Trujillo o darse a la fuga. Dos cosas muy difíciles de lograr. Trujillo ya era el jefe, o más bien el dueño de la guardia. 
Pronto comprendería Estrella y los demás integrantes del movimiento cívico militar que el brigadier no sólo los había engañado a todos, sino que de su terrible, demoníaca naturaleza solo conocían una parte. La bestia, eso lo sabrían pronto, no estaba dispuesta a compartir ni siquiera superficialmente el poder con quienes habían sido, voluntaria o involuntariamente, sus cómplices o aliados.
El acuerdo al que se había llegado en la sede de la legación norteamericana le cerraba en apariencia el paso a la candidatura deTrujillo y del mismo Estrella, pero no preveía que la situación del país pudiera alcanzar un grado tal de descomposición que hiciera necesario la adopción de medidas extremas. EntoncesTrujillo tomó medidas para descomponer el país.
Bandas de matones incontrolables, militares con traje de civil y uniformados se desperdigaron por los principales pueblos y ciudades, cometieron todo tipo de crímenes y tropelías, fomentaron el desorden, organizaron el terror, sumergieron el país en el caos. El tres de abril fueron ametrallados los vehículos de unos dirigentes políticos que regresaban de Montecristi. En La Romana se produjo un escandaloso hecho de sangre en el que tomó parte Pedro o Pedrito Trujillo, el menos agresivo de los hermanos de la bestia en opinión de Robert D. Crassweler.
 A finales de abril, la legación norteamericana reportó que la ley había dejado de existir y se declaró incompetente para reportar los cientos de episodios que involucraban la violación de derechos humanos. El clima del terror de la República Dominicana había vuelto a ser, como dice Crassveller, peor que en la época de Ulises Hilarión Heureaux Lebert, alias Lilis.
En semejante situación, la aparente reticencia de la legación norteamericana en relación a la candidatura de Trujillo se resblandeció. Ahora parecía prudente apoyar la candidatura de un hombre fuerte como Trujillo para restablecer el orden aunque ese mismo Trujillo fuese el causante del desorden. De hecho eso fue lo que sucedió.
Dos partidos políticos, la Confederación y la Alianza, proclamaron por un lado a Trujillo y Estrella Ureña, y por otro lado a Federico Velázquez y Ángel Morales como candidatos a la presidencia y vicepresidencia de la nación.
Las elecciones, que tuvieron lugar el día 16 de mayo, fueron ejemplares en un sentido retorcido de la palabra. Desde que se anunció la candidatura del brigadier Trujillo y el general Estrella Ureña, con el beneplácito y el apoyo disimuladamente implícito del Departamento de Estado de los Estados Unidos, recrudeció la presión, aceleró la marcha la maquinaria del fraude, la intimación, la represión, el terror. Trujillo ganaría a las buenas o por las malas, preferiblemente por las malas. Eso ya se sabía.
El día 7 de mayo, la Junta Central Electoral renunció en pleno. Una nueva junta encabezada por Roberto Despradel y otros incondicionales de Trujillo fue creada por el presidente Jacinto Peynado, otro incondicional que sustituía en ese momento a Estrella Ureña en la presidencia por encontrarse éste en licencia.
El 15 de mayo, apenas un día antes de las elecciones, la oposición y todos los opositores renunciaron y denunciaron inútilmente la farsa electoral.
Para Trujillo y Estrella Ureña el torneo del 16 de mayo fue todo un éxito, ganaron sin oposición por aplastante mayoría, con un número superior de votos que de votantes.
Se acudió entonces a un tribunal, una corte, a la institución judicial correspondiente para que se pronunciara en torno a la validez del proceso, pero una banda de matones portando ametralladoras penetró a la sala donde los jueces deliberaban y se produjo, como dice Crasweller, la capitulación del poder judicial.
Quedaba en pie todavía el poder legislativo, el congreso, un congreso obsequioso que el día treinta de mayo, precisamente el 30 de mayo reconoció al gobierno emanado de las urnas. De esas urnas funerarias surgió la bestia chorreando lodo y sangre.
Apenas era presidente electo, pero ya estaba en el poder, lo había estado desde antes. Tan seguro se sentía de sus propias fuerzas y del apoyo incondicional que le brindaban sus amos del norte, que no vaciló en desatar una oleada represiva para acallar las voces de protesta contra el fraude que se extendían por todo el país.
Su .primer acto no oficial como presidente electo, apenas un día después de su confirmación fue el vulgar y terrorífico asesinato de Virgilio Martínez Reyna y Altagracia Almanzar, la esposa embarazada que esperaba su primer hijo.
Bibliografía:
Robert D. Crassweller, Trujillo: the life and times of a caribbean dictator.



