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domingo, 21 de abril de 2019

CHAPITA: HISTORIA CRIMINAL DEL TRUJILLATO (1-11).

Pedro Conde Sturla
17 de diciembre de 2018/25 de febrero de 2019 


Chapita (1) 

…bailemos un merengue de espaldas a la sombra / de tus viejos dolores, / más allá de tu noche eterna que no acaba, / frente a frente a la herida violeta de tus labios / por donde gota a gota como un oscuro río / desangran tus palabras. / Bailemos un merengue que nunca más se acabe, /bailemos un merengue hasta la madrugada: / el furioso merengue que ha sido nuestra historia.
Franklin Mieses Burgos
Paisaje con un merengue al fondo

Doña Julia Molina de Trujillo, como especie de caja de Pandora, parió una fiera tras otra en fila india, una más mala que la anterior y la posterior y viceversa. De su vientre  salieron todos malos. Allí no había términos medios, solo había malos y malas y peores, demonios y demonias. La futura Excelsa Matrona sabía parir, no cabe duda, aunque paría de mal en peor. Y una de esas fieras, quizás la más fiera de todas las fieras, estaba marcada por el destino, por el azar, la predestinación, por la historia y las circunstancias, por la suerte o por designios del imperio, por las fuerzas de ocupación norteamericanas, por lo que ustedes quieran.
El predestinado debutó en la escena nacional e internacional como un héroe de mil batallas a juzgar por los títulos militares que se concedió. No se conformó con el rango de general, tuvo que ser generalísimo, un rango que, sin embargo, le quedaba corto a su ego. El generalísimo era un megalómano como todos los de su clase, como sus contemporáneos y cofrades, los generalísimos Francisco Franco y  Chiang Kai-shek, con la diferencia de que el generalísimo criollo no participó nunca en batalla alguna y solo estuvo en guerra contra su pueblo. No carecía, por supuesto, de una adecuada formación militar porque las tropas del imperio se habían ocupado de ello, pero al parecer se graduó de generalísimo por correspondencia o por obra y gracias de sus aduladores.
A lo largo y a lo ancho de su vida le otorgaron o se hizo otorgar innumerables títulos que, sólo por casualidad, no incluían ninguno de nobleza. Así fue, entre otras cosas, Benefactor de la Patria y Padre de la Patria nueva, Primer maestro dominicano y Generalísimo Doctor Rafael Leonidas Trujillo Molina. El supremo pato macho de la República Dominicana y el Caribe durante más de treinta años de tiranía.
Chapita
En realidad, sus títulos eran demasiados para ser contados. Uno de los más curiosos era el de Generalísimo Invicto de los Ejércitos Dominicanos.