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viernes, 26 de octubre de 2018

LA. BIBLIOTECA DE UN REY LLAMADO ASURBANIPAL

Pedro Conde Sturla

11 de julio/ 18 de julio1916



Un rey llamado Asurbanipal

Por todo lo que se ha dicho es posible llegar a la conclusión de que una de las cosas que más contribuyeron a la mal ganada mala fama de Asurbanipal es el hecho de que sabía leer y escribir

Asurbanipal –el último gran rey de Asiria– es un personaje histórico deformado por la leyenda. Se lo conoce por varios nombres y personalidades como los de Osnaper en el Antiguo testamento, Sardanapal entre los griegos, Sardanapalus entre los romanos y Sardanápalo en castellano.
El que describen los griegos “fue un príncipe afeminado e indolente, que abandonó el gobierno a sus favoritos para entregarse a los vicios exclusivamente. Esto produjo tales desórdenes en el imperio, que el descontento se hizo general y por último, se manifestó en una revolución acaudillada por Arbaces, generalísimo de las tropas, y Belesis gran sacerdote y gobernador de Babilonia. Sardanápalo salió de su inacción y venció a los rebeldes en varios combates; pero como había aumentado la deserción en sus tropas, se encerró en Ninive, donde resistió un largo sitio, y cuando se vio perdido, prendió fuego a su palacio y se abrasó en él con sus tesoros y sus mujeres”.
Es el Sardanápalo en que se inspiraron músicos y poetas famosos y el no menos famoso pintor Eugène Delacroix. El Sardanápalo del impresionante óleo sobre lienzo de casi cuatro por cinco metros que se exhibe en el museo del Louvre:

Delacroix. La muerte de Sardanapolo (1827)


jueves, 25 de octubre de 2018

LA BIBLIA DE JEFFERSON


La Biblia de Jefferson

Pedro Conde Sturla





[A pesar del fundamentalismo calvinista que gravitaba sobre la sociedad colonial norteamericana en su variante más radical (el puritanismo), la mayoría de los líderes y figuras históricos de la revolución independentista de 1776 eran partidarios -cuando no exponentes destacados-, de las ideas radicales de la Ilustración, y el modelo que tomaron para la construcción del naciente estado fue calcado literalmente de la “utopía” que proponía Montesquieu: la separación de poderes.

Benjamín Franklin, Thomas Jefferson, George Washington, Ethan Allen y Thomas Paine, entre otros, eran deístas, una especie de mala palabra en esa época. Los deístas -como los cipreses-, creen en Dios, un dios infinitamente relojero, creador de un universo sujeto a leyes invariables, que no se revela, que no se manifiesta más que a través de la naturaleza, que no interviene en los asuntos internos de su   creación, un dios que se llama Dios y al que nadie conoce. Es una creencia racional en Dios que reniega de todo tipo de evento sobrenatural. No acepta dogmatismos, ni credos, ni libros sagrados de ninguna religión. Dios es Dios y sólo Dios.

Thomás Jefferson, tercer presidente norteamericano   (nada en común con el comunismo ateo y disociador que yo    practico para ejercer la discordia y causar desasosiego, como  le gustaba a Saramago) fue más allá de deístas y racionalistas y escribió un libro llamado "La vida y moralejas de Jesús de Nazaret". Es la llamada Biblia de Jefferson, basada en la del monarca inglés James, la Biblia King James.

Al viejo testamento lo descartó de plano por su fantasía y crueldad mitológicas, propia del pueblo judío. Los cuatro evangelios canónicos, aquellos que impuso Constantino en el Concilio de Nicea en el año 326, los recortó con tijera y fue ordenando uno por uno los acontecimientos narrados en estricto orden cronológico y a la vez despojándolos de milagrerías y brujerías. No hay ángel de anunciación en la “Biblia” de Jefferson, no hay reyes magos, no hay masacre de los inocentes, no hay Espíritu Santo, no hay Santísima Trinidad, no hay resurrección. Jefferson separó las enseñanzas éticas de los dogmas y elementos sobrenaturales que corrompían, a su juicio, el mensaje de Cristo. Rescató, según sus palabras, la filosofía de Jesús y la pureza de sus 
pensamientos, despojándolos de las vestimentas artificiales 
con que habían sido distorsionados por sacerdotes que los 
habían convertido en una grotesca imitación o parodia, como instrumento de poder y riqueza para ellos mismos.

Queda, en la Biblia de Jefferson, la idea de un Jesucristo que encarna el ejemplo más grande de la humanidad: “De todos los legados de moralidad, antiguos o modernos que he estudiado, ninguno me parece más puro que el de Jesús” PCS].



CAPÍTULO 1.

1 Aconteció en aquellos Días que Salió un edicto de parte de César Augusto, para levantar un censo de todo el mundo habitado.
    2   Este primer censo se Realizó mientras Cirenio era gobernador de Siria.
    3   Todos iban para inscribirse en el censo, cada uno a su ciudad. 

    4   Entonces José también Subió desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David que se llama Belén, porque él era de la casa y de la familia de David,
    5   para inscribirse con María, su esposa, quien estaba encinta.
    6   Aconteció que, mientras ellos estaban Allí, se cumplieron los Días de su alumbramiento,
    7   y dio a luz a su hijo primogénito. Le Envolvió en pañales, y le Acostó en un pesebre, porque no Había lugar para ellos en el Mesón.
    8   Cuando se cumplieron los ocho Días para circuncidar al niño, llamaron su nombre Jesús.
    9   Cuando cumplieron con todos los requisitos de la ley del Señor, volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret.
    10   El niño Crecía y se Fortalecía, y se llenaba de Sabiduría; y la gracia de Dios estaba sobre él.

En ese tiempo, Jesús Pasó por los sembrados en Sábado. Sus Discípulos tuvieron hambre y comenzaron a arrancar espigas y a comer.
    50   Y al verlo los fariseos, le dijeron: Mira, tus Discípulos hacen lo que no es Lícito hacer en el Sábado.
    51   El les dijo: ¿No habéis Leído qué hizo David cuando tuvo hambre él y los que estaban con él;
    52   Cómo Entró en la casa de Dios y comieron los panes de la Presencia, cosa que no les era Lícito comer ni a él ni a los que estaban con él, sino Sólo a los sacerdotes?
    53   ¿Tampoco habéis Leído en la ley que en los Sábados los sacerdotes en el templo profanan el Sábado y quedan sin culpa?

Partió de Allí y fue a la sinagoga de ellos.
    55   Y he Aquí Había un hombre que Tenía la mano paralizada; y para acusar a Jesús, le preguntaron diciendo: ¿Es Lícito sanar en Sábado?
    56   Pero él les dijo: ¿Qué hombre hay entre vosotros que tenga una oveja, que si ésta cae en un pozo en Sábado, no le Echará mano y la Sacará?
    57   Pues, ¡Cuánto Más vale un hombre que una oveja! De manera que es Lícito hacer bien en Sábado.
    58   También les dijo: El Sábado fue hecho para el hombre, y no el hombre para el Sábado.



CAPÍTULO 17.

Los que pasaban le insultaban, meneando sus cabezas,

37 y diciendo: Tú que derribas el templo y en tres Días lo edificas, ¡Sálvate a ti mismo, si eres Hijo de Dios, y desciende de la cruz!

38 De igual manera, aun los principales sacerdotes junto con los escribas y los ancianos se burlaban de él, y Decían:

39 A otros Salvó; a Sí mismo no se puede salvar. ¿Es rey de Israel? ¡Que descienda ahora de la cruz, y creeremos en él!

40 Ha confiado en Dios. Que lo libre ahora si le quiere, porque dijo: Soy Hijo de Dios.

41 Uno de los malhechores que estaban colgados le injuriaba diciendo: ¿No eres Tú el Cristo? ¡Sálvate a ti mismo y a nosotros!

42 Respondiendo el otro, le Reprendió diciendo: ¿Ni siquiera temes Tú a Dios, estando en la misma Condenación?

43 Nosotros, a la verdad, padecemos con Razón, porque estamos recibiendo lo que merecieron nuestros hechos; pero éste no hizo Ningún mal.

44 Y Jesús Decía: Padre, Perdónalos, porque no saben lo que hacen.

Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María esposa de Cleofas y María Magdalena.

46 Cuando Jesús vio a su madre y al Discípulo a quien amaba, de pie junto a ella, dijo a su madre: Mujer, he Ahí tu hijo.

47 Después dijo al Discípulo: He Ahí tu madre. Y desde aquella hora el Discípulo la Recibió en su casa.

Como a la hora novena Jesús Exclamó a gran voz diciendo: ¡Elí, Elí! ¿Lama sabactani? que significa: Dios Mío, Dios Mío, ¿por qué me has desamparado?

49 Cuando algunos de los que estaban Allí le oyeron, Decían: Este hombre llama a Elías.

50 Y de inmediato uno de ellos Corrió, Tomó una esponja, la Llenó de vinagre, y poniéndola en una caña, le daba de beber.

51 Pero otros Decían: Deja, veamos si viene Elías a salvarlo.

52 Pero Jesús Clamó otra vez a gran voz y Entregó el Espíritu.

53 Estaban Allí muchas mujeres mirando desde lejos. Ellas Habían seguido a Jesús desde Galilea, sirviéndole.

54 Entre ellas se encontraban María Magdalena, María la madre de Jacobo y de José, y la madre de los hijos de Zebedeo.

55 Entonces los Judíos, por cuanto era el Día de la Preparación, y para que los cuerpos no quedasen en la cruz en el Sábado (pues era el Gran Sábado), rogaron a Pilato que se les quebrasen las piernas y fuesen quitados.

56 Luego los soldados fueron y quebraron las piernas al primero, y después al otro que Había sido crucificado con él.

57 Pero cuando llegaron a Jesús, como le vieron ya muerto, no le quebraron las piernas;

58 pero uno de los soldados le Abrió el costado con una lanza, y Salió al instante sangre y agua.

59 Después de esto, José de Arimatea, que era Discípulo de Jesús, aunque en secreto por miedo a los Judíos, Pidió a Pilato que le permitiese quitar el cuerpo de Jesús. Pilato se lo Permitió. Por tanto, él fue y Llevó su cuerpo.

60 También Nicodemo, que al principio Había venido a Jesús de noche, fue llevando un compuesto de mirra y áloes, como cien libras.

61 Tomaron, pues, el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en lienzos con las especias, de acuerdo con la costumbre Judía de sepultar.

62 En el lugar donde Había sido crucificado Había un huerto, y en el huerto Había un sepulcro nuevo, en el cual Todavía no se Había puesto a nadie.

63 Allí pusieron a Jesús,

64 y luego hizo rodar una gran piedra a la entrada del sepulcro, y se fue.


pcs, viernes 16 de julio de 2010